Uno de
los argumentos más utilizados por el gobierno, durante todos estos años, para acallar las
críticas que lo acusan de ilegitimidad,
totalitarismo, monopolio de las instituciones del Estado y ser, en
definitiva, un régimen dictatorial con
apariencia democrática, de más contundencia
y mayor impacto en la opinión
pública, que deja a muchos sin respuesta ,
es el del origen electoral de los
cuatro gobiernos chavistas habidos hasta hora, además de todos los otros
procesos comiciales municipales, legislativos y referéndums en general, ganados
hasta ahora, unos veinte en total.
Es un
hecho conocido y más que comprobado que el fenómeno de la globalización a que nos ha
llevado el desarrollo la tecnología en la comunicación de masas, puede convertir una simple imagen o una frase cualquiera en un mensaje que toca el
subconsciente o impacta directamente a millones de personas, y
hacer que una opinión, una creencia, o
lo que se consideraba una verdad indiscutible, se transforme en algo radicalmente distinto.
Durante las protestas estudiantiles y
manifestaciones populares de estos dos últimos meses en Venezuela, no obstante
la autocensura imperante en muchos medios de comunicación, miles de fotografías
y videos tomados por la propia ciudadanía, que recogen la desproporcionada y
salvaje violencia empleada por la fuerza
pública principalmente contra estudiantes y mujeres, que no estaban ni encapuchados, ni armados, ni ejerciendo alguna acción violenta contra
otras personas, policías o bienes, le han dado la vuelta al mundo. Son
testimonios que dejan huella
profunda en el receptor, sin
importar su ideología o posición política, venga de UNASUR o de la China, sea
de izquierda o de derecha y que de alguna manera, aunque no tengan una
repercusión política inmediata, motivan una opinión interior y remueven la
conciencia en la mayoría de los casos. Esta conciencia individual, aunque
parezca insignificante, puede mover montañas cuando se une una con otra, en
cosa de instantes, para conformar sin proponérselo, una enorme, inconmensurable
conciencia colectiva de dimensión internacional.
Pero
cuando esto ocurre, y es un hecho que en el mundo exterior la imagen del
gobierno de Maduro como la del chavismo que arrastra con él, han quedado
marcadas con el estigma del autoritarismo arbitrario y represivo, el resto de
la policromía democrática que se desprendía del mero suceso electoral como
sinónimo de legitimidad y autenticidad, se empieza igualmente a resquebrajar.
Ya no hay una variedad de colores en el espectro democrático, por el contrario, ahora el
régimen de Maduro se puede ver en blanco y negro, tal como es.
Si se
tiene ahora como cierto, en la opinión pública, que este gobierno ha cometido
abusos y violación de derechos contra parte de la sociedad civil por
simplemente mostrar su descontento y desaprobación a sus políticas
socioeconómicas, entonces poner en tela de juicio otras actuaciones
gubernamentales que han llevado a la cárcel a buena parte de la dirigencia de los partidos políticos de la oposición,
que en el sector económico han conducido al desabastecimiento de la población o
que en plano electoral han permitido al gobierno ganar todas la elecciones
presidenciales, es igualmente posible y valido. Es una especie de reacción en
cadena de la opinión pública, que apunta no solo a la presidencia de Maduro en el último año,
sino a todos los gobiernos de los catorce anteriores. Las apariencias de
gobierno democrático ya no engañan a nadie.
El
gobierno puede seguir haciendo todo tan mal como hasta ahora, puede incluso
repetir las mismas estrategias y acentuar sus controles sobre los diferentes
sectores de la población con fine electorales. Puede incluso seguir hablando de
imperialismo, burguesía, infiltrados, saboteadores, golpes de estado,
magnicidios, acaparamiento y guerra mediática para justificar sus errores y
mala praxis, aunque ya hoy en día dicho lenguaje no tenga ningún sentido; sobre todo ahora, que la
atención internacional está puesta sobre Venezuela.
Cada día
que transcurre, alguien en algún lado se voltea para mirar hacia Venezuela.
Hasta los congresistas norteamericanos, tan ocupados en los problemas de otras
latitudes están empezando a reaccionar, como ya lo han hecho otros de la Unión Europea, ante lo que ya califican de
dictadura.
Eso no
significa que vayan a darse rectificaciones o cambios políticos de
inmediato. Pero algo es seguro,
cualquier cosa que hagan en el gobierno de Maduro ya no pasará desapercibida
como hasta ahora.
José Luis Méndez La
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