Adolf Hitler en Berlín en el año 1943 (CC) |
¿Qué hay dentro de la mente de un genocida? ¿Qué ideas se escondían en el interior de la cabeza de Hitler? Preguntas sin respuesta desde hace más de 60 años. El mal es irracional dirán algunos. Otros argumentarán que alguien tiene que plantar la semilla para ser capaz de exterminar a millones de personas.
La
idea de la pureza, la raza y la superioridad étnica fueron desarrolladas por
Hitler y por varios de sus seguidores de confianza, pero tienen un origen (en
ocasiones involuntario) en grandes pensadores
anteriores. Todo el mundo conoce la admiración del dictador por Nietzsche, pero
pocos sabrán que en sus discursos y principios también se encontraban los posos
de Kant.
'Los filósofos de Hitler', de Yvonne Sherrat bucea en la mente
de aquellos pensadores que inspiraron a Adolf HitlerLa filosofía fue muy
importante en el discurso nazi, y algunos de sus grandes pensadores influyeron
en filósofos posteriores. ¿Habría que poner en cuarentena las ideas de estos
sólo porque hayan basado sus principios en gente afín al nazismo?
A
todas estas espinosas preguntas intenta responder Yvonne Sherratt,
profesora y filósofa, en Los
filósofos de Hitler, un estudio de la Universidad de Yale que ahora publica Cátedra
en la que establece los orígenes de las ideas del dictador, pero también marca
a sus coetáneos y a aquellos que en el futuro tomaron sus ideas (o se opusieron
a ellas).
Hitler saluda a las tropas en Francia (CC) |
Nombres
como Martin
Heidegger, Hannah
Arendt o Walter Benjamin. Todos
a examen bajo la rigurosa mirada de Sherratt.
Filósofos impunes
Tras
la Segunda Guerra Mundial casi ningún colectivo quedó impune de los
crímenes cometidos por el nazismo. Funcionarios, doctores, maestros… no sólo
fueron convidados de piedra, sino que participaron
de forma activa.
Sin
embargo ha habido un grupo que ha conseguido escapar del análisis y nunca ha
aceptado su papel: los filósofos.
Martin Heidegger
en una conferencia en 1960 (CC)
|
En
la Alemania previa al nazismo la filosofía era considerada un símbolo nacional,
eran celebridades. Sus ideas tenían mucha influencia en la sociedad, por lo que
apoyar o no condenar el nazismo era un poderoso caldo de cultivo para Hitler.
La
autora explica en su libro como el propio Hitler se consideraba un gran
pensador, llegando a llamarse a sí mismo: “Filósofo Führer”. Su ideario quedó
plasmado en Mi lucha, en el
que resumió sus creencias. Hitler citó a los padres pensadores alemanes, como
Kant o Schopenhauer y también se mostraba acorde con las interpretaciones
alemanas de Darwin.
Ideólogos y adversarios
Más
allá del “Filósofo Führer”, otros pensadores suministraron ideas al nazismo,
mientras de alguna forma lo legitimaban delante de la sociedad. Cristianos,
eugenistas y filósofos idealistas colaboraron y fueron premiados por ello. No
hubo ni rastro de amenazas, sólo pura ambición, ya que todos acabaron ocupando
puestos en universidades alemanas.
Baumler,
Krieck, Schmitt (famoso como legislador de Hitler) y, sobre todo, Heidegger,
que nunca se apartó del camino marcado por el Führer. La autora relata cómo
este apartó a todos sus colaboradores que fueran judíos e incluso traicionó a
su maestro Edmund
Husserl por el
mismo hecho.
También habitan en las páginas de 'Los filósofos de Hitler'
aquellos que sufrieron las iras del nazismo. Como Walter Benjamin, Adorno o
Hannah ArendtTambién habitan en las páginas de Los
filósofos de Hitler aquellos
que sufrieron las iras del nazismo. Como Walter Benjamin o Adorno, que vivió
casi toda su vida como un refugiado o la famosa Hannah
Arendt, que
consiguió escapar de un campo de concentración para luego mantener un romance
con el propio Heidegger.
“¿Cómo
pudo una judía mostrar su devoción de por vida a la causa de su pueblo a la vez
que su amor por un nazi”, pregunta Yvonne Sherratt al lector mientras ofrece
claves para entender
su comportamiento.
La persistencia nazi
La
lógica diría que tras la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial todos
aquellos filósofos que dieron alas al nazismo y que colaboraron con sus ideas
fueron juzgados. Sherratt examina en la última parte de su obra si en los juicios de Nuremberg se juzgó a estas personas y si a partir de
ese momento las universidades alemanas se purgaron de nazis.
Hitler con sus generales en 1940 (CC) |
Por
desgracia la mayoría de ellos salieron impunes y siguieron trabajando e incluso
impartiendo clases y trasladando su ideario a sus alumnos. Los académicos
judíos intentaron que se hiciera justicia, pero no se pudo “exorcizar a los demonios de los claustros universitarios",
escribe la autora.
El
libro ofrece una pesimista visión sobre cómo la cultura intelectual ha
permitido la expansión de las ideas de Schmitt y Heidegger en las universidades
europeas y estadounidenses, olvidando
parte de la historia de sus
autores.
http://www.elconfidencial.com/cultura/2014-12-20/las-mentes-que-inspiraron-a-hitler_598400/
Javier
Zurro
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elconfidencial.com
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@Zurro_85
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