Fue el nombre de una
serie de televisión de los años setenta y ochenta, válida para preguntar que le
ocurre a este país que desde hace cierto tiempo se suceden hechos que parecen
desmantelar la brújula moral y material que lo convirtió en la meta a imitar en
lo que respecta, la defensa de la
libertad, el respeto a los derechos ciudadanos y las condiciones de vida de su
población.
Durante décadas esta
nación ha sido el modelo de todos los que ansían progresar moral y
materialmente en un ambiente de amplias oportunidades, tolerancia, equidad, de
alta eficiencia laboral, en el que las autoridades están obligadas a actuar en
el marco de leyes que precisan y limitan sus facultades.
Más allá de
valoraciones políticas Estados Unidos sintetiza, libertad, práctica de los
derechos ciudadanos, y oportunidades para crear sin precedentes, mientras
ofrece condiciones para el desarrollo personal, material o espiritual, como
ningún otro en el mundo.
En consecuencia hay
quienes afirman que la sociedad estadounidense tiene la potencialidad necesaria
para ofrecer a las personas, en base a sus características, la posibilidad de
ser un ciudadano ejemplar, o conducirse como un depredador merecedor de las más
severas sanciones.
No existe la
intención de presentar un país perfecto,
pero en comparación a otras naciones la mayoría de los ciudadanos y
funcionarios públicos, electos o no, actúan en base al derecho y respetan las
leyes de las diferentes instancias gubernamentales.
Estos
cuestionamientos son la consecuencia de acontecimientos lamentables que aunque
también ocurrieron en el pasado, nunca se habían producido con tanta
frecuencia, ni manifestado en tantos sectores de la sociedad.
Por ejemplo, cuales
son los factores que han incidido para las frecuentes pifias de los agentes del
Servicio Secreto que protegen al Presidente.
Es incomprensible que
los agentes que protegen al jefe de Estado no hayan podido evitar que un
individuo trepara la valla de la Casa Blanca e ingresara a la mansión; tampoco
se entiende que el mandatario compartiera el ascensor con un hombre armado con
antecedentes por agresión, e inadmisible los escándalos de oficiales del cuerpo
de protección del presidente con prostitutas, una situación que aparentemente
ocurre en otros organismo, al menos en la DEA, ya que la jefa de esa entidad
renunció por el aquelarre de agentes involucrados en fiestas pagadas por
narcotraficantes.
La seguridad de los
legisladores no se queda atrás. Después que un drone cayera en los jardines de
la Casa Blanca, un individuo tripulando un autogiro aterrizó en las proximidades del Congreso. El hombre
había avisado a las autoridades de su
plan y no tuvieron la habilidad de impedirlo.
Otros hechos a tener
en consideración es el incremento de la violencia policial. Con demasiada
frecuencia se presentan episodios en el país en los que las autoridades
recurren a la violencia extrema sin que las circunstancias lo demanden.
Hay ocasiones en que
los representantes de la ley tienen que actuar en situaciones difíciles, pero
nada justifica disparar varias veces contra una persona desarmada. La defensa
propia o de terceros es una obligación de la policía, pero la fuerza a usar
debe ser proporcional a la amenaza.
Recientemente la
prestigiosa Oficina Federal de Investigación, FBI, admitió que durante décadas
expertos forenses entregaron análisis erróneos de cabello, y aunque es de
suponer que no hubo intención dolosa en sus acciones, es obligado cuestionarse la eficiencia de una
agencia cuyos agentes han sido ejemplo de integridad y eficacia.
Otro icono de la
eficiencia estadounidense fue el Servicio Postal, que actualmente dista muchos
de ser lo que fue. Un síntoma grave es que un general, el más notable de su
generación, también ex jefe de la CIA, haya sido sancionado por haber borrado y retenido información
clasificada.
Prevenir ataques
terroristas es otra obligación de las autoridades. Actos criminales como el que
ocurrió en un centro administrativo de la Marina en Washington no deberían
ocurrir, si las medidas de seguridad y control son debidamente aplicadas.
Las agencias deben
investigar a fondo los antecedentes psicológicos y morales de sus empleados,
los controles de seguridad no deben ser violentados y aquellos que falten a sus
deberes deben ser debidamente disciplinados. La ineptitud y desidia de los
funcionarios debe ser sancionada con severidad.
Ninguna nación en la historia de la humanidad ha sido capaz de alcanzar las cotas económicas y militares de este país gracias al talento de sus pobladores, pero también por la disciplina, el respeto a las personas, el ambiente de oportunidades, y el culto al trabajo como instrumento para progresar en la vida.
Esas aptitudes han
hecho posible que Estados Unidos exista. Abandonar esos valores conduce a la
decadencia, al fin de unas condiciones de vida sin precedentes en la historia
de la humanidad.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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