martes, 2 de septiembre de 2014

JOSÉ RAFAEL AVENDAÑO TIMAURY, ESTADO A SECAS

   “Tenemos que desmontar el Estado burgués y en eso es que ha estado concentrado el presidente Maduro en las últimas semanas”. (Vicepresidente de la República en preaviso). Estamos a la espera pues de la declaración del presidente donde impartirá el mandato para desmontar el “Estado burgués”. De los muchos conceptos del Estado, me quedo, por ahora, con el de Max Weber, quien en 1919 lo definió como “una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de denominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente  y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas”. 

En tal razón, dentro de este concepto se hallan dentro del Estado, instituciones fundamentales para garantizar y hacer viable su funcionamiento armónico. Los poderes clásicos como el Ejecutivo, Legislativo y Judicial se encargan de que por intermedio de sus instituciones como la administración pública, tribunales, fuerza armada, la policía, entre otros, asuman las funciones de gobernación, defensa, justicia, seguridad, relaciones exteriores y demás. Como evolución del concepto se ha elaborado y aceptado, como un dogma de fe, el desarrollo del llamado “Estado de Derecho” y se incluyen dentro de la institución estatal, aquellas resultantes del “imperio de la ley”, la división de poderes y otras instituciones más sutiles, pero propias del Estado.    En Venezuela, novedosamente en 1999, se le agregó al viejo criterio dos poderes más, el Electoral y El Ciudadano.

   Partiendo entonces de esta ajustada síntesis, no es apresurado inferir que las declaraciones del devaluado vicepresidente constituyen una seria señal de alerta por la forma, el modo y el contenido de su afirmación. Desmontar el “Estado burgués” que plantea y que constituye la causa del insomnio presidencial cuyo desenlace veremos pronto constituye, a mi manera de ver, dos premisas –podemos denominarlas confesiones sin rubor alguno- fundamentales: El “Estado burgués” con el cual convivimos los venezolanos fue instaurado con la Constitución Bolivariana aupada por Hugo Chávez. Confiesa y conviene entonces el declarante, que el pensante insomne asume el fracaso total de la concepción del Estado establecida en la Carta Magna. La segunda premisa, más grave y amenazadora, lo constituye el anuncio de “desmontar el Estado burgués”. Esta paladina manifestación permite interpretar sin malicia alguna que el régimen lo que plantea es la consolidación de un golpe de estado suprimiendo, con apoyo tácito y expreso milico, total o parcialmente las normas constitucionales que a su criterio conforman el ´”Estado burgués desmontable”. Como si fuera un juego de lego cualquiera y de esta manera conformar una nueva fachada con las mismas piezas del juego. Seguramente la Sala Constitucional está elaborando una nueva interpretación constitucional que hará palidecer a constitucionalistas clásicos y actuales. Ya de hecho lo han venido haciendo y han encontrado, para su satisfacción, a un pueblo adormecido y ayuno de dirigencia competente que lo despierte. Me permito señalar, a manera de ejemplo, uno solo: novísima sentencia N° 651 del 11/06/2014, que define el rol de la fuerza armada en la actividad política del país.
   Por lo señalado en el párrafo anterior se infiere que el denominado “sacudón”, consecuencia de la renuncia masiva ministerial, no se dará como secuela del fracaso rotundo de las políticas públicas desarrolladas desde hace más de diez años y que son las responsables de la crisis económica, de seguridad ciudadana y social que padecemos los venezolanos. Pretenden que aceptemos que esta realidad no se debió a la incapacidad de esos funcionarios que en su mayoría se han rotado en sus cargos; la devaluación, el desabastecimiento y alto costo de la vida no son producto de sus erróneas ejecutorias; la malversación de fondos y corruptelas generalizadas, servicios públicos vitales como salud, educación, vialidad etc. Tampoco lo son, En fin, para no seguir enumerando lo que es público y notorio, insisten en que todos estos fracasos estruendosos no han sido culpa de los dos presidentes y de todos los funcionarios colaboradores que han tenido y que hemos padecido ¡Que no ha sido así de ninguna manera! Todo ha sido producto  ¡Eureka! del “Estado burgués” que hay que desmontar. Con esta monserga atiborrada con lenguaje jacobino-comunista, casi en desuso, desplegado nuevamente se nos pretende adormecer.
   Mientras esto acontece, la MUD, Leopoldo López, María Corina Machado y todos los seguidores de la salida electoral para las parlamentarias de diciembre de 2015, referéndum revocatorio después de 2016, Asamblea Nacional Constituyente y elecciones presidenciales en 2019 con el actual CNE, Salas Constitucional, Electoral y ahora agrego la Penal –especializada en mantener en ergástulas a opositores y en libertad complaciente a maleantes- siguen con sus planes de investir a nuevos aspirantes legislativos y ratificar a otros. Se les olvidó que han defenestrado a tres diputados saltando la barrera constitucional con el apoyo reiterativo y obcecado de la Sala Constitucional cuando les ha dado su real gana. Solamente desean, los aspirantes y quienes les dirigen, pastorear en la sabana babosa y llena de fango que se llama Asamblea Nacional. La cual no ha servido ni servirá para nada mientras los poderes públicos no estén conformados de acuerdo a lo establecido en la constitución y textos legales pertinentes.
   Dentro de pocos días sabremos si todo lo aquí señalado se cumple -o ha sido, una vez más- como parte del continuado sainete a que nos tiene acostumbrado la propaganda oficial que de manera casi semanal nos inocula con perversa intención de distracción sibilina para alejarnos de lo meduloso: ¡Crisis Nacional! que pone en peligro la estabilidad republicana y la calidad de vida de todos los venezolanos.

José Rafael Avendaño Timaury
cheye@cantv.net
@cheyejr

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LEANDRO AREA PEREIRA, DESENCANTO SOCIAL Y CAMBIO POLÍTICO

Los políticos de oposición, que no así los de gobierno por obvias razones, tienden a establecer una relación simplista, de causa-efecto, entre lo que el marxismo vulgar llamó “las condiciones reales de existencia”, por un lado, y las conductas políticas de los seres humanos, los grupos y las clases sociales, por el otro. Y así predicen, y tantas veces se equivocan, que a cierto desencanto social, originado en crisis económicas más o menos graves y sostenidas, corresponderían inexorablemente tendencias hacia el cambio social y político.

La verdad es que el esquema es simplista y casi que indemostrable en la práctica, y soy de los que piensan que en general no es la economía la que determina la política, sino que es más bien la sumatoria de circunstancias y variables, entre ellas la económica, las que producen el desencadenamiento de procesos de cambio, sobre todo los de mayor profundidad. La Revolución Francesa, la rusa, la china, o la mal llamada “cubana”, no tuvieron como razón fundamental de ser motivos económicos aunque es cierto que existían en los países donde se produjeron graves  estados de pobreza e injusticia social.

Parece pues que, enquistados en el facilismo del esquema estímulo-respuesta, perdemos la perspectiva del conjunto y olvidamos lo que está frente a nosotros, lo obvio, y es que ese complejo universo que designamos como “pobres”, no necesariamente, a pesar de sus pesares, aspire cambiar sus condiciones de vida. Ahora en socialismo y antes en democracia, es y fue así. Esa lectura idealizada según la cual la vida pudiera ser mejor y próspera, de libertad, justicia e igualdad, no nace desde abajo, sino que es propiciada desde arriba; auspiciada por liderazgos, élites y una cierta filosofía humanista de origen religioso. El marxismo también es una religión plebeya.

