jueves, 5 de junio de 2014

JUAN PÁEZ ÁVILA, GOLPE CONTRA LA OPOSICIÓN

La denuncia del posible golpe de estado contra Nicolás Maduro,  es a todas luces, no  solo  una patraña para tratar de esconder la profunda crisis económica, social y política que ha colado a su gobierno al borde de un colapso general, sino también para tratar de dividir a la oposición, que no obstante las diferencias conocidas y aceptadas por sus integrantes, se mantiene unida en lo fundamental, para sustituir por la vía pacífica y electoral a la administración más inepta y corrupta de la historia republicana.
         

DE GOLPE Y PORRAZO
Enfilar los ataques por altos funcionarios del gobierno y por el propio Maduro, contra un sector de la oposición, es una manipulación que registra la historia contemporánea universal, propia de los regímenes totalitarios, que se aferran al poder como si fuera una propiedad privada, para lo cual inventan enemigos para tratar de justificar la más horrenda represión policial y militar,  primero contra los llamados radicales y posteriormente contra toda la oposición.
         Y aunque el gobierno dispone del control de la mayor parte de los medios de comunicación social, la mayoría de la población, incluyendo a  muchos chavistas, saben que la denuncia contra algunos opositores es falsa, y a escala internacional, excepto los gobiernos subsidiados con la renta petrolera venezolana, rechazan y hasta se burlan de la maniobra de los comandantes cubanos que asesoran a Maduro.
         ¿Cómo ocultar que la pobreza aumentó cerca del 30% en lo que va de 2014, como consecuencia de que ya el gobierno no puede seguir dando ayuda a los más pobres, que al dejar de recibirla quedan en la miseria y el abandono, sin empleo y sin posibilidades de adquirir la cesta alimentaria, porque  la economía manufacturera, agropecuaria y de la  construcción, que son las que más emplean junto con el comercio, han sido llevadas a la quiebra?
 Y para mayor daño a los pobres,  no    los enseñaron a trabajar, a realizar algún oficio productivo, para mantenerlos en una permanente necesidad de pedir y convertirlos en una clientela electoral. De allí  las derrotas del gobierno en San Cristóbal y San Diego propinada por las esposas de los alcaldes, Ceballos y Scarano,  arbitraria e injustamente destituidos y encarcelados, quienes obtuvieron más votos que sus esposos, lo que lleva a la conclusión que muchos chavistas sufragaron por ellas. Y esto en referencia solo al problema de los pobres, porque toda sociedad está afectada por unas políticas equivocadas del gobierno.
La  subida permanente de los precios de los productos de primera necesidad, que forman parte de la dieta diaria de los venezolanos, se ha convertido en una calamidad cada vez que las amas de casa acuden al mercado, donde generalmente apenas encuentran dos o tres de las mercancías que buscan, por lo que tienen que recorrer varios mercados o supermercados para satisfacer aunque sea parcialmente sus necesidades. Ese   alto costo de la vida no lo pueden tapar con un supuesto golpe de estado contra Nicolás Maduro
Estos males señalados, más el desempleo y el hampa desbordada que da cuenta de la vida de miles de venezolanos al mes, unida a grupos para policiales y paramilitares que reprimen manifestaciones pacíficas, violando los derechos constitucionales de la población  más joven, quienes deberían recibir respaldo para asegurar el futuro de la nación, empujan  al gobierno de Maduro  hacia un abismo. 
El rechazo a la política inflacionaria del  gobierno, a la represión criminal contra manifestantes pacíficos, no sólo lo registran las encuestas más serias e independientes que actúan en el país, sino también y de una manera contundente la mayoría de los electores, como quedó demostrado en San Cristóbal, estado Táchira, y San Diego, estado Carabobo, con la irrecuperable paliza que sufrieron los candidatos de Maduro.
De allí que la farsa del golpe de estado y del supuesto magnicidio, propalados por el comando político de la revolución, constituye una maniobra contra la oposición, para tratar de amedrentarla y dividirla. La respuesta se la dieron los ciudadanos de San Cristóbal y San Diego, quienes llenos de coraje cívico fueron a votar unidos por la democracia y la libertad. 
Juan Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila

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