“Los empleos públicos
pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga
probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos” “Un ser sin estudios, es
un ser incompleto” (Simon Bolívar)
Ubicando algunas pistas
Compelido por las recuerdos
históricos acontecidos en nuestro proceso libertario acaecidos en el mes de
julio, intentaré invocar tres de fundamental interés de todos los venezolanos,
El 5 de julio de 1811, firma de el acta de la Independencia, el 24 de julio
nacimiento de nuestro Libertador Simón Bolívar y el de la famosa batalla del
lago, que fue decisoria en la afirmación de nuestra Independencia, en esa
importante región de la Gran Colombia, también asumida como día de nuestra
armada. Nació en su amada Caracas, un 24 de julio de 1783, el infante Simón
Bolívar, bautizado con el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad
Bolívar y Palacios, quien fuera años después figura estelar y propulsor
denodado de la libertad de los pueblos sudamericanos del poder colonial
español. Indagando elementos concernientes al Libertador nos encontramos que su
formación pedagógica fue bastante fragmentaria, ya que no curso estudios
formales, igual que otros muchos con bienes de fortuna, recibió instrucción de
tutores privados, no obstante durante un largo periodo en su niñez asistió a un
escuela publica y vivió en la casa de quien fue su consejero y maestro Simón
Rodríguez, de acuerdo a testimonios su educación fue lo mejor que una persona
podía alcanzar, en una conocida carta enviada al General Santander, ofreció uno
de los mas claros testimonios sobre su temprana formación, en ella agrega que
Simón Rodríguez, le enseño a leer y escribir, que Andrés Bello, le cultivo en
el arte de la Composición y en Geografía y el padre Andújar un intelectual,
admirado especialmente por Humboldt, le enseño una de las asignaturas de mayor
complejidad, matemática, después de esto fue enviado a Europa a aprender
idiomas extranjeros y a asistir a la acreditada academia de San Fernando en Madrid,
para optimizar su aprendizaje de matemática.
En este país también
recibió lecciones de esgrima, danza y equitación. En un significativo pasaje
reconoció su deuda intelectual con la ilustración francesa y sentenció “Es
verdad que yo no he aprendido la filosofía de Aristóteles, ni los códigos del
crimen del error, pero, he tratado de profundizar en el estudio de Locke,
Condilac, Buifon, Helvetius, Montesquieu, Mably y los clásicos de la
antigüedad, sean filósofos, poetas o dramaturgos”.
Este esfuerzo incesante de
Bolívar por encontrarse con lo epistémico debe servir de modelo pedagógico o
todos los hijos de esta noble patria, esencialmente su clase política, para poder así empinarse
mas allá de la retórica simplificante y
avanzar y profundizar, lo que en la gramatologías en liza definen
hoy los retóricos de nuevo cuño como democracia plena que permita la redención
de todos pero especialmente los mas débiles, los preteridos de siempre.
