Todos sabemos que la sociedad está conformada por
la familia como núcleo fundamental de la misma, y es lógico que si ella se
debilita y se desestabiliza, afecta igualmente al conglomerado humano.
Las relaciones familiares requieren por lo tanto
estabilidad, apoyo y respeto mutuo, amor y buen trato. Porque el amor no se
alimenta con sólo besos y abrazos, necesita de otros alicientes morales y
económicos como la ayuda mutua, el buen trato y el buen comportamiento.
Lo anterior lo afirmo, porque en la mayoría de los
hogares venezolanos se percibe desaliento familiar, quejas del uno contra el
otro y, lo que es peor, contra los hijos (as); en cambio, qué dicha, que
también hay muchas familias llenas de paz, amor y dignas de ejemplo.
Sucede que cada día vemos alarmados cómo estos
lazos humanos se van volviendo jirones, se perturban los hogares formados
cristianamente, sus miembros toman rumbos distintos, porque se ha disuelto la
fortaleza del amor, el respeto, la seguridad, la cooperación y el apoyo en todo
sentido, de esta manera tejen un futuro incierto porque esta situación acarrea
grandes consecuencias de desenfreno moral de los que son débiles de espíritu y
no tienen un soporte cristiano.
Esta falta de apoyo en el hogar y a los hijos (as),
conduce a un triste derrumbe familiar y social que hay que evitar con urgencia,
aportando cada quien ayuda en este sentido en la medida de sus fuerzas, pero
hay que hacerlo, para que no se vayan conformando familias díscolas,
sediciosas, irresponsables, llenas de vicios y depravaciones; sin autoridad
moral de los padres para orientar, gobernar y educar a sus hijos (as) dentro de
principios éticos.
Sabemos que quienes están llenos de discordia y
malos pensamientos contra alguien no es nada fácil hacerlos cambiar su manera
de pensar, porque a nadie se le puede someter por la fuerza, pero sí se puede
lograr si somos amables y suaves con el prójimo.
Hay una máxima que viene al caso: “Una gota de miel
caza más moscas que un galón de hiel”. Yo creo que lo más importante para
ponerle freno al desgrane de la unión familiar venezolana y no seguir viendo
miles de hogares deshechos, es aplicar una regla elemental: la buena educación,
la cortesía, sobre todo hoy día que existe mucho autoritarismo y machismo de
parte y parte.
Quién va a negar que todos huimos de una lengua
acosadora, regañona y que le cogemos fastidio a las personas desagradecidas,
ingratas e insatisfechas, que nada les agrada. La grosería entre los miembros
de un matrimonio y en la familia es un cáncer que acaba con la paz y armonía y
devora el cariño.
Lo cierto es que usted se ha podido dar cuenta que
en el trato con los particulares no ocurre lo mismo, con ellos somos amables; a
nadie se le ocurre, por ejemplo, interrumpir a un particular que dialoga con
uno, para decirle: ¬Por Dios, no sea cansón, va a contarme la misma cosa otra
vez!, pero tampoco se nos ocurre insultarlo o ridiculizarlo delante de otros;
en cambio con la familia sí lo hacemos.
Decimos los psicólogos expertos en la materia “que
la cortesía usada en la familia, en el hogar y en el matrimonio es como el buen
aceite para el motor”, y agrego que también lo es en el trato con todos
nuestros semejantes.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.