lunes, 21 de abril de 2014

AXEL CAPRILES M. LA LOCURA COLECTIVA

Los signos de locura han estado presentes desde el comienzo de la revolución bolivariana, pero solo harán su efecto si bajamos la guardia. Sigamos luchando y votando por el futuro de Venezuela que queremos.

Batalla Psicológica, Memorándum:

1. El comunismo necesita imperiosamente neutralizar o silenciar a las mayorías. Son su peor y mortal obstáculo, aunque no lo parezca.

2. La revolución ha montado una calculada guerra psicológica, y procura disimularla con un señuelo de "Guerra Convencional Abierta-represiva" (Open-reprisal-lure).

3. El régimen revolucionario intenta provocar en la resistencia opositora, el conocido proceso en línea de Psy-War: CONFUSIÓN-DECEPCIÓN-FRUSTRACIÓN-ADAPTACIÓN.

4. En este segmento el régimen aplica un ataque psicológico de "Destrucción de la Mentalidad  Despierta". Necesita y le es vital una APATÍA POR DECEPCIÓN en la oposición que aún no logra conseguir, porque ese proceso es y debe ser constantemente obstaculizado.

5. Manipulación de las Leyes: Esta técnica de operación, muy usada en Cuba y otros estados totalitarios, no tiene como objetivo principal una "ventaja legitimadora" de las acciones revolucionarias; lo que procura con afán principal es crear la sensación de decepción-frustración en el adversario. Esta "ventaja legitimadora" es puramente alevosa, inexistente y virtual, opera al contrario y disminuye cualitativamente la cohesión en las bases de quien lo aplica. Suele ser una técnica psicológica de alto costo político. (Es conveniente tener presente que todo lo que hizo Hitler fue legal porque mediante una ley habilitante y un parlamento sumiso, formuló todas las leyes que necesitaba).

La oposición debe criticar y fuertemente atacar toda violación de la legalidad y la constitucionalidad.

6. Ocultar la Reacción Neurálgica: El régimen revolucionario sabe que pisa arenas movedizas y busca ocultarlo. Para ello acelera el intento de DESMORALIZACIÓN de quienes ya han reaccionado, porque sabe que la perseverancia activa en la  reacción es detonante para quienes son NEURÁLGICOS a su estabilidad y no han reaccionado aún plenamente (pilares de soporte). El régimen teme el contagio por reacción, porque mientras su proceder otorga mayores razones y argumentos, el detonante sigue encendido. (De ahí el aplastamiento a los Comisarios, a los Gobernadores y Alcaldes de Oposición, a  los Empresarios, etc.).

7. Estamos en una Guerra de Sensaciones: El régimen está atacando todas las áreas: Gente de Petróleo, Militares Democráticos,  Fuerza Armada Nacional, Sociedad Civil, Empresarios, Medios de Comunicación, etc., para que los opositores experimenten la sensación de que no  hay más nada que hacer, que no tienen salida, que esta guerra la pierden o para que lancen el último cartucho de "honrilla". Pura sensación para desmoralizar y ocultar la reacción restante.

8. En la medida en que las personas de la resistencia opositora permitan que el ataque psicológico las afecte, la revolución se mantendrá "ganando", y en la medida en que el espíritu de las personas en resistencia se mantenga firme y decidido a que de esto saldrán fortalecidos, aunque económicamente empobrecidos, pero se lograrán los objetivos de retornar a la Democracia para que se convierta en una Democracia Permanente.

9. Las personas en la resistencia tienen que seguir luchando, cada uno desde su entorno, con perseverancia, sin miedo y con inteligencia, pero -por encima de todas las cosas- con la seguridad de que están ganando, a pasos muy lentos pero seguros. No se debe permitir que algún espíritu decaiga o sea víctima de la Operación Psicológica revolucionaria, ayudar a elevarlo inmediatamente es una acción estratégica. O como dice Belmonte: Impermeables al Desaliento!!!

10. Ganar por Jaque simple: Las Operaciones Psicológicas buscan tácticas que le permitan ganar por Jaque simple, tener que llegar al difícil Jaque Mate. Es decir, inducir en el adversario una sensación de derrota virtual que le otorgue al atacante la rendición práctica del adversario.

Desmoronar la Fortaleza y Valor Interno del resistente: De lo que se trata es de extinguir y eliminar la VOLUNTAD DE LUCHAR que posee el adversario, aquí está el centro de toda lucha.

Por eso los ajedrecistas -estrategas en tablero- siempre dicen: "No se pierde hasta que se llega a la última contienda".

11. Conócete a ti mismo: Es preciso también conocer tus potencialidades. La resistencia opositora lleva en sí valiosísimas ventajas en la lucha contra la tiranía y es muy importante para el régimen que los venezolanos en resistencia no tengan conciencia de ello, que no reconozcan la dimensión de sus potencialidades. La resistencia en Venezuela posee: Argumento, Verdad y Razón, Moral, Unidad, Interés Común y Fervor Patriótico, Convicción, Voluntad de Lucha, Necesidad de Triunfo, Coraje y Sacrificio, Capacidad de Construcción de un Nuevo País, Inteligencia, Información y Comunicación, Capital Humano, Solidaridad, Disciplina, Táctica, Fe de Estrategia y Claridad de Objetivo, Conciencia de Ventaja, Conquistas Moralizantes, entre otras muchas potencias. Es precisamente en este momento que los ciudadanos civiles debemos tener más presente el objetivo inmediato del régimen revolucionario: La aplicación del conocido proceso en línea de Psy-War: CONFUSIÓN-DECEPCIÓN-FRUSTRACIÓN-ADAPTACIÓN.  Y así mismo, hay que tener en cuenta que en la extensa masa crítica de resistencia opositora, todavía la operación revolucionaria no logra hacer que se introduzca de lleno -ni mucho menos- en la primera fase: de la CONFUSIÓN a la  DECEPCIÓN. En esta línea de Psy-War está la batalla estratégica de los civiles, cuyo escenario es: LA CALLE.

De esta manera, sin optimismos infundados, la resistencia debe estar muy  activada y la extensa ciudadanía en resistencia debe evitar que otros colaboren -aun haciéndolo de buena fe- con mensajes de tendencia confusa, decepcionante o frustrante. La desesperación desequilibrada es síntoma de estas tendencias.

Axel Capriles
acaprile@ucab.edu.ve
@axelcapriles

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JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, EL DERECHO DE REBELIÓN: NATURAL, HISTÓRICO Y CONSTITUCIONAL

Llámase “derecho natural”  el que se deriva de nuestra naturaleza humana, siendo por consiguiente universal, anterior y superior al ordenamiento jurídico. Es culturalmente una creación de la doctrina cristiana y un valor fundamental de la civilización occidental.

Llámase “derecho histórico” al que se han dado los pueblos como fundamento de su independencia, soberanía o autonomía al proclamarla y luego lo han incorporado como valor supremo de la Nación. Es, por consiguiente, un derecho preconstitucional y también supra-constitucional.
Llámase “derecho de rebelión” al que tienen los pueblos contra el invasor extranjero como también contra los gobernantes de origen ilegítimo (no democrático) o que teniendo origen legítimo (democrático) han devenido en ilegítimos durante su ejercicio.  Este derecho autoriza la desobediencia civil y el uso de la fuerza con el fin de derrocarlos.
¿Además del “derecho natural” de rebelión que tenemos todos, según la doctrina cristiana, es también en Venezuela un “derecho histórico”? 

