El Estado democrático o Constitucional, de
manera diferente al tipo Totalitario, se caracteriza porque el ejercicio del
poder es limitado al ser controlado por la Sociedad, de modo directo o,
principalmente, a través de los organismos del propio Estado democrático.
Si ello no fuese así, los gobernantes podrían
abusar del poder conferido a ellos pues, como decía Montesquieu: “Todo hombre
que tiene el poder tiende a abusar de él”.
Es por ello que la Carta Democrática
Interamericana contiene, como principio, la separación e independencia
de los poderes públicos.
En efecto, si
no existe control de los poderes no es posible concebir que haya elecciones
limpias, ni representatividad, alternabilidad, pluralismo, transparencia
administrativa, participación real de los ciudadanos, así como tampoco respeto
al ejercicio y preservación de los derechos humanos de todos los ciudadanos.
En el lejano pasado, los gobernantes a falta
de la inexistencia de organismos de control de sus acciones, disponían del
poder de manera arbitraria, con toda libertad, por lo que sometían a las
poblaciones a toda tipo de abusos y atropellos.
En el más reciente siglo XX, el mundo todo vivió y, en muchas naciones
soportó, atropellos ilimitados contra la libertad, la dignidad y las vidas de
millones de personas, lo que ejemplarizó, de manera contundente, hechos de
gobiernos totalitarios, entre los que resaltan los de la Alemania sometida al
nazismo y los de la Rusia, entonces Unión Soviética, que ocuparon buena parte
de lo que es Europa. Hacia cercanos fines del siglo XX en sus décadas
terminales, sobre todo a raíz del derrumbe del muro de Berlín y la Perestroika
y Glasnost de Gorbachev, despareció la anterior Unión Soviética y se
desarrollaron fuertes tendencias de rechazo a las bárbaras expresiones de
gobiernos como esos, pese a que varios mantuvieron y aún conservan su
existencia, como ha sido el caso de Cuba, en América Latina y el proyecto de
Hugo Chávez y el sector político que le apoyó, así como otras que aún
subsisten.
Infortunadamente, Venezuela, por razones,
causas y hechos que conocemos los venezolanos, es otra muestra de ese modelo de
ensayos totalitarios en el mundo, si bien, por razones que también conocemos
los habitantes de esta Patria, no ha logrado consolidar el régimen pese al
apoyo que significa Cuba. Ocurre en el presente que el modelo totalitario,
fuese Nazi, Soviético u otros más como el
de Corea del Norte, ha sido modificado para despistar a los ciudadanos. Ese
reciente “nuevo modelo” consiste fundamentalmente, en que los regímenes que los
sostienen o tratan de hacerlo, se “disfrazan” de democráticos para ejercer,
disimuladamente, fraudes electorales y atropellos a los ciudadanos, que en nada
difieren -en la práctica- de lo que se hicieron en los totalitarismos
anteriores, que podemos designar como “clásicos.”
Desde hace algún tiempo, siendo Chávez
presidente, se ha tratado de insertar la concepción de lo que llaman “Comunas”
o “Comunales” que, como siempre ocurre, se tratan de presentar como “populares”
pero que, en su realidad y práctica, se trata de mecanismos que, con otros, son
muy útiles para evadir controles constitucionales propios del ejercicio del
poder, para así lograr una centralización total y absoluta del mismo sin que
existan mecanismos de control para ello.
Para “vender” la idea de las comunas se habla
de avanzar hacia una “democracia participativa” que se presenta como
alternativa progresista frente a lo que, con desprecio, vienen llamando
democracia representativa. Lo que es
menester enseñar es que la democracia representativa representa efectivamente a
todos los venezolanos, quienes pueden elegir sus representantes ante las
diferentes instancias del gobierno nacional, lo que incluye al parlamento,
gobernaciones, alcaldías, etc.
La lograda eliminación de la
descentralización, en la cual mucho habían adelantado los gobiernos
democráticos venezolanos a finales del pasado siglo, hace que los ciudadanos no
puedan participar en la toma de decisiones políticas que, directa y
personalmente, podrían afectarles por estar muy alejados de los centros de
poder. Cuando se descentraliza el poder, como se comenzó a hacer en democracia,
al tener propia autonomía las autoridades locales, el ciudadano puede acercarse
a esas instancias para expresar y exigir satisfacer sus reales intereses,
necesidades o maneras de entender y pensar sobre las actuaciones de los
gobiernos descentralizados. De esa manera, se ejerce democráticamente el
control ciudadano sobre el poder político, pero la centralización anula esa
legítima participación ciudadana.
Los Consejos Comunales, falsamente
presentados por la tiranía totalitaria como bases principales de la
participación política, en realidad carecen de autonomía puesto que son
dirigidos desde el poder centralizado en la Capital. Es falso, por tanto, de
que se pretenda hacer creer que, en la Venezuela sometida al poder totalitario,
exista la muy cacareada “democracia participativa y protagónica”, sino que , en
verdad, en nuestro país lo que existe es una democracia agónica.
Es bueno que se entienda y transmita --especialmente en los sectores populares-- que es falso que los llamados Consejos Comunales sean instrumentos de participación ciudadana, puesto que no pueden serlo desde que sus miembros no son elegidos en procesos electorales universales, directos y secretos, sino a través de irregulares “Asambleas de Ciudadanos”, que están bajo el control del partido de gobierno (PSUV) que eligen a miembros de sus listas.
En realidad, la finalidad para la cual se
crean tales Consejos Comunales, es el acabar, en todos los niveles populares,
con la democracia verdadera y auténtica, con la finalidad de sustituirla por el
modelo referendario de Cabildos Abiertos que están bajo el control del llamado
“poder popular”, para poder, a la cubana, manejar y ejercer el poder en todas
las instancias centralizadas del país.
En su trabajo titulado “El inicio de la
desmunicipalización en Venezuela”, el Dr. Randy Brewer Carías expresó que el
llamado “poder popular”, conformado por organizaciones como los consejos
comunales, sólo sirve para eliminar la descentralización, la democracia
representativa y la participación a nivel local, lo que es muy principal para
el gobierno totalitario, puesto que los integrantes de los Consejos
Municipales, los Alcaldes y los miembros de las Juntas Municipales,
constitucionalmente son elegidos por votación popular, universal, directa y
secreta, lo que no conviene al régimen.
En vida, Chávez expresó que su objetivo era “ir marchando hacia la conformación de un Estado Comunal” y que, el viejo “Estado burgués” debía “ser desmontado paulatinamente, mientras vamos levantando al Estado Comunal, al Estado Socialista Bolivariano”, y que su objetivo era “transitar hacia el camino de una ‘Ciudad Comunal’ donde no se necesiten Alcaldías ni Juntas Municipales, sino sólo el Poder Comunal. Dependiente del Poder Central y del Partido Único”.
(1). Discurso de Hugo Chávez
F. 8 enero 2007.
Pedro
Paúl Bello
ppaulbello@gmail.com
@PedroPaulBello
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