viernes, 5 de junio de 2015

FRANKLIN CISNEROS, HACER POLÍTICA PARA NO HACER LA POLÍTICA

Tenemos el deber como  opositores de este régimen de legitimar a la oposición. No deslegitimarla es empezar por conocer quiénes  somos los integrantes de éste archipiélago que constituimos todos nosotros y dar el paso de aceptarnos como actores del presente .Pareciera un  hacer política, para no hacer la política apropiada, acertada, asertiva,  que deberíamos estar acordando y ejecutando de caras a las exigencias del momento.  La conducta socio-política, nos exige a todos debida atención.  Deshagamos  ese bastardo oxímoron.
  La  vibrante dinámica política en la Venezuela de hoy  requiere  direccionalidad. La suma de las partes de éste legendario hacer de la humanidad, ya  trae implícita su diferencia. Es su esencia. Corresponde al arte la delicada praxis de armonizarla. Es el reto del presente. Es el escollo a superar para encontrarnos en ésta realidad que somos. Hacernos ver. Vernos. Tomar la iniciativa de aceptarnos, de comprendernos, de valorar la utilidad del diálogo y practicarlo. Abrir canales de comunicación inter sectores de toda naturaleza. La oposición debe construirse como entidad, de hecho lo es, pero sin la articulación necesaria para dinamizarse,  hacerla promotora y creadora de encuentros permanentes, de intercambios de ideas, iniciativas,  propuestas y de  proyectos que involucre a los  militantes,  simpatizantes  e impacte en el entorno comunitario. La sociedad espera eso. Lo anhela. Es el tema. Lo necesitamos activado. Es lo procedente. Obviarlo es un acto irresponsable de quienes tienen mandatos de los ciudadanos para éstas lides. Esperamos ejemplos en concordancia  con el mayúsculo reto que tenemos en éste  presente nuestro. Si bien es responsabilidad de todos, no tenemos excusas para eludirlo, el escenario está dispuesto, espera por los actores de primer orden. Según el reparto, la escena  subsiguiente, corresponde a todos. La apertura al liderazgo, quien tiene el rol de convertir  el escenario en un acto participativo. Donde emociones y razones  se entrompen hasta llegar al triunfo de entenderse y definir la  política apropiada que exige la historia que escenificamos hoy.
¿Los cultores?.  Ciertamente, como se ha afirmado, el  mandato histórico nos compromete a todos, él impone. Corresponde actuar a partir de cada quien. La responsabilidad es integral e integradora, además. Empecemos por estar conscientes del meollo del cual somos corresponsables, en la medida que nos toca a cada quien, por acción u omisión. No hay espacio para mea culpa, de allí el inevitable acto de conciencia. Se ha hecho algo tarde, afortunadamente  aún no ha concluido la trama, se espera el capítulo estelar. El público está expectante. La euforia está contenida.
Espero, como ciudadano opositor,  que  se esté avanzando en esa dirección, probablemente hayan estrategias en pleno desarrollo. De ser así, se estaría atendiendo  al ideal intuitivo que gravita en el país actual, por tanto, las velas estarían aprovechando el viento a favor de la esperanza y de los intereses de la mayoría de la población,  sin exclusión. Las excepciones corresponden al  libre albedrío.
No pretendo sentar cátedra alguna, no soy catedrático, a quienes  admiro y respeto. Soy sí, un aspirante consuetudinario, a  elector, quien se niega rotundamente a perder su voto a favor de un país libre, independiente  y autónomo, dueño de sí mismo:  Armado de un profundo egoísmo esclarecido, tal como suele decir mi amigo Edgardo García Larralde:. Sí mi  entorno inmediato y mediato está bien, entonces yo debo estar bien. Razón por la cual considero que  la política que no esté orientada hacia  la suma de  esfuerzos para el diálogo necesario, sobre todo  en el terreno de la oposición, conspira en contra de las probabilidades de construir el clima político idóneo para acometer el plan  de re-composición que desvíe  al país de la ruta hacia el “Armagedón”,  trazada  por quienes hoy lo dirigen.
Los venezolanos necesitamos de la puesta en práctica de una política que  nos convoque a todos. Es una incongruencia  sostener una línea política que no apunte a la unidad, no me refiero  al ente, sino a la antítesis del acuerdo necesario, mediante el cual tengan resonancia todas las opciones que pugnan y compiten  por la democracia.  Es imperativo ciudadanizar el tema. Esa porción de legitimidad es prelativa al acto del votar,  el cual, la refrenda. Los ciudadanos debemos  ayudar a construir los espacios de encuentro, en la misma medida que apoyemos las válidas opciones.
Franklin Cisneros             
cisnerosfrankn@gmail.com                  

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