domingo, 1 de junio de 2014

MARIO VARGAS LLOSA, DECADENCIA DE OCCIDENTE

Tras las elecciones europeas, irrumpen torrencialmente los enemigos populistas del euro y de la UE; mientras tanto, Estados Unidos se está retirando discretamente del liderazgo democrático y liberal

Aunque en apariencia los partidos tradicionales —populares y socialistas— han ganado las elecciones al Parlamento Europeo, la verdad es que ambos han perdido muchos millones de votos y que el hecho central de esta elección es la irrupción torrencial en casi toda Europa de partidos ultraderechistas o ultraizquierdistas, enemigos del euro y de la Unión Europea, a los que quieren destruir, para resucitar las viejas naciones, cerrar las fronteras a la inmigración y proclamar sin rubor su xenofobia, su nacionalismo, su filiación antidemocrática y su racismo. Que haya matices y diferencias entre ellos no disimula la tendencia general de una corriente política que hasta ahora parecía minoritaria y marginal y que, en esta justa electoral, ha demostrado un crecimiento espectacular.

Los casos más emblemáticos son los de Francia y Gran Bretaña. El Front National de Marine Le Pen, que, hasta hace pocos años era un grupúsculo excéntrico, es ahora el primer partido político francés —de no tener un solo diputado europeo tiene ahora 24— y el UKIP, Partido de la Independencia de Reino Unido, luego de derrotar a conservadores y laboristas, se convierte en la formación política más votada y popular de la cuna de la democracia. 

Ambas organizaciones son enemigas declaradas de la construcción europea y quieren enterrarla a la vez que acabar con la moneda común y levantar barreras inexpugnables contra una inmigración a la que hacen responsable del empobrecimiento, el paro y la subida de la delincuencia en toda Europa occidental. La extrema derecha triunfa también en Dinamarca, en Austria los eurófobos del FPÖ alcanzan el 20%, y en Grecia el ultraizquierdista antieuropeo Syriza gana las elecciones y el partido neonazi Amanecer Dorado (10% de los votos) envía tres diputados al Parlamento Europeo. Catástrofes parecidas, aunque en porcentajes algo menores, ocurren en Hungría, Finlandia, Polonia y demás países europeos donde el populismo y el nacionalismo aumentan también su fuerza electoral.

LOS MOVIMIENTOS ANTISISTEMA PUEDEN ENTERRAR, A LA CORTA O A LA LARGA, LA UNIÓN EUROPEA

Algunos comentaristas se consuelan afirmando que estos resultados denotan un voto de rabia, una protesta momentánea, más que una transformación ideológica del viejo continente. Pero como es seguro que la crisis de la que han resultado los altos niveles de desempleo y la caída del nivel de vida tardará todavía algunos años en quedar atrás, todo indica que el vuelco político que muestran estas elecciones en vez de ser pasajero, probablemente durará y acaso se agravará. ¿Con qué consecuencias? La más obvia es que la integración europea, si no se frena del todo, será mucho más lenta de lo previsto, con la casi seguridad de que habrá desenganches entre los países miembros, empezando por el británico, que parece ya casi irreversible. Y, acosada por unos movimientos antisistema cada vez más robustos y operando en su seno como una quinta columna, la Unión Europea estará cada vez más desunida y conmovida por crisis, políticas fallidas y una contestación permanente que, a la corta o a la larga, podrían enterrarla. De este modo, el más ambicioso proyecto democrático internacional se iría a pique y la Europa de las naciones encrespadas regresaría curiosamente a los extremismos y paroxismos de los que resultaron las matanzas vertiginosas de la II Guerra Mundial. Pero, incluso si no se llega al cataclismo de una guerra, su decadencia económica y política seguiría siendo inevitable, a la sombra vigilante del nuevo (y viejo) imperio ruso.

Al mismo tiempo que me enteraba de los resultados de las elecciones europeas yo leía, en el último número de The American Interest, la revista que dirige Francis Fukuyama (May/June 2014), una fascinante encuesta titulada America self-contained? (que podría traducirse como ¿América ensimismada?), en la que una quincena de destacados analistas estadounidenses de distintas tendencias examinan la política exterior del Gobierno del presidente Obama. Las coincidencias saltaban a la vista. No porque en Estados Unidos haya hecho irrupción el populismo nacionalista y fascistón que podría acabar con Europa, sino porque, con métodos muy distintos, el país que hasta ahora había asumido el liderazgo del Occidente democrático y liberal, discretamente iba eximiéndose de semejante responsabilidad para confinarse, sin traumas ni nostalgia, en políticas internas cada vez más desconectadas del mundo exterior y aceptando, en este globalizado planeta de nuestros días, su condición de país destronado y menor.

Sobre las razones de esta “decadencia” los críticos discrepan, pero todos están de acuerdo que esta última se refleja en una política exterior en la que Obama, con el apoyo inequívoco de una mayoría de la opinión pública, se desembaraza de manera sistemática de asumir responsabilidades internacionales: su retiro de Irak, primero, y, ahora, de Afganistán, tras dos fracasos evidentes, pues en ambos países el islamismo más destructor y fanático sigue haciendo de las suyas y llenando las calles de cadáveres. De otro lado, el Gobierno de Estados Unidos se dejó derrotar pacíficamente por Rusia y China cuando amenazó con intervenir en Siria para poner fin al bombardeo con gases venenosos a la población civil por parte del Gobierno de El Asad y no sólo no lo hizo sino toleró sin protestar que aquellas dos potencias siguieran suministrando armamento letal a la corrupta dictadura. Incluso Israel se dio el lujo de humillar al Gobierno norteamericano cuando éste, a través de los empeños del secretario de Estado Kerry, intentó una vez más resucitar las negociaciones con los palestinos, saboteándolas abiertamente.

NUEVAS FORMAS DE AUTORITARISMO, COMO LAS DE RUSIA Y CHINA, HAN SUSTITUIDO A LAS ANTIGUAS

Según la encuesta de The American Interest nada de esto es casual, ni se puede atribuir exclusivamente al Gobierno de Obama. Se trata, más bien, de una tendencia que viene de muy atrás y que, aunque soterrada y discreta por buen tiempo, encontró a raíz de la crisis financiera que golpeó con tanta fuerza al pueblo estadounidense ocasión de crecer y manifestarse a través de un Gobierno que se ha atrevido a materializarla. Aunque la idea de que Estados Unidos se enrosque en solucionar sus propios problemas y, a fin de acelerar su desarrollo económico y devolver a su sociedad los altos niveles de vida que alcanzó en el pasado, renuncie al liderazgo de Occidente y a intervenir en asuntos que no le conciernan directamente ni representen una amenaza inmediata a su seguridad, sea objeto de críticas entre la élite y la oposición republicana, ella tiene un apoyo popular muy grande, la de los hombres y mujeres comunes y corrientes, convencidos de que Estados Unidos debe dejar de sacrificarse por los “otros”, enfrascándose en costosísimas guerras donde dilapida sus recursos y sacrifica a sus jóvenes, en tanto que escasea el trabajo y la vida se vuelve cada vez más dura para el ciudadano común. Uno de los ensayos de la encuesta muestra cómo cada uno de los importantes recortes en gastos militares que ha hecho Obama han merecido el respaldo aplastante de la ciudadanía.