La tendencia general de la gente es a considerar suficiente lo que tiene, conformismo lo llaman, aunque alguna mejora siempre será bienvenida. Pero nada de riesgos o cambios de lealtad; complacientes con la realidad a pesar de hambre, de inseguridad y de injusticia; justificadores y racionalizadores de su situación personal.

Si agregamos a ese menú algunos símbolos y mitos histórico-políticos y los adobamos con regalos misioneros y otras dádivas de “por ahora” o  “mientras tanto”, encontraremos entonces que no es solo el desbarajuste gubernamental lo que puede llevar al cambio político consistente, sino la confluencia de factores que estamos en la obligación de entender y apremiar.

Que no es la vía electoral ni la implosión que pudiera estarse generando con fuerza en los subterráneos del poder, ni la corrupción, ni el narcotráfico, ni el elemento militar, ni la variable externa, por si solas, las que pueden determinar un cambio en el poder político, sino más bien la siempre inédita conjunción de estos elementos y otros, que hacen eclosión y encuentran cauce cuando menos se piensa. La tarea no está hecha. Hay que seguirla haciendo.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

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CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, UNA FUERZA TRANQUILA EN OCHO PASOS


Contra una mayoría sólida no hay manipulación de circuitos que valga
1. La nueva mayoría nacionalElecciones en sistemas políticos cerrados o semicerrados suelen ser retos al destino, porque se juega la existencia de los grupos que preservan la semilla de la democracia. En Venezuela retoña gracias a la conquista de posiciones electorales desde 2006. La ciudadanía en 70% culpa de sus males al gobierno, datos que el populismo puede revertir, y hay que preguntarse por qué eso no es automáticamente intención de voto hacia el retador. Una nueva mayoría nacional en 2015 requiere transformar conceptos, prácticas y lenguajes para convencer, seducir a la mayoría silenciosa que apoya solo las protestas pacíficas. Representar para los decepcionados seguridad, confianza, paz, estabilidad, prosperidad. Un trabajo de relojería que deje los sintagmas de violencia a su dueño: el poder: venganza, agresividad, amenaza, sirenas, gases y sangre en las calles. Los berrinches son el peor enemigo porque aherrojan la noción de cambio con incertidumbre.

2. Un equipo de estadistas. Los líderes del cambio son responsables, firmes, aptos para emprender la recuperación, nunca aventureros. Así la mayoría silenciosa podrá aceptar la propuesta, impulsarla con entusiasmo, devenir protagonista de los acontecimientos y garante de los resultados. Trocar el silencio por el voto. Fuerza tranquila llamó Felipe González la suya para sosegar los franquistas que temblaban porque creían que su triunfo acarrearía persecuciones y atropellos que nunca ocurrieron. No existirá terrorismo judicial en el futuro porque quienes derrotan el autoritarismo no toman venganzas, ya que de hacerlo se les deshace el poder en las manos, como analiza Betancourt a propósito del período 45-48. Por eso su principal preocupación en 1958 fue edificar el Pacto de Punto Fijo para incluir en el gobierno los dos principales responsables civiles de la caída de Rómulo Gallegos.

3. Una Asamblea Nacional independiente del gobierno sería un mensaje contundente de la nación a los gobernantes sobre la necesidad de cambiar de rumbo en paz. No saben qué hacer o no quieren saberlo o no lo hacen porque no les provoca y el país va al socialismo, pero de republiqueta subsahariana. La nueva mayoría hará que la Asamblea deje de ser un ministerio gigante que agavilla a los disidentes, calla representantes de la soberanía popular e incumple su función de supervisar al gobierno. Su papel será plantear medidas económicas y sociales para salir del Hotel del Abismo, donde según György Lukács vivía Alemania de entreguerras y hoy Venezuela alquiló todas las habitaciones.

4. Las dictaduras salen con votos porque así lo dicen los hechos. No se sabe quién inventó el mito contrario, pero tuvo que haber sido el G2. Frente a un Estado todopoderoso, armado, multimillonario, solo se puede luchar por los derechos universales. Vaclav Havel en Checoslovaquia y Lech Walesa en Polonia reclamaban rendijas para asomarse poco a poco, construyeron grandes fuerzas y después abrieron ventanas y ventanales. Hay que dejarse de oír malos ruidos y asumir definitivamente que el trabajo es el proceso electoral, la defensa de la Constitución, el reencuentro, y sacudir los mitos que abruman el entendimiento.

5. Triunfar con ese CNE. El cambio obtuvo 49,3% en las presidenciales de 2013 a pesar de todos los abusos imaginables. Ganó Miranda en 2012, y Barinas-ciudad en 2013, pese a que para el gobierno eran plazas simbólicas y se jugó el resto para defenderlas. Triunfó en las parlamentarias de 2010 con 52% y si no obtuvo mayoría de escaños fue porque el abandono de la Asamblea en 2005 le dio a la revolución unanimidad para rehacer a su antojo la Ley Electoral. En 2008 la disidencia triunfó en 8 gobernaciones y la Alcaldía Metropolitana, y en 2007 derrotó a Chávez en el referéndum constitucional.

6. Gracias al sistema automatizado han podido contarse los votos opositores, sobre todo en el interior del país y en los municipios rurales por diversas razones desatendidos. El voto electrónico favorece a quienes no pueden usar el Estado como maquinaria electoral y la reacción contra él se parece al síndrome de Frankenstein, miedo a la ciencia y tecnología porque se voltean contra el hombre. La falla de la Unidad consiste en no cubrir parte de las mesas electorales por el déficit de voluntarios, y donde no los hay es más fácil trampear.

7. Las trampas son manuales, no electrónicas. Favor no dispararle al pianista. Dicen que es imposible ganarle a las máquinas porque hay hackers cubanos o rusos en submarinos cerca de la costa, e incluso chinos flaquitos ocultos en las cajas. Los problemas reales son: voto asistido, multicedulación, grupos armados en centros electorales, expulsión de testigos, uso brutal de los recursos del Estado. Lo procedente, en vez de llantos, es desde hoy iniciar políticas para enfrentar esos, los verdaderos problemas.

8. Contra una mayoría sólida no hay manipulación de circuitos que valga, gerrymandering o malportion, para organizar las circunscripciones en función de favorecer a alguien, lo que tiene un límite porque no es posible sonsacar votos infinitamente. Se puede hacer un máximo de trasiegos, pero cuando aparece una votación abrumadora eso no funciona. El reto es ganar Barinas, Apure, Cojedes, Guárico, el interior de Lara, Miranda, Zulia, Carabobo.


Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher

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GABRIEL S. BORAGINA, EL MERCADO IMPERFECTO

Un lector critica mi definición de capitalismo en los siguientes términos:

"Por principio, no me gustan las definiciones. El Capitalismo, como cualquier otro Sistema, ha ido evolucionando con el paso del tiempo, porque las circunstancias han cambiado."
Siguiendo el criterio de este lector, tendríamos que postular el cierre definitivo o clausura de la Wikipedia. Pero naturalmente con ello no sería suficiente. Además, también tendríamos que postular el cierre definitivo de la Real Academia Española. Y enviar a la hoguera todos los diccionarios y enciclopedias del mundo. Con todo, no creo que mediante estos procedimientos pudiéramos acabar con las definiciones que no le gustan a nuestro amigo lector. Claro que no.
Con el tiempo he aprendido que cuando alguien me dice que "no le gustan las definiciones", en realidad lo que me está queriendo decir es que lo que no le gustan son mis definiciones y en cambio le gustan sus definiciones. Como veremos, cuando analicemos como continúa su mensaje el lector en cuestión, nos daremos cuenta que también es su caso. Lo que no le gusta a este lector es mi definición, solamente porque contradice la de él, que obviamente le gusta más.
Pero notemos como continúa su crítica este lector. Dice seguidamente a lo anterior esto:
"Vivimos en un mundo en el que se adora al Mercado".
Para refutar esta falsedad me permito -inmodestamente- citar un párrafo de mi libro Socialismo y Capitalismo, donde digo:
"Catalácticamente; el mercado es un proceso de intercambio de valores y no mucho más que eso en esencia, proceso en el cual, intervienen millones de personas, virtualmente todo el mundo y dentro del cual, los valores intercambiados no son necesariamente materiales, en el mercado, se truecan valores (por definición, inmateriales) que recaen sobre objetos materiales o inmateriales, en última instancia; y como bien han subrayado los economistas austriacos, todos los valores transados en el mercado son inmateriales, algo que un antiliberal niega, sea por ignorancia o bien por pura maldad." (ob. Cit. Pág. 293)
Un poco más abajo digo:
"....si estudiar el complejo mecanismo de funcionamiento del mercado puede llevar algún tiempo y una cierta dosis de preparación y especialización, entender qué es el mercado no requiere un esfuerzo análogo, como ya hemos explicado; allí donde hay dos personas y se verifica un intercambio, por minúsculo e insignificante que sea, allí ya tendremos un mercado, toda persona que consume, que produce, que demanda o que oferta cualquier cosa, está formando parte del mercado, con lo cual, difícilmente pueda hablarse de "excluidos" del mercado, y –nuevamente digámoslo- que el mercado no excluya a nadie no implica otorgarle facultades sobrenaturales ni divinas; todos formamos parte del mercado en la medida que cumplimos alguna o todas de dichas actividades, ocurre que no se puede estar "fuera" del mercado, como no es posible que haya personas que estén "fuera" de la sociedad. Claro que, otra cosa será hablar de cuál será el nivel de satisfacción y de vida de dicha sociedad; pero sea que hablemos de sociedades ricas o pobres, ambas siempre lo serán o no, pero invariablemente dentro de la estructura del mercado." (ob. Cit. Pág. 296)
Como percibimos, a través de los párrafos transcriptos, no tiene ninguna clase de sentido decir que "se adora al mercado".
Tal quedó plasmado en las citas de mi libro, el mercado no es otra cosa que la palabra mediante la cual designamos el proceso por el que la gente hace intercambios entre sí. Estos intercambios se efectúan por necesidad (o -mejor dicho- para satisfacer una necesidad) y no por "adoración". Nadie compra un par de zapatos porque "adore" entregarle su dinero al zapatero. Ni el zapatero compra el pan porque "adore" darle ganancias al panadero. Si vamos al caso, sería más "adorable" poder tener de todo sin necesidad de comprar ni vender nada, es decir tener todo gratis. Desde este punto de vista, el mercado no tendría nada de "adorable". Se trata -como tantas veces dijimos- simplemente de un mecanismo de intercambio entre personas. Nadie "adora" al mercado. Se podrán "adorar" los productos que en este mercado se producen, pero no al mercado en sí mismo. La importancia del mercado no reside en que sea o pueda ser objeto de "adoración".
Continúa nuestro lector de esta manera:
"Creo en los mercados como herramienta y no creo en el Comunismo ni en el Populismo".
Como recordaremos al comenzar nos dijo que no le gustaban "las definiciones". Pudimos inferir que, lo que en realidad quiso decir fue que no le gustaba mi definición de capitalismo, sino la suya (que por cierto tuvo buen cuidado en ocultarla o callarla, aunque podemos imaginarla). Pero cuando dice que no cree en el comunismo ni en el populismo (ignoramos el porqué las letras capitales en ambos vocablos) ello implica que reconoce como diferentemente definidos los términos "capitalismo-comunismo-populismo". Si estas tres palabras no estuvieran definidas de manera diferente, las tres deberían significar la misma cosa para el crítico lector, pero es evidente que no usa las tres como sinónimos. Ergo, las define de manera separada, con lo que él mismo se autoinvalida cuando -en contrario- afirma que "no le gustan las definiciones". De hecho, está usando definiciones, está definiendo... claro, a su gusto y a su manera. Pero define. Al menos, lo hace cuando distingue entre "capitalismo-comunismo-populismo".
Y sigue, el amable lector, así:
"pero no es cierto que los mercados se autoregulen"
Y ya que el lector define (aunque lo niegue) recordemos que, según la definición de mercado (conforme la Escuela Austriaca de Economía en varios de sus autores) esta palabra sólo designa a un mínimo de dos y un máximo de infinitas personas realizando intercambios. ¿Tiene sentido decir que las personas que intercambian no se pueden "autoregular"? Es más, ¿tiene sentido decir que estoy impedido de "auto-regularme" cuando voy a comprar al supermercado? En realidad, tanto el lector como yo y todos estamos "auto-regulados" cuando vamos al supermercado. Lo que nos "auto-regula" es la cantidad de dinero que tengamos al momento en nuestras billeteras (o saldos en las tarjetas de crédito). Si yo no pudiera "auto-regularme" cuando voy a comprar, sería un comprador compulsivo, gastaría todo mi ingreso, y en poco tiempo me quedaría en la miseria.
En este sentido, el mercado me "auto-regula" en cuanto a lo que gano (que no es más que una cierta cantidad) y lo que gasto o puedo -mejor dicho- gastar (que necesariamente tiene que ser siempre una cantidad inferior a la primera).
Y cierra su comentario, nuestro amable lector, con esta frase:
"entre otras cosas porque no existe el mercado perfecto"
Esta especie de humorada la hemos refutado cientos de veces. ¿Alguien puede creer que en un mundo imperfecto existen cosas "perfectas", por ejemplo, un mercado? Ningún liberal pro-capitalista creyó ni creerá jamás en "mercados perfectos".
Pero en realidad, quienes se quejan de que los mercados son imperfectos están asumiendo que, los que -según ellos- deberían regular los mercados (es decir, los burócratas estatistas) son "por" definición "perfectos". En suma, quienes se consideran "perfectos" son precisamente los que se quejan de que los mercados son imperfectos. O sea, todos quienes discrepen con ellos son "por definición" imperfectos. Y "perfectos" serian los que "se dan cuenta" que los mercados son imperfectos. F. A. v. Hayek dio como título a su último libro el nombre de este síndrome: La fatal arrogancia. Cuidémonos pues de los que acusan a los mercados de imperfectos, ya que ello implica que ellos -o quienes ellos designen en su lugar- serán aquellos a quienes señalen como "perfectos" para controlar, no sólo los mercados sino a todos nosotros.
Tener que explicar todas estas cosas indica, a las claras, la poca idea que se tiene en general de lo que es tanto el capitalismo como el mercado.

