¿Quién
me llamó miserable?, ¿Los señores de los números, el reino de las explicaciones,
el imperio de la razón, los gobiernos de las monedas, el principado de las
religiones, el dominador de las tierras y los linderos, las monarquías del
tiempo y las tres dimensiones? Me repliego en debilidad y abatimiento,
desgastada por el vicio de creerme bella y poderosa.
Me
dejé engañar con ilusiones y adulación por mi poder y naturaleza, ese poder
negro con el que me embriagué hasta dejarme ultrajar borracha de placer. Ahora
no puedo parar.
¡Detente
hipnotismo asqueroso! ¡Soy Venezuela! No te aproveches de mi vientre que sangra
líquido negro, no quebrantes más mis huesos ni te chupes el tuétano. ¡Deja
quieta la leche de mis pechos! Estoy débil, no tengo fuerzas para zafarme.
¿Quién me arrulla?, no tengo madre ni padre, están desaparecidos como muertos
no reconocidos por la historia en alguna playa o tepui, quizás en alguna
cordillera, en la llanura o en el alma del río padre.
Quiero
dormir sin ser atacada o ultrajada, necesito salir de este balde de inmundicia.
¿Quién me arrulla?, ¿Quién me abraza? ¡Pido auxilio desde mis entrañas! Pierdo
el sentido y me desmarco de las dominaciones. Permanezco en el espacio sin
estadísticas ni nombramientos. Aquí la pureza de la existencia no se encuadra
en arquetipos humanos y tampoco es aprehendida por la palabra, sin embargo
escucho a mi madre que me acuna, es una melodía familiar “duérmete mi niña que
tengo que hacer…
¿Me
arrulla o es el himno nacional, o el canto del Caroní glorioso golpeando agua
sin cesar? La cascada, baña mi cuerpo, no siento peligro y tampoco hace frio.
Estoy cubierta de pétalos de rosas, nadie me ultraja, aquí no soy miserable.
Tengo sueño, dormida en una piedra me cobija una manta de piedras preciosas que
me protege de la noche. Mis manos se aquietan planas en la tierra, me hago yo
con ella y con la piedra.
Soy
de nuevo tierra y origen, principio y naturaleza. Me re encuentro con el olor
de mi madre y el sudor de mi padre, trascendidos en tierra, agua, viento, luna
y estrellas. Me reconozco, Soy Venezuela, tierra santa y tierra bella. Recobro
el sentido, todo quedó atrás, ya no hay ultraje, soy dueña de mi poder y mi
creación. Mis uñas aran la tierra con el poder de la india mi madre y el sudor
del indio mi padre. La jornada empieza, hay mucho que hacer. Tarareo como el
cristofué, el turpial, el colibrí, el querre querre y la guacharaca. Recojo a
mis hijos dispersos, los abrazo y acuno con el calor de mis pechos.
Les
canto, “duérmete mi niño que tengo que hacer……, mi vientre sangra poder negro,
mis pechos deslumbran como piedras preciosas, mi esqueleto se recupera. ¡No soy
miserable! Soy bella, soy buena, Soy Venezuela.
María
Antonieta Angarita Sergent
antonieta05@gmail.com
@antonieta05
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.