Con relación a la fecha de
5 de julio de 1811, marca un hito fundamental de los eventos desencadenados, el
19 de Abril de 1810 y que llevo a la Provincias unidas a dotarse a través de un
congreso constituyente, de una estructura legislativa donde se instituyo la
naciente República, ese feliz día en
acto solemne se firmo el histórico documento de el acta de nuestra
independencia, “En nombre de Dios Todopoderoso nosotros, los representantes de
las provincias de Caracas, Cumana, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y
Trujillo, que forman la Confederación americana de Venezuela en el continente
meridional, reunidas en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión
de nuestros derechos desde el 19 de abril de 1810, en consecuencia de la
Jornada de Bayona y la ocupación del Trono español por la conquista y sucesión
de otra dinastía constituida sin nuestro consentimiento, queremos, antes de
usar de los derechos de que nos tuvo privados la fuerza, por mas de tres siglos, y nos ha restituidos
el orden político de los acontecimientos humanos patentizar al universo las
razones que han emanado de estos mismos acontecimientos y autorizan el libre
uso que vamos hacer de nuestra soberanía”. Y
en el Palacio Federal de Caracas el 8 de julio de 1881. Por la
Confederación de Venezuela, el poder ejecutivo ordena que el acta antecedente
sea publicada, ejecutada y autorizada con el sello de la Confederación. En
referencia a la decisiva batalla de el Lago de Maracaibo, el 24 de julio de
1823, que significo la consolidación de la independencia en esa importante
región, la Escuadra Republicana estuvo dirigida admirablemente por el Almirante
José Prudencio Padilla, “quien con una entusiasta oficialidad y tropas, se
dispusieron con intrepidez y arrojo, a entablar batalla, avanzaron con rapidez
sobre la flota realista. A las 3:45 PM. La Escuadra de Colombia sin
intimidarse, prosiguió avanzando sin disparar; hasta que estando suficiente
cerca abrieron fuego de cañón y fusilería, el Bergantín Independiente embistió
sobre el San Carlos y se dio inicio al abordaje final con el cual se definió la
Victoria para los republicanos”. Los realistas en la más angustiosa
circunstancia, trataron de escapar pero fracasaron en su intento y todos fueron
detenidos. En dos horas de combate, se decidió la batalla, la cual, abrió un
camino para las negociaciones con el alto mando realista, que concluyeron el 3
de agosto del año siguiente, obligándose a entregar el resto de los buques
españoles, la plaza de Maracaibo, el Castillo de San Carlos, el de San Felipe
en puerto Cabello y el día 5 abandonaron finalmente el territorio nacional.
Quiero señalar algunas
pistas que nos permitan una proximidad a la comprensión del pensamiento del
Libertador reverenciándonos en su actitud frente a los aspectos éticos y
educativos.
Cada uno de estos
acontecimientos estará sujeto a una perspectiva integradora del escabroso
proceso histórico, lo que permitirá
vincularlo, con el ayer y el hoy.
En la actualidad con una
fuerza presente, sobre la base de los acontecimientos ocurridos en esta primera
década del siglo XXI, que exigen ser analizados con un enfoque en perspectiva,
pasada, presente para un intento de diseño del futuro.
Para esta tarea hemos
recurrido a la aportación que nos han brindado profusamente los historiadores;
Mario Briceño Iragorry (1897-1958), Manuel Pérez Vila(1922), Germán Carrera
Damas(1930) Estos tan solo para citar la historia de la historiografía
venezolana, que es según opinión de Germán Carrera Damas relativamente nueva,
expuesta en el tomo I de su historia de la historiografía venezolana.
Quizá pueda tomarse como
razonamiento, el tiempo en que pueda afirmarse la existencia de una sociedad
venezolana constituida, no afecta que se tratase de una sociedad autónoma o de
que estuviese incrustada en una realidad política global, como lo fue el
Imperio Español.
Será en esta sociedad,
durante el periodo republicano, donde surge la preocupación y necesidad por
conocer y hacer una valoración de la historia, y, en el cual “hubo afán de
hacer historia durante los años iníciales de la República, mas el estímulo que
los guío, vivió ceñido a las grandes gestas de la epopeya emancipadora”;
lideradas por la figura egregia del Libertador, a través de un discurso
libertario contentivo para la época de una alta carga turbulenta, nutrida con
acontecimientos populares reivindicativos, personalizados en su mayoría por
los: Pardos, mantuanos, indios, zambos, negros y demás, a parte de la
conspiración de los mantuanos, 1808, y de las cartas que desde Londres enviaba,
Francisco de Miranda al Cabildo caraqueño y al Marques del Toro en (1809,)
incitándoles a formar una Junta de Gobierno con plena autonomía
política-administrativa, sucesos que han sido descalificados e ignorados por la
historiografía mediática, falseadora de el entorno, que niega toda iniciativa
del “pueblo llano”, que precedieron el estallido de aquel 19 de abril de 1810,
al ser descritos como insignificantes “revueltas” o actos “vandálicos” de
“hordas salvajes” sin norte. Expresiones injustas con las que se pretende hacer
invisible la evocación histórica del colectivo venezolano, el “hombre de
pie” el “pata en el suelo” el que la sociología relativista, adjetiva en
sus novedosas codificaciones metodológicas como “excluido”.
