Lo que Chávez llamaba
la derecha venezolana, en su gran mayoría, era un grupo de partidos de la
denominada izquierda democrática, la decimonónica oposición socialista, partera
de esta calamitosa revolución; a la verdadera derecha nos tenía miedo y por
ello encarcelaba a nuestros líderes, trataba de ignorarnos, no hablaba de
nosotros, nos tenía vigilados.
Al día de hoy, la
derecha venezolana está conformada por partidos y movimientos conservadores,
liberales clásicos, organizaciones y personas que creen en el sistema
capitalista (que no es una ideología) como la mejor manera de llevar nuestra
economía, preservando nuestras libertades fundamentales, grupos de estudiantes
y trabajadores que creen en la división del trabajo como la manera más
eficiente de generar riqueza y conocimiento, un núcleo grande de
inversionistas, educadores, empresarios que le han apostado a las
universidades, fundaciones, colegios y asociaciones que tienen fines de generar
cultura democrática, asociaciones de vecinos, gremios, tanques de pensamiento,
consultores, dueños de medios de comunicación, entidades financieras, corporaciones.
No creemos en
revoluciones, pero sí en consolidar y perfeccionar las instituciones que el
pueblo ha construido en constante evolución; no creemos en experimentos ni
inventos, cuando se trata de la sociedad, la respetamos demasiado para
atrevernos a jugar con sus esperanzas y futuro, la mayoría de estas
organizaciones no están dentro de la MUD, hacen vida en el mundo de la sociedad
civil, entre otras razones, porque ven que la MUD está dominada por los
partidos de izquierda moderada que tienen una actitud complaciente y le hacen
la corte a la dictadura de Maduro.
No creemos en la
prevalencia de sentimientos, en el imperio de la necesidad, en el culto a la
personalidad, en líderes mesiánicos, en “puntadas” y premoniciones, en la buena
voluntad, en libros oraculares ni en culpas históricas; nos mueve
fundamentalmente la razón, el conocimiento, la experticia, creemos en la
experiencia, en la ciencia, en el pueblo de Venezuela, en Dios.
Creemos que el Estado
existe para que se ocupe de la administración de los servicios públicos, de la
justicia, de la seguridad y la defensa del país, de la representación
diplomática ante otros países y de ordenar las cuentas nacionales… un Estado
funcional, no más grande de lo necesario.
No creemos, como si
lo hacen los socialistas, que el Estado debe ser un monstruo arrollador,
gigantesco, en funciones de toda actividad conocida y que debe ocuparse, por
sobre todo, de la redistribución de la renta nacional, de la beneficencia
pública o de utilizar la fuerza del estado y sus instituciones para el logro de
ciertas condiciones socioeconómicas para particulares sectores de la sociedad o
para fines de engrandecimiento personal de los políticos de turno (usualmente
utilizando el erario público para fines “humanitarios” y en nombre de un
partido).
La propuesta de la
derecha es por un estado de poder descentralizado, que ha resultado ser la
fórmula histórica más exitosa como forma de gobierno en el mundo; la gran
mayoría de la derecha venezolana propugnamos un sistema de gobierno federal,
con una clara separación de poderes y con toda una serie de balances y
controles para que quienes ejerzan el poder lo hagan con directrices y límites
claros, con el deber incondicional de rendir cuentas y asumir responsabilidades
por sus actos.
En la derecha
venezolana creemos en la justicia, por lo que ninguna persona ni sus bienes
pueden ser sacrificados en aras del bienestar de una supuesta mayoría; el
respeto a la propiedad privada es condición necesaria en nuestra esencia, pues
creemos que un hombre sin derecho a la propiedad jamás puede llegar a ser un
verdadero hombre o mujer libre y dueño de sus actos.
Porque creemos en los
enormes recursos humanos de nuestra sociedad, estamos seguros de que, si el
Estado garantiza la paz social y la igualdad de oportunidades, la gente
organizada le haría frente, con mucha mayor eficiencia y economía de recursos,
a los problemas más ingentes de nuestro país, sin caer en colectivismos
ideologizados y comunitarismos militantes.
La derecha venezolana
reduciría y controlaría el problema de la pobreza con el único remedio real y
perdurable que es la educación, que conjuntamente con una oferta amplia del
empleo, trabajo digno y bien remunerado, multiplicaría el acceso a una mejor
calidad de vida para las grandes mayorías. Para ello necesitamos empresas y
empresarios productivos, competitivos y con imaginación, en un mercado estable,
de reglas claras, para que puedan planificar y arriesgarse e invertir,
conseguir financiamientos, asociaciones e ir generando empleo para producir los
bienes y servicios y eso que llamamos la riqueza nacional, que no es otra cosa
que la sumatoria de todas las riquezas individuales conseguidas por medio del
trabajo honesto y productivo.
Estamos absolutamente
convencidos de que la derecha cuidará más y mejor nuestros recursos naturales,
somos conservacionistas a ultranza, no creemos en arruinarnos ni en destruir
nuestra casa para generar riqueza; al contrario, preservar nuestro patrimonio
natural por el mayor tiempo posible y para uso de las generaciones por venir,
es mucho más lógico, productivo y brinda una mejor calidad de vida para todos;
no deseamos repetir lo que hemos visto bajo el socialismo, el gasto sin
media\das de nuestras reservas naturales para financiar a un electorado clientelar
muerto de hambre y destructor.
