LUIS MANUEL AGUANA |
Aunque
lamentablemente y por problemas técnicos escuché por pedazos la
conferencia vía Zello que realizó anoche
el Dr. Luis “Balo” Farías, a través del canal “Venezuela Hasta los Tuétanos”,
explicando nuestra propuesta al país del Proyecto País Venezuela Reconciliada
Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/), si pude
escuchar algunas valiosas intervenciones que no puedo menos que comentar por
este medio ya que tocan, a mi modo de ver, el centro de nuestro planteamiento
al país de convocar al Depositario de la Soberanía, al haberse cerrado todas
las vías naturales para: a) solucionar el que consideramos el verdadero fondo
del problema que padecemos los venezolanos, más allá de indicar que estamos en
medio de un Estado delincuente y cubanizado; y b) pasar de un estado actual de
caos a un estado de reconstrucción y recuperación de la democracia.
No
es fácil abordar este problema. Hemos estado muchos meses tratando de
explicarle al país, en especial a la dirigencia política y a aquellos que
marcan opinión el alcance del planteamiento, y si a ellos les resulta difícil
entenderlo, imaginen como puede ser para el resto de la opinión pública a la
cual pretendemos llegar.
Y
no se trata que nosotros seamos alguna suerte de “iluminados” que nos
encontramos la piedra filosofal de la política y los demás son unos tapados que
no nos entienden. No. Se trata de ver el
problema desde una perspectiva diferente, de ver más allá del cuadro en donde
nos hemos encasillado desde hace más de 30 años, intentando dar soluciones
tradicionales a problemas inéditos y sumamente complejos.
Comenzaré
por el fondo del planteamiento. Chávez llegó a la política venezolana en 1992
por las mismas razones por las que estamos tratando de salir de este régimen.
Los problemas que había en 1998 y por los cuales los venezolanos le dieron su
voto en mayoría relativa y compraron su planteamiento constituyente, aun sin
saber que implicaba eso ni como se comía, se han agravado de manera
superlativa, al punto que ya no es posible salir por la vía tradicional
electoral como lo plantea la oposición oficial y colaboracionista, entre otras
razones porque el régimen contaminó esa vía para quedarse en el poder.
Coincidimos
plenamente entonces en que no hay salida electoral con aquellos usuarios de los
canales de Zello que forman parte de una resistencia activa al régimen y que
plantean la vía de la aplicación del Artículo 350 constitucional, así como de
aquellos amigos, entre los cuales se encuentran Alberto Franceschi y el V.A
Mario Iván Carratú, fundadores de UNO (Un Nuevo Orden), organización que se ha
declarado “político-social, civil y militar”, que intentan la vía
cívico-militar como el mecanismo para lograr esa transición, a la que
indefectiblemente deberemos llegar los venezolanos para pasar de un estado al
otro.
Nuestra
diferencia estriba entonces en el cómo llegamos a esa transición. Todavía no he
escuchado de quienes indican que “¡hay que ir al 350 ya!” como se come eso, más
allá de pedirle a los militares que intervengan. Incluso hay quienes han
indicado que esa transición debe venir del chavismo (¡!), con todo y lo
sorprendente que esto pueda ser. He opinado en no menos de dos oportunidades
explícitamente en relación al tema de la transición (ver Reinterpretando la
Transición en
http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/reinterpretando-la-transicion.html y El
signo de la Transición
http://ticsddhh.blogspot.com/2014/07/el-signo-de-la-transicion.html) y en ambos
coincido en que obviamente no es posible dejar el factor militar afuera de esta
ecuación. PERO (siempre hay un pero) a mi juicio es LA SOCIEDAD CIVIL Y NO LOS
MILITARES los responsables de este proceso, independientemente que estos
últimos sean los que al final obliguen a forzar un cambio en las condiciones
políticas del país.
Es
por eso que siempre hemos hablado de la vía CONSTITUCIONAL para resolver este
problema, entre otras razones porque este asunto no es solo de quienes nos
consideramos opositores al régimen sino también de quienes estando en la acera
del oficialismo también desean un cambio y que ven en cada vez mayor proporción
que el sistema que propone el régimen del “mar de la felicidad cubano” no es la
solución. Y es allí donde está el verdadero reencuentro y la reconciliación.
Pero no con los delincuentes sino con el pueblo “chavista” (si, entre comillas,
porque al final también son venezolanos).
Entonces,
el Proyecto País Venezuela no es una cosa aislada del problema de la transición
y no se puede ver como un proyecto de “buenas intenciones” que se aplique
después que los militares y un grupo de civiles iluminados “resuelvan” la transición,
entre otras razones porque sería un golpe de Estado más de los que ya estamos
cansados los venezolanos.
Es
más, si hay un golpe NO DESEO NINGUNA CONSTITUYENTE y que se quede la
constitución como está, porque esta sería una más de las muchas que han
existido en nuestra historia republicana, que se haría para acomodar la nueva
circunstancia política a los nuevos gobernantes. Sería iluso suponer que
aquellos que vengan en ese nuevo escenario no quieran, como estos que ya
tenemos, administrar la chequera del Estado, en un “quítate tu pa’ponerme yo”.
Nunca habrá garantía de que eso no suceda, siendo una lotería pensar que esos
militares nuevos sean como los de 1958.
¿Qué
es lo que le daría verdadera legitimidad a cualquier pronunciamiento de las
Fuerzas Armadas o movimiento cívico-militar como el que propone UNO? TRES
MILLONES DE FIRMAS EN LAS MANOS, certificadas, comprobadas, blindadas recogidas
por una sociedad civil organizada para eso, SIN LA PARTICIPACION DE NINGUN
ORGANO CONSTITUIDO CORROMPIDO. Eso es lo que proponemos y en eso estamos.
Primero es la VOLUNTAD POPULAR expresada en los Artículos 5 y 347
constitucionales, exigiendo como pueblo depositario de la soberanía LA
CONVOCATORIA DE UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE con un Tribunal Electoral
Constituyente que garantice Elecciones
Autenticas de los constituyentistas, ensamblado con unas reglas o Bases que el
mismo depositario de la soberanía imponga, que respete el Principio de
Representación Proporcional y la participación de todos los venezolanos sin
distingo de condición política.
Una
vez que se tenga el mandato claro del Depositario de la Soberanía en las manos,
no habría fuerza gubernamental que impida un cambio. Allí si toca que quienes
deben defender con las armas esa Soberanía lo hagan, y si no lo hacen entonces
los ciudadanos tienen el derecho y el deber de salir a las calles a defenderla.
Iríamos entonces a las calles con un PROPÓSITO CLARO. Nadie en el mundo nos
puede negar que luchemos para pedir democracia.
¿Se
dan cuenta entonces que la transición no es una cosa diferente y es parte de un
mismo todo constitucional? No se me escapa que esa transición será durísima y
las medidas que habrá que tomar serán de mucho dolor para el pueblo venezolano.
Pero es precisamente por eso que no puede ni debe ser la decisión de unos pocos
sin el respaldo de la Soberanía popular que solo deviene de voluntades
recogidas para una reconstrucción basada en un Proyecto con un norte claro. A
eso es lo que llamamos “empoderamiento popular” de aquellos que dejando de ser
pueblo nos convertimos en ciudadanos para exigir democracia y libertad.
Luis
Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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