Cuando
sucedió el denominado Caracazo, que el próximo 27 cumplirá 26 años de haber
estallado, fresca estaba aún la
“coronación”, tal calificaban la
Juramentación del adeco Carlos Andrés Pérez (CAP) como Presidente.
Era la primera crisis de lo que sería su
complejo segundo período para el cual fue electo con 3.868.843 votos (52,89),
entre 24 candidatos, de quienes el segundo lugar lo ocupó el copeyano Eduardo
Fernández con 2.955.061 (40,40%). A la toma de posesión realizada 25 días
antes, asistieron 20 jefes de Estado entre quienes sobresalió Fidel Castro.
Para el entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, General Carlos Julio
Peñaloza, el dictador no solo preparó lo que sería rebelión popular, sino que
entregó armas que trajo en aviones propios.
Para
apaciguar grave situación económica CAP presentó programa de ajustes llamado el
Paquete, atribuido a Miguel Rodríguez, ministro de Cordiplan, con el fin de
obtener 4.700 millones de US$ en los próximos 3 años y refinanciar la deuda
externa.
Comprendía
decisiones sobre política cambiaria, comercio exterior, liberación de las tasas
de interés hasta un tope temporal fijado en el 30%; determinación de tasa de cambio en mercado libre de divisas y realización de
todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa flotante; liberación de
precios de todos los productos a excepción de 18 de la cesta básica; incremento gradual de
tarifas de servicios públicos: teléfono, agua potable, electricidad y gas.
El
26 de febrero el titular de Energía y Minas, Celestino Armas, anunció alza en 30% de precios de la gasolina
e incremento de tarifas del transporte público urbano e inter-urbano, también
en un 30%, válido para 3 meses siguientes, después de los cuales podrían
aumentarse hasta el 100%.
Igual se contemplaba aumento del salario mínimo a
Bs. 4 mil en el área urbana y a Bs. 2 mil 500 en la rural.
Al
amanecer del 27 se manifestó el descontento con protesta en Guarenas. El pasaje
a Caracas pasaba de Bs 6 a 18. La disconformidad no tardó en extenderse con
disturbios en Caracas, La Guaira, Maracay, Valencia, Barquisimeto, Mérida, Maracaibo,
San Cristóbal, Puerto La Cruz, Cumaná, Anaco, Barinas, Ciudad Guayana, Los
Andes.
Hubo
saqueos en los establecimientos para
aprovisionarse de productos que escaseaban: leche, azúcar, café, harina pan,
aceite, entre otros.
Policía,
Ejército y Guardia Nacional, tenían órdenes de reprimir. Con el Plan Ávila se
puso a la Capital bajo ley marcial y se habilitó a militares a disparar a
manifestantes. Se suspendidas las Garantías.
La
revuelta se prolongaría hasta el 8 de marzo con el trágico saldo de 300
muertes, 2 mil desaparecidos y miles de heridos. Pérdidas materiales
sobrepasaron los 5 mil millones de bolívares.
Militares
que ejercen mando reivindican la rebelión que se dice promovida por el
Castrocomunismo, pero actuaron como represores.
Uno
de los juramentados para el golpismo, Mayor Felipe Antonio Acosta Carlez, murió
cuando combatía los disturbios en El Valle. CAP lo ascendió Post-Mortem a
Teniente Coronel. Quien los lideraba, Mayor Hugo Chávez dijo estar de reposo
por Lechina. Para más extrañeza no terminan de indemnizar a víctimas.
Vergüenza
da que las causas del Caracazo, no superan a las de hoy.
AL
MARGEN. Después de sentenciar al narcotraficante Walid Makled, la Fiscalía
ordenó detener al Juez Alí Fabricio Paredes, el ensañado contra su colega Maria
Lourdes Afiuni.
Alberto
Jordan Hernandez
Jordanalberto18@yahoo.com
@albertojordanh
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