VENEZUELA YACE A OSCURAS
Hoy,
a pesar de contar con una historia que pareciera ser un incesante volver a
empezar, Venezuela, tristemente, yace a oscuras.
Desde
hace casi tres lustros, el país dejó de ser el espacio de luchas democráticas
que inspiró a Eduardo Blanco para escribir su Venezuela Heroica. La Venezuela
liberada por Simón Bolívar y cientos de patriotas resteados con las libertades,
es hoy día un apesadumbrado cuadro de contracción de los valores a partir de
los cuales estos venezolanos se entregaron a la suprema tarea de asegurarle a
las próximas generaciones un sistema político que se correspondiera con el que
soñaron precursores y libertadores que rindieron su vida a ideales democráticos.
Esos mismos ideales perseveraron en la mente, manos y corazón de quienes, con
el tiempo, se dedicaron a cimentar la democracia sin importarles que su
esfuerzo implicaría sangre y lágrimas.
Pero
hoy, a pesar de contar con una historia que pareciera ser un incesante volver a
empezar, Venezuela, tristemente, yace a oscuras. Han querido manipular las
realidades para encubrir acontecimientos que están interpretándose contrarios a
la verdad que los circunscribe. Desde el centro del poder político actual, se
justifican decisiones que buscan retrotraer el país a condiciones donde la
mentira enturbia las verdades. De esas verdades que fundamentan lecciones que
enseñan a vivir y a morir con la dignidad como principio y razón de ser. Con el
pundonor de quien no se detiene nunca. De quien sabe que la victoria no será el
resultado de una circunstancia marcada por el azar. De quien sabe que coronar
una meta, es un problema de constancia, de esfuerzo y sentimientos.
Observar
la gestión de un régimen como el venezolano cuyas ejecutorias exhortan odio,
virulencia y amargura, es entender la exacta analogía del remedo cierto del
fascismo conducido por la aguda imbecilidad de gobernantes despóticos y
autoritarios calcados de aciagas historias que tuvieron su apogeo en las
dictaduras funestas de Benito Mussolini en Italia, Adolf Hitler en Alemania,
Valdimir Ilich Ulianov (Lenin) en Rusia y Francisco Franco en España. Sólo por
nombrar, quizás, los tiranos más despiadado de la historia política
contemporánea.
De
ahí que el ciudadano venezolano, consciente de su responsabilidad con un futuro
cuyo legado descansa en su capacidad para discernir entre la mentira y la
verdad, la democracia y la demagogia populista, vive la necesidad de manifestar
su rechazo a la ignominia que sirve a gobernantes marrulleros de fórmula para
imponer desafueros en nombre de un socialismo desahuciado. En consecuencia,
quienes asidos al deber de brindarle a las generaciones posteriores la garantía
de vivir una patria esculpida con el cincel de la democracia, acuden al derecho
constitucional de desconocer todo “régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los
derechos humanos” (Del artículo 350 de la Constitución Nacional)
Ante
lo que representa la lucha por las libertades que en las calles del país está
dándose, es propio exaltar la reciedumbre de quienes por la coyuntura política
se convirtieron en verdaderos guerreros de la paz. En medio del fragor que se
vive ante una incertidumbre que naturalmente no está determinada, no existen
razones para menoscabar la resistencia de estos valientes luchadores toda vez
que sus iniciativas endosan el clamor de una población asfixiada por los
embates de una tragicomedia de guión elaborado por una élite política cuya
inocultable perversidad y desmedida inmoralidad, no comprende que sus objetivos
serán abortados por el talante democrático de venezolanos convencidos de que la
fuerza de las ideas, del corazón y de la voluntad, son la mejor trinchera para
así seguir en el cruzada que habrá de recobrar la democracia perdida. Más,
cuando luchar es un asunto de dignidad.
VENTANA
DE PAPEL
TODO
JOVEN, TODO HIJO
Cuando
la naturaleza le regala a alguien la
posibilidad de procrear una vida, es porque esa persona está viviendo la oportunidad de concebir al mundo desde un
plano dominado por la condición paternal o maternal que caracteriza al ser
humano. Así puede parafrasearse que no sólo un hijo es aquella criatura que, a decir del poeta José
Ángel Buesa, “ve nacer la vida del fondo de un beso por un inefable milagro de
amor”. O como cantara Joan Manuel Serrat, son “ésos que se menean con nuestros
gestos, echando mano a cuanto hay a su alrededor”. Bien lo expresara el
inmortal cumanés, Andrés Eloy Blanco, en su poema: Los hijos infinitos, “Cuando
se tiene un hijo, se tienen tantos niños (…) que es nuestro cualquier niño
cuando cruza la calle (…) Y cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los
hijos de la Tierra (…) se tiene todo el miedo del planeta, todo el miedo a los
hombres luminosos que quieren asesinar la luz y arriar las velas y ensangrentar
las pelotas de goma (…)”.
