martes, 3 de febrero de 2015

ARTURO MOLINA, ¿Y LA PARTIDA DE NACIMIENTO DE NICOLÁS?

Las humillaciones por las que tiene que pasar el pueblo del Táchira para llevar alimentos a sus hogares se extiende a todo el territorio nacional. Hace un año, se oía decir a ciudadanos venidos de otros estados que la escasez era sólo en Táchira, y acotaban la culpa al contrabando. Subrayar que era producto del aniquilamiento del aparato productivo, y que en breve se propagaría por todo el país, era simplemente arar en el mar.
Las colas se han evidenciado en el territorio venezolano, la escasez generalizada ha alcanzado extremos perversos y por lo tanto peligrosos. En las huestes del régimen se oyen discursos altisonantes señalando culpas en otros. Reafirman en el oficialismo su desapego a escuchar el clamor popular y corregir los entuertos, por el contrario, los profundizan, y para ello se valen de ser poseedores de las armas (legales e ilegales), y se atreven a aprobar decretos para facultar a los cuerpos represivos (legales e ilegales) a asesinar a quienes protesten. El miedo corroe sus caras y desnuda su cobardía, tal como lo hicieron hace un año con el asesinato de venezolanos, o los que hicieron con el mando del finado, encarcelando a inocentes y permitiendo libertad a los culpables.
Ver las colas de madres recién paridas para obtener la partida de nacimiento original de sus pequeños hijos, con el fin de dirigirse a los establecimientos comerciales y poder comprar pañales y leche, es el colmo de la humillación. El régimen presiona al comerciante, so pena de inculparle cualquier cosa de no hacer lo que se les exige, pasando por multas, cierres del negocio o señalamientos de acaparador. Es la evidencia del terror padecido en el seno del sector oficial, y por efecto, el detonante contenido “por ahora” en la sociedad.
La exigencia de la partida de nacimiento a las madres para poder llevar alimento a sus hijos, es abuso de autoridad. Sin embargo, los venezolanos nos hemos visto desasistidos jurídicamente ante tales atropellos. La arbitrariedad de la minoría corrupta enquistada en el oficialismo para seguir haciendo de las suyas, no es superior al clamor de la mayoría de ciudadanos, quienes desean cambios en el ejercicio del poder. En el peor de los casos es la derrota del régimen y su revolución al pretender arrodillar al pueblo. La pregunta para los señores del régimen es incuestionable, ¿y la partida de nacimiento de Nicolás?
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1

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