¿Qué conclusiones sacar de todo esto? La primera es que el mundo ha cambiado ya mucho más de lo que creíamos y que la decadencia de Occidente, tantas veces pronosticada en la historia por intelectuales sibilinos y amantes de las catástrofes, ha pasado por fin a ser una realidad de nuestros días. ¿Decadencia en qué sentido? Ante todo, en el papel director, de avanzada, que tuvieron Europa y Estados Unidos en el pasado mediato e inmediato, para muchas cosas buenas y algunas malas. La dinámica de la historia ya no sólo nace allí sino, también, en otras regiones y países que, poco a poco, van imponiendo sus modelos, usos, métodos, al resto del mundo. Esta descentralización de la hegemonía política no estaría mal si, como creía Francis Fukuyama luego de la caída del muro de Berlín, la democracia liberal se expandiera por todo el planeta erradicando la tradición autoritaria para siempre. Por desgracia no ha sido así sino, más bién, al revés. Nuevas formas de autoritarismo, como los representados por la Rusia y China de nuestros días, han sustituido a las antiguas, y es más bien la democracia la que empieza a retroceder y a encogerse por doquier, debilitada por los caballos de Troya que han comenzado a infiltrarse en las que creíamos ciudadelas de la libertad.

http://elpais.com/elpais/2014/05/28/opinion/1401289239_864652.html
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CARLOS ALBERTO MONTANER, LOS DOS ERRORES DE JUAN MANUEL SANTOS, CASO COLOMBIA

El 15 de junio los colombianos volverán a las urnas para escoger al presidente en segunda vuelta. Estos comicios trascienden las fronteras de Colombia e interesan en toda América Latina.

En la vecina Venezuela, por ejemplo, Nicolás Maduro cruza los dedos para que Juan Manuel Santos, aunque no tenga nada de comunista, permanezca en el poder. Al fin y al cabo, fue él, Santos, quien declaró que Chávez, pese a las diferencias, era su “nuevo mejor amigo”, mientras Zuluaga y su mentor Álvaro Uribe no dejan de calificar al chavismo y al socialismo del Siglo XXI como un peligroso enemigo de las libertades.

Según la encuesta de Cifras y Conceptos, divulgada por Radio Caracol, el presidente Juan Manuel Santos y el opositor Oscar Iván Zuluaga están empatados. Un dato asombroso que demuestra el desgaste de Santos, quien llegara al poder en el 2010 con el 70% de los votos y se convirtiera en el mandatario con mayor respaldo electoral de la historia del país.

¿Quién triunfará, en definitiva, en estas elecciones? La primera vuelta la ganó, como se sabe, el economista Óscar Iván Zuluaga, con casi el 30% de los votos y cuatrocientos cincuenta mil sufragios de ventaja. Las encuestas le daban cinco o seis puntos menos. En segundo lugar quedó el actual presidente Juan Manuel Santos con apenas 25. Los sondeos pronosticaban que se acercaría al 30. Curiosamente, se invirtieron los resultados previstos.

¿Qué sucedió? A mi juicio, Santos cometió dos errores fatales que están a punto de costarle la presidencia, a menos que logre darle un enérgico vuelco a la campaña.

Primer error, enfrentarse a Álvaro Uribe. Santos sabe, y lo reconoció mil veces públicamente, que le debía su triunfo electoral al expresidentes Uribe y a su inmensa popularidad. Entonces y hoy Uribe es el único líder político capaz de movilizar a una zona notable de la sociedad colombiana.

Aunque Zuluaga es el adversario oficial de Santos, para los electores, inconscientemente, la competencia es entre Santos y Uribe. En el 2010 los colombianos votaron masivamente por Santos frente a Antanas Mockus, convencidos de que continuaría la obra de gobierno de su predecesor.

En realidad, votaban por Uribe contra Mockus, por medio de Santos, puesto que D. Álvaro no podía presentarse a un tercer mandato. Ahora probablemente votarán por Zuluaga contra Santos por considerar que éste es el representante del uribismo.


Segundo error, apostar todo su capital político a los diálogos de paz con las FARC. En el 2014 se cumplió medio siglo de la creación de las FARC.

Los colombianos, con razón, suelen decir que la violencia es un modo de vida al que estas narcoguerrillas comunistas se han acostumbrado.
Difícilmente podrán abandonarlo para reinsertase en la apacible vida de los colombianos respetuosos de la ley. Uno no se imagina al finado Mono Jojoy vendiendo seguros o administrando una cafetería.

Lo que suele ignorarse es la otra cara del mismo fenómeno: para el conjunto de la sociedad colombiana ese cruel enfrentamiento es un problema crónico, con el que también se han acostumbrado a convivir, pero sin abandonar la idea de derrotar a unos enemigos despiadados que les han hecho cosas espantosas. Las FARC sólo tienen el apoyo del 3% de la población.

De ahí surge la enorme popularidad de Uribe. No es por su carisma, rasgo de la personalidad que nadie consigue definir. Viene de que arrinconó a las narcoguerrillas, se enfrentó a Hugo Chávez en el plano internacional, retomó el control de las carreteras, el ejército liquidó a algunos de los cabecillas más notorios, y el número de insurgentes pasó de veinte mil a menos de siete mil, devolviéndole a la ciudadanía la fe en la victoria militar contra un enemigo al que no quieren perdonar, sino derrotar, o, al menos, pactar con él cuando declare unilateralmente el cese al fuego, entregue las armas y se someta a los tribunales.

En tiempos de Uribe, por primera vez en muchos años, los colombianos se sintieron orgullosos de un Estado que parecía capaz de lograr la victoria. Santos, que nunca fue más popular que cuando actuaba como Ministro de Defensa de Uribe y acabó con la vida del cabecilla Raúl Reyes, ha querido pasar a la historia como el presidente que logró la paz a cualquier costo.

No es exactamente eso lo que desea la mayoría de sus compatriotas. Quieren la paz, pero no a cualquier precio.

Carlos Alberto Montaner
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner

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LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., DECISIONES Y LECCIONES, CASO COLOMBIA,

Si el populismo se impone en la segunda vuelta, es probable el retorno a etapas superadas.

Las pasadas elecciones colombianas dejaron enseñanzas. Mientras en algunos lugares, con voto electrónico, hay que esperar hasta la madrugada, en Colombia, con un proceso manual, se conocía el resultado a las tres horas de cerradas las mesas.

Juan Manuel Santos fue el gran derrotado. Un discurso opuesto a lo ofrecido hace cuatro años lo hizo quedar en el segundo lugar, perdiendo tres millones de sufragios respecto a la primera vuelta de 2010. Ni siquiera el aparataje del Estado, grotescamente usado por los que se obnubilan por la perpetuidad, le sirvió para triunfar. Reducir todo al binomio guerra y paz no surtió efecto.