Tan
es así, que cuando se comprende la abnegación que hay en cada joven estudiante,
trabajador, campesino o sencillamente esperanzado de situaciones que tiendan a
favorecerlo ante cualquier contingencia, se tiene la angustia como antesala del
llanto al saber que su lucha es discordante. Más, si está desafiándose al poder
abusador de un régimen de fuerza como el venezolano. Particularmente, cuando
ese joven, lucha por ideologías consustanciadas con libertades, justicia y
derechos tan cardinales como la vida o la verdad.
El
riesgo que asume cada joven entregado a combatir las arbitrariedades que
esconde la impunidad legalizada por los organismos que dicen administrar
justicia, es mirar al mundo con el corazón en ascuas. Sólo porque en cualquier
joven golpeado por las injusticias gubernamentales, está un hijo sin que su
nombre importe . Y aunque el novelista ruso, León Tolstói, señalara que
"los hijos son un tormento, y no otra cosa", entonces pareciera
cierto que todo joven es todo hijo.
PENA
AJENA
Cuánta
vergüenza da que otros, allende los mares, reconozcan que los problemas que
sacuden a Venezuela, sean por causa del resentimiento en alianza morbosa con la
ineptitud de quienes se aferran al poder político con la insana pretensión de
usurparle a los venezolanos demócratas sus esperanzas y sueños de libertades y
de justicia. La escritora mexicana y profesora universitaria Esmeralda Mora,
esboza crudas apreciaciones con el dolor que puede embargar a quien vive las
realidades con el valor de la solidaridad desde el regazo de los sentimientos:
“¡Uffff! Cuánta ceguera y caos por las ambiciones de todo tipo. No hay
aspiraciones del SER, sino del TENER (a fuerza y por todos lo medios). SIEMPRE
EL TENER. Deformes. Raquíticas. Esqueléticas democracias. ¿Cómo plantearnos un
presente y un futuro, donde nuestro modo de vivir no contradiga ambas
aspiraciones, sino las complemente? ¿Cómo plantearnos una forma de vivir en la
polis donde los individuos, las instituciones, los organismos públicos, los
privados se respeten a sí mismos, a los demás y respeten sus Leyes? Todo es,
desde hace un buen rato, tan raro, caótico, deshonesto, incongruente e inmoral.
Hoy es Venezuela la que está en los ojos del mundo. Pero también hay otros
países que, aunque no se ventile tan abiertamente, también "no cantan nada
de mal las rancheras", parafraseando un poco nuestro decir popular”.
Esmeralda
Mora, sigue trazando su angustia cuando
plantea: “A mí, sinceramente, se me hace nudo el estómago, la cabeza, el
corazón, la garganta, al enterarme de todos lo que está aconteciendo en esa
patria que glorificara el Libertador Simón Bolívar en su afán porque los
pueblos vivieran libres. En un intento lúdico y caricaturesco, me quiero
imaginar las pataletas y los rostros de charamusca que deben de estar haciendo
desde el más allá los espíritus de todos esos valientes caudillos que forjaron
nuestras patrias y apostaron sus vidas por nuestras pasadas revoluciones; pero
aun más, por el sueño de construir sociedades más independientes, prósperas,
felices y justas. Esto lo veo como otro -de tantos- ciclos de encarnizada lucha
de poder... de los que los seres humanos -a lo largo del tiempo- no hemos sido
capaces de liberarnos. ¿En qué momento nacerá el hombre nuevo? Triste.
Frustrante lo que sucede en Venezuela”
¡Qué
pesar, qué vergonzoso! Pero es la verdad de la situación a la que estas bandas
de insurrectos de la política, arrastraron al país al nivel de desolación en el
que se encuentra hoy. Hay que decirlo. Aunque todo esto, da pena ajena.
“Vivir con libertad, constituye un derecho
fundamental ante el cual, todo gobierno que se precie de su responsabilidad
moral y sentido ético de sus ejecutorias, debe saber respetar. Pero más aún,
saber exhortar desde el ejercicio de los valores morales. Especialmente, la
tolerancia, la justicia y la solidaridad”
Antonio
José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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