«Irrefutable que nuestra especie mutó hacia la evolución intelectual hasta exhibir cualidades humanas, pero los hechos advierten que en su historial predominan saltos en reversa destacándola como propugnadora de lo miserable»
En
la plenitud del caos generalizado en el Mundo, algunos fonemas de la discordia
han adquirido relevancia en tiempos cuando todos deberíamos vivir prósperos y
fraternos. Hostiles, quienes están frente al Ministerio Transnacional para la
Propagación de Falacias enfilan como obedientes mercenarios. Es de tales
(miles) la consumación de nada modernas aplicaciones de software que ofertan
metodologías para la praxis de matanzas selectivas, persecuciones, torturas,
intimidación y aporreamientos de guerrilla. Sojuzgan a «los no gubernamentales»
y premian, en [«paradas»] comparsas
cívico-militares, a sus adhesos.
¿Quiénes
somos «patriotas» o «parias» en un territorio donde los ciudadanos creemos
tener suficiente arraigo para sentir que formamos parte de un Estado que es de
una nación? Es tan fácil pasar de «parias» a «patriotas» o revertir el
«patriotismo» en «pariarismo». Se presume que los «patriotas» tienen ancestros
o actas de nacimientos que los vinculan digna y afectivamente con un Estado
legítimamente constituido, y los «parias» conformarían el sector rezagado de la
sociedad y al cual (por diversas y delictivas causas) no se le aporta parte de
la riqueza de una nación ni se le estima.
Los
verdaderos «apátridas» son parias al mando que señalan e inculpan de todo, en
sus insultantes y abusivas alocuciones e intervenciones mediáticas, a sus
detractores. Mientras que los victimarios emplean anatemas sin saberlo, porque
no les interesa el Conocimiento, millones de personas somos estigmatizadas al
ya vetusto estilo de castas que ejercieron fortuitas supremacías y diezmaron
poblaciones.
De
hecho, un «apátrida» es quien no experimenta arraigo ni relaciones afectivas
(por nacimiento o ancestro) con quienes habitan el mismo territorio que él
ocupa o alguien que denigra de «los nacionales» en un (repito) Estado
legítimamente constituido al cual intenta exterminar. Si soy elegido
administrador de una república y busco aliarme con quienes conforman, pública y
notoriamente, la escoria del Mundo para dilapidar el Tesoro Público y
desintegrar al país de donde procedo, ¿mereceré se me confiera el título de
patriota? ¿O seré un «paria resentido» que, por error del mandante que sufraga,
recibió un mandato para asumir una inexpugnable misión devastadora?
En
la puja ultimomundana por forzar el declive de nuestros Derechos Humanos, las
necesidades de los ciudadanos son alevosa y deliberadamente insatisfechas por
la Supremacía de Parias Resentidos que pretende instaurar un penoso estilo de
sociedad en supervivencia de guerra y perrería. Los psíquicamente ultrajados no
debemos sentir arraigo y, por ello, los líderes de manadas nos dan trato de
jaurías hambrientas. Pero, el Ministerio Transnacional para la Propagación de
Flacias no dará tregua a su propósito de enajenar y castrar las mentes de
todos. Aun cuando todavía no estudiada con profundidad, las víctimas de estos
caníbales estamos ante una indiscutible Fenomenología del Salto hacia la
Caverna. Nuestra realidad y tiempo han sido colocados en reversa. Sabemos que
nos aguardan caminos empedrados, con abundante lodo, precipicios y bestias.
Alberto
Jiménez Ure
jimenezure@hotmail.com@jurescritor
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