VALENTÍN ARENAS AMIGO |
Este desastre que llaman revolución empezó
engañando al pueblo cuando la publicitaron como una “democracia participativa”
para no tener que enfrentar a la cultura democrática de cuarenta años del
venezolano. Pero esta careta se cayó cuando en estos quince años ejercieron
el poder violando la Constitución,
dejando sin autonomía a todos los poderes del Estado que pasaron a ser simples
“secretarías” del poder único, como sucede en toda dictadura y apropiándose, además, de los medios de
comunicación para poder vender con la propaganda como verdades las mentiras de
la revolución. La careta democrática le fue sugerida por Castro, entre otras
muchas cosas, a cambio del petróleo que tanto
necesitaba. Fue así como Venezuela vendió su soberanía y regaló su petróleo para contar con la
asesoría de una revolución que tiene
cincuenta años destruyendo ese país. El poder y no el pueblo es lo que les
interesa.
Durante estos quince años el régimen ha
intentado mantener esa careta democrática controlando los medios de
comunicación, los poderes todos del Estado, CNE incluido, y por supuesto los
ingresos del petróleo que manejó para
comprar la simpatía no solo de Cuba sino de todas las naciones que integran
PETROCARIBE. Fue así como la revolución, escondida tras la “democracia
participativa” hizo elecciones que siempre ganaba por el control del CNE. Las
consultas al Soberano se convirtieron así en una “simulación de democracia” de
lo que fue y es una autocracia auténtica. Es curioso observar como cuando quien
simulaba consultar la voluntad del
pueblo era candidato, el REP subía previamente sin que se aceptara nunca
auditarlo, negativa esta que confirma la parcialidad del árbitro cuya función
no fue que se conociera la voluntad mayoritaria del pueblo sino demostrar que
existía una democracia, lo que no era
cierto porque en las autocracias quien
manda es el autócrata y no el pueblo
único soberano. Una simulación.
La supuesta ventaja mínima que obtuvo Maduro
sobre Capriles, la negativa a una
auditoría, el haberse agravado la
situación del país desde el 2013
–inseguridad, inflación, falta de alimentos y medicinas, la critica situación de
Pdvsa, etc,-explica la fuerte caída de respaldo popular a Maduro como lo
confirman todas las encuestadoras al
extremo que ya se habla de una posible renuncia.
La grave situación del país y la fuerte caída
en la popularidad de quien ejerce el Poder Ejecutivo justifica, ahora mas que
nunca antes, que cuente el soberano
pueblo con un árbitro electoral imparcial para que al conocerse lo que el
pueblo decida esa decisión sea respetada y acatada sus consecuencias regresando
así Venezuela a la “democracia participativa” que hasta ahora es solo
propaganda a una democracia auténtica donde quien escoja a sus gobernantes sea
el pueblo y no el autócrata a través de un árbitro parcializado que es lo
que ha
venido sucediendo en estos quince años. Venezuela quiere que se rescate
la soberanía popular y sea Presidente quien escoja el pueblo lo que exige que
la voluntad popular sea respetada.
Entonces la alternativa es bien clara: o contamos en el 2015 con un árbitro
imparcial o expresamos la voluntad popular en las calles como permite el
artículo 350 de la Constitución. El régimen está ahora en tres y dos. La
soberanía será expresada en las urnas electoralmente si el nuevo CNE es confiable o en las calles
de Venezuela masivamente si no lo es. Ya
basta de tener democracia como careta.
http://porlaconciencia.com/
Valentín Arenas Amigó
alenri@gmail.com
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