viernes, 27 de junio de 2014

LUIS ALFREDO RAPOZO, CAPILLA SIN SANTO.

Estamos metidos en tremendo problema. Pareciera que la carta del ex ministro Giordani ha desencadenado un verdadero terremoto dentro de la revolución. Un conflicto que demanda respuestas ante una realidad que se descubre como cuando se desarrolla el punto medular de una novela.

-¿Qué se descubre, Rapozo?- me podrán preguntar-. Sencillamente, que dentro de la llamada revolución no hay liderazgo que conduzca ese proceso; no hay pensadores, ni dirigentes con claridad estratégica que entiendan el asunto coyuntural que vivimos y que tenga soluciones para enfrentar el colapso en el cual han metido a Venezuela.

Después de la carta de Giordani vinieron simples expresiones de que era un traidor y quién sabe qué o cuáles otros adjetivos le tildaron puertas adentro al hombre caído en desgracia, después de la famosa patada para sacarlo del medio como a un saco de papas.

Lo tomaron como un asunto personal  y nunca como un problema de Estado donde se debería hablar de corrupción, planificación, estudio de las cuentas nacionales, entre otras cosas vitales que les permita reconocer errores y aciertos, además de atinar en la conducción futura.

En cierta forma, durante el próximo evento interno del PSUV debería haber un intenso debate ideológico, económico fundamentalmente, de políticas públicas, etc., pero la cosa no es así. El ex ministro Navarro plantea reconsiderar las palabras de Giordani para generar un debate, pero ha sido amenazado con expulsión y prácticamente debe estar recogiendo sus peroles para irse a alguna parte.

En el PSUV no hay democracia interna y aquel “rojito” que se queja, cuestiona y plantea asuntos espinosos va “pa fuera” sin derecho a “pataleo”. Eso, pasa en cuaquier lugar y nivel.

-¿Hacia dónde vamos? -también se puede preguntar gente como uno, mientras observa el caciquismo dentro del PSUV, donde cada quién jala para donde le interesa en una repartidera de favores descomunal y descoordinado como un mercado libre-.

Bueno, vamos al desmadre económico-podría responder-; vamos como un barco a la deriva rumbo hacia una tormenta. Es evidente que después de Maduro, tiene que venir un cambio de gobierno. El socialismo “chavista” o como quieran llamarlo ha fracasado estrepitosamente. Tienen sus días contados porque no hay suficiente velas para suplicarle a un santo que les permita continuar en medio del caos, la bancarrota, el pillaje, la escasez, la desesperanza que crece.

-¿Y la oposición, Rapozo?-me puede preguntar alguien por esos caminos de Dios-. Bueno, queridos amigos, la oposición debe prepararse con la mayor seriedad, gerencia, estudio, organización, etc., a conformar equipos de trabajo que le lleven a ganar elecciones en el corto, mediano y largo plazo. Que el gobierno siga con su capilla sin santo, que sigan-lamentablemente- destrozando el tesoro nacional, endeudando al país, elevando el costo de la vida; pero la oposición debe prepararse para ser gobierno. No hay de otra.

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo 

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.