Imponiendo un enfoque
sesgado de lo ocurrido con este discurso, tratarían más bien de conservar glorias
épicas, que de establecer y explicar los sucesos ocurridos en el país, durante
el llamado periodo emancipador, para afirmar en la sociedad venezolana del
momento una conciencia histórica con repercusiones en la validación de un
verdadero sentimiento de patria.
Carrera Damas señala que estos son los
iniciadores de las primeras elaboraciones historiográficas, con las cuales
construyeron su discurso: “sobre las narraciones de testigos actores de la
independencia, cuyo carácter bélico, sumado al hecho de que solo recogiesen
jirones de todo el proceso y a las circunstancias posbélicas en el cual fueron
historiadas, condujeron naturalmente al predominio absoluto de la narrativa
épica muy acorde, por otra parte, con el tono de romanticismo literario que
destacaba. Pero no es esto lo más trascendente de esa historiografía. Sus
significados mas reveladores habría que investigarlos por una parte en su
contenido ideológico, conforme con las circunstancias de la sociedad venezolana
de la época, y en la función de una vez por todas de acordadas características
metodológicas cuyo influjo aun se muestra poderosamente en la historiografía
venezolana”…
Una vez más, Carrera Damas,
en el tomo I de su historia de la historiografía…nos delimita temporalmente el
inicio de la historiografía en
Venezuela.
Al relatarnos que: la
historiografía de la independencia marca el nacimiento de la historiografía
venezolana propiamente dicha, tanto en el acontecer histórico concreto como en
su expresión en la conciencia histórica. Pero subsiste una dificultad,
sostenida por la distancia que media entre estos primeros planteamientos de lo
que seria temprana conciencia histórica venezolana, todavía mas intuida que
fundamentada, mas aspiración que practica, pero documentable, y lo que seria la
definitiva floración de ella a partir, aproximadamente, de la década del
cuarenta del siglo XIX, con la obra de Rafael María Baralt, valorada como
presentación ordenada de la nueva conciencia histórica, fundada en una
reinterpretación del periodo colonial y de buena parte de la historia de Europa
“Sólo se podría hablar de historiografía venezolana a partir del momento cuando
los venezolanos comenzaron a verse a sí mismo, en sentido temporal y espacial,
como venezolanos, y no como súbditos del rey de España o como españoles de
América; tampoco como americanos, en perspectiva histórica como venezolanos,
diferenciándose positivamente de cualquier otro contexto”.
Los sucesos del 19 de abril
de 1810, serian el desencadenante que iniciaría en Caracas el sendero histórico
de la Independencia de Venezuela, al ser depuestas las autoridades españolas y
sucedidas por una Junta de Gobierno que a la cabecera, figuraban los dos
alcaldes del Cabildo, ese día ejerció su primer acto de soberanía popular,
deponiendo a las autoridades españolas regidas por el Capitán General Vicente
Ignacio Antonio Ramón de Emparan y orbe, pero esta acción promovida por el
sector que detentaba el poder económico colonial, plantearía las siguientes
interrogantes: a) ¿Por qué el acto de fidelidad a Fernando VII?, b) ¿Acaso
seria un acto de simulación política, o tal vez una maniobra de persuasión, en
espera de la articulación política necesaria para provocar realmente el
deslinde definitivo con el vínculo colonial?, c) ¿Seria el primer acto en el cual
se evidenciaría la crisis de la conciencia criolla, venezolana?
Pedro R. Garcia M.
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