jueves, 3 de abril de 2014

ALBERTO JIMÉNEZ URE. VIVIMOS AMENAZADOS POR PARIAS QUE JAMÁS PATRIOTAS AL MANDO

«Irrefutable que nuestra especie mutó hacia la evolución intelectual hasta exhibir cualidades humanas, pero los hechos advierten que en su historial predominan saltos en reversa destacándola como propugnadora de lo miserable»

En la plenitud del caos generalizado en el Mundo, algunos fonemas de la discordia han adquirido relevancia en tiempos cuando todos deberíamos vivir prósperos y fraternos. Hostiles, quienes están frente al Ministerio Transnacional para la Propagación de Falacias enfilan como obedientes mercenarios. Es de tales (miles) la consumación de nada modernas aplicaciones de software que ofertan metodologías para la praxis de matanzas selectivas, persecuciones, torturas, intimidación y aporreamientos de guerrilla. Sojuzgan a «los no gubernamentales» y premian, en [«paradas»] comparsas  cívico-militares, a sus adhesos.

¿Quiénes somos «patriotas» o «parias» en un territorio donde los ciudadanos creemos tener suficiente arraigo para sentir que formamos parte de un Estado que es de una nación? Es tan fácil pasar de «parias» a «patriotas» o revertir el «patriotismo» en «pariarismo». Se presume que los «patriotas» tienen ancestros o actas de nacimientos que los vinculan digna y afectivamente con un Estado legítimamente constituido, y los «parias» conformarían el sector rezagado de la sociedad y al cual (por diversas y delictivas causas) no se le aporta parte de la riqueza de una nación ni se le estima.

Los verdaderos «apátridas» son parias al mando que señalan e inculpan de todo, en sus insultantes y abusivas alocuciones e intervenciones mediáticas, a sus detractores. Mientras que los victimarios emplean anatemas sin saberlo, porque no les interesa el Conocimiento, millones de personas somos estigmatizadas al ya vetusto estilo de castas que ejercieron fortuitas supremacías y diezmaron poblaciones. 

De hecho, un «apátrida» es quien no experimenta arraigo ni relaciones afectivas (por nacimiento o ancestro) con quienes habitan el mismo territorio que él ocupa o alguien que denigra de «los nacionales» en un (repito) Estado legítimamente constituido al cual intenta exterminar. Si soy elegido administrador de una república y busco aliarme con quienes conforman, pública y notoriamente, la escoria del Mundo para dilapidar el Tesoro Público y desintegrar al país de donde procedo, ¿mereceré se me confiera el título de patriota? ¿O seré un «paria resentido» que, por error del mandante que sufraga, recibió un mandato para asumir una inexpugnable misión devastadora?

En la puja ultimomundana por forzar el declive de nuestros Derechos Humanos, las necesidades de los ciudadanos son alevosa y deliberadamente insatisfechas por la Supremacía de Parias Resentidos que pretende instaurar un penoso estilo de sociedad en supervivencia de guerra y perrería. Los psíquicamente ultrajados no debemos sentir arraigo y, por ello, los líderes de manadas nos dan trato de jaurías hambrientas. Pero, el Ministerio Transnacional para la Propagación de Flacias no dará tregua a su propósito de enajenar y castrar las mentes de todos. Aun cuando todavía no estudiada con profundidad, las víctimas de estos caníbales estamos ante una indiscutible Fenomenología del Salto hacia la Caverna. Nuestra realidad y tiempo han sido colocados en reversa. Sabemos que nos aguardan caminos empedrados, con abundante lodo, precipicios y bestias.

Alberto Jiménez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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