A 100 años del reventón del primer pozo
petrolero venezolano, el Zumaque 1, las noticias son malas, muy malas. La
producción de petróleo viene cayendo y el precio del “excremento del diablo”,
como lo calificó el exministro y fundador de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonzo,
va en picada: 10% en las últimas semanas.
Aquella Venezuela que lideraba en producción
mundial petrolera se esfumó y ahora estamos en el puesto número 13. ¿ De que
sirve tener las mayores reservas petroleras del mundo, si la producción va en
picada y el país se hunde?
En el modelo anterior de distribución de la
renta petrolera, vendíamos petróleo recibíamos dólares y el gobierno lo distribuía
a través del modelo de substitución de importaciones, es decir, inyectaba
petrodólares a los empresarios interesados en producir lo que se importaba.
Esto generaba empleo y demanda interna. Este modelo tenía sus problemas y el
mayor era el de tener el techo de un mercado chico y superprotegido. Había que
lanzarse a exportar, competir en el exterior y acabar con los subsidios. Los
empresarios se opusieron y trataron de correr la arruga. Así hicieron con el
Pacto Andino. Incluso defenestraron a Carlos Andrés Pérez, quien osó intentar
cambiar el modelo, y con él enterraron la institucionalidad de la República
Civil.
Pero fue el chavismo el que cambió el modelo
populista tradicional por el “oclócrata” que transfiere directamente la renta a
los pobres. El tradicional mal que bien construía obras públicas, creaba
industrias y empleos, y una clase media profesional. El otro ha dilapidado
todo, sin crear desarrollo, en búsqueda de apoyo político con base al subsidio
directo; las llamadas Misiones.
Esto mejoró las condiciones de los más
pobres. Pero fue “pan pa’ hoy y hambre pa’ mañana”. Como se empeñaron en
destruir a los empresarios y sus ensayos de empresas socialistas fracasaron,
optaron por importar. El consumo no
catapultó la producción interna ni se creó empleo y riqueza. Sino que lo hizo
en el exterior, por eso los gobiernos beneficiados apoyan al régimen, pues su
colapso los afectaría económicamente.
El petróleo como generador de riqueza y
bienestar se agotó. El populismo “oclócrata” se devoró US$ 1.500 millardos y
está ávido de más para sobrevivir. Pero la incapacidad de incrementar la
producción petrolera y la caída de su precio colapsa al régimen. Esto nos
muestra, de la forma más trágica, los problemas inherentes al “excremento del
diablo”. ¿Habremos aprendido o nos volveremos a embarrar?.
Alfredo
Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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