YO TAMPOCO QUIERO MANDO
Indudablemente lo es. Venezuela nace, como país independiente y soberano, con una rebelión. La rebelión se produjo el 19 de abril de 1810. Fue una rebelión civil, con apoyo militar, que tomó forma jurídica el 5 de julio de 1811 con estas palabras recogidas en el acta: “los derechos que tiene todo país conquistado para recuperar su estado de propiedad e independencia.” Los sucesos de 1810-1811 crearon el derecho histórico de rebelión contra la invasión, ocupación o dominio del extranjero. Su categoría de derecho natural e histórico de los venezolanos está expresada en la cinta izquierda del escudo nacional. El derecho de rebelión para recuperar la independencia es, pues, preconstitucional (porque precede a la primera Constitución de 1.811).  Luego la rebelión cívico-militar de 1830 (encabezada por Páez), que rompió con Colombia y creó la República de Venezuela, le dio valor supraconstitucional a este derecho, cuando está en juego la soberanía.
La cinta derecha del escudo nacional enaltece a la rebelión cívico-militar de los federalistas quedando así reconocida para siempre la rebelión como un “derecho histórico” de los venezolanos, preconstitucional y supraconstitucional. En el propio escudo nacional tenemos a la rebelión como derecho y deber. Ya no sólo contra la ocupación extranjera y para recuperar la independencia, sino también contra las formas de Estado y de gobierno que no respondan a la voluntad popular. Así, pues, cuando honramos el escudo, estamos honrando a la rebelión como un derecho histórico.
Desde 1958 celebramos el 23 de enero como la victoria de la rebelión cívico-militar contra la dictadura. Es una ratificación de la rebelión como un “derecho histórico” de los venezolanos. Ya no sólo contra el extranjero y contra el desconocimiento de la voluntad popular, sino además contra la tiranía, ilegítima por su origen fraudulento o ilegítima por su violación de la Constitución y de los derechos humanos, como por su perpetuación mediante el subterfugio de la reelección indefinida, negación del principio republicano por excelencia que es la alternancia en el poder.
Desde 1999 el gobierno celebra el 4 de febrero, día de la  fallida rebelión militar de 1992. No fue contra el invasor extranjero, que no lo había. No fue contra el modelo de Estado y forma de gobierno, ya que por el contrario se había iniciado el regreso al Estado Federal con la elección de los gobernadores. No fue contra la tiranía, porque el origen del gobierno no fue un fraude electoral ni en su desempeño violó la Constitución y los derechos humanos. Se invocó otro motivo: corrupción y mal gobierno.
Tenemos, pues, que el derecho natural e histórico de rebelión, pre y supraconstitucional, ya estaba justificado antes de la Constitución de 1999 por estos motivos y bajo estas circunstancias: 1) Para recuperar la independencia y soberanía cuando el país esté bajo el dominio de una potencia extranjera (1810-1811) y, más aún, cuando la misma pretenda la fusión o integración en un solo Estado (1830); 2) Para recuperar el sistema republicano, cuya negación es la reelección indefinida (el texto original sólo permitía la reelección inmediata por una sola vez, lo cual ya contradecía la tradición constitucional de no-reelección inmediata) y la centralización del poder, negación del Estado Federal (1859); 3) Para recuperar la libertad y la democracia cuando se trate de una tiranía, sea por su origen ilegítimo (fraude electoral o calidad de inelegible) o sea por la violación de la Constitución o  de los derechos humanos(1958); y, 4) Para que rija el bien común cuando el gobierno es ineficiente y corrupto, máxime si ha arruinado al país y empobrecido al pueblo (1992).
En base a estos cuatro supuestos del derecho natural e histórico de rebelión es que debemos interpretar su consagración como derecho constitucional en el Art. 350 de la Constitución con estas palabras: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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CARLOS E. AGUILERA A., GOLPES INSTITUCIONALES

Maduro viene anunciando desde hace tiempo la amenaza de un golpe de estado para sacarlo del poder, y sin ambigüedades acusa a la oposición a la que insulta, denigra y vitupera cada vez que se le antoja. 

Sin embargo, para el taxista, obrero, oficinista, trabajador informal, empresario, comerciante, amas de casa y estudiantes el tema es abordado con sorna y burla, pues aducen que hasta eso de inventar asonadas cuarteleras heredó de su fallecido mentor y padre putativo, que ahora guarda el sueño eterno en el Cuartel de la montaña.

Al absurdo cotidiano tendríamos que agregar las amenazas que por la misma razón dispara a diestra y siniestra contra la oposición Diosdado Cabello, su lugar teniente político en la Asamblea Nacional, de quien por cierto,  circula en las redes sociales un mensaje que habría girado a sus conmilitones del PSUV, en el que taxativamente muestra su descontento con el inquilino de Miraflores. A ello tendríamos que agregar  el giro que ha tomado la detención de tres generales acusados de conspirar. Ni el primero se reduce a las denuncias altisonantes del Presidente del Poder Legislativo, ni las otras se restringen a las acciones de un puñado de oficiales.

Sin detenernos a pensar en verdades tan elementales y sin medir las consecuencias de sus actos, de lado y lado se ha hecho lo posible por debilitar aún más la maltrecha y frágil institucionalidad del país. Lo que vienen sucediendo desde hace un año que llegó al poder Maduro, es penoso, preocupante y sombrío, no solo por la tamaña irresponsabilidad del oficialismo que ha levantado lanzas en contra de uno de los cimientos del convivir democrático y de la separación y control de los poderes, sino por la represión  que desde hace dos meses el régimen viene aplicando a los estudiantes, y que hasta el momento arroja un doloroso balance de 42 personas muertas, ante los ojos de las Fuerzas Armadas, en las que trisoleados hombres de uniforme sin desparpajo alguno hacen loas al socialismo, y tocan el tema político sin ningún recelo ni disimulo, bajo el pretexto de la defensa de un proceso de cambio arropado bajo una mal llamada revolución bolivariana, en la que sus enemigos de antaño –viejos guerrilleros de los años 60 – a quienes combatieron ferozmente , ahora hacen vida común en el alto gobierno.

De prosperar esta monstruosa y maléfica maniobra, obra de sus protectores cubanos los hermanos Castro, se echaría por la borda la esperanza y la fe de un pueblo ávido de un  nuevo renacer democrático, ansioso de un prometedor  porvenir y un mañana mejor para sus hijos y la Patria. No faltarán los falaces que tildarán a este columnista de golpista, fascista y enemigo del pueblo, por formular este juicio, pero lo cierto es que de prosperar este endiablo proyecto, veríamos a unas Fuerzas Armadas más involucradas en la política y por tanto vulnerables y sujetas a vaivenes coyunturales y, a la par, a una Asamblea Nacional disminuida en sus atribuciones legislativas, lo cual si sería un golpe de estado sin disimulo alguno de sus actores.

La ceguera y el oportunismo de quienes detentan el poder y que se dicen socialistas, bolivarianos, marxistas y por ende comunistas, como lo calificó el propio Fidel Castro en entrevista por VTV, han llevado al país desde hace 15 años a las dos instituciones básicas del Estado, a deslizarse por un tobogán con demasiada inclinación como para amortiguar su caída, pues entre sus capitostes políticos reina una confusión entre ser jefes de partido o Presidentes de la República y del Parlamento, respectivamente. Esa ambigüedad manifiesta en todas las actividades de sus protagonistas, los ha conducido a romper esa débil pero tan importante línea que es la institucionalidad y la separación de poderes.