Por su parte, las exigencias de Oscar Iván Zuluaga de una paz sin concesiones despertaron la nostalgia de un país en el que desafortunadamente parecen haber reaparecido la extorsión, el secuestro y el miedo.

Las demás candidaturas deben analizarse. Marta Lucía Ramírez se ubicó en el tercer lugar con una propuesta que tuvo oposición en su propio partido, principalmente de los senadores que sucumbieron a las prebendas de Santos. Su gallarda aceptación de la derrota, acompañada del expresidente Pastrana, no fue el cierre de una contienda, sino la recuperación de las bases conservadoras y la probable plataforma para volver a optar. Clara López tuvo una votación importante, principalmente en Bogotá, demostrando que su discurso con alto contenido social podría calar. Por su parte Enrique Peñalosa no logró que su mensaje trascendiera, quedando en el último lugar.

Vendrán alianzas y exhortos al voto en blanco de algunos sectores, pero el camino parece bifurcarse. Si se hacen las cosas bien, la senda del progreso estará ganada. Por su parte, si el populismo se impone en la segunda vuelta, es probable el retorno a etapas superadas.

Luis D. Alvarez V
luisdalvarezva@hotmail.com
@luisdalvarezva

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SAÚL GODOY GÓMEZ, ORO NEGRO

Los chavistas y en especial los maduristas aparentan tener una paranoia recurrente: el Imperio Yanqui está a punto de invadirnos, con el propósito de apoderarse de nuestras riquezas petroleras, y ellos, los chavistas-maduristas, tienen, como misión en la vida, hacer lo imposible para que eso no suceda.

PARANOICO
Lo he catalogado como una afección mental, porque insisten en ese escenario, una y otra vez, sin tener prueba alguna y, sobre todo, cuando las relaciones entre nuestro país y USA no van bien, como sucede la mayor parte del tiempo.
Suman esta particular fantasía al largo listado de conspiraciones que observan en diversos países del mundo, instituciones, personeros y ciudadanos, los cuales hacen lo imposible para que no puedan gobernar en paz y tranquilidad; esas son las razones que esgrimen cada vez que surgen en el país problemas de orden público, con protestas de los venezolanos por los pésimos servicios y la errática administración pública de los revolucionarios.
Esta paranoia tiene una raíz profunda en la psique roja rojita, y está soportada por cuatro tesis fundamentales: 
La primera es que toda guerra en la que se involucra los EEUU busca apoderarse de los recursos naturales de sus enemigos, sobre todo de sus fuentes de energía.  
La segunda es que el petróleo venezolano es altamente codiciado por el mundo, y allá afuera hay intereses perversos esperando que nos descuidemos para quitárnoslo.
En tercer lugar está que el mundo no podría sobrevivir sin el petróleo venezolano y controlarlo es una cuestión de vida o muerte.  
La cuarta razón es que ellos, los chavistas, se han autoproclamado como “La Orden de los Defensores del Petróleo Venezolano”, por lo tanto lo manejan en nombre del pueblo y de los intereses socialistas.
No voy a discutir ninguno de esos postulados y el lector tendrá que darles la credibilidad que desee; lo que sí quiero hacer notar es que, efectivamente, hay una cierta racionalidad que alimenta esa paranoia.
Voy a analizar con ustedes lo que esos rojos rojitos han hecho con nuestro petróleo, en nombre de esa enfermedad mental que los hace alucinar que el petróleo de Venezuela es de ellos.
El hecho de que estemos parados sobre esa riqueza energética es producto de un hecho fortuito; tuvimos la suerte de que en nuestro territorio yacieran tales reservas petroleras, y es mi opinión que los venezolanos no hemos podido aprovecharlas para nuestro beneficio, al contrario, como comunidad humana que se ganó esa lotería, parece que se nos ha convertido en una maldición, hemos malbaratado una ingente fortuna, hemos degenerado en un pueblo corrupto, ladrón e indolente, porque vivir de las rentas nos ha ablandado la fibra moral.
El que nuestro país cuente con esas reservas de energía nos ha hecho especialmente responsables, ante el resto del mundo, de su correcta administración y uso; por lo que deberíamos poder ofrecerla, de manera amplia y justa, a las naciones que la necesitan.  Pero el simple hecho de haberla utilizado como “arma estratégica” o mecanismo de presión internacional, para afectar nuestros intereses políticos, dice mucho de nuestra falta de visión y ética, porque, en vez de construir un mercado universal y accesible, para que quien necesite esos recursos, los pueda adquirir, se ha usado esa ventaja estratégica para chantajear e imponer ideologías, para comprar votos en los foros internacionales y para castigar a quienes no estén de acuerdo con algunos fines bastardos de la revolución.  Con lo que quiero decir que, a pesar de que los chavistas se hacen las víctimas de supuestos intereses, que quieren despojarlos de “su petróleo”, son ellos quienes tienen una política agresiva, de “guerra energética”, contra quienes no satisfacen sus intereses y deseos; eso los define como unos miserables y no como redentores.
Pero hay un elemento clave en la ecuación energética venezolana, y es que, a pesar de que contamos con unas extraordinarias reservas de petróleo, de nada nos sirve si no tenemos la capacidad ni la tecnología para extraerlo, refinarlo, almacenarlo y transportarlo hasta su destino final; mientras el petróleo permanezca bajo tierra, realmente no nos sirve de mucho.
Son pocos los países que cuentan con la tecnología y capacidad financiera para embarcarse en esos procesos de construcción, operación y puesta en línea de sistemas altamente complejos, que son los que convierten el petróleo crudo en energía consumible; nuestro parque petrolero es viejo, las refinerías están obsoletas e, igualmente, sucede con los pozos que seguimos utilizando, los estamos sobre explotando y para el petróleo pesado, que constituye la mayor parte de nuestras reservas, se necesitan nuevas tecnologías que son altamente costosas.
Uno de los errores capitales de este gobierno revolucionario fue haber descuidado no sólo el mantenimiento de la infraestructura petrolera sino su puesta al día, la consecuencia ha sido una reducción de nuestra capacidad de producción y un lento pero seguro declive en nuestra capacidad operativa.
¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué dejar morir nuestra gallina de los huevos de oro? Mi respuesta es porque quienes se ocuparon de nuestra industria - una vez que los chavistas se deshicieron o dejaron ir a los profesionales que sí sabían cómo hacer rentable el petróleo, que los había y muy buenos – llenaron la industria de incapaces y principiantes que les permitió, a los miembros de la exclusiva Orden, hacerse infinitamente ricos a costa de la prosperidad del país.
La otra causa de la quiebra de la compañía matriz PDVSA fue que la usaron para mantener un programa de desarrollo socialista, que exigía de una gran inversión, pero sin producción, lo que significaba gasto y más gasto para proyectos que no tenían retorno, que no eran programas sociales para la población sino el mantenimiento de una masa clientelar política, que consumía insaciablemente esos dineros bajo la ilusión de que el petróleo por fin era del pueblo.
Pero tenemos otro problema y es que los chavistas con el cuento de “que son anti-capitalistas” (dicen ellos), “anti-imperialistas” (mas que ellos, imposible) y “anti-norteamericanos” (aunque les guste Dineyworld), se dedicaron en convertir nuestros vínculos con el Imperio, que por muchas décadas fue amistosa y de cooperación, en una relación imposible; esto, a pesar de que USA es nuestro principal cliente, el que nos compra la mayor parte de nuestro petróleo (pagando de verdad, en efectivo y casi por adelantado) y el que nos suministra la mayor parte de nuestros bienes y servicios.
Eso explica una de las contradicciones fundamentales de la enfermedad chavista: a pesar de que acusan a los EEUU de querer apoderarse de nuestro petróleo, de querer intervenirnos militarmente y de financiar golpes de estado contra la revolución, para sacar a la “Orden de los Defensores del Petróleo Venezolano” del poder, han mantenido, convenientemente, durante estos 15 últimos años, el suministro energético al Imperio.
Pero no contentos con eso, en un acto de entreguismo irracional y poco patriótico, han estado entregándole sustanciales partes de nuestro territorio, vendiéndoselo a países extranjeros como Rusia y China, a cambio de armas, viviendas, alimentos, maquinaria y otras especies, la mayoría de ellas “chatarra” inservible y con sobreprecio.
La Orden que, supuestamente, debería defender nuestro petróleo, lo negocia ahora con dos de los imperios colonialistas más agresivos del planeta, comprometiendo buena parte de nuestros recursos a futuro, para poder recibir el financiamiento que sus perturbados planes socialistas y sus estrafalarios estilos de vida requieren; la generosidad revolucionaria implica regalar a otros países, no sólo carreteras, aviones, instalaciones eléctricas, estadios, maletines llenos de dólares o, en el caso de Cuba, mantenerlos con 100.000 barriles de petróleo diarios, para que ellos, a su vez, los vendan en el mercado internacional y “se ganen una platica”, a cambio de mercenarios, torturadores, espías y sapos, para complacencia de La Orden y para mantener a su “ganado” en el corral. Estamos malbaratando la mitad de nuestra producción petrolera honrando una deuda totalmente ilegal con gobiernos y empresas que saben que este gobierno no representa al pueblo y que además es ilegítimo, han otorgado financiamiento a un gobierno violador de derechos humanos, militarista y corrupto, ninguno de esos dineros ha servido para el desarrollo del país, los prestamistas están plenamente conscientes que financian a un régimen forajido con todas las consecuencias que esto trae.
Al día de hoy, los venezolanos vivimos en la inopia para mantener a esta Orden, nos tienen padeciendo necesidades, hambre, enfermedades, sin luz ni agua, en manos del hampa, gaseados por la GNB, si nos atrevemos a protestar, y acusados de terroristas por los tribunales al servicio de la Orden; no hay trabajos dignos, la inflación nos mantiene en la pobreza, no tenemos papel toilette y estos hijos de hetairas todavía tienen las gónadas de decirnos que “ahora el petróleo es de los venezolanos”.
Bueno, mi conclusión es la siguiente: los chavistas realmente no están enfermos de paranoia, se trata de que están saqueando al país y explotándonos como esclavos.  Su ideología es la excusa para ocultar sus verdaderas intenciones, que son entregarle al país a Cuba, convertir a Venezuela en la sucursal más grande del crimen organizado, el fundamentalismo y la subversión del mundo.
El pueblo de Venezuela ha tardado en darse cuenta de esta realidad, pero está despertando, a pesar de que todavía hay en la oposición quienes colaboran con el gobierno para ganar una mejor posición política y ser ellos los protagonistas de la escena, mientras nuestros jóvenes arriesgan su bienestar  y mueren en las calles; el mundo ya se advirtió quiénes son nuestros supuestos gobernantes, la represión y al abuso de poder es inocultable y, repito, aunque hay quienes no quieren que esto acabe tan rápido y buscan salidas “constitucionales” que, en las actuales circunstancias, significarían saltar de un tren desbocado y sin control, siguiendo las instrucciones del fabricante del tren. Ya los venezolanos sabemos que hay una salida y como lograrla.
Estoy seguro de que, una vez libres de esta pesadilla, seremos mucho más cautos y responsables con el uso de nuestro petróleo, lo que quede de él.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul


