No
hay duda alguna que el hecho más cierto y el de mayor logro de la fuerza
opositora democrática venezolana en esta lucha política, ha sido alcanzar el
acuerdo de la Unidad.
La misma tampoco se decreta; se trabaja, se
lucha se alcanza y se logra con un acuerdo que nos permitió a los venezolanos
ver el éxito de las elecciones a la Asamblea Nacional, donde el gobierno ante
la amenaza del contúndete de triunfo que se tendría, tuvo que cambiar la
distribución de los circuitos electorales y quedó para la historia, que
habiendo nosotros sacado más votos que ellos, obtuvimos menos
curules. A pesar de ello la unidad no se achicopaló, al contrario
siguió asumiendo más retos y logros.
Unas primarias cuyos resultados batieron
el record de realización y entrega de resultados, demostrando la calidad de la
capacidad organizativa de toda la sociedad que colaboró en ello, llevándose por
los cachos al propio CNE. Y luego el avance y contúndete logro de
las presidenciales en dos fases, y ahí estuvo cohesionada, fortalecida y
aguerrida una organización desde la estructuras de todos los partidos y de toda
la sociedad que aspiraba un cambio y que convirtió este fenómeno político de la
Unidad, en el arma más poderosa y letal que hayamos tenido en los últimos tiempos
capaz de obtener avances importantes en esta dura realidad política existencial
del País. Ahora bien, la misma por ser un cuerpo orgánico complejo,
ha sufrido sus serios deterioros que obliga sin duda alguna a su revisión
interna y a su relanzamiento adaptado a las realidades vividas y sufridas en
estos últimos meses por una sociedad combativa y decidida a no permitir que se
nos siga robando de la manera más descarada, nos solo nuestros dineros públicos
sino el futuro de la Patria. Ella por sí misma se fue
convirtiendo en el instrumento más importante que nos permitía desde hace
muchísimo tiempo sentarnos en una mesa de negociación frente a un Gobierno que
aunque muy poco le importa estos escenarios , la dura realidad de la lucha
política de la calle no les dejó otro camino. Lo cierto es que de
todo un poco se ha hecho y se ha logrado. Es el momento de amalgamar
los esfuerzos y reactivar las luchas pertinentes contra un Régimen que nos ha
ido robando los espacios de vivir con dignidad humana y justicia
real pública.
Es
verdad que a pesar de los resquebrajamientos y de ciertas posiciones
encontradas en la mesa donde se sientan los actores más importantes
a nivel central de esta lucha por el rescate de la democracia del País, no es
el momento de zanjar y acuartelar heridas o posiciones. Muy por el
contrario están llamados a superar las posiciones internas y reevaluar los
momentos políticos que requerirán de nuevas luchas y contiendas y donde la
Unidad es fundamental. Bien sabe el gobierno manejar y provocar
estas diferencias y divisiones, no en vano de algo ha sido campeón y
es practicar hasta con la compra descarada de voluntades, la vieja enseñanza
Maquiavélica: “divide y vencerás” Si de algo
estamos obligados los actores políticos de este momento, es de justamente
manejarnos con la suficiente inteligencia racional política, y producir un
verdadero relanzamiento de propuestas y posiciones claras y determinantes desde
la Mesa de la Unidad. Ella tiene sobre su espalda el respaldarazo de
una comunidad internacional, que aunque lenta y cautelosa nos ha dado un claro
apoyo en las luchas por los derechos fundamentales de humanidad que ha violado
tan torpemente este gobierno y ella es la punta de lanza de esta realidad.
También es cierto y como lo apuntaba Monseñor Zarate: “que el
dialogo no puede ser simplemente para que haya tranquilidad temporal en este
País.. Es evidente la violación que de los DDHH ha realizado el gobierno...”
Pues muchas cosas transcendentales y necesarias nos unen ya de por sí, y hay
que seguir remando con claridad en este tormentoso río en que se ha convertido
este Gobierno.
No todo puede ser luchas y enfrentamientos, se
requiere la Unidad para la estrategia y la propuesta de sectores del País que
gravitan ante la necesidad de ser oídas las soluciones y conducciones del
rescate de la Institucionalidad y la Democracia.
La UNIDAD nos
obliga, no llama y determinara los escenarios de luchas que aún están por darse
en una Venezuela que la Revolución arruinó y le ha despojado de un futuro
cierto a la nueva generación, solo que una parte del país no ha querido darse
aún por enterado. Por eso al igual que muchos exigimos cesar las diferencias,
remangarse la mangas de las camisas y empezar a trabajar `por el
fortalecimiento del órgano que nos pueda dar instrumentos de luchas para
liberar a nuestros presos políticos , devolver a los exiliados, recobrar
la institucionalidad pérdida, establecer una Agenda de trabajo con los diversos
sectores del País para rescatar la productividad y ponerle de nuevo el agua y
la LUZ a este país que se incendia y se va oscureciendo día a día...
UNIDAD, UNIDAD!!!!!
Iraida
Villasmil
iraida.villasmil@yahoo.es
@villasmiliraida
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