Ante la vorágine de acontecimientos que se vienen sucediendo últimamente en nuestro país, impera la necesidad de una transformación que está en manos de la sociedad, es decir, del grupo o grupos humanos que conforman aquello que reconocemos como país, pues los cambios y soluciones deben surgir de ésta, tal como aspiramos todos quienes habitamos en esta hermosa y generosa tierra, bendición de Dios. No se debe olvidar que los cambios y transformaciones necesarias no pueden en ningún caso solucionarse de manera coyuntural. He allí el meollo del asunto, al que hay que buscarle salidas en el marco que la propia Constitución Nacional contempla, como es el caso del artículo 350.

Esta natural aspiración la vemos reflejada en las acciones que desde hace dos meses vienen realizando jóvenes estudiantes en todo el país, quienes reconocen los principios rectores de lo que consideran fundamental e indispensable para la vida en sociedad, objetivo primordial de sus acciones de calle, que con brutal represión el régimen pretende acallar.

Ante la injusticia, desobediencia civil. El maestro Vasconsello para quien la mejor definición de justicia la extrae del pensamiento de Benito Juárez: “La Justicia es el respeto al derecho ajeno”, pues existirá el clima jurídico necesario para que puedan desenvolverse armónicamente los derechos sociales e individuales generando la equidad”.

Rawls sostiene que un estado próximo a la justicia requiere un régimen democrático ya que su teoría se refiere al papel que desempeña y a la justificación de la desobediencia civil ante las autoridades democráticas legítimamente establecidas. De tal manera que su autor define la desobediencia civil de la siguiente manera: “Es un acto público, no violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido con el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno”. Cita a título de ejemplo a Howard Zimn quien al referirse a la desobediencia civil señala: “Es la violación discriminada y deliberada de la ley con un propósito social de vital importancia”.

Para Rawls la desobediencia civil es un deber más que un derecho; se actúa porque se considera violado un principio, como es el caso de Venezuela, en el que se ha infringido gravemente el primer principio de la justicia y por tanto es un recurso estabilizador del sistema constitucional, aún cuando voceros del oficialismo lo tildan de acciones conspirativas, fascistas y golpistas.

Concluye el autor señalando que “aunque la desobediencia civil amenaza la concordia ciudadana, la responsabilidad no recae en  aquellos que protestan, sino en aquellos cuyo abuso de poder y de autoridad justifica tal acción; porque emplear el aparato represivo del Estado para mantener instituciones manifiestamente injustas, es una forma de fuerza ilegítima a la que los hombres tienen derecho a resistirse”.

En resumen, reclamar los derechos legítimamente, no constituye un golpe de estado como reiterativamente lo afirman Maduro, Cabello y dirigentes del partido oficial, quienes maquiavélicamente acusan de conspirar con tal fin a sus opositores políticos, y los encarcelan sin el debido juicio que contemplan la Constitución y las leyes.

El golpe de estado lo está propiciando el mismo régimen que atenta contra los derechos individuales, a la vida, honor, libertad de pensamiento, salud,  educación, etc. Ignora deliberadamente, que aunque la desobediencia civil amenaza la concordia ciudadana, la responsabilidad no recae en aquellos que protestan, sino en aquellos cuyo abuso de poder y de autoridad justifica tal acción; porque emplear el aparato represivo del Estado para mantener instituciones manifiestamente injustas, es una forma de fuerza ilegítima a la que los ciudadanos tienen derecho a resistirse.

Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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PABLO ELOY MOSCO, GOLPE ES GOLPE

Venezuela nace como consecuencia de un golpe de estado, eso que ocurrió el 19 de Abril, fue un golpe de estado con el cual fue derrocado el Capitán General y Gobernador Don Vicente Emparan, considere Ud. que la sesión del cabildo, fue ilegalmente convocada, por quienes no tenian autoridad para hacerlo, tanto así,  que quien debía convocar que era el gobernador de la provincia  y Capitán General, cuando se inicia la sesión del cabildo.  



Don Vicente Emparan que desconocía lo que estaba ocurriendo, se encontraba en la Iglesia Catedral asistiendo a los actos religiosos puesto que era jueves de semana Santa  y hasta allí va uno de los golpistas, donde lo conmina a hacerse presente en la sesión espuria que los golpistas están efectuando, a esto conviene el bobolongo de Emparan y en una celada que le tienden lo obligan a consultar al llamado pueblo, sobre su mandato y como dije antes; el bobolongo renuncio, renuncia que nadie nunca vio. Miembros auto designados de ese cabildo, fueron: un falso representante de la Iglesia, un auto designado representante de los Pardos etc. ¿a cuál pueblo consultaron?, considere UD que: Caracas con dificultad  tenía 40.000 habitantes y solamente y presuntamente fueron “Consultados” las personas que en ese momento  salían de la misa, los cuales ignoraban de que se trataba, por eso fue necesaria repetir la pregunta.

Establecido queda que: el 19 de Abril nace Venezuela con un golpe de Estado.- ¿FUE BUENO O MALO?, esta pregunta deben responderla Ramos Allup y el Capitán General Diosdado.
Y sigo preguntando ¿Que hubiese sido de Venezuela sin la guerra de Independencia? , porque esa fue una guerra muy VIOLENTA. No fue con el catecismo en las manos que los patriotas lucharon contra los realistas, los aguevoneados del 2014 se declaran permanentemente como enemigos de la VIOLENCIA. 
Nada más violento que el DECRETO DE GUERRA de Antonio Nicolás Briceño, como un acto de violencia extrema fue su fusilamiento por orden de Simón Bolívar, el cual posteriormente sembró de cadáveres el territorio nacional con su Decreto de Guerra a Muerte, violento fue Jesucristo cuando saco  a los mercaderes del templo. Ese mismo Jesús fue quien dijo “CON LA VARA QUE MIDAS SERAS MEDIDO”.
Golpe de estado y violencia no son malos en sí mismos, es en el corazón y la mente del hombre donde se encuentra la bondad y la maldad.
Pablo Eloy Mosco
pabloeloymosco@hotmail.com
@pablomosco

Libertad para los presos políticos y pronto regreso a la patria de los exiliados

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, EL «EFECTO TYRANNUMCACARE»

«No pueden calificarnos de insurrectos los primates a quienes exigimos depongan su mediocre discurso adulador de crímenes y pertrechos, porque las nuestras no son ovaciones en palco de patíbulos ni tenemos armas de guerra cuya venta sólo enriquece a proveedores de la muerte en perjuicio de la Humanidad: pero, no niego que somos legítimos insubordinados o civiles y defensores el Derecho al Disfrute de la Post-Modernidad»