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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿POR QUÉ CON LOS PEORES?, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

Nada ha sido más nefasto para la democracia, que la rutina inmovilizante y la sumisión de los dirigentes de la "revolución bolivariana" a apetencias enfermizas. Antonio José Monagas

¿POR QUÉ CON LOS PEORES?

Gobernar no es asunto sencillo. Cada vez gobernar es un problema de más complejidad dado el número de variables cuya intervención hacen posible alcanzar estadios de bienestar fundamentados en una mejor calidad de vida. Y esto, es resultado de una gestión de gobierno con sentido de sus responsabilidades. 

Es decir, de un gobierno que gestione sus propuestas bajo esquemas trazados por postulados democráticos. Por tanto, no puede pensarse en equipos de gobierno que actúen al margen de problemas acusados por la ausencia de principios y valores que respondan a las necesidades de un desarrollo económicos y social, justo y excelso. Los problemas que asedian las actuales realidades, demandan equipos de gobierno con demostradas competencias para enfrentarlos debida y oportunamente. De lo contrario, la democracia será imposible de alcanzar y asegurarse como sistema político.

La crisis que padece Venezuela, además de lecturas que dan cuenta de la obsolescencia del modelo que ha pretendido aplicarse con base en una renta petrolera cuyos beneficios se desperdigaron en medio de una avalancha de criterios inútiles para infundirle razones al problema macro económico y de dilatados efectos sociales como el que representa una distribución equitativa y dignificante de sus ingresos, derivó en una situación de errado manejo operativo. Estos gobernantes entendieron que gobernar era simplemente administrar las cosas que formaban parte del patrimonio funcional de la nación. Craso error.

No hay duda alguna que ante estas complicaciones, el país cayó en una especie de trampa cuya salida pareciera no haberse preparado. Los ideólogos y estrategas de tan pervertido proyecto político, llámese: socialismo del siglo XXI, sólo tuvieron en su visual política el poder como objetivo único. Esto enredó el devenir de la democracia. El régimen sólo jugó las cartas que de antemano conocía. Lo contrario arriesgaba el espacio ganado con la suspicacia que su malicia e hipocresía permitieron. De esa manera, fue fácil comenzar a desmontar la estructura democrática donde se anclaban las libertades y garantías que avivaron la institucionalidad y la constitucionalidad en las cuales se cimentaban la noción y condición de “república” de la cual la historia ha sido fiel testigo de su afianzamiento.