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina


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GABRIEL S. BORAGINA, EL MERCADO IMPERFECTO
Un lector critica mi definición de capitalismo en los siguientes términos:
"Por principio, no me gustan las definiciones. El Capitalismo, como cualquier otro Sistema, ha ido evolucionando con el paso del tiempo, porque las circunstancias han cambiado."
Siguiendo el criterio de este lector, tendríamos que postular el cierre definitivo o clausura de la Wikipedia. Pero naturalmente con ello no sería suficiente. Además, también tendríamos que postular el cierre definitivo de la Real Academia Española. Y enviar a la hoguera todos los diccionarios y enciclopedias del mundo. Con todo, no creo que mediante estos procedimientos pudiéramos acabar con las definiciones que no le gustan a nuestro amigo lector. Claro que no.
Con el tiempo he aprendido que cuando alguien me dice que "no le gustan las definiciones", en realidad lo que me está queriendo decir es que lo que no le gustan son mis definiciones y en cambio le gustan sus definiciones. Como veremos, cuando analicemos como continúa su mensaje el lector en cuestión, nos daremos cuenta que también es su caso. Lo que no le gusta a este lector es mi definición, solamente porque contradice la de él, que obviamente le gusta más.
Pero notemos como continúa su crítica este lector. Dice seguidamente a lo anterior esto:
"Vivimos en un mundo en el que se adora al Mercado".
Para refutar esta falsedad me permito -inmodestamente- citar un párrafo de mi libro Socialismo y Capitalismo, donde digo:
"Catalácticamente; el mercado es un proceso de intercambio de valores y no mucho más que eso en esencia, proceso en el cual, intervienen millones de personas, virtualmente todo el mundo y dentro del cual, los valores intercambiados no son necesariamente materiales, en el mercado, se truecan valores (por definición, inmateriales) que recaen sobre objetos materiales o inmateriales, en última instancia; y como bien han subrayado los economistas austriacos, todos los valores transados en el mercado son inmateriales, algo que un antiliberal niega, sea por ignorancia o bien por pura maldad." (ob. Cit. Pág. 293)
Un poco más abajo digo:
"....si estudiar el complejo mecanismo de funcionamiento del mercado puede llevar algún tiempo y una cierta dosis de preparación y especialización, entender qué es el mercado no requiere un esfuerzo análogo, como ya hemos explicado; allí donde hay dos personas y se verifica un intercambio, por minúsculo e insignificante que sea, allí ya tendremos un mercado, toda persona que consume, que produce, que demanda o que oferta cualquier cosa, está formando parte del mercado, con lo cual, difícilmente pueda hablarse de "excluidos" del mercado, y –nuevamente digámoslo- que el mercado no excluya a nadie no implica otorgarle facultades sobrenaturales ni divinas; todos formamos parte del mercado en la medida que cumplimos alguna o todas de dichas actividades, ocurre que no se puede estar "fuera" del mercado, como no es posible que haya personas que estén "fuera" de la sociedad. Claro que, otra cosa será hablar de cuál será el nivel de satisfacción y de vida de dicha sociedad; pero sea que hablemos de sociedades ricas o pobres, ambas siempre lo serán o no, pero invariablemente dentro de la estructura del mercado." (ob. Cit. Pág. 296)
Como percibimos, a través de los párrafos transcriptos, no tiene ninguna clase de sentido decir que "se adora al mercado".
Tal quedó plasmado en las citas de mi libro, el mercado no es otra cosa que la palabra mediante la cual designamos el proceso por el que la gente hace intercambios entre sí. Estos intercambios se efectúan por necesidad (o -mejor dicho- para satisfacer una necesidad) y no por "adoración". Nadie compra un par de zapatos porque "adore" entregarle su dinero al zapatero. Ni el zapatero compra el pan porque "adore" darle ganancias al panadero. Si vamos al caso, sería más "adorable" poder tener de todo sin necesidad de comprar ni vender nada, es decir tener todo gratis. Desde este punto de vista, el mercado no tendría nada de "adorable". Se trata -como tantas veces dijimos- simplemente de un mecanismo de intercambio entre personas. Nadie "adora" al mercado. Se podrán "adorar" los productos que en este mercado se producen, pero no al mercado en sí mismo. La importancia del mercado no reside en que sea o pueda ser objeto de "adoración".
Continúa nuestro lector de esta manera:
"Creo en los mercados como herramienta y no creo en el Comunismo ni en el Populismo".
Como recordaremos al comenzar nos dijo que no le gustaban "las definiciones". Pudimos inferir que, lo que en realidad quiso decir fue que no le gustaba mi definición de capitalismo, sino la suya (que por cierto tuvo buen cuidado en ocultarla o callarla, aunque podemos imaginarla). Pero cuando dice que no cree en el comunismo ni en el populismo (ignoramos el porqué las letras capitales en ambos vocablos) ello implica que reconoce como diferentemente definidos los términos "capitalismo-comunismo-populismo". Si estas tres palabras no estuvieran definidas de manera diferente, las tres deberían significar la misma cosa para el crítico lector, pero es evidente que no usa las tres como sinónimos. Ergo, las define de manera separada, con lo que él mismo se autoinvalida cuando -en contrario- afirma que "no le gustan las definiciones". De hecho, está usando definiciones, está definiendo... claro, a su gusto y a su manera. Pero define. Al menos, lo hace cuando distingue entre "capitalismo-comunismo-populismo".
Y sigue, el amable lector, así:
"pero no es cierto que los mercados se autoregulen"
Y ya que el lector define (aunque lo niegue) recordemos que, según la definición de mercado (conforme la Escuela Austriaca de Economía en varios de sus autores) esta palabra sólo designa a un mínimo de dos y un máximo de infinitas personas realizando intercambios. ¿Tiene sentido decir que las personas que intercambian no se pueden "autoregular"? Es más, ¿tiene sentido decir que estoy impedido de "auto-regularme" cuando voy a comprar al supermercado? En realidad, tanto el lector como yo y todos estamos "auto-regulados" cuando vamos al supermercado. Lo que nos "auto-regula" es la cantidad de dinero que tengamos al momento en nuestras billeteras (o saldos en las tarjetas de crédito). Si yo no pudiera "auto-regularme" cuando voy a comprar, sería un comprador compulsivo, gastaría todo mi ingreso, y en poco tiempo me quedaría en la miseria.
En este sentido, el mercado me "auto-regula" en cuanto a lo que gano (que no es más que una cierta cantidad) y lo que gasto o puedo -mejor dicho- gastar (que necesariamente tiene que ser siempre una cantidad inferior a la primera).
Y cierra su comentario, nuestro amable lector, con esta frase:
"entre otras cosas porque no existe el mercado perfecto"
Esta especie de humorada la hemos refutado cientos de veces. ¿Alguien puede creer que en un mundo imperfecto existen cosas "perfectas", por ejemplo, un mercado? Ningún liberal pro-capitalista creyó ni creerá jamás en "mercados perfectos".
Pero en realidad, quienes se quejan de que los mercados son imperfectos están asumiendo que, los que -según ellos- deberían regular los mercados (es decir, los burócratas estatistas) son "por" definición "perfectos". En suma, quienes se consideran "perfectos" son precisamente los que se quejan de que los mercados son imperfectos. O sea, todos quienes discrepen con ellos son "por definición" imperfectos. Y "perfectos" serian los que "se dan cuenta" que los mercados son imperfectos. F. A. v. Hayek dio como título a su último libro el nombre de este síndrome: La fatal arrogancia. Cuidémonos pues de los que acusan a los mercados de imperfectos, ya que ello implica que ellos -o quienes ellos designen en su lugar- serán aquellos a quienes señalen como "perfectos" para controlar, no sólo los mercados sino a todos nosotros.
Tener que explicar todas estas cosas indica, a las claras, la poca idea que se tiene en general de lo que es tanto el capitalismo como el mercado.

