LUIS ALFREDO RAPOZO |
Faltaban pocos días para la noche buena y entonces en esos
momentos que uno se detiene a pensar sobre la fecha y acordarse de la familia ,
me vino a la mente el cuadro familiar de mi compadre Faustino Nuñez y de sus tres hijos quienes son mis ahijados
con carácter de exclusividad.
Con Faustino me une una hermosa amistad que se remonta a los
tiempos de cuando nuestros padres, paisanos de origen canario, llegaron jovencitos a esta tierra en
la década de los cincuenta. Lo cierto es que decidí visitarles para hacerles
llegar mis mejores deseos navideños y un prospero año entrante, todo ello en medio de un ambiente
tradicional donde pareciera que el tiempo no alcanzaba para todas las
actividades que hay en casa. Ustedes saben, comprar la comida, arreglar esto y
aquello, atender a los niños y todo eso...
En casa de Faustino me encontré con un decaimiento terrible. No
había ambiente navideño por ningún lado y todos estaban alejados del espíritu
navideño, que siempre encontraba dónde el compadre.
“Hay que levantar ese ánimo familia -les dije-, vamos a sacar los
adornos, desempolven el viejo arbolito de navidad; limpiemos la casa, botemos
los cachivaches y demos gracias a Dios, que estamos vivos y sanos”.
Yo entiendo y es evidente, que la situación económica que se vive
actualmente en Venezuela no es la mejor, pero debemos tener el espíritu
navideño en alto. Ya vendrán tiempos
mejores. “-Si padrino, pero es que este
año, ha mermado todo de una manera atroz”-me contestó el más grande de los
ahijados- . “Los zapatos están muy caros, la ropa ni se diga, al punto que
hemos optado por no cumplir con el tradicional el estreno, debido a los altos
precios de los artículos”
-Yo eso lo entiendo, querida familia-les dije-, y es que no
recuerdo haber vivido una situación como esta, tan menguada desde hace muchas
décadas. Mientras tanto-les dije-, vivamos con alegría nuestras tradiciones, lo
mejor que podamos. No importa que en noche buena, no tengamos zapatos nuevos,
ni pantalones nuevos, ni camisas de estreno-. Lo importante, es que nos comamos
las verdes de este año, pero unidos y con aspiraciones a que esta mala
situación cambie en los años venideros y
logremos encontrar el camino de la producción, la estabilidad, el crecimiento,
la abundancia, el progreso, las oportunidades, respeto a los derechos humanos y
a la condición humana y política.
Como les decía-apreciados lectores-, ese día lo pasé con mis
amigos, escuchamos gaitas, tomamos vino, preparé un hervido familiar de pollo y
sacamos del closet el viejo arbolito para instalarlo en la sala, mientras nos
poníamos de acuerdo para la cena de noche buena.
Cuando me fui a casa, dejé a mis ahijados contentos con su
“aguinaldito”, a mi comadre haciendo su lista para la cena y a mi compadre
Faustino embriagado de vino. Entonces, pensé que cuando vaya a la cena de noche
buena en casa de mis compadres y ahijados, les llevaré un pequeño pesebre con
un lindo niño, si señor.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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