ALICIA FREILICH |
Cuando la Mesa de la Unidad Democrática se reúne en Caracas
olvida o desconoce la doctrina y el accionar de las masas desatadas y controladas. Son opositores reactivos con
algunos ingenuos junto a los masoquistas que consideran heroísmo
dejar que los humillen otra vez en
cuerpo y voto.
Desprecian la historia del totalitarismo que los acosa y del que muy pronto serán víctimas
definitivas si no asumen su rol de conductores dispuestos al sacrificio
real y no de los que se limitan a ver cómo la luchadora y torturada juventud vanguardista sí es respetada por la
colectividad todavía consciente.
¿Será tan difícil diferenciar un
morrocoy de un cangrejo y ambos de un
pulpo en apariencia inofensivo que extiende sin tregua sus tentáculos? Son ocho largas patas ya multiplicadas hacia todas las instituciones y
organismos del país ex liberal.
¿Autoritarismo o dictadura? Y lo preguntan durante dieciséis años. El chavismo es radicalmente militarista y totalitario en actuación teatral que simula democracia desde el voto manipulado y fraudulento. Guion casi mundial durante el siglo XX, vivito y coleando en la China neocapitalista, hoy se reconstruye bajo el esquema fascio-populista del sovietismo renacido en la actual Rusia putinesca. Y llega a Latinoamérica como pulpo castro cubano bajo la etiqueta Socialismo del siglo XXI. Es el mismo estalinismo cruel, injusto, asesino de cada opositor, grupo y camarada que no les diga amén. Para eso están las purgas, desde la expulsión al exterminio en paredón oculto y similares.
Mesas y masas. Tácticas y
estrategias. La oprimida y
auténtica masa disidente
venezolana, más solita que Simón Bolívar
en Santa Marta, debería exigir una mesa unitaria que entienda a fondo la diferencia entre dictaduras a lo JV Gómez, Pérez Jiménez, Videla, Trujillo, Pinochet
que reprimieron criminalmente a sus
adversarios directos y cómo es distinto
este régimen de barbarie totalitaria
inspirado en Mao, Hitler, Stalin,
Fidel Castro, Hugo Chávez, Kim Jong-il, disfrazado al estilo caribeño. La comunidad libertaria debe
reclamar a cada mesista que aguante
por ahora su aspiración de
funcionario partidista tradicional y
si en verdad aprovechó el liceo,
la universidad de aquellos benditos cuarenta años, y si no le bastan las imágenes abiertas de
las redes sociales , que al menos conozca estudios básicos como el
análisis que Hanna Arendt
profundizó sobre Los orígenes del
totalitarismo(1951) y su burocrático
Estado monstruo. Si no los
consigue en librerías caraqueñas mientras tanto busque información digital
sobre el George Orwell de la novela 1984
publicada en 1949, el Elías Canneti de
Masa y Poder(60), el Octavio Paz del Ogro filantrópico (78), el Carlos Rangel
de Del buen salvaje al buen revolucionario(76) con sus derivados en serie cuya
reciente muestra es el Manual del nuevo perfecto idiota latinoamericano (2014)
de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa en
óptica que nos atañe puntualmente. Entre
muchos más, textos para las dirigencias
políticas que quieran leer su presente y
construyan planes inmediatos para detener al “gendarme necesario” ya sin
disfraz colorido, en uniformes negros de verdugo.
Se supone que civiles y armados
constitucionalmente, al fin podrán
comandar eficazmente la legítima resistencia activa y acabar con
las fechorías del represor experto en trampas cuyo foco inmediato son los niños y jóvenes del país, destinados
a milicos entrenados para el odio y la matanza de hermanos y vecinos porque les cortan
alma y cerebro a punta de frases clichés
como la” revolución bonita “ o con armamento de robokop.
O los habilitan como ejército de músicos
cuyos maestros los dirigen para eventos, totalmente sordos a la balacera circundante donde se reprime a estudiantes que manifiestan contra el oprobioso sistema político en el poder. Se los
convierte en automáticos “patriotas cooperantes” del
sistema gobiernero. Los Dudamel son gigantes en la batuta pero enanos en la
conciencia que distingue el bien del mal. Si crías enjaulado a un pajarito, aunque
sea un genio en su trinar, cuando se
convierte en ave y lo sueltas, a veces
puede volar alto pero sin alas espirituales porque su instinto primario
de libertad fue decapitado. Es víctima
del pulpo rojo central, éste sí muy vivo se expande, cambia de ropaje y colores
para engañar y regar su veneno cegando a quienes lo rodean hasta que se adueña
del entorno y de cada intimidad. Soldados y empleados extasiados con Beethoven,
Mozart y otros clásicos, dirigieron campos nazis de exterminio y luego el Gulag
soviético.
En el caso nuestro inmediato, la meta del pulpo yijadista tropical, es fundar una sociedad apendejada y sumisa desde comunas primitivas sin ninguna cabeza pensante capaz de distinguir un concierto de un estruendo bélico fratricida. Sencillito, doloroso y nacionalmente suicida: no pueden diferenciar esclavitud de libertad.
Alicia Freilich
@aliciafreilich
alifrei@hotmail.com
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