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com

@GBoragina

CARLOS E. AGUILERA A., EL OCASO DEL POPULISMO CHAVISTA

El temor al rechazo popular, que ya está siendo ostensible desde hace tiempo, podría dar al traste con un Gobierno en el cual ya nadie cree. La perturbación llega a extremos que cada día se acrecienta la utilización de las estrategias de Goebbels, viejas prácticas que ejecutaron Hitler y sus acólitos y que en nuestro país se suma al nepotismo y la corrupción, temas que exacerba el estado de ánimo de todos los venezolanos y que el régimen se empeña en echarle la culpa a los medios de comunicación.

A diario se observan los tamaños dislates puestas en prácticas por el oficialismo en sus distintas instancias, lo cual permite a cualquier organismo internacional imaginarse que nuestro país no solo tiene corruptos sino también ignaros, lo cual obviamente no se corresponde con la realidad, por cuanto pese a que quienes detentan el poder desde hace 15 años no se ha ocupado ni  preocupado por dar fiel cumplimiento a la Carta Magna, existe un pueblo ávido de cultura y del rescate de los valores éticos.

Nos hemos referido a Josehp Goebbels en innumerables ocasiones a través de nuestros artículos de opinión, siniestro personaje que fue ministro de Propaganda del régimen genocida de Adolf Hitler, cuya designación fue producto de la arbitrariedad de un sicópata que ofreció un imperio de mil años. Sobran razones para despreciar la figura siniestra de un lisiado que paradójicamente simbolizó la denominada raza superior. Sin embargo su perversa intención de gobernar indefinidamente, le obligó a utilizar malévolamente ideas que influyeran sobre las masas, mediante la propaganda que saturaba por todos los medios y con gigantografías en las que exaltaban su figura como un prohombre líder y amo absoluto del destino de Alemania, lo cual también ocurre en gobiernos de mediocres, cuando engañan sin el más mínimo pudor.

La estrategia única de Goebbels no se afincó en el nepotismo, pese a que esta brutal intromisión de parientes en cargos públicos no estaba prohibida en la etapa hitleriana. Tampoco hubo narcotráfico o narcotraficantes vinculados con el Gobierno del sanguinario Fuhrer alemán, ya que en ese tiempo las mafias de las drogas estaban lejos de tener el rol estelar que actualmente les permite participar en campañas políticas y en Gobiernos de corte fascista, signados por el populismo, la demagogia y la mitomanía.

La estrategia del endemoniado Goebbels, convencido que su misión era la de influir en el pueblo, consistió en que su propaganda era el mejor medio de lograrlo. Tanto así que en un discurso del 16 de Marzo de 1933, habla de ello casi apasionadamente: “Un Gobierno como el nuestro, obligado a tomar medidas de muy largo alcance, tiene que preparar el terreno por medio de la propaganda, con objeto de atraer a las gentes hacia sus miras. Iluminar al público es algo esencialmente pasivo; la propaganda es cosa activa. Estamos decididos a trabajar a las masas hasta que caigan en nuestros brazos”. (Cualquier parecido con personas de la vida real  en nuestro país, es mera coincidencia)

Las diversidades del lenguaje, las ideas, los códigos sociales, las técnicas, las concepciones artísticas, éticas y religiosas son elementos propios del mundo humano que conforman la cultura que es, por tanto, característica del hombre. Los animales pueden crear sociedades disciplinadas y orgánicas, pero nunca producen ese objetivo único que es la cultura.

En forma especial, el lenguaje es vital para no cometer errores que sean verdaderos horrores culturales. El lenguaje permite a los seres humanos y solo a ellos, construir ese sistema de símbolos comunes que es la cultura, que se convierte en el ambiente característico del hombre, un medio además, del que el propio hombre es autor.

Un gobernante que respete a su pueblo debe manifestarse ante los ciudadanos con sanos propósitos; de hacerlo así propenderá a la formación de un Estado con bases éticas y jurídicas que consoliden una gran nación, ya que de no cumplir con el colectivo tendrá la responsabilidad histórica y allí quedará plasmada. El gobernante ignorante no puede dedicarse a la parlanchina tarea de repetir como un loro algunas frases que fueron recogidas al paso; simplemente está obligado a un meditado silencio y una profunda reflexión, y esperar que el tiempo obre el milagro para que se digan y se practiquen cosas sensatas. Esas cosas sensatas, reales más no virtuales de las que el pueblo está ávido desde hace mucho tiempo.

Las dificultades que atraviesa Venezuela en todos sus niveles y que se acrecienta día a día, evidencia de que Nicolás Maduro no sabe como enfrentar un  descontento político y social, que crece con el deterioro de la economía y las medidas populistas para contrarrestar el desabastecimiento de alimentos y medicinas; la inseguridad; la pésima calidad de vida de los venezolanos, agobiados por tantos problemas; la inflación; la improvisación y el drenaje de las reservas monetarias del país menguadas por años de despilfarro.

Hemos venido observando que el sustento político del modelo populista de este régimen, que se precia de ser socialista y revolucionario del siglo XXI, es la distribución de la riqueza con la promesa de llevar el bienestar a las mayorías, “al pueblo”, lo que significa que requiere de una riqueza sostenida como base material y de la percepción de que esa distribución solo puede garantizar un modelo socialista que proclame la superioridad absoluta del poder del “pueblo”, por encima de cualquier otra norma. Y prevalido de ello apela a la regla de la mayoría, menoscabando otras, como el respeto a las leyes que garantiza la disidencia y protege a las minorías.

Una voz de alerta se dejó escuchar en fecha reciente cuando el secretario saliente de la Unasur, Alí Rodríguez  manifestó que “Venezuela debe definir mejor el perfil de su política económica y advirtió que el Estado no puede asumir el control de todas las actividades de la economía, dado que su eficacia es muy limitada”.Y fue más allá, cuando expresó que “debe haber una definición en cuanto a los roles que va a cumplir el sector privado, estableciendo las regulaciones para evitar la formación de monopolios. Finalmente, con una interrogante dejo plasmada su preocupación por el devenir de los acontecimientos a futuro, cuando subrayo: ¿Qué vamos a hacer con un conjunto de actividades en las cuales se ha venido metiendo el Estado y que están francamente mal y no lo podemos ocultar?.

He allí la interrogante  que comparte la mayoría del pueblo venezolano.

El populismo y la demagogia capturan el poder y redistribuye la riqueza, pero no la repone. De allí, el fracaso de sus políticas.