Divertiría si semejara un poco a otro interesante y mitológico como el «Efecto Pigmalión», surgido cuando un rey-escultor modeló la figura de una mujer (Galatea) sin sospechar que se enamoraría de ella y pediría a la diosa Afrodita que le diese vida a su hermosa estatua para amarla. 
Empero, llamo «Efecto Tyrannumcacare» al [de] generado por un individuo al cual se le da un «mandato» mediante sufragio y que luego se imagina que es una especie de matón rodeado de zopencos contra los que (infligirá)  practicará el «bullyngnismo» y cuyas riquezas malversará.
El «bully» aborigen convierte el ejercicio de las funciones de gobierno en actos que constituyen delitos: se modela a sí mismo y se enamora de su fabulosa crueldad e impunidad, fornica con la compleja proyección de su «eco-materia-refleja», a la cual también con tupé define «Todos Somos Él-Yo», sin necesidad de reciclar a ninguna diosa de la Antigüedad para que le conceda existencia e intentar sofocar su priapismo copulándose desenfrenadamente.
Algunos enrevesados etimólogos creen que «bully» tendría una raíz indoeuropea, que sería una especie de trans-trasto del Griego-Latín-Sajón phrater/frater/bráter/brat/brother […] No luce plausible que de un vocablo que significa «hermano» salga un retoño («bully») que dícese de un patán. Es un diminutivo del inglés «bull» (macho). 
El Tyrannumcacare no se aproximaría a un canino bulldog, precisamente, sino a un «bully» (machito) o quizá un «bumy» (atorrante, en ninguna cosa buena diestro) y por ello hacen tanto ruido mediático. Falso que lo impulse una ideología o proyecto político a favor de los desposeídos. Caminan, cierto, pero no saben por qué. Fablan, es verdad, pero ignoran por qué. Por codicia, conocen el valor y uso del billetardo.
El «Efecto Tyrannumcacare» lo es por cuanto le precede una caracterología que incluye divertimentos idiomáticos en tribulaciones de radio y televisión, lo que parece insólito si se reconoce que el «tiranocaca» lo es por indocto y miasma. En escasos meses de mando, un sustituto (en nefasto turno) del «Todos Somos Él-Yo» (que se arrogue tener sensibilidad social) enfrentará a sus opositores calificándolos como «chukis». 
Estoy persuadido que el perezoso de supremo legado no preguntará a los autores-asesores intelectuales de sus marranadas mediáticas, en «tribulaciones de radio y televisión», qué significa «chuk» en inglés.
Tampoco sus predecesores (que similar a los pierolapithecus catalaunicus gritaban, pero improperios) habrían investigado antes de proferir. Digo que los militantes del «Todos Somos Él-Yo» no sólo carecen de sensibilidad social, sino que muestran una impronta de sujetos sin ningún respeto por el Ser Humano: porque convertir las alocuciones de mandatario en desahogos de inmunodeficiente intelectual con afrentas, burlas, mentiras, ridiculeces y hasta órdenes subliminales para que adeptos de su régimen cometan crímenes no son inferencias de estadista.
Las naciones que abordaron el gigantesco navío del primermundanismo experimentan vivir, lógicamente, la Era de Post-Modernidad. Pero otros nacionales de vastos territorios del Mundo, y no por falta de recursos financieros o talentos, somos obligados a indigestarnos a causa del «Efecto Tyrannumcacare» que aun cuando esté por sucumbir emite dinosáuricos sonidos e incuba monstruos.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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ANTONIO SEMPRUN, NI VICENTE EMPARAN NI NICOLÁS MADURO

La  libertad no es solo el poder de actuar o no, es el derecho de luchar por ella.

Después de aquel 19 de Abril de 1810,  que dio inicio de la lucha por la libertad del dominio español en Venezuela   originando la  Junta Suprema de Caracas, primera forma de gobierno autónomo en el país, que dio paso a la firma del Acta de Independencia, Venezuela  está sometida al dominio  Cubano.

El  saldo de 2.378 detenidos, 90 privados de  libertad,  1.316 procesados  y más de 40 asesinados es el parte de guerra que el régimen de Nicolás Maduro le ha hecho pagar a los venezolanos por salir a las calles pacíficamente a protestar por sus derechos.

El valiente movimiento estudiantil,  la sociedad civil y algunos notorios representantes de la clase política han encarnado al presbítero José Cortez de Madariaga, saliendo a las calles de Venezuela para decirle a los Castro que los venezolanos no queremos que su títere Nicolás Maduro siga humillándolos ni entregándoles a Venezuela.

Los venezolanos están reescribiendo la historia, están luchando por devolverle al país la decencia, el respeto  y el derecho de vivir en libertad, la lucha iniciada el 08 de febrero ha  recorrido un camino doloroso que llego al punto de no retorno.

 Los venezolanos debemos continuar en las calles que ha sido la manera de obligar al mundo y a los organismos internacionales a mirar hacia un país rico que usa el dinero del estado para comprar conciencia y voluntades para evitar  que se vea la dramática realidad de la violación de derechos humanos en el país.

La lucha pacífica en las calles de Venezuela desnudo al régimen, hizo caer la máscara  que  disfrazaba de democracia a la dictadura que se implanto en Venezuela desde hace más de una década, el éxito de aquel 19 de Abril de 1810, se debió a la unión de todos los sectores  de las clases sociales.

Coronel Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@antoniosemprun

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NELSON ACOSTA ESPINOZA, ¿DIÁLOGO O NEGOCIACIÓN?,

Amigo lector, de entrada lo afirmo: estoy de acuerdo con el diálogo democrático. Sin lugar a dudas, este es un mecanismo indispensable para sentar a los diversos actores en conflicto con la finalidad de trabajar en torno a la búsqueda de soluciones sostenibles a la crisis que vive el país. Desde luego, para que esta actividad sea exitosa, se requiere  observar ciertas condiciones de carácter normativo.

La primera,  comprender que diálogo es distinto a negociación. Esta última actividad se refiere a enfrentar situaciones conflictivas  concretas. Su propósito es definir y satisfacer intereses materiales mediante acuerdos específicos. El diálogo, por el contrario, implicaría la creación de nuevas capacidades humanas y políticas para solucionar problemas. El diálogo, entonces,  apunta hacia un horizonte estratégico y, la negociación, se inscribe dentro de una perspectiva de un sesgo táctico. En fin, podríamos elevar la siguiente interrogante: las conversaciones que sostendrá la MUD y el gobierno, ¿cómo pueden caracterizarse? ¿Diálogo o negociación?
La segunda condición necesaria para alcanzar un diálogo fructífero es la inclusividad. Quizás ésta sea la característica  más importante. Ella implica incorporar, en esta acción,  a todos los actores involucrados en la situación que provocó la instrumentación de este mecanismo de solución de conflictos. Nuevamente, sería justificado preguntarse ¿están implicados todos los actores? ¿Se encuentran legítimamente representados?
A primera vista, pareciera que la iniciativa planteada es más una negociación que un diálogo. Desde luego, una afirmación de esta naturaleza puede resultar prematura. Después de todo, recién comienzan los intercambios entre la esfera gubernamental y la MUD. 
Sin embargo, experiencia anteriores (2002) indican que el gobierno estaría dispuesto a negociar algunas reivindicaciones y, de esta forma, ganar tiempo para rehacerse política y simbólicamente. Los representantes de la oposición, por su parte, no han asumido estos encuentros en términos de una agenda que implique la necesaria  recomposición del modelo social, económico y cultural que ha prevalecido en el país a lo largos de estos últimos 15 años. Me parece que esta visión estratégica se encuentra ausente en las cartas que pondrá en juego la MUD en estas reuniones. De darse estas circunstancias  esta iniciativa adquiriría, entonces,  un aire de espectáculo con el objetivo de demostrar que los actores en desacuerdo pueden sentarse juntos, pero evadiendo los temas controversiales que dividen al país.
El gobierno juega a dividir la oposición entre una "buena", dispuesta a negociar, y una "mala" que demanda la necesidad de dialogar con la finalidad de promover cambios sustanciales en el país. Bajo esta mirada intentará acordarse con la "buena", dejando por fuera a la otra versión de la oposición democrática del país. Ello explicaría, las ausencias, en esta mesa de diálogo, del movimiento estudiantil y la de aquella porción del país que se identifica con Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma. Resulta paradójico, que los protagonistas de la protesta y quienes han creado las condiciones para que este diálogo se produzca se encuentren ausentes de este proceso.
Lo voy a expresar por la calle del medio. Hay que marchar y dialogar. Marchar pacíficamente para poder crear las condiciones que permitan transformar la negociación en un verdadero diálogo democrático. Ir a la calle, acompañar a los estudiantes, jóvenes y ciudadanos para que el diálogo sea inclusivo y representativo de todos los actores políticos del país. No podemos obviar la nobleza, valentía de nuestros jóvenes y estudiantes. Su sacrificio y lo justo de sus demandas han obligado al gobierno ha solicitar ese diálogo con los sectores democráticos del país.

Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64

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EDUARDO MACKENZIE, GARCÍA MÁRQUEZ: ¿DISCUSIÓN IMPOSIBLE?

El torrente de elogios que recibe de manera póstuma Gabriel García Márquez horas después de su muerte en México no es inmerecido si se piensa en el formidable hombre de letras que era él. Sin embargo, el premio Nobel de literatura fue también un activista que adhirió a tesis políticas repudiables que lo llevaron a cometer errores cuyos efectos recayeron sobre su patria y sus compatriotas. Ese aspecto de su vida trata de ser convertido por algunos en un tabú acerca del cual está prohibido discutir. Nademos pues contra la corriente, para que la libertad de pensamiento no sea sepultada por el peso abrumador de unos elogios a un hombre que decía luchar por la libertad al mismo tiempo que defendía la dictadura más liberticida que haya conocido el continente americano.

Gabriel García Márquez, hay que decirlo, no tuvo la entereza de carácter, ni la grandeza moral de romper con el castro-comunismo. Su amistad con Fidel Castro fue indefectible y no se limitaba al campo literario. El escritor colombiano nunca cuestionó los crímenes de esa dictadura. Sin embargo, los motivos sobraban para que lo hiciera. Otros intelectuales latinoamericanos de prestancia idéntica a la de él, y de su misma generación, como Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Plinio Apuleyo Mendoza, atraídos en un primer momento por el “antifascismo” y el “antiimperialismo” de la URSS y, después, por la llamada “revolución cubana” (involución cubana deberíamos llamarla), tuvieron el valor y la lucidez de romper lanzas un día con ese totalitarismo.
García Márquez persistió, por el contrario, hasta su último día en sostener a un tirano que no solo ha arruinado, oprimido y llevado a su propio pueblo a niveles increíbles de abyección social, durante más de cincuenta años, sino que le propinó tremendos golpes a las libertades y fuertes daños a las economías latinoamericanas. 
Las sangrientas aventuras guerrilleras y terroristas que Fidel Castro impulsó durante décadas en América Latina para exportar el socialismo policíaco que él había instalado en la isla, llevaron no sólo a la fanatización y muerte, a miles de jóvenes manipulados del continente, sino que provocaron la emergencia de violentas dictaduras militares en Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay, Perú, Guatemala, que arrasaron a su vez, durante años, los valores democráticos. 
Esa empresa depredadora y anacrónica del castrismo sigue en pleno auge hoy en Colombia donde, todos los días, y en medio de un falso “proceso de paz”, cobra vidas de civiles de todas las clases sociales y de abnegados militares y policías. No puedo dejar de pensar en ellos, en esas víctimas, sobre todo en las más recientes y más anónimas, ignoradas y eclipsadas en estos momentos por la catarata de adioses al autor de Cien años de Soledad.
El escritor colombiano, nunca tuvo el temple de aquellos, como Arthur Koestler, André Gide, Ignazio Silone, Louis Fischer, que fueron capaces de liberarse de sus creencias políticas cuando descubrieron el horror que ellas aportaban. El gran genio literario de García Márquez, que nadie cuestiona, quedará manchado para siempre por esa actitud, por su sorprendente amistad con Fidel Castro y por su lealtad, nunca desmentida, a un sistema que se apoderó, hasta 1991, de una tercera parte del planeta, y que produjo el régimen “más inhumano de la historia de la humanidad y la amenaza más grave que el género humano haya jamás encontrado”, según la conocida fórmula de Arthur Koestler.
Tad Szulc, en su excelente biografía de Fidel Castro, cuenta que la “adoración” de Gabriel García Márquez por el dictador cubano “se hizo evidente en un breve y primerizo retrato que escribió titulado Mi hermano Fidel, basado en conversaciones con Emma, la hermana de Castro”. El célebre reportero del New York Times agrega: “La amistad que los une es tan íntima que, cuando el colombiano va a Cuba, a menudo charlan sin cesar durante ocho o diez horas, y luego continúan varios días con sus noches”. Escritas en 1986, esas líneas jamás perdieron vigencia. En 2006, ya enfermo, García Márquez viajó a La Habana para asistir al cumpleaños 80 del decrépito dictador y proclamar su deseo de que ese hombre llegara hasta los 100 años.
Esa fascinación por el poder despótico, denunciado paradójicamente por García Márquez en uno de sus libros, quedó plasmada, de nuevo, en su relación, menos intensa, con Hugo Chávez. ¿No escribió acaso, en agosto de 2000, que durante un vuelo entre La Habana y Caracas, el venezolano le contó su vida y que ello le había permitido descubrir “una personalidad que no correspondía para nada a la imagen de déspota que los medios le han dado”?
Como miles de otros escritores y poetas de los cinco continentes, Gabriel García Márquez fue atrapado un día por la maquinaria comunista que hacía de los intelectuales un “frente” más de lucha. De ellos unos se quedaron en ese abismo toda la vida. Otros salieron de allí de alguna manera. Entre los primeros el más conocido en Latinoamérica fue Pablo Neruda quien le hizo horribles odas a Stalin y votaba en los congresos internacionales de escritores como le ordenaba el partido.
Nadie le reprocha a García Márquez que haya adherido en su juventud a las tesis marxistas. Le reprochan que no haya roto cuando vio con sus propios ojos, como le ocurrió en Cuba, en las oficinas de Prensa Latina, primero, y con el caso de Heberto Padilla, después, la podredumbre que esa ideología engendraba. Le reprochan haber seguido en esa historia después del fusilamiento de tres jóvenes negros y la encarcelación y condena a largas penas de prisión de 75 opositores. Le reprochan sus descripciones grotescas de Fidel Castro como un hombre “con alma de niño”, y como uno de “los más grandes idealistas de la Historia”. Y su críticas vacilantes e inconstantes ante las atrocidades de las guerrillas colombianas.
Sobre los intelectuales el marxismo ha ejercido una poderosa y venenosa atracción. Esa ideología les proveía la “ilusión de la conciencia total”. Czelaw Milosz, premio Nobel de literatura de 1980, al describir esa problemática observó que el marxismo llegó a aparecer ante muchos como “un paraíso filosófico”. Otro intelectual, Raoul Calas, describió esa misma corriente como “una convicción filosófica completa y total”. ¿Cómo no ser seducido por ese espejismo?
Las técnicas empleadas para atrapar a la inteligencia, han sido objeto de investigaciones y reflexiones. El filósofo francés Henri Lefebvre, quien había pasado por esas horcas caudinas, señaló en 1959, que los partidos comunistas “culpabilizan a los intelectuales para amarrarlos a una fidelidad”. Esa gente obtenía resultados importantes con un método relativamente atroz: con la prédica incansable, verbal y escrita, destinada a hacerlos marchar contra ellos mismos, contra su familia, contra su clase, contra su cultura, contra su educación, y a sentirse, al final, culpables de no ser proletarios.
Precisamente, como lo observa con gran precisión la investigadora Jeannine Verdès-Leroux, “el anti intelectualismo practicado por las direcciones comunistas se acompañaba de una visión cientista y productivista de la sociedad, concepción que era vista como la única capaz de sacar al hombre de su pre historia y de hacerlo entrar a la Historia”. Vale la pena volver sobre estos temas, sobre todo en la Colombia de hoy, para tratar de explicarnos el caso García Márquez y para poder combatir con cierta eficacia los esfuerzos de reclutamiento totalitario que existen aún hoy en nuestro continente.
Eduardo Mackenzie
eduardo.mackenzie@wanadoo.fr
‏@MackenzieEdo

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RICARDO ESCALANTE: GARCÍA MÁRQUEZ POST MORTEM

Siempre será admirado y querido por los venezolanos, pero entre ellos deja sinsabores por su debilidad ante el tirano cubano.

