viernes, 19 de diciembre de 2014

FERNANDO FACCHIN B., UN DESEO NO CAMBIA NADA; UNA DECISIÓN CAMBIA TODO

FERNANDO FACCHIN B.
“El triunfo de dictadores y demagogos es efímero, pero sus ruinas son eternas.”

 Vivimos una tendencia a la regresión totalitaria destinada a preservar un sistema absolutista, de allí las habilitantes leyes coercitivas, estamos bajo la filosofía leninista que sostiene: “fuera del poder absoluto todo es ilusión” y por esa razón consideran que la libertad ciudadana debe pasar a través de quien detente el gobierno, de tal manera se demuestra que el odio y desprecio al Estado de Derecho es por el amor al Estado Absoluto, ese es el mal “ideológico” que subyace en la infraestructura socio-política que impera y en el desastre económico, social  y  político que resulta del populismo, el reparto desmedido de dinero para ganar adeptos.

 La sociedad está sometida a un arbitrio no aceptado, cuya legitimidad no se funda en la ley sino en la arbitrariedad momentánea de la gendarmería de turno en materia ejecutiva, legislativa y judicial, transformando la democracia en un sistema totalitario, destructor de las libertades ciudadanas, pero lo grave es la desaparición paulatina de todas las garantías y derechos ciudadanos bajo la justificación de un pretendido y falaz “poder democrático”.

Debemos recordar que la democracia es un medio, no un fin, su finalidad es la libertad y sin ella la democracia no tiene ningún sentido y al respecto hoy vemos una involución de las libertades individuales y colectivas mediante dispositivos legales de carácter pretoriano. La ley, para ser aceptada por la sociedad no puede estar por encima de las libertades, como de hecho y desgraciadamente está sucediendo, afortunadamente todo totalitarismo, con fachada democrática o sin ella, en corto plazo se consume a sí mismo, es siempre el producto reaccionario de herencia primitiva de remanentes culturales y sociales del colectivismo tribal o, mejor dicho, es el socialismo a lo cubano.

La forma de democracia directa que nos queda es la Asamblea Nacional, la cual debemos ganar y preservar por encima de todo, y, mediante ella, establecer y aplicar las mejores herramientas de análisis y lógica a nuestro alcance, para luego implementar acciones pragmáticas y efectivas en función del futuro nacional, en consecuencia, sin esperar más, hagamos debido uso del “Poder de la gente”.

Es de esperarse que el próximo año la aletargada vida cotidiana se sacuda y despierte. Los ciudadanos nos encontremos hombro con hombro, impulsados hacia una nueva solidaridad con los jóvenes a la cabeza.  Se siente en el ambiente que algo nos falta hacer, no sólo a los partidos y a la MUD, sino a toda la sociedad, para seguir promoviendo la participación ciudadana.

Es urgente activar una unidad electoral que nos permita la verdadera expresión del poder popular a través de la participación masiva de la sociedad en la Asamblea Nacional para definir las reglas de juego que regirán al país, que frene la imposición de leyes draconianas mediante habilitantes; por esa razón:  "Debemos obrar, no para ir contra el destino, sino para ir delante de él", (Friedrich Hebbel)

“Ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen" Mahatma Gandhi. Un deseo no cambia nada; una decisión cambia todo.

Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin

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