David
Friedman, profesor universitario, escritor y economista estadounidense e hijo
del Nobel, Milton Friedman y autor del libro
“La maquinaria de la libertad” editada por primera vez hace 40 años y
publicada en español por la Editorial
Innisfree el año pasado contestó en una entrevista lo siguiente:
“Si el Estado tiene el monopolio monetario, entonces se crean incentivos perversos que invitan a manipular la moneda para generar inflación y así crear una falsa ilusión de prosperidad”. http://www.libremercado.com/2013-01-27/david-friedman-el-dinero-no-debe-ser-un-monopolio-del-estado-1276480378/
En
efecto, tiene razón el hijo de Milton Friedman al decir que “Si el Estado tiene
el monopolio monetario, entonces se crean incentivos perversos”. Estamos seguros que al hacer esta afirmación
el escritor se refiere también a
cualquier monopolio, porque como se sabe estos corrompen las costumbres o el
orden y estado habitual de las cosas como veremos más adelante.
Wikipedia
nos dice que “Para que exista un monopolio, es necesario que en dicho mercado
no existan productos sustitutos, es decir, no existe ningún otro bien que pueda
reemplazar el producto determinado y, por lo tanto, es la única alternativa que
tiene el consumidor para comprar”.
Existe
una diferencia importante entre el monopolio privado y el público, en los
monopolios privados los inversionistas son los que arriesgan sus capitales,
mientras que los monopolios estatales nacen y deben de mantenerse de fondos
públicos y por lo general los intereses de quienes los administran -unos pocos- prevalecen, de allí que los
monopolios estatales son indudablemente más perversos que los primeros.
Los
monopolios coartan además la libertad y el derecho a escoger de las mayorías,
producen gollerías y privilegios donde el abuso, la corrupción y el despilfarro
son el pan de cada día.
La
perversión aparece también cuando por ejemplo el Estado protege monopolios que
venden productos caros, que dan malos servicios y cuando mantienen planillas
con gente que hace muy poco o no hace nada como lo veremos a continuación con
solo tres ejemplos.
En
Costa Rica, RECOPE, la Refinadora Costarricense de Petróleo, que se supone debe
vender, distribuir y refinar, tiene
cuatro años de no refinar nada y mantiene la misma planilla, paga altos salarios y nos vende malos
productos. El CNP, Consejo Nacional de Producción generó pérdidas por casi 1000 millones de
colones al cerrar el 2013 y el actual gobierno pretende inyectarle más dinero
en vez de cerrarlo. El ICE, como se
recordará tenía el monopolio de la telefonía celular y su servicio no solo era
pésimo, sino que nos cobraba alrededor
de $100.oo (cien dólares) por una línea y teníamos que esperar meses para
obtenerla, hoy día con la competencia la línea no cuesta nada, el servicio es
inmediato y el usuario bajó el gasto.
La
pregunta que sigue es la siguiente ¿Cuándo y cómo se corregirá toda esta
perversión? La respuesta es simple, liberemos los monopolios y obliguemos a las
empresas estatales a trabajar más eficientemente en beneficio de la mayoría y
no de unos pocos.
Carlos
Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
@carlosvilchezn
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