Nada ha sido más nefasto para la democracia, que la rutina inmovilizante y la sumisión de los dirigentes de la “revolución bolivariana” a apetencias enfermizas. Tan impoluto trastorno de moralidad y de ética pública, hizo que con los años se fuera anquilosando un estilo de gobierno que, por su apatía para otear más allá de las menudencias populistas, se estancó en términos de las ofertas electorales que, para infortunio de la democracia, le valieron en 1998 el acceso al poder político nacional. Problemas económicos terminales del sistema social y otros intermedios y más inmediatos fraguados en medio de situaciones forjadas por el clientelismo político, micronegociaciones para sostener el liderazgo o por la administración de la rutina burocrática, desmoronaron lo que constitucionalmente pudo exhortarse como vía para redireccionar al país hacia sitiales de desarrollo económico, político y social.

Pero nada fue así. La revolución, en nombre del manido “socialismo del siglo XXI”, volcó su atención a convertir la ironía y el egoísmo en praxis de gobierno. Haciendo malabares con estos contravalores, llevó a cabo la impúdica tarea de desordenar al país. Al extremo que los cuadros más vergonzosos de activistas revolucionarios, se encargaron de violentarlo no sólo mediante el sometimiento basado en coacciones y conminaciones para reducir al máximo esperanzas y todo signo de desobediencia civil. Esto hizo que el país se fracturara hasta alcanzar la polarización más radical a la que se haya visto doblegada la sociedad venezolana. El “complejo de Adán”, infundió en la militancia roja la arrogancia de creer que todo se instauraría como si nada hubiese existido antes de 1998. O que la historia se reescribiría a partir de entonces. Así, el régimen encauzaría el país a su libre antojo para legitimar todas las barbaridades cometidas con el “fin supremo de refundar la República”. Sin embargo, logró todo al revés. Para ello había que descartar a los más aptos y virtuosos para tan oscuro propósito. Por eso, fue inminente el apoyo de quienes menos idea podían tener del concepto de gobernar. Quizás, esta disertación termina por aclarar ¿por qué se ha gobernado para el atraso? Lo que es igual a preguntarse, pero ¿por qué con los peores?
 
VENTANA DE PAPEL
  
¡OTRO MAGNICIDIO MÁS!

Dice la jerga criolla que “cuando el río suena es porque piedras trae”. Tan sabio aforismo, además de pertinente, bien se ajusta al discurrir político. Aunque sería mejor decir, al devenir de aquella política que por chabacana, cae en “saco roto”. O sea, otra forma de referir la susodicha política la cual, lejos de exaltar la necesidad de consensuar disposiciones, como corresponde a la política exactamente comprendida y aplicada. sólo sirve para convertir lo posible en imposible. Lo arriba expresado sirve de exordio para asentir que cuando en cualquier circunstancia de la vida hay barullo, es porque hay algún desacomodo. Su reacción produce un tipo de ruido que sólo tiene repercusión en el ámbito en el cual su efecto es más sensible. En política particularmente, hay ruido cuando la inconformidad se convierte en causa para elevar protestas públicas. Ya sea por razones de injusticia, de corrupción, intolerancia, desigualdad, opresión, o de represión, entre otras del mismo tenor. Sin embargo, todo ruido molesta a todo gobierno despótico. Por eso, no conviene a ninguna dictadura que haya presencia de medios de comunicación libres. Es ahí cuando esos gobiernos pretenden silenciar autoritariamente a todo actor político que se atreva a hacer manifiesto cualquier padecimiento o malestar. Más, cuando los mismos carcomen consciencias y azotan la dignidad del hombre en condición de libertad. Es el caso de situaciones en las que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Entonces, cunde el caos pues las realidades se tornan críticas. En medio de situaciones así, el gobernante tiene a asumir una actitud altisonante. Busca valerse de cualquier excusa para distraer la atención, mientras intenta recuperar la popularidad perdida. Es cuando apela al magnicidio o a cualquier otra estrambótica ridiculez como si con tan absurdos argumentos, enmendaría los errores cometidos. Pero nada de eso consigue. Todo lo contrario. Mientras cada socarrona fantasía pone al descubierto el carácter torcido de irónicas o extrañas pretensiones, peor es lo que de ello resulta. Ni siquiera porque recurre a la bufona idea de engañar a la población con el mórbido cuento de estar ante el falso riesgo de verse implicado en: ¡otro magnicidio más!

LA DISTANCIA CONSTRUYE PATRIA

“Quiero militar poéticamente y decirle a Venezuela que me muero por ella a cada instante de mis días conscientes e inconcientes. Hablarle a Venezuela de lucha voraz y toma de gobiernos para acabar con la podredumbre que invade nuestros cuerpos. Cantarle “si un día he de naufragar, enterrad mi cuerpo cerca del mar”, allá en La Guardia, para saludar a mi abuelo combativo y obrero, hombre que formó parte de la primera huelga general que le dio vida al pueblo. Decirle a Venezuela que la amo y por ella muero en cada estrofa de mis sueños o mis anhelos. Gritarlo en una calle con bandadas de gente, de países que admiran la muerte que hoy sufren las madres de barrios y clases bajas, cortas y medianas, porque las de arriba están más cuidadas que la espada de Bolívar. Reventar mi voz ante mil almas que sueñan tocar mi suelo venezolano, a experimentar un poco del “socialismo” que hoy es el ejemplo perfecto del capitalismo de Weber y todo aquel pensador que sólo use su mano derecha para aporrear cualquier idea que traduzcan nuestras manos izquierdas. No hay izquierda en aquel planeta, la izquierda no gobierna, quisiéramos algunos que gobernaran PERMANENTE o que gobierne con toda la GENTE, para dedicarle a esa mujer, a esa Pequeña Venecia, nuestra sangre, nuestra lucha, nuestro cuerpo firme y dispuesto a acabar con el falso soneto de que los pobres ya no están, que todos somos hermanos y comemos en paz. En paz comen los muertos que hemos perdido en supuesta libertad, en falsa democracia, en una exagerada dictadura, en un falso, inexistente... Socialismo. “Enterrad mi cuerpo cerca del mar... En Venezuela”. Ahora a dormir mi hermosa Pequeña Venecia” 

Con la motivación que la distancia aviva, Arianna Isabel Monagas rasga una cuartilla para expresar la efusión que la lejanía con Venezuela conmueve su fibra política. Y es porque también, la distancia construye Patria.

"Cuando un gobierno decanta sus decisiones en criterios de base política irresoluta, es porque la obsolescencia en sus dirigentes se ha convertido en la razón que precede y preside las ideas que luego son llevadas como parte de la gestión pública"

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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ZULMAIRE GONZÁLEZ, NICOLÁS: ¿CUÁNTO VALE EL SHOW?

El mandato de Nicolás Maduro se ha caracterizado por represión, violación de derechos humanos, corrupción, inseguridad, injusticia, impunidad, menos libertades y por shows que buscan desviar la atención de los verdaderos problemas del país.

Como lo ha demostrado, Maduro no está capacitado para la gran responsabilidad que le encomendó el difunto Chávez, su mandato ha sido un solo show. Entre los más destacados tenemos: Conexión abril, ofensiva económica, fiesta mexicana, el golpe y el último estreno: el magnicidio. Para estos espectáculos cuenta con excelentes actores y actrices lambiscones que día a día ante las luces y las cámaras se presentan al país y al mundo entero, sin ningún tipo de vergüenza, para señalar, acusar e imputar a los que han disentido del régimen.