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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SUSANA MORFFE, NO SOMOS CUBAZUELOS (ENTRE CIELO Y TIERRA)

Los propósitos de Dios son irreversibles y es claro que, el gobernante que actúa injustamente será juzgado y castigado por Dios en el fin
En Venezuela no podemos permitir que las cicatrices de un pasado erosionen la vida de este país, caracterizado por su amplitud para recoger la cosecha de lo que produce. Una de nuestras cosechas es la que tenemos desde hace muchos años atrás, la carta magna que protege los derechos como ciudadanos y a la vez nos recuerda los deberes por cumplir.  Si algo hay que recordarle al mandatario de turno es que el Artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es muy amplio y entre otras cosas ordena:
 “La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”.
Se infiere que los venezolanos estamos confrontando una situación de abusos y maltratos con las nuevas tarifas de electricidad, tomando en cuenta el pésimo servicio que ofrece Corpoelec, cobrando hasta un 200% del valor del consumo cuando lo que tenemos son permanentes apagones. A esto se suma, las recurrentes fallas y desperdicio en el suministro de agua, siendo la Isla Margarita doliente por indolencia del organismo (Hidrocaribe) que administra el recurso, al hacer caso omiso de la fuga del vital líquido en la tubería submarina rota y denunciada por voceros o activistas sociales.
Nos hemos convertido en patrimonios vivientes de la mediocridad revolucionaria,  y no vamos a calarnos un recargo más porque están robando descaradamente con las facturas de electricidad, un servicio que todos reconocemos que no sirve sino para robar a los usuarios. El Artículo 3 de la Constitución ordena: “El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo (…)”.
Los políticos y gobernantes no están en la palestra pública para dirigir, condicionar o esclavizar la vida de los ciudadanos, sino para establecer las mejores condiciones a una vida plena. No nacimos para mendigar, nacimos para triunfar. Del mismo modo, la huella dactilar de los 29 millones de ciudadanos con nacionalidad venezolana, solo deben ser utilizadas para refrendar la historia positiva de nuestro país y no para comprar la comida que el régimen ha desaparecido de los supermercados por sus equivocadas políticas económicas. Es evidente que los que procuraron el golpe de estado en el año 1992 y 2002 son los que guardan silencio en 2014.
¡No seremos una réplica de Cuba! Tal vez al pueblo cubano lo adormecieron y lo embrutecieron durante más de 50 años, esa era la meta para tener al pueblo sometido, sin condiciones para conocer algo distinto a las ideas macabras de un hombre que en su mente experimentó la estrechez, como consecuencia de una niñez entre las penurias y una vida de dureza económica.  Si su país fue indolente con su familia y bienes, no le vamos aceptar imposiciones reñidas con nuestra soberanía. “Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”.
La vida de cada habitante en Venezuela es sagrada, mientras que la responsabilidad del Estado es permanecer vigilante ante las condiciones de total seguridad que permita la convivencia humana y el genuino desarrollo del pueblo y no el pueblo al servicio de los políticos. No expongan a más pruebas a la población, ni insistan en convertirnos en cubazuelos.

Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, REFLEXIONES SOBRE LA VIOLENCIA, PAZ Y RELIGIÓN

«Entiendo por comunión toda coincidente actitud respecto a las necesidades y fines en los hombres que forman sociedades. El Hombre no ha logrado comulgar en casi nada porque, absurdamente, se porta cual animal irracional. El expuesto entendimiento sólo podría acontecer ulterior a una intensa reeducación de los sujetos. Un siglo sería suficiente para lograrlo. Ocurre -no obstante- que es más placentero para la mayoría mantenerse en querella constante»

Nuestra «Historia Universal» dicta que siempre  el Hombre ha vivido bajo querella. Empero, simultáneamente, ha procurado forjarse una «religión»: lo cual significa que, no obstante garantizarse su alimentación, sin la «razón moral» la especie se extinguiría rápidamente.

En múltiples formas, las religiones más propagadas en el mundo («Hinduismo»,  «Budismo», «Taoísmo», «Judaísmo», «Islamismo» y «Cristianismo») ofrecen una «paradisíaca resurrección»: es decir, «vida espiritual» después de la «muerte física». Entre las mencionadas, sería el «Hinduismo» la que más aproxima sus postulados a la justicia  auténtica.

¿POR QUÉ «EL HINDUISMO»?

Los orígenes escriturales del «Hinduismo» se fijan en los llamados «Vedas», que no son sino  himnos («Rigveda», el «Samaveda», el «Yajurveda» y el «Atharvaveda») elaborados en el curso de varios siglos. 900 años a. de C. ya habían sido conformados totalmente. También se platica sobre las doctrinas «Samsara» (el viaje de las almas) y «Karma» (vocablo que registra la idea según la cual cada cosa que nos ocurre está precedida por acciones pasadas acaecidas en [seres] cuerpos que encarnábamos). Semejante creencia se reflejó en la Literatura «Brahmana» (que postulaba rituales diversos, públicos y privados). Igual se dice que las sesiones alrededor de los maestros («Upanisads» o «Vedantas») dieron cuerpo al «Hinduismo».
La metodología y filosofía «hinduista»  nutre al «Yoga» o «Yoghismo» («Identificación Universal»). En la Antigüedad, los hindúes adoraron al «falo» («lingam»). Se han hallado figuras de hombres en posición yoga con el pene erguido y cercado por sumisas bestias (de lo cual se popularizaría la expresión «señor de las fieras»). El órgano masculino ha sido símbolo de la fecundidad en muchas tribus y en distintas regiones.

LA PRÉDICA DE «LA NO VIOLENCIA» (1)

Las bíblicas y violentas acciones de Jesucristo contra los mercaderes del templo y el «ojo por ojo diente por diente», entre otros detalles más o menos relevantes, delatan intolerables rasgos de crueldad en una doctrina acogida por más de mil millones de personas en el Mundo. En ello difiere abiertamente el «Hinduismo»: tesis para la cual son fundamentales el «Ahimsa» («no violencia») que, con infinito fervor, asumiera GANDHI (1869-1948). Los hindúes no son violentos con los animales y los adoran por dictado religioso (de ahí la tendencia vegetariana de quienes se adhieren al «yoghismo»).

En la Historia del Advenimiento de Cristo, pasajes bíblicos muestran -indistintamente-  sacrificios de criaturas racionales e irracionales. En realidad, sin problemas de naturaleza espiritual,  los cristianos se comen a los animales. Si es preciso, practicarían la «antropofagia» y justificarían -de algún modo-  la acción (sucedió a quienes viajaban en un avión que, años atrás,  se estrelló en la Cordillera Andina)
El «Hinduismo» propende a la enseñanza [sugerencia] del «ascetismo» («Brahmacharía»), las «abstinencias» («Yama»), las  virtudes inherentes al seguimiento de rigurosas reglas en la vida («Niyama»). El Cristianismo perdona, al pie de la muerte, a todos los pecadores. Podría un católico vivir disipadamente sin preocuparse: al final será «redimido».

PROBAR LA «NO VIOLENCIA» COMO SOLUCIÓN

En naciones como las nuestras, caracterizadas por una enfermiza exaltación de la guerra (los disturbios estudiantiles, las manifestaciones de calle donde percibimos exacerbaciones verbales y enfrentamientos armados), los políticos o religiosos no suelen proponer la «No Violencia» para discutir y resolver  problemas sociales. Buscan servir de «mediadores», justificar, legitimar las «insurrecciones» o «amotinamientos» callejeros  para la consecución de cierta «figuración pública» con fines específicos. Prosperan -aún- los regimientos de rebeldes (los fútiles y «de liberación», de signo o formato paramilitar-terrorista) y se teoriza sobre las «luchas de clases» hasta en universidades con autonomía administrativa y académica. Instituciones que todavía rehúsan admitir que promoviéndolos cavan -suicida y cobardemente- lo que será su sepultura cuando usurpen el Poder del Mando Político y ultrajen nuestras honorables y vetustas instituciones para la Educación Superior.

