El asunto político en Venezuela se ha vuelto
viral y hay más lamentos que acciones urgentes y necesarias por tomar.
El caso de la Mesa de la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) es un problema crónico en lamentos. La renuncia de los dos
principales ejecutivos de la alianza opositora ha erosionado internamente. Al principio hubo una larga cadena de quejas por la mesa de diálogo entre oposición y el régimen,
sin los resultados que la plantilla interna de políticos y gente en la
calle esperaba.
A la separación de Aveledo como principal
representante de la unidad, se despertaron las lamentaciones, pero, antes
consideraban desgastado su discurso y
acciones. Después de la renuncia, los mismos que lo cuestionaban terminaron ensalzándolo, como si se tratara
de una ausencia física, con una cadena de frases, como decir por ejemplo: “es
imposible sustituirlo”, dejando claro la evidente falsedad de una mesa dividida
y en la que pocas veces hubo unidad. La farsa permite demostrar que cada ejemplar,
como en carrera equina, luchan por llegar al poder y en la pista se vale todo,
incluso serruchar las patas al caballo, en este caso a la mesa.
El renunciante es un reconocido, capacitado y
eficiente político moderado, pero en las circunstancias actuales, con un país
definitivamente quebrado, no resultó suficiente, al decir de sus allegados y
contrarios. Al nuevo líder de la MUD le corresponde ahora ser arriesgado en la
toma de decisiones, frente a un monstruo de mil cabezas que no se ha detenido
en despojar, desgarrar las entrañas de Venezuela y regalarle todo lo que posee
a los extranjeros. Para rescatar a Venezuela se requiere de un político que
deje a un lado el empeño de sentarse con el adversario, cuando éste no responde
al diálogo sino a la ofensiva.
El problema planteado en este momento es el
de la oposición política y el pueblo andando al garete. También tenemos de
inmediato en la truculenta agenda nacional, el aumento de la gasolina con las
consecuencias económicas generales a sobrevenir, sino se toman paliativos para
frenar la onda inflacionaria y un posible descontrol como nunca se ha vivido en
Venezuela. Tenemos un país sin rumbo y es necesaria una oposición fortalecida,
mostrando, sin caritas pintadas, al régimen de improvisados, donde está
realmente el poder y la solución del gigantesco drama nacional. “El buen juez
por su casa empieza”.
Mientras tanto hay cantidad de problemas en
los hombros de cada venezolano, impuesto por el régimen, y cada vez se hace más
pesado. Resulta una soberana idiotez que la oposición mantenga una crisis por
el retiro de dos de sus integrantes. Es
el momento de ubicar a un líder con elecciones primarias.
Susana
Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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