RICHARD CASANOVA |
Varias
veces acudió Fidel Castro a EEUU a buscar apoyo para la lucha contra la
dictadura de Batista. Hasta New York -capital financiera del imperio- llegó su
mano extendida. La CIA brindó
asistencia, le garantizaron armas y hasta el desembarco del Granma fue costeado
con el cochino dinero norteamericano. Pero el guerrillero ocultó su talante
comunista hasta que alcanzó el poder, cuando brincó la talanquera dejando en la
estacada a sus compañeros del Movimiento 26 de Julio. Luego, durante tres
décadas estuvo exprimiendo a los rusos y vociferando de los gringos, mientras
ocasionalmente servía de meretriz a los chinos. En secreto brincaba una y otra
vez, mantenía puentes con los yanquis y aprovechaba la rivalidad entre los
comunistas asiáticos y sus camaradas de Europa del este. Ello explica el
distanciamiento del Che Guevara con la revolución cubana.
El
juego estratégico de Fidel fue impecable, la Crisis de los Misiles es prueba de
ello, tanto como Bahía de Cochinos y el bloqueo son testimonio de la torpeza
política norteamericana y su arrogancia imperial, errores que le dieron una
excusa ideológica y oxígeno a la dictadura cubana. Llegó el ocaso del imperio
soviético, el fin de la guerra fría y los chinos comenzaron invadir a occidente
pero comercialmente. Fidel necesitaba otro bolsillo al cual meterle mano y
acompaña a Carlos Andrés Pérez en su ascenso al poder (1989). CAP era un líder
democrático pero con inclinaciones megalómanas y ambiciones continentales, con
un ego susceptible de ser seducido. Este salto de talanquera fue peculiar: de
comunista duro a lisonjero de la socialdemocracia, incluso repudio el vil y
cobarde golpe de Estado que intentara un Teniente Coronel en 1992. Su apoyo a
CAP fue decidido, hasta que éste cayó en desgracia y el golpista comenzó a
recibir apoyo de poderosos medios y otros factores de poder. Chávez aún era candidato y ya Fidel lo tenía
cercado, el arañero quedó deslumbrado y literalmente de rodillas ante un
maestro de la manipulación. Fidel había
encontrado su mina de oro. Y como favor
se paga con favor, compartió el tesoro con sus socios chinos y rusos, había suficiente petróleo para todos. Así
transcurrieron 15 años en un voraz saqueo de nuestra nación, algo terriblemente
doloroso y sin precedente.
Chávez
fallece pero Fidel ha acumulado suficiente poder para colocar un sustituto
dócil, servil a los intereses de La Habana. Aunque intuye que la
"revolución" no da para más, el fracaso es colosal, quebraron a
PDVSA, no hay suficientes dólares. Así las cosas, es tiempo de brincar
nuevamente la talanquera pero esta vez el salto es digno del mejor trapecista:
es hora de abrazar al Tío Sam, abrirse al malévolo capitalismo. Obama y Raúl
Castro se acuerdan, quizás discutan que hacer con esa colonia cubana llamada
Venezuela o con las FARC, mientras Diosdado y Maduro convocan marchas anti
imperialistas y hablan de "guerra económica", hacen el ridículo y la
"ley anti talanquera" no aplica.
Castro busca como sacar a Cuba de la lista negra del terrorismo,
mientras Obama hace la lista de delincuentes del PSUV. Los castros -con el sol
en la espalda- buscan una puerta en la historia mientras Maduro hace el papel
del venado.
Richard
Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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