En Occidente, la «violencia» es, sistemáticamente, prodigada y elogiada. Resulta satisfactorio ver una película de acción que, desde mi palco, no es más que un retrato de la interioridad del (criminal) occidental. El «varón arquetipal» es fuerte, defiende a sus hembras hasta la muerte, bebe pócimas, toma cuanto su antojo dicta y no es perpetuamente  [proscripto] castigado por legislaciones religiosas (dije que, «antes de escindir», puede ser perdonado).  Los fusiles, las pistolas, ametralladoras, bazucas, lanza-morteros, bombonas de gas y explosivos plásticos, decapitaciones y ejecuciones masivas son símbolos de la Dignidad y Justicia «Revolucionaria» Presunta.

Es probable que la «No Violencia» jamás prospere, porque ello implicaría la quiebra de las fábricas de armamentos: y, consecuentemente, la precipitación de una nunca vista e internacional crisis financiera. Después del «narcotráfico» y «petróleo», esas industrias conforman los más prósperos negocios de una Civilización contagiada de letalidad.

La Humanidad se evitaría numerosos traumas y lesiones graves tras sumarse a la praxis de la «Ahimsa». Y, no sólo ello: desecharíamos incómodos «complejos», «rivalidades» por la «posesión de bienes», la «competencia», los «anhelos suicidas», el «miedo a la muerte» y la «disolución de las familias» y  «sociedades». Leamos al admirable y santificado KRISHNAMURTI: «[…] La comparación, el conflicto, la competencia, no sólo crean deterioro, sino también miedo; y, donde hay miedo, hay oscuridad; no hay afecto, comprensión, amor […]» (2)

LA PLÁTICA DE THE BEATLES CON UN «SWAMI» HINDÚ

Aun cuando John LENNON adquiriese más fama de «pacifista» que sus compañeros de banda (George, Ringo y Paul), todos los miembros de The Beatles predicaron «the peace and love» en boga durante los tiempos de la Guerra de Viet-Nam. En aquellos días de estupor a causa de las matanzas de jóvenes norteamericanos y vietnamitas,  músicos y escritores  elevaban mociones de paz.
Srila Prabhupada era el nombre del swami que conversaría con el mítico cuarteto. Dirigiéndose a Lennon, afirmó:

«[…] He leído algunas de tus declaraciones y veo que estás ansioso de hacer algo. En verdad, toda persona santa debería estar ansiosa de promover que haya paz en el mundo. Pero, se debe conocer el proceso que se requiere para ello. En El Bhagavad-gita (5.29), el Señor Krsna explica cómo encontrarla […]»

Seguido, el maestro aludiría la escritura sagrada: «[…] Los sabios, que saben que soy el fin último de todos los sacrificios y austeridades, el Señor Supremo de todos los planetas y semidioses, y el benefactor y bienquiriente de todas las entidades vivientes, encuentran la paz y se liberan de los tormentos de los sufrimientos materiales […]» (3)

Los defensores y propulsores naturales de la paz deberían ser los políticos con poder de mando sobre naciones. Sin embargo, exiguos pasos ejecutan hacia la materialización  definitiva de tan noble fin. Empiezan por generar peleas domésticas en sus agrupaciones, luego expanden rabias y vicios por sus países. Pronto, peligrosamente, al exterior.

¿ABOLIR LAS RELIGIONES EXISTENTES?

Automáticamente, la «Razón Moral» que impulsó a los «seres inteligentes» a fundar  religiones fijó la «protección irreflexiva» de la Propiedad Privada. Se definió como «delito» la injerencia (abrupta o no) de un hombre en territorios demarcados. La usurpación por parte del allanador-invasor-conquistador de funciones o quehaceres del [dueño] «propietario convencional», «ocupacional» o «tradicional» desestabilizaba a las tribus. El natural temor de las criaturas pensantes a (La «Muerte») lo «desconocido» hizo que prosperara el acomodaticio y celestial arbitraje.
Los problemas surgen con el develamiento de lo siguiente: la «Razón Moral» puede establecerse sin previsiones éticas. Si -por ejemplo- meditamos en derredor a la «tesis proudhoniana» respecto a si es o no «robo» La Propiedad, los motivos morales que precedieron a la invención de algunas religiones no fueron éticos. Con las [de catequesis] prohibiciones, interdictos o mandamientos «divinos», se protegió más la idea de la «preservación de los bienes» que la defensa del «Derecho a la Vida». El tótem cercó lo que creyó suyo y se apropió indebidamente de «Dios»:

«[…] Aunque todos somos seres humanos, hemos alzado murallas entre nosotros mismos y nuestro prójimo por medio del nacionalismo: por la raza, casta y clase, cosa que también engendra aislamiento, sentimiento de soledad […]» (Krsna sentence for love)

Sería válido que los habitantes de la Tierra nos planteásemos la posibilidad de fundar una ¿infalible? (Ética) Religión. «Edificarla» teniendo por precepto a lo «universal» y «espiritualmente» favorable a la especie, jamás a las «necesidades» o [caprichos] «querencias» particulares de grupos étnicos o enjambres políticos: a quienes, sin duda, unen factores ajenos al «Bien Supremo e Irrecusable» Las religiones tradicionales son «irreconciliables» y (por inoperantes) «abolibles». Los hombres de este tiempo merecemos una comunión menos [ininteligible] «frágil» o «tribal».

NOTAS.-

(1) Sugiero leer a Chandra Bala, Mahatma: su texto Yug, yoga, yoguismo («Editorial Diana», Mexico, 1970)
(2) KRISHNAMURTI, Jiddu: La mutación psicológica («Fondo Editorial Bhaktivedanta», Mexico, p. 1)
(3)  KRISHNAMURTI, Cfr., p. 155

Alberto Jiménez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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ALFREDO MICHELENA, DEL ZUMAQUE A LA DEBACLE… PETROLERA, BITÁCORA INTERNACIONAL

A 100 años del reventón del primer pozo petrolero venezolano, el Zumaque 1, las noticias son malas, muy malas. La producción de petróleo viene cayendo y el precio del “excremento del diablo”, como lo calificó el exministro y fundador de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonzo, va en picada: 10% en las últimas semanas.