Y porque creemos en
la dignidad del hombre, en el respeto a los DDHH, en la libertad como la
condición más preciada, tenemos un respeto enorme por las diferentes opiniones
y visiones del mundo, siempre que éstas no atenten contra la dignidad y la
libertad de los demás, ni traten de imponer pensamientos únicos como sí lo han
hecho el castro-chavismo en nuestro país.
No vamos a permitir
el desorden y la violencia social, la delincuencia será contenida y reducida en
la capacidad de nuestras posibilidades, ya que creemos que sin paz social es
imposible el desarrollo humano. Estamos comprometidos en reducir la miseria
humana hasta el límite de nuestras posibilidades, desarrollaremos el campo y la
agricultura de manera eficiente, sostenible y racional, para que produzca y se
pueda tener con qué alimentar a la población entera, con altos estándares
nutritivos, porque vamos a producir nuestros alimentos, y porque en eso
términos el negocio del campo será un buen negocio y hará rica a mucha gente en
el sector agrícola
La corrupción, la
mentira, la impunidad, la injusticia son inaceptables en nuestro ideario;
creemos en rendir cuentas, en la responsabilidad individual, en el respeto a
los compromisos contraídos y en el valor del dinero como representación del
esfuerzo y el trabajo: el que tiene algo es porque se lo ha ganado y sólo esa
persona decide qué hacer con su dinero o propiedades.
En cuanto al derecho
a un techo propio, se trata de un proyecto de vida que se construye con el
trabajo, no se regala; queremos que todos los venezolanos tengan vivienda
propia, pero que ésta signifique algo importante en sus vidas, que trabajen por
ello, que las cuiden y las mejoren, que sea parte de su patrimonio, que lo
puedan capitalizar para ayudarlos a prosperar.
Ofrecemos más y mejor
democracia, la representativa y no la tumultuaria, la de los intereses de los
diferentes sectores sociales en permanente dialogo, con plena libertad de
expresión, con posibilidad de crítica, de revisiones, siempre buscando la
perfectibilidad de las instituciones.
Por último, el Estado
no será dueño de los recursos naturales, estos pertenecen a la nación toda y se
buscará la fórmula para que sus beneficios lleguen de manera directa a la
familia venezolana, presente y futura, en especial la riqueza energética, que
por tanto tiempo ha financiado a un Estado cada vez más grande, corrupto e
ineficiente.
Creemos en la
actividad petrolera como clave para nuestro desarrollo como país, y sin
complejos estamos comprometidos a convertir a esta industria en una de las
mejores del mundo, brindando oportunidades a los venezolanos para que
participen como verdaderos dueños del negocio.
Como ya mencionamos,
la derecha venezolana tiene su expresión en una serie de partidos, algunos en
formación, otros establecidos, existen movimientos y asociaciones, unos
inclinados hacia al centro y con pactos de convivencia con la izquierda, otros
más alejados y con posiciones más
radicales y duras; muchas de estas organizaciones son regionales y están
manejadas por empresarios, líderes políticos y estudiantes, algunas dirigidas
por académicos, estamos trabajando en este momento por la unidad en la derecha,
dentro y fuera de la MUD, con la dificultad que implica trabajar bajo un
ambiente de persecuciones y amedrentamiento, pero aun así se respira un clima
de optimismo; por primera vez en Venezuela, desde los tiempos del General Páez,
la derecha venezolana siente los vientos a su favor, ya el país está harto de
los experimentos sociales y políticos de una izquierda irresponsable y ladrona,
que gracias a un discurso falso y edulcorado han captado la atención de muchas
mentes y voluntades, pero la tarea de unión no es fácil, hay demasiadas
“personalidades” compitiendo entre ellos, en algunos persisten en no negociar
ni convivir con fuerzas distintas, otros tienen afianzadas sus pequeñas
parcelas de influencia y temen perderlas, pero hemos llegado a un punto crítico
donde la apertura y la unión a otras visiones democráticas es no solo posible,
sino necesario.
Lo que ha demostrado
la historia reciente de Venezuela es que la izquierda se ha convertido en un
reducto de ideologías atrasadas y salvajes, los venezolanos más perversos,
brutos y criminales se han agavillado en torno a estos partidos de la ultra izquierda,
partidos disque democráticos, para llegar al poder y lucrarse de la política; y
no hablo solamente de militares, comunistas, revolucionarios, reformistas,
progresistas… sino de toda una caterva de nuevos dirigentes que se llaman a sí
mismos “gerentes” o líderes comunitarios y pretenden vendernos gobiernos
eficientes, pero siempre desde la perspectiva un estado autoritario y
paternalista, un estado de bienestar donde jamás se han reconocido las
libertades ciudadanas en pleno y el ciudadano queda siempre en posición de
servidumbre.
