viernes, 19 de junio de 2015

DOMINGO ALBERTO RANGEL, LAS ISLAS MALVINAS NO SON LA GUYANA ESEQUIBA

Ni los militares venezolanos son los argentinos de Galtieri, ni ha habido interés nuestro en el tema, por más de cien años…

Los militares argentinos, como todos los del mundo, salvo los del Tibet, que son chinos, tienen planes, elaborados al detalle, para invadir los vecinos, o ver qué pueden hacer, en caso de ser ellos víctimas de una invasión.

Es normal porque la función de una Fuerza Armada es defender el territorio propio, lo cual no ha sido óbice para que en algunas circunstancias los militares invadan, y me refiero a Latinoamérica y otras localidades del sub desarrollo, áreas de la economía o del gobierno que no les incumbe como institución, porque mejor las administra la sociedad civil.

Nada nuevo pero hace 40 años los militares argentinos administraban –y eso es un “decir”- el presupuesto y la vida de los ciudadanos. Hacían lo que les venía en gana en todas las áreas de la economía poniendo mucho énfasis en cuanto al valor de la moneda –que iba en picada- y el control de cambios que enriqueció a muchos uniformados. No consultaban a nadie, pero lo hacían “democráticamente”.

Eso es historia pero cabe recordar no vaya a ser que se repita la dosis en Venezuela.

En ese tiempo la moneda argentina se derrumbaba y la población emigraba por cientos de miles.

Unos argentinos se largaban al extranjero porque se morían de hambre en el país granero del mundo. Otros porque cuando no hay razones para convencer al ciudadano, los gobiernos, sean encabezados por civiles, militares o caballos, como sucedió en la antigua Roma, recurren al terrorismo de estado y a la represión brutal para mantenerse en el poder.

Aun así los militares argentinos pensaban organizar una elección que sería ganada por el general o almirante escogido por el Alto Mando castrense.

Tenían una especie de señor Lucena contando votos etc.

Pero según las encuestas el gobierno militar argentino iba a perder esas amañadas elecciones porque nadie iría a votar por ellos en semejante farsa.

Así las cosas, el Alto Mando argentino de la época echó mano de uno de los planes estratégicos pre elaborados, y, procedieron los argentinos a invadir unas islas situadas en el Atlántico sur, llamadas Malvinas por los argentinos y Falklands por sus habitantes, que nunca han querido ser gobernados ni por los militares de la patria de San Martín, ni por la señora Cristina, en tiempos recientes. Prefieren seguir siendo ingleses.

La invasión se llevó a cabo con meticulosidad mediática y piratería logística. Lograron hundir un buque británico los argentinos pero al final la alianza con USA, Chile y el Brasil, le dio a la Gran Bretaña una victoria indiscutida, sin tener que hacer uso de armas nucleares que como se sabe las tiene el ejército británico.

Volviendo al presente y a Venezuela, digamos que hay mentes ilusas de quienes ven a nuestro gobierno haciendo uso del guion argentino, para ganar unas elecciones que de no ser por la incapacidad de la oposición, las debería perder el presidente Maduro.

Nada nuevo porque los y las pitonisas proliferan en medio de la estupidez polarizada.

Es que en medio del circo donde vivimos cualquier persona puede sopesar si Nicolás Maduro, con el agua electoral al cuello, tras 2 años de “legado” que se traduce en estatismo socialista, militarización de “islas productivas” de la sociedad, empobrecimiento de la población, aunque la FAO diga lo contrario, escases y otras penurias, es capaz de imitar el guion argentino, llevar a cabo un acto nacionalista, como colocar boyas con banderas tricolores cerca del buque de la Exxon y vencer las encuestas, apoyados los candidatos del PSUV en la cantata nacionalista, una mejora del aprovisionamiento y en el empuje que la llamada Hegemonía Comunicacional, que ventajista como un pistolero del oeste gringo, pone al gobierno de Maduro a pelear con un contrincante fofo, ciego y amarrado.

Pero, ni Latinoamérica es un protagonista mundial y la guerra de Las Malvinas fue prueba de ello… ni Venezuela es el ombligo del mundo, como pretende el chavismo.

El actual impasse entre Guyana y Venezuela  y eso no se ha dicho, fue originado por la desidia del ex Canciller Ramírez, quien preocupado por otros manejos dejó pasar meses sin contestar un oficio guyanés. Esta desidia fue reparada, es justo decirlo, por Deisy Rodríguez.

Pero el impasse nacido alrededor de una tierra selvática que nuestra sociedad dejó en el abandono desde siempre, hasta que un gringo, en vísperas de morir, asustado por el Infierno, nos contó a los venezolanos cómo nos habían esquilmado, merced de la irresponsabilidad de las autoridades de Caracas, para aquel entonces –algún día escribiré sobre esto en el tono en el que los aspirantes a líderes de la sociedad no lo hacen, razón por la cual el pueblo está desinformado- terminará siendo negociado en otros lares, fuera del patio donde pastan las vacas de la OEA.

Y así será para evitar que se rompa el pacto entre el CARICOM y Venezuela, que simula ir contra de los Estados Unidos, cuando en realidad no se trata de eso.

La solución se va a pactar en la ONU, con Obama y los Castros haciendo el papel de mediadores.

El problema no está en las aguas porque allí Guyana está dispuesta a negociar.

El problema es que el nuevo Presidente guyanés, militar de carrera, no puede entregar la mitad del territorio de su país… a unos “hermanos” –nosotros- caracterizados porque la totalidad de la población ignora siquiera cómo se llega a esas selvas.

Y es que hasta los ex militares opositores no están dispuestos a pelear en el Esequibo y menos para cultivar la tierra.

No lucharan estos valientes contra la variopinta coalición de intereses que une a los guyaneses con los ingleses, gringos y brasileños –otros hermanos que callan… mientras terminan una carretera que cruza el territorio supuestamente “reclamado”-, sino con los mosquitos que abundan en la zona.

Situación que podría presentarse si al Comandante en Jefe le da por regalarles a esos generales patriotas unas hectáreas en el territorio “disputado”.

¡Ni que fuesen pendejos esos ex militares opositores, como tampoco lo son sus pares, militares activos, que cantan lemas chavistas pero no se van a dejar matar¡ : Unos están muy viejos y los otros andan ocupados en sus nuevos “menesteres” ligados a la economía y el bachaqueo.

En Venezuela las elecciones perdidas se ganan en el CNE sin echar un tiro o ser picado de mosquitos.

Eso sí, el barco de la Exxon no será molestado.

No en balde PDVSA tiene negocios con esa petrolera y como les debemos el “exprópiese” del fallecido… mejor dejamos para otra ocasión el temita.

Domingo Alberto Rangel
doalra@yahoo.com
@DomingoAlbertoR

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