El último show "el magnicidio" cuya presentación le tocó a Jorge Rodríguez, fue  burdo e irresponsable. Se limitó a mostrar correos electrónicos carentes de contenido claro como pruebas irrefutables. Realizó excesivas interpretaciones de cada uno de los correos electrónicos presentados y no hay que olvidar que estos funcionarios del régimen han reconocido infinidad de veces que graban conversaciones telefónicas e interceptan correos electrónicos de manera ilegal.

Toda esta falacia y mentiras que han tejido en sus innumerables shows es para infundir terror y desaparecer del escenario político a los que se oponen al régimen, el primer objetivo son los que han denominado opositores radicales y después irán por cada uno de quienes integran la MUD. Cada día que pasa el talante dictatorial está presente en todas las actuaciones. Así lo han venido demostrando y así lo están asumiendo.

Ahora, los que deben estar claros de lo que busca el régimen, son los que decidieron sentarse a dialogar creyendo que Nicolás y sus cómplices iban a actuar de buena fe. No señores, la estrategia está clara desde hace mucho, los hermanos Castro son los que dan las órdenes y los que están en el poder no creen en diálogo.

Zulmaire Gonzalez
zulmairegonzalez@gmail.com
@zulmaire

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, POBRE PAÍS, DESDE EL PUENTE

Venezuela ha caído profundamente en la calificación de países. Aparece en la cola en cuanto a su situación económica, social, política y hasta militar. 

Nada funciona. Las políticas que se implementan son probadamente fracasadas en el continente y el mundo, pero el régimen se aferra a la dominación cubana. Se trata de una escandalosa pérdida de soberanía, humillación que genera un cuadro de violencia física e institucional, de represión abierta y encubierta, como único recurso para mantenerse en el poder.

Dentro de esa estrategia diabólica del castro-comunismo están las acusaciones de golpe de estado y magnicidio que nuevamente repiten como loros amaestrados, los voceros de esa cosa que llaman “alto mando del gobierno”: Pero se les está pasando la mano al acusar irresponsablemente a calificados e insobornables dirigentes de la oposición democrática y, por supuesto a Estados Unidos en la persona del embajador de ese país en Colombia. Ante la opinión pública el régimen perdió toda credibilidad. Estas escandalosas denuncias se le devuelven, lo erosionan mucho más de lo que desprevenidamente puede apreciarse. Conozco a casi todos los acusados. No son golpistas, ni criminales asesinos. Pero tienen alta credibilidad ante la nación y peso creciente en el campo internacional. Debemos prepararnos y no hacer el juego a los bandoleros que gobiernan. Ellos tratarán de ir a fondo abusando del poder concentrado y del despreciable control de los medios de comunicación para desprestigiar y hasta encarcelar a quienes les de la gana. En consecuencia debemos asumir su defensa con claridad y sin miedo. Repetimos una vez más que el sitio del planeta tierra donde hay más golpistas por metro cuadrado, es el régimen que controla el estado-gobierno. No están en la oposición. Deberían mirar hacia adentro y hacia los lados. Atención rojos rojitos, el descontento crece y se multiplica. El rechazo a Maduro es incontenible e irreversible. Los cuarteles, un hervidero.

Oswaldo Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com 
@osalpaz

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EDUARDO FERNANDEZ MÁS SOBRE EL NUEVO GOBIERNO,

Lo que pretendo es que el Presidente de la República, a estas alturas reconocido como tal por tirios y troyanos, tome conciencia de la gravedad de la situación

Algún revuelo ha causado mi artículo de la semana pasada sobre “¡Nuevo gobierno ya!”. Quiero volver sobre el tema. Venezuela atraviesa una crisis muy grave y muy profunda. Se trata de una crisis múltiple: política, económica, social, cultural, ética, etcétera. Para enfrentar esa crisis con éxito, hace falta un nuevo gobierno. El actual luce incapaz de resolver la situación y, por el contrario, su permanencia en el poder seguramente agravaría todos los síntomas de la crisis.

Albert Einstein decía que si quieres cambiar los resultados no puedes seguir aplicando las mismas medidas. Si queremos más inflación y más desabastecimiento y más inseguridad, ya sabemos cuáles son las políticas que hay que seguir; pero lo que queremos es cambiar.

Lo que pretendo es que el Presidente de la República, a estas alturas reconocido como tal por tirios y troyanos, tome conciencia de la gravedad de la situación y de la necesidad de asumir medidas radicalmente diferentes de las que defienden sus actuales colaboradores. Invite a los ministros a poner sus cargos a la orden, agradezca los servicios prestados y designe un nuevo equipo con gente muy competente, un gobierno de salvación nacional, que tome las medidas que hay que tomar y que no esté pensando en las próximas elecciones.

Qué impacto tan grande se produciría si el señor Maduro declara formalmente que ha decidido no postularse para la reelección y que, además, ha decidido conformar un equipo de gobierno nuevo, con políticas económicas y sociales diferentes para sacar al país de la “tormenta perfecta” en la que está sumergido actualmente.

Sinceramente creo que esa sería una contribución histórica que el Presidente de la República podría dar para refrescar la asfixiante situación que estamos sufriendo los venezolanos.

Cuando llegue la oportunidad electoral, todos los partidos competirán, pero hoy de lo que se trata es de sacar a Venezuela del abismo y eso solo podría hacerlo un gesto como el que recomiendo.

Tengo clara conciencia de que las probabilidades de que eso ocurra son muy remotas, pero me queda la satisfacción de haber propuesto una solución.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@efernandezve

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VLADIMIR GESSEN, NICOLÁS MADURO DEBE RECTIFICAR COMO LO HIZO EDUARDO GALEANO.

El libro de Eduardo Galeano ‘Las Venas Abiertas de América Latina’ se convirtió durante décadas en una especie de ‘Guía’ o de ‘Biblia’ de los jóvenes izquierdistas en América. Hasta Hugo Chávez siguió el camino trazado por Galeano. Sin embargo, con la humildad y entereza que lo caracteriza, el propio Galeano reconoció que su libro trató de ser de economía política pero que cuando lo escribió no tenía la formación y preparación necesaria. ‘No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado’, dijo en la Segunda Bienal del Libro en Brasilia el mes pasado. El presidente Nicolás Maduro debería tomar nota de esto. Rectificar es de sabios.

Larry Rother en ‘The New York Times’, hace pocos días nos recuerda que “durante más de 40 años, Eduardo Galeano y su libro ‘Las venas abiertas de América Latina’ ha sido la obra canónica anticolonialista, anti capitalista y el texto anti estadounidense por excelencia en la región. Hugo Chávez, el presidente populista de Venezuela, incluso puso una copia del libro, que él había llamado ‘un monumento en nuestra historia de América Latina’, en manos del presidente Obama, la primera vez que se encontraron. 