Muchos escritores alcanzan notoriedad y hasta obtienen los más elevados reconocimientos, pero no están hechos para anclarse entre los grandes de siempre. Alcanzan una gloria efímera. Hay otros que, por el contrario, son portentosos, hechos de una madera única que jamás se apolilla. Cervantes, Borges, Faulkner, Proust, Camus y Gabriel García Márquez, entre otros.

Desde su atropellada y fantástica niñez, García Márquez tenía clara conciencia de que la lectura, la libre imaginación y escribir eran lo que más le interesaba. Sus reportajes periodísticos, crónicas, artículos de opinión, cuentos, novelas y otros trabajos, tienen ese sello especial que lo coloca entre los mejores de todos los tiempos.

Pero como ser humano tenía sus debilidades, entre las cuales la más grande fue la atracción por una de las figuras más tenebrosas y nefastas del Continente: el dictador cubano Fidel Castro, responsable directo de más de 6 mil fusilamientos, decenas de miles de desaparecidos, torturados, encarcelados y desterrados, sin contar la miseria moral, política y económica en que sumió a su país.

Claro, uno tampoco podría ser injusto al atribuirle a ese pecado la gravedad extrema que no tuvo, porque en honor a la verdad no fue la excepción entre los grandes hombres de letras o del arte seducidos por dictadores atroces. No. En América Latina misma hay otros ejemplos protuberantes, también con deslumbrantes méritos: Nada más y nada menos que Pablo Neruda y Jorge Luis Borges.

Durante décadas existió entre García Márquez y Fidel Castro una entrañable amistad. En distintas oportunidades, uno y otro hacían orgullosa referencia a sus largos encuentros, en los cuales debatían no solo asuntos literarios, sino otros espinosos de la política latinoamericana. Desde temprano habían sido obvias las simpatías de GGM por las tendencias de izquierda, que lo llevaron a trabajar incluso para el aparato informativo del régimen cubano y, por ese camino, casi sin darse cuenta fue atrapado por el malévolo encanto de Castro.

Para justificarse, lo más que llegó a decir García Márquez fue que eso había servido para lograr la liberación de presos políticos en Cuba, lo que, de paso, implicaba el reconocimiento a la inexistencia de libertad de pensamiento y el constante irrespeto a los derechos humanos en la Isla.

En repetidas ocasiones anunció sus memorias, con análisis y reflexiones sobre el embrujo del poder, porque también fue amigo de líderes de muchos países, aunque en ningún caso alcanzó los profundos nexos que tuvo con el dictador del habano. Escribió con delicia la primera parte, Vivir para contarla, pero dejó en el aire muchas interrogantes acerca de la segunda y nos dejó colgados de la brocha, en la espera interminable. ¿Por qué?

Pablo Neruda era un sublime poeta comunista que alardeaba de su ateísmo y de su fe en la clase obrera. Pero es posible que de manera intencional o hasta con alguna dosis de ingenuidad, cayera en el exabrupto de calificar a la Unión Soviética de “madre de los libres” y a Occidente “basural”. La infinita ceguera en que lo encerró el dogma, lo condujo a alabar a Stalin de una manera censurable. En uno de los versos tuvo el atrevimiento de decir: “Stalinianos. Llevamos este nombre con orgullo.| Stalinianos. Es esta la jerarquía de nuestro tiempo.| En sus últimos años la paloma| La Paz, la errante rosa perseguida, se detuvo en sus hombros | y Stalin, el gigante, la levantó a la altura de su frente.| Así vieron la paz pueblos distantes”.

En sus memorias, Confieso que he vivido, el soberbio poeta chileno hizo una breve, casi pasajera confesión de la pena que experimentó al recibir la noticia del demoledor discurso pronunciado por Nikita Kruschev el 25 de febrero de 1956, en el XX Congreso del Partido Comunista, con las denuncias sobre los feroces crímenes, la represión y el culto a la personalidad, de la dictadura de Stalin.

Ahh, y por supuesto, no puede dejar de hacerse referencia al estruendoso caso del maestro Jorge Luis Borges, uno de los sobresalientes escritores universales. Nunca nadie supo por qué un hombre de espíritu tan elevado, defensor del derecho de los ciudadanos del mundo al libre pensamiento, pudo lanzar una proclama como jamás se había visto a favor de ese desalmado asesino que fue el chileno Augusto Pinochet.

Al dispensarle una visita al tirano chileno en septiembre de 1976, las afirmaciones de Borges fueron cuando menos desconcertantes: “Es un honor inmerecido ser recibido por usted, señor Presidente… En Argentina, Chile y Uruguay se están salvando la libertad y el orden. Eso ocurre en un Continente anarquizado y socavado por el comunismo”…

Los tres admirables escritores fueron capaces de incurrir en tales barbaridades, lo que viene a confirmar que hasta seres de espíritus sublimes son capaces de deslizarse en las absurdas atracciones que ejercen los opuestos: asesinos detestables.

Para los venezolanos, García Márquez será siempre admirado y querido por su obra, pero también deja algún resquemor por su debilidad ante el dictador cubano que tanto daño ha causado a Venezuela.

Ricardo Escalante
ricardoescalante@yahoo.com
@opinionricardo

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GERMÁN CARRERA DAMAS, GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Para mi un intelectual no es la persona que escribe y que exhibe cierta creatividad para manejar ideas y palabras, sino la que tiene un profundo y absoluto respeto por las ideas, que ha llegado a comprender la potencialidad de las ideas para el bien y para el mal, y no juega con ellas; que sabe que su función no es adscribirse a una corriente de pensamiento o a una tendencia política, sino ser capaz de determinar, en un momento dado, que valores fundamentales de la sociedad o de la humanidad están en juego, y servir esos valores.

Ese es el intelectual, el otro puede ser un estudioso, un sabihondo, un escritor, lo que se quiera, pero no un intelectual. Por ejemplo, yo no considero intelectual a Gabriel Garcia Marquez, porque un intelectual de nuestro tiempo no puede regocijarse ni ufanarse de una intima amistad con Fidel Castro. No.

Es un gran escritor, un gran narrador al que leo con verdadero gusto, pero no un intelectual. No tiene responsabilidad con las ideas. El intelectual es un hombre capaz de asumir el riesgo de ser el juez de si mismo, sin que tenga la garantía de que será absuelto.

El intelectual no confunde notoriedad con prestigio. Muchas veces cultiva el silencio prolongado, justamente, para madurar las ideas. Su afán no es estar presente.

Son personas para quienes pensar significa com-pro-me-ter-se, no en función del efecto que puedan causar, sino en función de lo que ponen en juego.

German Carrera Damas
german.carrera.damas@gmail.com

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CARLOS BLANCO G., TAL VEZ SEA MOMENTO DE REPLANTEAR LA UNIDAD DEMOCRÁTICA MÁS INCLUSIVA, TIEMPO DE PALABRA

SI ME TOCARA ELEGIR...

Si es entre el diálogo y la guerra. Prefiero el diálogo. Si me ponen a decidir entre un diálogo con el que se logre 70% de aspiraciones que comparto, frente a una guerra en la que podría obtener 100%. Prefiero el diálogo. Si me ponen a escoger entre un diálogo que demore un tiempo pero que prometa resultados, frente a una guerra que me ofrezca gelatinosos desenlaces inmediatos. Prefiero el diálogo. Si mis opciones son resultados sólidos con el diálogo a los disputados en una guerra. Prefiero el diálogo. Si el diálogo ahorra la sangre de un venezolano y la guerra promete su derramamiento. Prefiero el diálogo.

