domingo, 1 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, ORO NEGRO

Los chavistas y en especial los maduristas aparentan tener una paranoia recurrente: el Imperio Yanqui está a punto de invadirnos, con el propósito de apoderarse de nuestras riquezas petroleras, y ellos, los chavistas-maduristas, tienen, como misión en la vida, hacer lo imposible para que eso no suceda.

PARANOICO
Lo he catalogado como una afección mental, porque insisten en ese escenario, una y otra vez, sin tener prueba alguna y, sobre todo, cuando las relaciones entre nuestro país y USA no van bien, como sucede la mayor parte del tiempo.
Suman esta particular fantasía al largo listado de conspiraciones que observan en diversos países del mundo, instituciones, personeros y ciudadanos, los cuales hacen lo imposible para que no puedan gobernar en paz y tranquilidad; esas son las razones que esgrimen cada vez que surgen en el país problemas de orden público, con protestas de los venezolanos por los pésimos servicios y la errática administración pública de los revolucionarios.
Esta paranoia tiene una raíz profunda en la psique roja rojita, y está soportada por cuatro tesis fundamentales: 
La primera es que toda guerra en la que se involucra los EEUU busca apoderarse de los recursos naturales de sus enemigos, sobre todo de sus fuentes de energía.  
La segunda es que el petróleo venezolano es altamente codiciado por el mundo, y allá afuera hay intereses perversos esperando que nos descuidemos para quitárnoslo.
En tercer lugar está que el mundo no podría sobrevivir sin el petróleo venezolano y controlarlo es una cuestión de vida o muerte.  
La cuarta razón es que ellos, los chavistas, se han autoproclamado como “La Orden de los Defensores del Petróleo Venezolano”, por lo tanto lo manejan en nombre del pueblo y de los intereses socialistas.
No voy a discutir ninguno de esos postulados y el lector tendrá que darles la credibilidad que desee; lo que sí quiero hacer notar es que, efectivamente, hay una cierta racionalidad que alimenta esa paranoia.
Voy a analizar con ustedes lo que esos rojos rojitos han hecho con nuestro petróleo, en nombre de esa enfermedad mental que los hace alucinar que el petróleo de Venezuela es de ellos.
El hecho de que estemos parados sobre esa riqueza energética es producto de un hecho fortuito; tuvimos la suerte de que en nuestro territorio yacieran tales reservas petroleras, y es mi opinión que los venezolanos no hemos podido aprovecharlas para nuestro beneficio, al contrario, como comunidad humana que se ganó esa lotería, parece que se nos ha convertido en una maldición, hemos malbaratado una ingente fortuna, hemos degenerado en un pueblo corrupto, ladrón e indolente, porque vivir de las rentas nos ha ablandado la fibra moral.
El que nuestro país cuente con esas reservas de energía nos ha hecho especialmente responsables, ante el resto del mundo, de su correcta administración y uso; por lo que deberíamos poder ofrecerla, de manera amplia y justa, a las naciones que la necesitan.  Pero el simple hecho de haberla utilizado como “arma estratégica” o mecanismo de presión internacional, para afectar nuestros intereses políticos, dice mucho de nuestra falta de visión y ética, porque, en vez de construir un mercado universal y accesible, para que quien necesite esos recursos, los pueda adquirir, se ha usado esa ventaja estratégica para chantajear e imponer ideologías, para comprar votos en los foros internacionales y para castigar a quienes no estén de acuerdo con algunos fines bastardos de la revolución.  Con lo que quiero decir que, a pesar de que los chavistas se hacen las víctimas de supuestos intereses, que quieren despojarlos de “su petróleo”, son ellos quienes tienen una política agresiva, de “guerra energética”, contra quienes no satisfacen sus intereses y deseos; eso los define como unos miserables y no como redentores.
Pero hay un elemento clave en la ecuación energética venezolana, y es que, a pesar de que contamos con unas extraordinarias reservas de petróleo, de nada nos sirve si no tenemos la capacidad ni la tecnología para extraerlo, refinarlo, almacenarlo y transportarlo hasta su destino final; mientras el petróleo permanezca bajo tierra, realmente no nos sirve de mucho.
Son pocos los países que cuentan con la tecnología y capacidad financiera para embarcarse en esos procesos de construcción, operación y puesta en línea de sistemas altamente complejos, que son los que convierten el petróleo crudo en energía consumible; nuestro parque petrolero es viejo, las refinerías están obsoletas e, igualmente, sucede con los pozos que seguimos utilizando, los estamos sobre explotando y para el petróleo pesado, que constituye la mayor parte de nuestras reservas, se necesitan nuevas tecnologías que son altamente costosas.
Uno de los errores capitales de este gobierno revolucionario fue haber descuidado no sólo el mantenimiento de la infraestructura petrolera sino su puesta al día, la consecuencia ha sido una reducción de nuestra capacidad de producción y un lento pero seguro declive en nuestra capacidad operativa.
¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué dejar morir nuestra gallina de los huevos de oro? Mi respuesta es porque quienes se ocuparon de nuestra industria - una vez que los chavistas se deshicieron o dejaron ir a los profesionales que sí sabían cómo hacer rentable el petróleo, que los había y muy buenos – llenaron la industria de incapaces y principiantes que les permitió, a los miembros de la exclusiva Orden, hacerse infinitamente ricos a costa de la prosperidad del país.
La otra causa de la quiebra de la compañía matriz PDVSA fue que la usaron para mantener un programa de desarrollo socialista, que exigía de una gran inversión, pero sin producción, lo que significaba gasto y más gasto para proyectos que no tenían retorno, que no eran programas sociales para la población sino el mantenimiento de una masa clientelar política, que consumía insaciablemente esos dineros bajo la ilusión de que el petróleo por fin era del pueblo.
Pero tenemos otro problema y es que los chavistas con el cuento de “que son anti-capitalistas” (dicen ellos), “anti-imperialistas” (mas que ellos, imposible) y “anti-norteamericanos” (aunque les guste Dineyworld), se dedicaron en convertir nuestros vínculos con el Imperio, que por muchas décadas fue amistosa y de cooperación, en una relación imposible; esto, a pesar de que USA es nuestro principal cliente, el que nos compra la mayor parte de nuestro petróleo (pagando de verdad, en efectivo y casi por adelantado) y el que nos suministra la mayor parte de nuestros bienes y servicios.
Eso explica una de las contradicciones fundamentales de la enfermedad chavista: a pesar de que acusan a los EEUU de querer apoderarse de nuestro petróleo, de querer intervenirnos militarmente y de financiar golpes de estado contra la revolución, para sacar a la “Orden de los Defensores del Petróleo Venezolano” del poder, han mantenido, convenientemente, durante estos 15 últimos años, el suministro energético al Imperio.
Pero no contentos con eso, en un acto de entreguismo irracional y poco patriótico, han estado entregándole sustanciales partes de nuestro territorio, vendiéndoselo a países extranjeros como Rusia y China, a cambio de armas, viviendas, alimentos, maquinaria y otras especies, la mayoría de ellas “chatarra” inservible y con sobreprecio.
La Orden que, supuestamente, debería defender nuestro petróleo, lo negocia ahora con dos de los imperios colonialistas más agresivos del planeta, comprometiendo buena parte de nuestros recursos a futuro, para poder recibir el financiamiento que sus perturbados planes socialistas y sus estrafalarios estilos de vida requieren; la generosidad revolucionaria implica regalar a otros países, no sólo carreteras, aviones, instalaciones eléctricas, estadios, maletines llenos de dólares o, en el caso de Cuba, mantenerlos con 100.000 barriles de petróleo diarios, para que ellos, a su vez, los vendan en el mercado internacional y “se ganen una platica”, a cambio de mercenarios, torturadores, espías y sapos, para complacencia de La Orden y para mantener a su “ganado” en el corral. Estamos malbaratando la mitad de nuestra producción petrolera honrando una deuda totalmente ilegal con gobiernos y empresas que saben que este gobierno no representa al pueblo y que además es ilegítimo, han otorgado financiamiento a un gobierno violador de derechos humanos, militarista y corrupto, ninguno de esos dineros ha servido para el desarrollo del país, los prestamistas están plenamente conscientes que financian a un régimen forajido con todas las consecuencias que esto trae.
Al día de hoy, los venezolanos vivimos en la inopia para mantener a esta Orden, nos tienen padeciendo necesidades, hambre, enfermedades, sin luz ni agua, en manos del hampa, gaseados por la GNB, si nos atrevemos a protestar, y acusados de terroristas por los tribunales al servicio de la Orden; no hay trabajos dignos, la inflación nos mantiene en la pobreza, no tenemos papel toilette y estos hijos de hetairas todavía tienen las gónadas de decirnos que “ahora el petróleo es de los venezolanos”.
Bueno, mi conclusión es la siguiente: los chavistas realmente no están enfermos de paranoia, se trata de que están saqueando al país y explotándonos como esclavos.  Su ideología es la excusa para ocultar sus verdaderas intenciones, que son entregarle al país a Cuba, convertir a Venezuela en la sucursal más grande del crimen organizado, el fundamentalismo y la subversión del mundo.
El pueblo de Venezuela ha tardado en darse cuenta de esta realidad, pero está despertando, a pesar de que todavía hay en la oposición quienes colaboran con el gobierno para ganar una mejor posición política y ser ellos los protagonistas de la escena, mientras nuestros jóvenes arriesgan su bienestar  y mueren en las calles; el mundo ya se advirtió quiénes son nuestros supuestos gobernantes, la represión y al abuso de poder es inocultable y, repito, aunque hay quienes no quieren que esto acabe tan rápido y buscan salidas “constitucionales” que, en las actuales circunstancias, significarían saltar de un tren desbocado y sin control, siguiendo las instrucciones del fabricante del tren. Ya los venezolanos sabemos que hay una salida y como lograrla.
Estoy seguro de que, una vez libres de esta pesadilla, seremos mucho más cautos y responsables con el uso de nuestro petróleo, lo que quede de él.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul


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