Pero ahora el señor Galeano, escritor uruguayo de 73 años de edad, ha repudiado el libro, diciendo que él no estaba calificado para abordar el tema y que estaba mal escrito”.

Galeano publicó su libro en 1971 y se transformó en un clásico dentro de la cultura izquierdista latinoamericana. Fue un libro prohibido por los militares en el poder en distintos países del continente. Galeano estuvo preso y exilado de su tierra natal Uruguay durante la dictadura militar. 

A pesar de ello, el laureado escritor acepta –43 años más tarde- que se equivocó: ‘No tenía conocimientos de economía ni de política cuando lo escribí’… Así de simple, aunque técnicamente descalificó su obra más conocida. Probablemente porque no quiso que fuera su legado a las nuevas generaciones latinoamericanas, luego de que Hugo Chávez señalara al libro como algo fundamental y que sirviera de adoctrinamiento para los jóvenes. O quizás para mandar un mensaje claroa Nicolás Maduro –entre otros- de su corrección histórica.

En 1996, Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa publicaron el ensayo ‘Manual del perfecto idiota latinoamericano’, prologado por el premio Nobel Mario Vargas Llosa, quienes presentaron la antítesis y la respuesta a los ‘errores’ del libro de Galeano.

En Brasil, Galeano reconoció que la izquierda a veces ‘comete errores graves cuando está en el poder’, lo que se ha tomado por parte de algunos analistas como una crítica a la Cuba de los hermanos Castro y del gobierno errático de Venezuela bajo el mando de Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro.

Galeano se describe a sí mismo, en la actualidad, como un hombre de izquierda, pero alabando los experimentos sociales en marcha durante la última década en su propio país Uruguay, así como en Brasil y Chile.

Larry Rother en The New York Times cita a Eduardo Galeano cuando reconoce que ‘La realidad ha cambiado mucho, y yo he cambiado mucho… La realidad es mucho más compleja, precisamente porque la condición humana es diversa. Algunos sectores políticos cercanos a mí pensaron que esa diversidad era una herejía. Incluso hoy en día, hay algunos sobrevivientes de este tipo que piensan que toda la diversidad es una amenaza. Afortunadamente, no lo es’.

“Aun así –prosigue Rother- el señor Galeano ha cogido por sorpresa a muchos admiradores, entre ellos la novelista chilena Isabel Allende, que escribió un prólogo para la edición en idioma Inglés de ‘Venas Abiertas’. En ella, describe cómo se ‘devoró’ el libro cuando joven, ‘con tal emoción que tuve que volver a leerlo un par de veces más para absorber todo su sentido’ y se lo llevó al exilio cuando el general Augusto Pinochet tomo el poder en Chile”.

Algunas analistas se preguntan si Karl Marx hoy estuviera vivo ¿No seguiría los pasos de Galeano? ¿No reconocería que lo planteado en El Capital no es viable?

¿Es que Maduro y sus seguidores no se dan cuenta que el socialismo que ellos practican es el mismo que ha fracasado en todos los países que lo intentaron?

No existe un solo país exitoso –en el Orbe- luego de haber implementado el socialismo del siglo 20, y ahora, ya podemos afirmar que tampoco en el socialismo del siglo 21. Por el contrario, han empezado a salir del largo atraso en que estuvieron inmersos luego de abandonar las viejas doctrinas de la dictadura del proletariado.

Es evidente que Eduardo Galeano, hoy a sus 73 años, no es el novel joven de 31 años que escribió ‘Las Venas Abiertas de América Latina”. Es hoy un experimentado autor de múltiples obras de distintos géneros, que muy a tiempo ha rectificado en su principal texto de economía y política. Dejará su libro para que se lea, pero ahora con espíritu crítico y claramente señalando que lo que pudo ser bueno en los setenta, no lo es en el presente. La realidad ha sido muy contundente. Hoy no lo escribiría como está.

¿Podrá Maduro rectificar y darse cuenta que así como Galeano estuvo equivocado, también uno de sus seguidores más notorio, como lo fue Hugo Chávez, también lo estuvo?

Vladimir Gessen
vladimirgessen@gmail.com
@divangessen

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EUGENIO MONTORO, LAS LUCES DEL TABLERO

         Cada sector del mundo político tiene un tablero con bombillos de alarma. Si no tiene muchos encendidos la cosa está bien pero si tiene muchos prendidos la cosa se pone peligrosa. Los bombillos pueden referirse a asuntos internos pero también a sucesos externos que influyen directa o indirectamente.

        
Ya tenemos muchos prendidos en el régimen, la inflación, la inseguridad, la escasez, la falta de divisas, la falta de medicinas, el mal servicio eléctrico y de agua, el desastre de PDVSA y las empresas de Guayana, los malos hospitales y un largo etc.
         Pero siguen apareciendo nuevos bombillos y estas líneas los comentan.
1- La victoria, en Colombia, de Zuluaga en la primera vuelta por casi 500 mil votos ha puesto a temblar a muchos pues de ganar la presidencia la usual firmeza del uribismo no se haría esperar. Una luz fuerte en el tablero del régimen venezolano.
2- Las recientes elecciones al parlamento de la Unión Europea fueron ganadas por tendencias de derecha. Por su parte los ucranianos en medio de una gran crisis eligen de presidente a un millonario pro occidental mandando largo al carajo a Rusia.
3-Correa, presidente de Ecuador, hace un programa de TV donde afirma que el sistema educativo de los gringos es el mejor del mundo y que a Israel hay que copiarle su capacidad de inventar y hacer pues es un gran país.
4-Las esposas de los alcaldes encarcelados de San Cristóbal y San Diego obtienen cifras muy altas de votación. Luces de alarma al tablero del régimen.
5-Un militante del PSUV sale por CNN diciendo que lo que le hicieron a Scarano es una injusticia.
6-Vuelven inicios de barricadas y protestas en diversos lugares del país.
7-Se rompe el supuesto diálogo. Los cancilleres de Unasur se van sin ganas de regresar.
8-Aerolíneas mayores recogen sus peroles y se van por falta de pago del régimen. Ramírez hace un chiste buenísimo y dice que se fueron al mundial de fútbol.
9-Los pasajes aéreos pasan a tasa Sicad II. Esto significa un aumento de 5 veces su costo.
10-Cuba y la Unión Europea avanzan en sus conversaciones. La apertura comercial y de libertades está muy cerca para la isla.
11-A falta de plata se analiza, con miedo, el aumento a la gasolina y nuevos impuestos a los bienes de personas naturales. Ramírez se arrodilla a empresas americanas para pedirle préstamos y hace lo mismo con el oso ruso.
12-El Papa Francisco se abraza con un religioso judío y un religioso islámico al mismo tiempo. Foto de historia. Media entre palestinos e israelitas. Luces de alerta al pobre régimen de Maduro que desprecia a los judíos.
         Hay muchas otras. El poco talento demostrado hace que las luces de peligro se le enciendan al régimen a una velocidad asombrosa y es posible una renuncia de Maduro al declararse incompetente de manejar la complejidad creciente creada por él y su grupo.
         Hay que prepararse para una transición. El tablero de las luces de alarma ya hace humo. Vienen buenos tiempos.

Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67

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FERNANDO FACCHIN B., GOBERNABILIDAD EN CRISIS

“Al gobernar aprendí a pasar de la ética de los principios a la ética de las responsabilidades.”Felipe González.
La gobernabilidad es un tema neurálgico dentro del debate político y debe ser motivo de interés actual en los espacios de discusión, siendo como es, una variable política que incide directamente en la toma de decisiones y respeto al Estado de derecho y de la cultura política. Gobernabilidad debe entenderse como la capacidad de una clase política para conducir un país dentro del marco de los valores y prácticas democráticas, construir consenso, manejar y resolver eficazmente los problemas socioeconómicos y los desafíos que enfrenta la sociedad, todo en aras de una sociedad cada vez más libre, justa, segura y próspera.

El “madurismo”, contrario a los principios básicos de la gobernabilidad, tiene como slogan el principio maquiavélico que sostiene: 

“El fin justifica los medios, el imperio de la fuerza del poder, la negación de la moral y del derecho, la razón de estado contra cualquier otra consideración ética como política de Estado” .

Cuando falla la capacidad intelectual y la cultura política de los gobernantes, entramos en la llamada crisis de gobernabilidad, paso previo al caos político, social y económico, la crisis se presenta cuando hay sobrecarga de demandas y crisis fiscal, erosión y desgaste en la autoridad, inversión de los valores éticos, falta de racionalidad en la dirigencia gobernante; en definitiva, la crisis de gobernabilidad es un desequilibrio entre la oferta gubernamental y la demanda social y política, es claro que la crisis se manifiesta por el derrumbamiento político y moral de un régimen en caída libre ante la ineficacia e ineficiencia política, lo que produce un desmoronamiento político y moral producto de un equivocado ejercicio gubernamental signado por una especie de oscuros mandamientos de conducta como lo son la soberbia, la autocracia, la exclusión, la corrupción, el maquiavelismo, la perfidia, el cinismo, la indolencia y la impunidad, a su vez, hay en el “madurismo” miedo, impotencia, infelicidad, indignación y aflicción por la certeza de encontrarse definitivamente perdidos, no cuentan con el respaldo social necesario para mantenerse en el poder y ello no garantiza la adopción de políticas públicas coherentes.

La gobernabilidad requiere de componentes democráticos hoy inexistentes en nuestro país, como son la justicia, la tolerancia, el pluralismo, la solidaridad, la transparencia, la probidad, la rendición de cuentas, la competencia leal, la confianza mutua, el respeto a los derechos ajenos, a las leyes y a las reglas de juego, el diálogo político sincero, la negociación, el consenso y la solución pacífica y cívica de los conflictos sociopolíticos. El “madurismo” por su parte erige como bandera de su gestión, los antivalores, los antidemocráticos como es la demagogia, la intimidación, el cinismo, la desconfianza, el individualismo, la intolerancia, la intransigencia, la corrupción, la impunidad, la arbitrariedad, la prebenda, la competencia desleal, la violación a los derechos humanos, la represión, el fraude, la violencia, el irrespeto a las leyes, la mendacidad, la artimaña, el nefasto contubernio castrista y la patética insensibilidad social.

Venezuela requiere de un liderazgo con aptitudes de estadista para la conducción y el manejo eficaz  de los grandes desafíos políticos, sociales y económicos que debemos enfrentar. Los venezolanos tenemos la capacidad de construir una gobernabilidad democrática digna de nuestro gentilicio y acabar con ese remedo de gobernabilidad que estamos padeciendo, donde prevalecen los antivalores ya señalados, donde la dirigencia es mediocre, razón por la cual predomina la inestabilidad política, social, económica y jurídica. El “madurismo” se encuentra en el punto máximo del desequilibrio político y mental a causa de las elecciones del domingo 25; su ambición de poder se desvanece, razón por la cual la gobernabilidad está en crisis y el país al borde de desembocar en una ingobernabilidad total por faltar a la ética de las responsabilidades.

Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin

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RICHARD CASANOVA, LA TENDENCIA ES IRREVERSIBLE.

En el marco del festival literario de Nantes, el novelista Yuri Andrukhovych recordaba la suerte de Ucrania, una historia repetida que muestra la ironía de ser la joya de la corona. Pobre gran país, apetecido con enfermiza gula desde el tiempo de los zares, la misma que han mostrado los Castro por nuestra asediada Venezuela desde los años 60.  

Recordaba el autor de la “Moscoviada” que Ucrania ha vivido con el riesgo permanente de la codicia imperial, el dictador Viktor Yanukóvich fue sostenido en el poder para preservarle -no como un aliado- sino como un país dócil, servil y subordinado a los intereses rusos. A la caída del tirano ante rebelión popular del Maidán, quedó al descubierto la obscena corrupción que amparaba aquel concubinato. No será necesario hablar de las similitudes con el régimen cubano-militar que hoy pisotea a Venezuela.

Contaba el célebre escritor que la gente no salía de su asombro al descubrir -con el fin de la dictadura- las cuantiosas fortunas en Dólares y Euros, incluso toneladas de lingotes de oro escondidos en las mansiones de los altos jerarcas. Se develó la insaciable voracidad de quienes hablaban a favor del pueblo pero solo les interesaba acumular poder y atesorar riquezas. Al leer esta cruda realidad, no pude evitar pensar en el oro que posiblemente desapareció de los sótanos del BCV o en las astronómicas cifras del despilfarro, la corrupción y del endeudamiento en nuestro país. Un verdadero asalto al Tesoro Nacional. Algo que sólo puede generar indignación y cierta frustración ante la impunidad con que opera la burocracia del PSUV. 

Este relato nos permite inferir que quienes han desangrado a la Nación harán todo lo posible por preservar el poder. Pero un gobierno decadente y atrapado en sus propias contradicciones no tendrá muchas posibilidades, así que "todo lo posible" se resume en repetir la folclórica tesis del golpe y el magnicidio, trillada durante 15 años y cacareada hoy para ocultar el desmadre y evadir su responsabilidad. 

"Todo lo posible" es nada, cuando un pueblo decide empinarse por encima de la barbarie, tal como se demostró en San Cristóbal y San Diego. Ya nada pueden hacer: el fracaso, su credibilidad y la caída en las encuestas muestran una tendencia irreversible, como diría la inefable cofradía del CNE.   

Se robaron todos los reales y ahora disfrazan como relanzamiento el desmontaje de las misiones, el pueblo paga los platos rotos.  Maduro nada puede hacer, salvo seguir mintiendo y montar ollas puyando teléfonos y hackeando correos, mostrando así la naturaleza delictiva de los cubanos que gobiernan al país. 

Será inútil, ya nadie les cree. La opulenta cúpula oficialista ya no puede ocultar la podredumbre, ni excusarse! La tendencia es también irreversible: el país se torna inviable y el cambio se siente impostergable, se hace indetenible.

Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
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