Absolutamente nada de lo que está ocurriendo
en Venezuela, puede constituir una sorpresa para alguien con dos dedos de
frente. El país exhibe los espantosos efectos de la estupidez histórica que
significo Hugo Chávez en el poder, y la continuación de sus locuras por parte
de Maduro. Todos los hechos utilizados como excusa para justificar el
sangriento golpe del 4 de febrero están hoy multiplicados. Nunca ha habido
tanta corrupción, tanta ineptitud y tanta demagogia concentrada en un gobierno.
Quizá una patética demostración de la
estupidez con la que se desgobernado Venezuela en estos 15 años, la encontremos
en el hecho de que mientras más defienden modelos estrepitosamente fracasados
como el comunismo, sus más conspicuos representantes en el mundo occidental,
los cubanos, acuerdan reanudar relaciones de todo tipo con los Estados
Unidos.
En agosto de 1988, se celebro en Quito la
toma de posesión del nuevo presidente de Ecuador, Rodrigo Borjas. Por coincidencia me encontraba en esa ciudad como parte de un recorrido por las
capitales de los países de la subregión andina, en una investigación de campo
para la Junta del acuerdo de Cartagena. Una tarde, previa al acto formal de la
toma de posesión, me reuní con Teodoro Petkoff en el lobby del hotel donde
estaba alojado como parte de la comitiva oficial que Venezuela enviaba a dicha
toma de posesión, mientras conversábamos
se le acerco en tono confidencial Enrique Tejera París, y luego me
entere que se trataba de una invitación para que Teodoro asistiera a una
reunión con Fidel Castro, que se efectuaría en la suite de Carlos Andrés Pérez.
Hay que recordar el año, 1988, y aquello del “gocho pa´l 88”, de manera que
Fidel había pedido una reunión con quien su olfato le permitía suponer sería el
próximo presidente de Venezuela.
Los hechos posteriores son más que conocidos,
gana CAP, y uno de los principales invitados, a lo que entonces se llamo la
coronación fue precisamente Fidel Castro. Más tarde, cuando se produce el golpe
de estado de febrero del 92, las dos primeras llamadas que recibe el presidente
Pérez, condenando el golpe y ofreciéndole su apoyo son las del Presidente de los
Estados Unidos, George Busch, y la de Fidel Castro.
A fines del segundo gobierno de Caldera, ya
Fidel había trabajado a su nueva opción, Hugo Chávez, hasta convertirlo en su muñeco de
ventrílocuo. Una vez que Fidel es
sucedido por Raúl, y con la autorización de aquel, se aceleran los contactos a
diversos niveles con el gobierno norteamericano, sabedores, después de
cincuenta años de fracaso, que el tal socialismo o muerte solo tiene de cierto
lo segundo.
Ya la apuesta para chuparse a Venezuela había
dado todo lo que un gobierno tan irresponsable e inepto como el de Chavez
facilitaba, significaba poco dejarlos hacer el ridículo mundial patentizado en
las famosas dos cartas de Maduro, mientras ellos buscan a como de lugar otro
camino.
Lástima que el régimen le tenga alergia a los
libros, hubieran podido leer “China” de
Henry Kissinger y evitarse el papelón: “Este equilibrio entre los principios
estadounidenses y chinos demuestra que a veces la ambigüedad constituye la
esencia de la diplomacia” .
Freddy
Ignacio Nuñez Martinez
freddynm6311@gmail.com
@freddynm6311
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