sábado, 20 de septiembre de 2014

PEDRO PAÚL BELLO. DEMOCRACIA Y TOTALITARISMO.

El Estado democrático o Constitucional, de manera diferente al tipo Totalitario, se caracteriza porque el ejercicio del poder es limitado al ser controlado por la Sociedad, de modo directo o, principalmente, a través de los organismos del propio Estado democrático.  

Si ello no fuese así, los gobernantes podrían abusar del poder conferido a ellos pues, como decía Montesquieu: “Todo hombre que tiene el poder tiende a abusar de él”.  Es por ello que la Carta Democrática  Interamericana contiene, como principio, la separación e independencia de los poderes públicos.  

En efecto, si no existe control de los poderes no es posible concebir que haya elecciones limpias, ni representatividad, alternabilidad, pluralismo, transparencia administrativa, participación real de los ciudadanos, así como tampoco respeto al ejercicio y preservación de los derechos humanos de todos los ciudadanos.

En el lejano pasado, los gobernantes a falta de la inexistencia de organismos de control de sus acciones, disponían del poder de manera arbitraria, con toda libertad, por lo que sometían a las poblaciones a toda tipo de abusos y atropellos.  En el más reciente siglo XX, el mundo todo vivió y, en muchas naciones soportó, atropellos ilimitados contra la libertad, la dignidad y las vidas de millones de personas, lo que ejemplarizó, de manera contundente, hechos de gobiernos totalitarios, entre los que resaltan los de la Alemania sometida al nazismo y los de la Rusia, entonces Unión Soviética, que ocuparon buena parte de lo que es Europa. Hacia cercanos fines del siglo XX en sus décadas terminales, sobre todo a raíz del derrumbe del muro de Berlín y la Perestroika y Glasnost de Gorbachev, despareció la anterior Unión Soviética y se desarrollaron fuertes tendencias de rechazo a las bárbaras expresiones de gobiernos como esos, pese a que varios mantuvieron y aún conservan su existencia, como ha sido el caso de Cuba, en América Latina y el proyecto de Hugo Chávez y el sector político que le apoyó, así como otras que aún subsisten.
Infortunadamente, Venezuela, por razones, causas y hechos que conocemos los venezolanos, es otra muestra de ese modelo de ensayos totalitarios en el mundo, si bien, por razones que también conocemos los habitantes de esta Patria, no ha logrado consolidar el régimen pese al apoyo que significa Cuba. Ocurre en el presente que el modelo totalitario, fuese Nazi,  Soviético u otros más como el de Corea del Norte, ha sido modificado para despistar a los ciudadanos. Ese reciente “nuevo modelo” consiste fundamentalmente, en que los regímenes que los sostienen o tratan de hacerlo, se “disfrazan” de democráticos para ejercer, disimuladamente, fraudes electorales y atropellos a los ciudadanos, que en nada difieren  -en la práctica-  de lo que se hicieron en los totalitarismos anteriores, que podemos designar como “clásicos.”  
Desde hace algún tiempo, siendo Chávez presidente, se ha tratado de insertar la concepción de lo que llaman “Comunas” o “Comunales” que, como siempre ocurre, se tratan de presentar como “populares” pero que, en su realidad y práctica, se trata de mecanismos que, con otros, son muy útiles para evadir controles constitucionales propios del ejercicio del poder, para así lograr una centralización total y absoluta del mismo sin que existan mecanismos de control para ello.
Para “vender” la idea de las comunas se habla de avanzar hacia una “democracia participativa” que se presenta como alternativa progresista frente a lo que, con desprecio, vienen llamando democracia representativa.  Lo que es menester enseñar es que la democracia representativa representa efectivamente a todos los venezolanos, quienes pueden elegir sus representantes ante las diferentes instancias del gobierno nacional, lo que incluye al parlamento, gobernaciones, alcaldías, etc.
La lograda eliminación de la descentralización, en la cual mucho habían adelantado los gobiernos democráticos venezolanos a finales del pasado siglo, hace que los ciudadanos no puedan participar en la toma de decisiones políticas que, directa y personalmente, podrían afectarles por estar muy alejados de los centros de poder. Cuando se descentraliza el poder, como se comenzó a hacer en democracia, al tener propia autonomía las autoridades locales, el ciudadano puede acercarse a esas instancias para expresar y exigir satisfacer sus reales intereses, necesidades o maneras de entender y pensar sobre las actuaciones de los gobiernos descentralizados. De esa manera, se ejerce democráticamente el control ciudadano sobre el poder político, pero la centralización anula esa legítima participación ciudadana.
Los Consejos Comunales, falsamente presentados por la tiranía totalitaria como bases principales de la participación política, en realidad carecen de autonomía puesto que son dirigidos desde el poder centralizado en la Capital. Es falso, por tanto, de que se pretenda hacer creer que, en la Venezuela sometida al poder totalitario, exista la muy cacareada “democracia participativa y protagónica”, sino que , en verdad, en nuestro país lo que existe es una democracia agónica.
Es bueno que se entienda y transmita  --especialmente en los sectores populares--   que es falso que los llamados Consejos Comunales sean instrumentos de participación ciudadana, puesto que no pueden serlo desde que sus miembros no son elegidos en procesos electorales universales, directos y secretos, sino a través de irregulares “Asambleas de Ciudadanos”, que están bajo el control del partido de gobierno (PSUV) que eligen a miembros de sus listas.
En realidad, la finalidad para la cual se crean tales Consejos Comunales, es el acabar, en todos los niveles populares, con la democracia verdadera y auténtica, con la finalidad de sustituirla por el modelo referendario de Cabildos Abiertos que están bajo el control del llamado “poder popular”, para poder, a la cubana, manejar y ejercer el poder en todas las instancias centralizadas del país.
En su trabajo titulado “El inicio de la desmunicipalización en Venezuela”, el Dr. Randy Brewer Carías expresó que el llamado “poder popular”, conformado por organizaciones como los consejos comunales, sólo sirve para eliminar la descentralización, la democracia representativa y la participación a nivel local, lo que es muy principal para el gobierno totalitario, puesto que los integrantes de los Consejos Municipales, los Alcaldes y los miembros de las Juntas Municipales, constitucionalmente son elegidos por votación popular, universal, directa y secreta, lo que no conviene al régimen.
En vida, Chávez expresó que su objetivo era “ir marchando hacia la conformación de un Estado Comunal” y que, el viejo “Estado burgués” debía “ser desmontado paulatinamente, mientras vamos levantando al Estado Comunal, al Estado Socialista Bolivariano”, y que su objetivo era “transitar hacia el camino de una ‘Ciudad Comunal’ donde no se necesiten Alcaldías ni Juntas Municipales, sino sólo el Poder Comunal. Dependiente del Poder Central y del Partido Único”.
(1). Discurso de Hugo Chávez F. 8 enero 2007.
Pedro Paúl Bello
ppaulbello@gmail.com
@PedroPaulBello

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