miércoles, 6 de mayo de 2015

PEDRO CORZO, QUE PASA USA

Fue el nombre de una serie de televisión de los años setenta y ochenta, válida para preguntar que le ocurre a este país que desde hace cierto tiempo se suceden hechos que parecen desmantelar la brújula moral y material que lo convirtió en la meta a imitar en lo que respecta,  la defensa de la libertad, el respeto a los derechos ciudadanos y las condiciones de vida de su población.

Durante décadas esta nación ha sido el modelo de todos los que ansían progresar moral y materialmente en un ambiente de amplias oportunidades, tolerancia, equidad, de alta eficiencia laboral, en el que las autoridades están obligadas a actuar en el marco de leyes que precisan y limitan sus facultades.
Más allá de valoraciones políticas Estados Unidos sintetiza, libertad, práctica de los derechos ciudadanos, y oportunidades para crear sin precedentes, mientras ofrece condiciones para el desarrollo personal, material o espiritual, como ningún otro en el mundo.
En consecuencia hay quienes afirman que la sociedad estadounidense tiene la potencialidad necesaria para ofrecer a las personas, en base a sus características, la posibilidad de ser un ciudadano ejemplar, o conducirse como un depredador merecedor de las más severas sanciones.
No existe la intención de  presentar un país perfecto, pero en comparación a otras naciones la mayoría de los ciudadanos y funcionarios públicos, electos o no, actúan en base al derecho y respetan las leyes de las diferentes instancias gubernamentales.
Estos cuestionamientos son la consecuencia de acontecimientos lamentables que aunque también ocurrieron en el pasado, nunca se habían producido con tanta frecuencia, ni manifestado en tantos sectores de la sociedad.
Por ejemplo, cuales son los factores que han incidido para las frecuentes pifias de los agentes del Servicio Secreto que protegen al Presidente. 
Es incomprensible que los agentes que protegen al jefe de Estado no hayan podido evitar que un individuo trepara la valla de la Casa Blanca e ingresara a la mansión; tampoco se entiende que el mandatario compartiera el ascensor con un hombre armado con antecedentes por agresión, e inadmisible los escándalos de oficiales del cuerpo de protección del presidente con prostitutas, una situación que aparentemente ocurre en otros organismo, al menos en la DEA, ya que la jefa de esa entidad renunció por el aquelarre de agentes involucrados en fiestas pagadas por narcotraficantes.
La seguridad de los legisladores no se queda atrás. Después que un drone cayera en los jardines de la Casa Blanca, un individuo tripulando un autogiro aterrizó  en las proximidades del Congreso. El hombre había avisado  a las autoridades de su plan y no tuvieron la habilidad de impedirlo.  
Otros hechos a tener en consideración es el incremento de la violencia policial. Con demasiada frecuencia se presentan episodios en el país en los que las autoridades recurren a la violencia extrema sin que las circunstancias lo demanden.
Hay ocasiones en que los representantes de la ley tienen que actuar en situaciones difíciles, pero nada justifica disparar varias veces contra una persona desarmada. La defensa propia o de terceros es una obligación de la policía, pero la fuerza a usar debe ser proporcional a la amenaza.
Recientemente la prestigiosa Oficina Federal de Investigación, FBI, admitió que durante décadas expertos forenses entregaron análisis erróneos de cabello, y aunque es de suponer que no hubo intención dolosa en sus acciones,  es obligado cuestionarse la eficiencia de una agencia cuyos agentes han sido ejemplo de integridad y eficacia.
Otro icono de la eficiencia estadounidense fue el Servicio Postal, que actualmente dista muchos de ser lo que fue. Un síntoma grave es que un general, el más notable de su generación, también ex jefe de la CIA, haya sido sancionado  por haber borrado y retenido información clasificada.
Prevenir ataques terroristas es otra obligación de las autoridades. Actos criminales como el que ocurrió en un centro administrativo de la Marina en Washington no deberían ocurrir, si las medidas de seguridad y control son debidamente aplicadas.
Las agencias deben investigar a fondo los antecedentes psicológicos y morales de sus empleados, los controles de seguridad no deben ser violentados y aquellos que falten a sus deberes deben ser debidamente disciplinados. La ineptitud y desidia de los funcionarios debe ser sancionada con severidad.
Ninguna nación  en la historia de la humanidad ha sido capaz de alcanzar las cotas económicas y militares de este país gracias al talento de sus pobladores,  pero también por la disciplina, el respeto a las personas, el ambiente de oportunidades,  y el culto al trabajo como instrumento para progresar en la vida.
Esas aptitudes han hecho posible que Estados Unidos exista. Abandonar esos valores conduce a la decadencia, al fin de unas condiciones de vida sin precedentes en la historia de la humanidad.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43

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