El asunto es que el diálogo tiene condiciones. No es solo conversar. Tampoco es debatir. El diálogo, aun entre los más enconados enemigos, tiene una lógica: ambos deben saber que, de no sostenerlo, el costo sería mayor al beneficio.

En Venezuela hay experiencias. En el comienzo de los años 2000, la sociedad democrática logró frenar a Chávez, la inmensa manifestación de 2002 provocó que los civiles y militares le solicitaran la renuncia, la cual aceptó, y luego del regreso al poder y de las turbulencias subsiguientes se conformó la Mesa de Negociación y Acuerdos, con representación paritaria del Gobierno y de la oposición, y la facilitación de César Gaviria, por la OEA. El acuerdo fue firmado el 29 de mayo de 2003, ya encaminados al revocatorio presidencial.

Algunos de los puntos fueron: "Expresamos nuestra adhesión a los principios consagrados en la Carta Democrática... Todos los sectores, asumiendo lo dispuesto por el artículo 6º de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela... comparten los valores allí consignados... la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, y la separación e independencia de los poderes públicos... el estricto respeto a los derechos humanos, a los derechos de los trabajadores, a la libertad de expresión, de información y de prensa, a la eliminación de todas las formas de discriminación e intolerancia... Coincidimos plenamente en que el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado, a través de la FAN, y policías metropolitanas, estadales y municipales, es una prerrogativa fundamental e indeclinable en la lucha contra la violencia y en la de asegurar la esencia de un Estado democrático... Ninguno de estos cuerpos [policiales] deberá utilizarse como instrumento de represión arbitraria o desproporcionada, y tampoco para ejecutar acciones que impliquen intolerancia política. Nos comprometemos a adelantar una vigorosa campaña de desarme efectiva de la población civil... " Más adelante: "Coincidimos en que resulta indispensable contar a la brevedad posible con un árbitro electoral confiable, transparente e imparcial, a ser designado en la forma prevista en la Constitución... " Para concluir: "Finalmente, ambas partes convienen crear el Enlace permanente".

Letra a letra, todos y cada uno de los puntos anteriores fueron burlados por el régimen de Chávez. La Mesa -¡mesas van y mesas vienen!- se instaló impulsada por el hervor furioso de la calle. El difunto líder, maestro en el tente-allá, retrocedió unos pasos, alzó el Cristo redentor, hizo mea culpa, llamó al diálogo. Luego se instalaron los negociadores y la calle ardía. Al cabo del tiempo, el revocatorio se planteó, el CNE alegó que unas firmas eran "planas", hubo El Reafirmazo y se recogieron más firmas, la oposición se entretuvo en los aspectos electorales, hubo una última gran protesta el 27 de febrero de 2004 que fue apagada por la dirección opositora y la represión brutal, que a los días languideció en urbanizaciones de clase media alta, vino el referéndum ya bastante manoseado y -fraude mediante- ganó el Gobierno.

LO QUE INDICA LA EXPERIENCIA.

La fórmula es simple: el descontento estalla; el Gobierno llama al diálogo; la oposición asiste de buena fe; se apaga la protesta y hay mínimos resultados o, sencillamente, se desconocen los acuerdos.

¿Quiere esta experiencia decir que no debe negociarse? No, de ninguna manera, pero es escarmiento a tener en cuenta.

En la situación actual hay diferencias esenciales. En 2002 y 2003 la Coordinadora Democrática era la dirección en la calle y también la representación en la Mesa de Negociación y Acuerdos. En este caso no es así. Por razones que sus voceros han expresado, la mayor parte de los que asisten a las conversaciones no están de acuerdo con las protestas que atribuyen a "los radicales", siendo que esas protestas son las que han obligado al Gobierno a buscar lo que denominan el diálogo. Luego, en los pasitos iniciales los opositores hablaron de condiciones previas para sentarse y más adelante se dijo que no era posible poner como requisito lo que debería ser resultado. Posteriormente, no se aceptó o no se requirió la representación del sector tenido como radical al que se le atribuye la autoría de las protestas.

EL ENREDO DE AHORA.

El problema se ha complicado porque en la reunión "preparatoria" -la de esta semana- que no era "diálogo" pero que fue "diálogo" dado que se aprobaron (des) acuerdos, se evidenció la debilidad de la estrategia adoptada. La postura opositora salió bastante deslucida cuando al concluir la reunión se condenó la violencia "venga de donde venga", como si la ejercida por los protestantes -aunque sea juzgada inconveniente- fuese equivalente a la del Sebin, la GN y paramilitares. Igual resulta sorprendente aceptar que se "amplía la Comisión de la Verdad", lo cual significa reconocer la de Diosdado Cabello, cuando una Comisión así solo podría funcionar integrada por ciudadanos imparciales.

Las demandas nacionales e internacionales por la liberación de Simonovis han tenido eco hasta en el seno de los rojos, por eso resulta en demora aceptar una junta médica y la opinión de víctimas del 11 de abril para un caso que está más que documentado desde el punto de vista médico y político. Esto para humillarlo de nuevo aunque luego lo liberen.

Destaca la incorporación de la MUD al "Plan de Pacificación" del gobierno que, como se sabe, plantea "el desarme de organizaciones delictivas" por los mismos que tienen entre sus voceros en "el diálogo" a los Tupamaros.

Lo que queda claro es que no hay diálogo real sin la movilización ciudadana, en los términos masivos y no violentos que le dieron origen en febrero, sin olvidar nunca que la violencia asesina partió del régimen. Tal vez sea momento de replantear la unidad democrática más inclusiva, con los nuevos actores, sin el monopolio -aunque con la participación- de quienes tenían la encomienda de dirigir la acción electoral de la oposición; es de lamentar que las recomendaciones de la Comisión Hospedales designada por la MUD no fuesen atendidas por sus jefes, para una necesaria y hasta ahora ignorada enmienda.

Esta rectificación podría abrir el camino a una unidad necesaria y superior.

Carlos Blanco Garcia
@carlosblancog
http://tiempodepalabra.com

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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, LAS SIETE PALABRAS EN POLÍTICA, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

En política pudiera calcarse lo que el Catolicismo hace a través del sermón de las Siete  Palabras apostando así a convertir tan significativo momento  en oportunidad para aprender el ejercicio de una sana política.

LAS SIETE PALABRAS EN POLÍTICA

La religión, decanta parte de su praxis en simbolismos adoptados para afianzar compromisos de vida espiritual. El catolicismo recurre a ceremoniales que igualmente buscan exhortar sentimientos que consagren el recuerdo de Jesús de Nazareno. Uno de ellos, por demás de suma trascendencia, lo constituye Las Siete Palabras que se realiza cada Viernes Santo a manera de evocar las siete últimas frases que pronunció Jesús durante su crucifixión, antes de morir, tal como se recogen de los Evangelios canónicos. Por considerarse propio de un momento devocionario de excepcional importancia, la Iglesia Católica dedica una liturgia que no sólo conmemora tan conmovedora situación. También para interpretarlas desde la perspectiva de las realidades vigentes. Ello se ha dado por llamar: el Sermón de las Siete Palabras.