De toda la Mesa de la
Unidad, la única que se ha definido como de derecha, sin ningún complejo, ha
sido la diputada María Corina Machado (antes lo habían hecho los Salas Römer
con su partido Proyecto Venezuela); estamos a la espera de que Ledezma y
Leopoldo lo hagan en cualquier momento.
El partido COPEY debe
hacer una revisión muy seria de su ideario, volver a sus orígenes de derecha y
olvidarse de la confusa doctrina social de la Iglesia que los ha extraviado por
las sendas del socialismo; ya es tiempo de que toda Venezuela se dé cuenta que
no existe una izquierda inocente o una cepa benigna del socialismo, todos los
partidos que tienen alguna carga socialista son propensos a desarrollar la
virulencia del totalitarismo de izquierda, que está en la base del chavismo.
Acción Democrática y Copey tardaron cerca de 50 años en mutar en chavismo ¿O de
dónde creen ustedes salieron los rojos rojitos?
Los nuevos partidos
que han derivado de AD y COPEY, como son Primero Justicia, Voluntad Popular, Un
Nuevo Tiempo, y otros, tienen todos un fuerte contenido ideológico de
izquierda, que debe ser expurgado cuanto antes; muchos de ellos tratan de
posicionarse como de centro derecha, pero sus inclinaciones los llevan más
hacia la izquierda, a estas alturas deberían haberse dado cuenta que ese
jueguito populista y estatista en sus propuestas es cuchillo para sus
gargantas, que tratar de parecerse al PSUV es un ejercicio vano y criminal,
tienen que comprender que, no van a atraer militancia descontenta del chavismo
haciéndose pasar por socialistas.
Hay algunos partidos
declarados como de izquierda, que no se sienten cómodos en la forma como el
chavismo ha acaparado la totalidad del espectro socialista, han visto en lo que
pueden degenerar cuando esa ideología inhumana se hace gobierno, a ellos, les
invito a que den el salto a la derecha.
Venezuela sólo estará
protegida y libre con la derecha, hasta este momento cada uno ha actuado desde
su trinchera, pero el momento que vive el país y la oportunidad de hacer una
coalición ha llegado, perder esta oportunidad sería un error y una falta de
amor por el país, que requiere de nuestros servicios. No se dejen influenciar
por los socialistas postmodernistas (los “posmos”), quienes predican que las ideologías
murieron, que eso de derecha e izquierda es pasado, que estamos en un mundo
trans-ideológico, donde las cosas se hacen según las necesidades, donde todo
vale… son argumentos que sólo benefician a la izquierda más fundamentalista y
retrograda.
Izquierda y derecha
son importantes guías de conocimiento político, son referencias que nos
indican, nos acercan a las visiones del mundo de cada quien; esas visiones del
mundo implican conceptos fundamentales, como qué es sociedad, qué es estado,
qué es poder, qué es democracia, qué es más importante la libertad o la
igualdad… todos esos conceptos, desde hace ya mucho tiempo, se ubican en la
derecha o la izquierda para poder establecer no solo comparaciones, sino un
piso moral, de valores que son muy distintos unos de otros.
Quienes no quieren
ser catalogados en un campo u otro, aquellos dirigentes que son verdaderos
“ni-ni” de la política, terminan absorbidos por la izquierda, disfrazados de
derecha; la gente que cree vivir equitativamente en el centro no tiene
preferencia, por lo general son personas desinteresadas en el tema político y
fáciles víctimas de los cantos de sirena de la izquierda; sólo en la derecha el
individuo, la persona humana, tiene relevancia fundamental ante el colectivismo
y las masas anónimas proletarias, en la derecha se encuentran los argumentos
que han hecho posible que la humanidad sobreviva hasta nuestros días, en los
valores del mundo occidental al cual pertenecemos.
Para bien o para mal
estamos en una Venezuela fuertemente polarizada, es un tablero donde solo hay
dos lados, o el comunismo o el capitalismo, y el comunismo está perdiendo, está
podrido y cayéndose a pedazos.
Con la derecha en el
poder, la izquierda no desaparecerá; al contrario, tendrá una oportunidad de
evolucionar, de criticarnos, de debatir, porque las contribuciones de la
izquierda son necesarias para perfeccionar nuestras políticas; malo es cuando
la izquierda se hace gobierno y deriva al totalitarismo, y eso es lo que
queremos corregir.
Venezolanos,
despierten, quítense las telarañas de la izquierda de los ojos, vean lo que
esta terrible experiencia nos ha dejado y digan con nosotros: Nunca más.
La derecha es
garantía de democracia, de libre emprendimiento, la única que asegura la
libertad individual y el predominio de un estado de derecho; sólo con la
derecha es posible la prosperidad de la sociedad y el ingreso de nuestro país
en la comunidad de naciones productoras del conocimiento y tecnologías; la
derecha es sinónimo de independencia y apertura al mundo de las naciones
libres; sólo con la derecha podremos dejar atrás a los fantasmas del hambre y
la miseria.
Dile no a la
esclavitud, dile no a la izquierda extremista y militarista, dile no a la
muerte, dile no a la cubanización de tu patria. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
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