Oswaldo Sujú Raffo |
Incitar al odio, a la
confrontación armada y a los desvaríos entre compatriotas, es tan criminal como
cualquier genocidio, peor aún, es más dramático que una confrontación bélica
entre dos países rivales. ¿Cuántas veces
se ha dicho ó mencionado el fantasma de una guerra civil, en esta Tierra de
Gracias?
Es frecuente expresiones similares, en entrevista y escritos para
confundir, alarmar ó disimular diabólicas intenciones…Durante 15 años ha privado la confrontación aupada por los
gobernantes y otros, en vez de la unión armoniosa entre venezolanos sin
distingo social ó político; es decir la razón de Cristo fue birlada por la de
Maquiavelo (dividir para vencer)…
La situación nacional actual, en todos los
aspectos, no está para mencionar “la soga en la casa del ahorcado”, ni mucho
menos para azuzar al 4º Jinete del
Apocalipsis 6:8 ( El símbolo de la muerte y de la devastación, de la guerra y
de la hambruna, de las plagas y de las enfermedades).
Los dementes ó alienados
que la incitan, así como los ignaros e indiferentes deben meditar sobre lo siguiente: La primera guerra civil en
Venezuela comenzó en 1810, inicio de nuestra era de Independencia hasta el año
de 1815, en ese lapso los batallones y escuadrones realistas estaban
conformados por venezolanos en su mayoría, bajo los mandos de Monteverde,
Zuazola, Morales, Boves y otros jefes realistas hasta que llegó el Ejército
Expedicionario Español de 17.000 soldados al mando del Gral. Don. Pablo
Morillo.
Nuestro país pagó con creces su independencia con vidas, devastación
de campos, pueblos y ciudades, deudas y las secuelas de una cruenta guerra.
Luego en 1859 estalló la Guerra Federal, impulsada por Zamora y Falcón,
hundiendo en mayores desgracias los llanos
y centro del país en fieras batallas, en donde los venezolanos se aniquilaban
con saña y sin compasión. En 1863 en la Hacienda Coche se firmó la paz de
esa guerra civil, que costó 200.000
víctimas entre muertos y heridos. La lucha por el Poder ó lo que “permite” el
Poder, provocó otras contiendas civiles, guerrillas regionales y golpes de
Estado; sumiendo al país en mas atraso socio-económico y geopolítico hasta la
llegada del siglo XX.
Los estigmas de pérdidas territoriales en el occidente y
oriente del territorio nacional, por la ambición sin límites de potencias mundiales y
de vecinos expansionistas que se aprovecharon de nuestros conflictos internos,
deben ser un alerta permanente para nosotros…
Pero, existen ejemplos no tan
lejanos de lo trágico y nefasto de las guerras civiles. En nuestra Madre
Patria, España, desde 1936 al 1939 estalló la guerra civil entre nacionalistas
y republicanos que destruyó el país y provocó casi un millón de muertos y
heridos, la mayoría civiles no beligerantes y un trauma social que aún persiste.
En 1965 estalla la guerra civil en la República Dominicana, duró pocos meses
pero con cientos de muertos y destrucción. Liberales contra reformistas
procastristas ensangrientan el país; la O.E.A solicita una Fuerza Internacional
de Paz y algunos países del continente (Brasil, Honduras, Uruguay, Nicaragua y
Costa Rica) envían una simbólica representación militar de 1.745 soldados; la
mayor fue la de los EE.UU con 42.000 marines y en poco tiempo se logró la paz,
pero la ocupación militar duró un año…
La terrible guerra civil de Nicaragua,
tan cruenta como cualquiera, terminó en su primera parte con el triunfo de la
Revolución Sandinista en el año 1979. En Julio de 1980, al año del fin de la
dictadura somocista, viajé con la comitiva de Venezuela al acto aniversario. Pude observar la destrucción del país y los
daños por los combates en ciudades, pueblos, calles, edificios, casas y
servicios públicos. En Masaya, Matagalpa y otros sitios todavía se advertían lugares con manchones de grasas
y la fetidez de la incineración de cadáveres descompuestos, víctimas de los
combates. Luego continuó la guerra civil entre los sandinistas y la Contra-revolución hasta el año de 1989, muriendo cerca de
50.000 nicaragüenses, más civiles que beligerantes.
En El Salvador, el país más
pequeño de América (21.156 kms2) estalló la guerra civil desde 1980 hasta 1992,
entre las fuerzas del Gobierno y sus
bandas paramilitares, contra los guerrilleros del Frente “Farabundo Martí”.
Este largo enfrentamiento civil, ocasionó la muerte de 75.000 salvadoreños, el
80% civiles no combatientes. Recuerdo que, siendo alumno del I.A.E.D.E.N en
1983, viajé en la gira de estudios del Curso Nº 13 hasta Honduras, con un alto
en el aeropuerto San Salvador; el avión prácticamente vacío se llenó con una multitud
de viajeros agitados, desesperados y
empobrecidos que colmaron la aeronave y de inmediato, las aeromozas procedieron a fumigar el avión y luego rociar desodorante aerosol…La joven
madre que iba a mi lado con su niño, me dijo: “Señor me disculpa, yo sé que no
huelo bien, tengo mucho tiempo sin usar jabón, crema dental ni desodorantes y
otras cosas…solo usaba leche de magnesia y agua..” Esa triste, pero dramática
confesión de esa madre me hizo pensar al instante: “Ojalá esto nunca pase en
Venezuela…por Dios”.
Tomé la libertad de mencionar estos
casos recientes y terribles, por considerar que en estos 15 años hemos visto
grandes pérdidas de vidas humanas, a lo largo y ancho de nuestro territorio
nacional. Más víctimas fatales que las que hoy ocurren en países en guerra
civiles del Africa y del Medio Oriente. Esta fatalidad, por la violencia
desbordada hamponil, por los grupos civiles armados fuera de todo control y por
los excesos de militares represivos del régimen, señala quienes tienen las
armas.
¿Qué carajo de guerra civil puede haber si ya tenemos una… y con un solo
bando armado? Los chiflados que la incitan; (por cierto deben tener medios
aéreos, yates y abultadas cuentas
bancarias) serán los primeros en
“pirarse” si por desgracia se forma el peditum (Latin), en estas
vernáculas comarcas. Compatriotas civiles y militares que quieren esta Patria
de Simón Bolívar, El Libertador, no ignoremos lo que Venezuela representa en el
Mundo; su posición geográfica, sus inmensos e inagotables recursos de todo
tipo, riquezas naturales y minerales, todo un “bocatto di cardinale” para
países imperiales. ¿Lo dudan?.
Por todo lo antes expuesto: NO AZUZAR AL 4º JINETE… Los venezolanos sabemos que debemos hacer y qué ejemplo seguir, como hizo el pueblo de Ucrania y el de Rumania, sin necesidad de caer en una vorágine sangrienta y diabólica, por culpa de pocos y la indiferencia de muchos. Los venezolanos queremos paz, libertad, progreso económico, democracia, seguridad social y sobre todo respeto a las Instituciones, a la Carta Magna y a la Soberanía Nacional. Un pueblo unido jamás será vencido y en la unión está la fuerza, de esta Venezuela tuya, mía y nuestra. La Patria es primero! Fuera los castrocomunistas, los chulos y vividores. Hasta luego!
G/D.
Oswaldo Sujú Raffo.
idefvsoberania@gmail.com
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