En política pudiera calcarse tan significativo hecho apostando a convertirlo en oportunidad para aprender el ejercicio de una sana política. De aquella política que puede enseñar a ganar a los hombres con la buena fe, antes que someterlos a una ideología con amenazas disfrazadas e inspiradas en la demagogia del populismo. Ya decía Francois-René de Chateaubriand, diplomático y político francés, que “la verdad política, cualquiera que sean sus formas, no es más que el orden y la libertad”. Sólo que las tinieblas bajo las cuales se manipula la política de ocasión, sobre todo cuando se hace del poder, justifican cualquier excusa para no reconocer que la política sensata es capaz de aplicar en cada tiempo aquellos ideales que las circunstancias hacen posible alcanzar. Desde luego que pensar que sólo siete palabras podrían servir para abordar la complejidad de la política en el marco de desviaciones que caracterizan su cuestionada práctica actualmente, es una absoluta equivocación. Sin embargo, pudiera hacerse un primer ejercicio basado en el método de prueba y error a fin de llegar a un estado del arte más propositivo que indicativo por cuanto el problema de reflexionar sobre política toca antes la espiritualidad que la corteza cerebral de quienes chantajean en nombre de la política.

Así se predicarían siete palabras que exalten la dignidad de la política.

Primera Palabra: La humildad nace de la confianza que el político debe animar en los demás hacia su persona a través de demostrar un liderazgo verdadero. Un liderazgo ausente de razones que inciten a actuar con fanfarronería y petulancia.

Segunda Palabra: Publio Siro, escritor latino de la antigua Roma, dijo que “Dios mira las manos limpias, no las llenas” lo cual era una forma de aducir la honradez como virtud o el valor de actuar siempre con la verdad de por medio, ser decente, recatado, razonable y probo. O sea, honesto.

Tercera Palabra: La tolerancia entendida como respeto y consideración hacia la diferencia, resume una actitud de aceptación del legítimo pluralismo lo cual destaca la capacidad de un político de saber ceder en un conflicto de intereses justos.

Cuarta Palabra: Quien se precie de vivir la política desde el poder, no debe dejar de ser persona solidaria. De la solidaridad comprendida como aquel sentimiento que basado en la unidad, busca conseguir metas, objetivos o intereses en común. Ya Émile Durkheim explicaba la solidaridad como un “valor requerido para unir los miembros de una sociedad”. Un gobierno que tenga sentido de sus responsabilidades, tiene igual sentido del concepto de solidaridad.

Quinta Palabra: Libertad. El político debe jugárselas todas por incitar las mayores libertades posibles pues del hecho de contar con una sociedad libre, depende ganar un pueblo con pensamiento autónomo y de actitud soberana.

Sexta Palabra: Un político responsable es quien a conciencia sabe hacerse cargo de sus decisiones asumiéndolas en un contexto de enriquecimiento espiritual donde no se maltrate a nadie. Arrogándose no sólo sus derechos, sino además sus deberes ciudadanos. Sabiendo que ser responsable compromete la sabiduría necesaria para cumplir con las obligaciones de ley.

Séptima Palabra: Ser demócrata no es decirlo para llenar un mero espacio de algún formulario. Es doblegarse cuando las necesidades lo exijan, o cuando se precise de exhortar el valor igualdad como razón de vida de una nación. Porque ser demócrata es una actitud asumida de cara a la vida. Con esta última, quizás la más importante, puede decirse que ha concluido el ejercicio de animar esta reflexión sobre las Siete Palabras en Política.

VENTANA DE PAPEL

¿OTRO VIA CRUCIS?

Azuzados por el descontento que cunde al país, la Semana Santa sirvió para desplegar actitudes que si bien siguieron correspondiéndose con las tradiciones católicas, del mismo modo dejaron ver sentimientos de protesta del venezolano. De ese venezolano de pensamiento, comportamiento y esperanzado en vivir bajo un sistema político democrático.

Así se vio que la pasión de Jesús representada mediante la escenificación de sus últimos momentos de vida, antes de morir sacrificado, fue montada bajo argumentos que revelaron la crisis política y económica que padece Venezuela. Estudiantes salieron a las calles para dramatizar el vía crucis. Aunque realmente fue otro vía crucis o sucesión de momentos que buscaron enviar un mensaje de reflexión alrededor de los problemas que afectan la salud emocional, familiar y ciudadana del venezolano.

Distintos recorridos fueron escogido por jóvenes del movimiento estudiantil para reflejar los doce problemas que más afectan al país. De esa forma, cada estación del vía crucis se prestó para condenar la censura, la corrupción, el déficit de viviendas, la pésima educación, la devaluación, la escasez, el desabastecimiento, la inseguridad y el pronunciado deterioro de la calidad de vida de los venezolanos que además ha causado luto a centenares de familias. Según Danny Ramírez, avezado dirigente político merideño, ese otro comenzó a recorrerse “la mala noche de  diciembre de 1998, en una jugada de la antipolitica, del odio partidista y de la oligarquía rancia desplazada del poder durante la era democrática”.

No hay duda de que en Venezuela ha venido transitándose una ruta de destrucción de valores de ciudadanía convirtiendo cada habitante del país “en seres llenos de miedo, chantajeados por un gobierno que ofrece ser el único medio para satisfacer necesidades básicas, sin derecho a opinar  y menos a pensar distinto”. Así como Jesús enfrentó con resistencia los latigazos, asimismo en Venezuela la democracia hace frente al azote del régimen. Ciertamente, acá se ha vivido durante casi tres lustros de mal gobierno, pésimas ejecutorias que resultan en un cruel padecimiento. O será que en verdad todo ello es ¿otro vía crucis?

PATRIA, PERO SIN SENTIDO NI FORMA

¿Por qué tanto empeño del régimen en vender la idea de que “tenemos patria”, cuando en realidad todo suena a “canto de sirena” en medio de un mar sin frontera ni posibilidad de avistar un trozo de tierra firme? A decir del historiador Luís Enrique Izaguirre , lo que viene sucediendo en Venezuela “no es un juego de política. Es una manipulación y práctica macabra, mucho más cruel e inhumana que la acontecida en otros regímenes del mundo, que copiaron el esquema filosófico comunista”. No conforme con tan dura aseveración, sigue escribiendo Izaguirre, que “la cruda verdad la vemos a diario, cuando no se respetan ni las condiciones de edad ni las ilusiones de muchos venezolanos”.

Aunque vale también ventilar el problema que padecen aquellos jóvenes que en su fuero interno llevan la antorcha encendida de la libertad, y que caen muertos en el campo de batalla en que ahora se han convertido las calles del país. Sobre todo, de aquellas que, por estratégicas, se constituyeron en sitios de choque en medio de situaciones desiguales. En medio de confrontaciones discordantes. O sea, piedras contra balas, botellas contra perdigones, gritos contra gases lacrimógenos. Pareciera que el tan cacareado “diálogo”, ha sido otra ocasión más para “arar en el mar”.

Y es que el modelo impuesto por la mal llamada “revolución bolivariana”, nunca aceptará condiciones democráticas como lo hacen los pueblos que ejercen la verdadera y justa política de libertad. El severo trazado de Luís Enrique Izaguirre, llega a asegurar que “los poderes y sobre todo el electoral, están blindados con un programa cibernético preciso que siempre dará por ganador al candidato de turno. Y ni que decir de los otros poderes, controlados por el poder de los Castro, quienes con su precisa geopolítica, hacen lo que quieren en nuestra mal herida tierra” Entonces, ¿qué decir del trillado término patria? No hay de otra. Patria, pero sin sentido ni forma.

“Toda reflexión que invite a consustanciarse con las necesidades del pueblo y sus posibles soluciones, debería ser consuetudinaria tarea de un debido ejercicio de gobierno y responsabilidad de quienes hacen de la política un oficio constructivo” AJmonagas   

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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