Aquella Venezuela que lideraba en producción mundial petrolera se esfumó y ahora estamos en el puesto número 13. ¿ De que sirve tener las mayores reservas petroleras del mundo, si la producción va en picada y el país se hunde?
En el modelo anterior de distribución de la renta petrolera, vendíamos petróleo recibíamos dólares y el gobierno lo distribuía a través del modelo de substitución de importaciones, es decir, inyectaba petrodólares a los empresarios interesados en producir lo que se importaba. Esto generaba empleo y demanda interna. Este modelo tenía sus problemas y el mayor era el de tener el techo de un mercado chico y superprotegido. Había que lanzarse a exportar, competir en el exterior y acabar con los subsidios. Los empresarios se opusieron y trataron de correr la arruga. Así hicieron con el Pacto Andino. Incluso defenestraron a Carlos Andrés Pérez, quien osó intentar cambiar el modelo, y con él enterraron la institucionalidad de la República Civil.
Pero fue el chavismo el que cambió el modelo populista tradicional por el “oclócrata” que transfiere directamente la renta a los pobres. El tradicional mal que bien construía obras públicas, creaba industrias y empleos, y una clase media profesional. El otro ha dilapidado todo, sin crear desarrollo, en búsqueda de apoyo político con base al subsidio directo; las llamadas Misiones.
Esto mejoró las condiciones de los más pobres. Pero fue “pan pa’ hoy y hambre pa’ mañana”. Como se empeñaron en destruir a los empresarios y sus ensayos de empresas socialistas fracasaron, optaron por importar.  El consumo no catapultó la producción interna ni se creó empleo y riqueza. Sino que lo hizo en el exterior, por eso los gobiernos beneficiados apoyan al régimen, pues su colapso los afectaría económicamente.
El petróleo como generador de riqueza y bienestar se agotó. El populismo “oclócrata” se devoró US$ 1.500 millardos y está ávido de más para sobrevivir. Pero la incapacidad de incrementar la producción petrolera y la caída de su precio colapsa al régimen. Esto nos muestra, de la forma más trágica, los problemas inherentes al “excremento del diablo”. ¿Habremos aprendido o nos volveremos a embarrar?.
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena

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LEANDRO AREA PEREIRA, DESENCANTO SOCIAL Y CAMBIO POLÍTICO

Los políticos de oposición, que no así los de gobierno por obvias razones, tienden a establecer una relación simplista, de causa-efecto, entre lo que el marxismo vulgar llamó “las condiciones reales de existencia”, por un lado, y las conductas políticas de los seres humanos, los grupos y las clases sociales, por el otro. Y así predicen, y tantas veces se equivocan, que a cierto desencanto social, originado en crisis económicas más o menos graves y sostenidas, corresponderían inexorablemente tendencias hacia el cambio social y político.

La verdad es que el esquema es simplista y casi que indemostrable en la práctica, y soy de los que piensan que en general no es la economía la que determina la política, sino que es más bien la sumatoria de circunstancias y variables, entre ellas la económica, las que producen el desencadenamiento de procesos de cambio, sobre todo los de mayor profundidad. La Revolución Francesa, la rusa, la china, o la mal llamada “cubana”, no tuvieron como razón fundamental de ser motivos económicos aunque es cierto que existían en los países donde se produjeron graves  estados de pobreza e injusticia social.

Parece pues que, enquistados en el facilismo del esquema estímulo-respuesta, perdemos la perspectiva del conjunto y olvidamos lo que está frente a nosotros, lo obvio, y es que ese complejo universo que designamos como “pobres”, no necesariamente, a pesar de sus pesares, aspire cambiar sus condiciones de vida. Ahora en socialismo y antes en democracia, es y fue así. Esa lectura idealizada según la cual la vida pudiera ser mejor y próspera, de libertad, justicia e igualdad, no nace desde abajo, sino que es propiciada desde arriba; auspiciada por liderazgos, élites y una cierta filosofía humanista de origen religioso. El marxismo también es una religión plebeya.

La tendencia general de la gente es a considerar suficiente lo que tiene, conformismo lo llaman, aunque alguna mejora siempre será bienvenida. Pero nada de riesgos o cambios de lealtad; complacientes con la realidad a pesar de hambre, de inseguridad y de injusticia; justificadores y racionalizadores de su situación personal.

Si agregamos a ese menú algunos símbolos y mitos histórico-políticos y los adobamos con regalos misioneros y otras dádivas de “por ahora” o  “mientras tanto”, encontraremos entonces que no es solo el desbarajuste gubernamental lo que puede llevar al cambio político consistente, sino la confluencia de factores que estamos en la obligación de entender y apremiar.

Que no es la vía electoral ni la implosión que pudiera estarse generando con fuerza en los subterráneos del poder, ni la corrupción, ni el narcotráfico, ni el elemento militar, ni la variable externa, por si solas, las que pueden determinar un cambio en el poder político, sino más bien la siempre inédita conjunción de estos elementos y otros, que hacen eclosión y encuentran cauce cuando menos se piensa. La tarea no está hecha. Hay que seguirla haciendo.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

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MARÍA ANTONIETA ANGARITA SERGENT, EPA, TÙ, ¡ MISERABLE!

¿Quién me llamó miserable?, ¿Los señores de los números, el reino de las explicaciones, el imperio de la razón, los gobiernos de las monedas, el principado de las religiones, el dominador de las tierras y los linderos, las monarquías del tiempo y las tres dimensiones? Me repliego en debilidad y abatimiento, desgastada por el vicio de creerme bella y poderosa.

Me dejé engañar con ilusiones y adulación por mi poder y naturaleza, ese poder negro con el que me embriagué hasta dejarme ultrajar borracha de placer. Ahora no puedo parar.

¡Detente hipnotismo asqueroso! ¡Soy Venezuela! No te aproveches de mi vientre que sangra líquido negro, no quebrantes más mis huesos ni te chupes el tuétano. ¡Deja quieta la leche de mis pechos! Estoy débil, no tengo fuerzas para zafarme. ¿Quién me arrulla?, no tengo madre ni padre, están desaparecidos como muertos no reconocidos por la historia en alguna playa o tepui, quizás en alguna cordillera, en la llanura o en el alma del río padre.

Quiero dormir sin ser atacada o ultrajada, necesito salir de este balde de inmundicia. ¿Quién me arrulla?, ¿Quién me abraza? ¡Pido auxilio desde mis entrañas! Pierdo el sentido y me desmarco de las dominaciones. Permanezco en el espacio sin estadísticas ni nombramientos. Aquí la pureza de la existencia no se encuadra en arquetipos humanos y tampoco es aprehendida por la palabra, sin embargo escucho a mi madre que me acuna, es una melodía familiar “duérmete mi niña que tengo que hacer…

¿Me arrulla o es el himno nacional, o el canto del Caroní glorioso golpeando agua sin cesar? La cascada, baña mi cuerpo, no siento peligro y tampoco hace frio. Estoy cubierta de pétalos de rosas, nadie me ultraja, aquí no soy miserable. Tengo sueño, dormida en una piedra me cobija una manta de piedras preciosas que me protege de la noche. Mis manos se aquietan planas en la tierra, me hago yo con ella y con la piedra.

Soy de nuevo tierra y origen, principio y naturaleza. Me re encuentro con el olor de mi madre y el sudor de mi padre, trascendidos en tierra, agua, viento, luna y estrellas. Me reconozco, Soy Venezuela, tierra santa y tierra bella. Recobro el sentido, todo quedó atrás, ya no hay ultraje, soy dueña de mi poder y mi creación. Mis uñas aran la tierra con el poder de la india mi madre y el sudor del indio mi padre. La jornada empieza, hay mucho que hacer. Tarareo como el cristofué, el turpial, el colibrí, el querre querre y la guacharaca. Recojo a mis hijos dispersos, los abrazo y acuno con el calor de mis pechos.

Les canto, “duérmete mi niño que tengo que hacer……, mi vientre sangra poder negro, mis pechos deslumbran como piedras preciosas, mi esqueleto se recupera. ¡No soy miserable! Soy bella, soy buena, Soy Venezuela.

María Antonieta Angarita Sergent
antonieta05@gmail.com
@antonieta05

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