jueves, 5 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LAS MALAS ARTES DE LA SIMULACIÓN ROJITA,

La imaginación del gobierno es corta y mala, la excusa predilecta para perseguir al opositor es “porque me quiere matar”, y para ello inventa toda esa parodia de un magnicidio que nadie les cree, ni ellos mismos , que tuvieron que preparar esa cantidad de correos “interceptados”, llamadas intervenidas, testigos falsos, pruebas fabricadas…

La rueda de prensa del psiquiatra Jorge Rodríguez, quien en nombre de la revolución presentaba esta acusación contra principales políticos del país, incluyendo a la Diputada María Corina Machado, fue lamentable y risible, y habla mucho sobre los graves irracionalidades que este gobierno es capaz de cometer para permanecer un día más en el poder.
Este pobre expediente del magnicidio se ha repetido hasta la nausea durante estos quince años de desgobierno, lo que resultó en Cuba jamás resultó en Venezuela, por la sencilla razón de que no había credibilidad ni verdadero poder; porque quien quiere eliminar a un jefe de estado, quiere eliminar a quien sustenta el poder, y nunca fueron Chávez, menos Maduro, quienes sustentaban y sustentan el poder en Venezuela. 
Lo que sí quieren es meter a mucha gente en la cárcel, enredarlos en viciados procesos judiciales y de investigación, neutralizar a esos políticos demócratas que son vistos como un peligro para la estabilidad de un régimen que se está cayendo en pedazos.
Es terrible ver como un gobierno totalitario trata de guardar las apariencias, ponerse el disfraz chapucero de un gobierno democrático, de esta manera tan despreciable, y lo es mucho más para el conjunto de  países que, en el ámbito internacional, le han brindado su apoyo solidario, como si de verdad se tratara de un gobierno con credenciales legítimas y republicanas.
La verdad es que el gobierno de Maduro ni siquiera tiene la legitimidad de origen, las elecciones que supuestamente lo convierten en presidente del país están seriamente cuestionadas; el mismo Maduro, que en un primer momento se comprometió a la revisión del conteo de votos, se negó hacerlo en las condiciones pactadas, y las autoridades electorales, que para nadie es un secreto, son controladas por el partido de gobierno, porque su gran mayoría lo conforman militantes del PSUV, prepararon una componenda para proclamarlo inmediatamente, sin siquiera verificar resultados, obviado la duda general sobre su verdadera nacionalidad, que de ser otra que la de un nacional, comprometería gravemente la validez del acto electoral por inconstitucional.
Estas agresiones hacia la oposición política venezolana sólo indican un desprecio absoluto por la pluralidad política y la participación democrática de otros partidos; el ansia de poder chavista es tan enfermiza, que al ser incapaces de derrotarlos en comicios justos y equitativos, ni siquiera en la competencia por los programas y ofertas lectorales, recurren a la eliminación física de sus adversarios, de manera que, como no pueden asesinarlos (aunque quisieran), recurren a fórmulas más expeditas, como llevarlos a la cárcel u obligarlos a huir bajo amenaza.
Los rojos rojitos, los llamados revolucionarios se saben perdedores, si se ven obligados a medirse ante la voluntad popular, porque son tan ineficientes, torpes e inicuos, que eliminan a sus adversarios cada vez  que alguno de éstos se destaca en el paisaje. Por eso nuestras cárceles están llenas de presos políticos, tenemos un abundante exilio y los que trabajan aquí en la causa de la libertad lo hacen a riesgo de sus propias vidas, vigilados por los cuerpos de seguridad del estado, espiados y muy regularmente agredidos por turbas y fanáticos bajo contrato del Poder Ejecutivo.
Los países del continente y del mundo, que otorgan su apoyo al gobierno de Maduro en Venezuela, están apoyando una dictadura totalitaria, a un régimen de terror y a un gobierno promotor de la pobreza y del crimen ¿Qué sentido puede tener esa solidaridad?  Si es porque se trata de un gobierno que se dice socialista, no han revisado su desempeño, porque convenientemente se arropan con esa ideología, pero no pasan de ser una cofradía de militares matones, golpistas y narcotraficantes.
Si se trata de defender a Cuba, el principal interesado de que esta situación se prolongue en el tiempo, este enmascarado tipo de coloniaje y explotación de un pueblo sobre otro pueblo, bajo la careta de cooperación, es contra natura, imperialista en esencia y, muy lejos de obtener resultados humanitarios, es un ejemplo de esclavitud de los pueblos; Cuba es sólo un proyecto de revolución caduco y no es con el colonialismo tercermundista entre hermanos que se va lograr ese mejor mundo que dicen aspirar.
Ni una sola razón justifica - al menos que sea el odio contra el pueblo de Venezuela - que otro país de la comunidad internacional apoye y otorgue su aval a un gobierno que tortura y mata a sus jóvenes por el simple hecho de protestar pacíficamente; el que algunos países reciben de ese gobierno prebendas y obsequios, en forma de ayudas y petróleo, sólo envilece la relación y disminuye la moral de una política conveniente y pragmática, a costa de mucho dolor, sangre y hambre.
Somos un país petrolero, con muchas reservas energéticas, arruinado y venido a menos por causa de la ineficiencia y el latrocinio de un gobierno errado y primitivo. No es broma ni exageración que, mientras usted lee estas líneas, la pavorosa dictadura en Venezuela cobra nuevas víctimas, que caen indefensas ante las armas de la sin razón, una terrible censura a los medios de comunicación – compuesta por una hegemonía comunicacional por parte del gobierno, más un férreo control de los contenidos en los medios que todavía no han sido expropiados o cerrados - impide que los venezolanos nos enteremos de estas agresiones, internet y la telefonía nacional están intervenidas por el régimen y amenazadas con ser sacadas del aire.
Recientemente, uno de nuestros líderes fundamentales, la diputada María Corina Machado, quien fue despojada de su investidura por la Asamblea Nacional por medio de un proceso espurio, se ha atrevido a pedirle la renuncia a Maduro, y el gobierno le ha soltado la jauría de mastines para devorarla, tachándola de golpista, transgrediendo incluso el sentido del lenguaje, trastocando el significado de las palabras, con el solo fin de hacerla desaparecer. Eso es inaceptable.
Hace ya mucho tiempo, uno de los principales voceros oficiales del chavismo dijo que en nuestro país se había instaurado un estado de sospecha general, donde nadie es inocente y todos son culpables, hasta que el gobierno los exonere y, aún en este caso, los sujetos de este seguimiento quedan con los expedientes y las causas abiertas.
La democracia yace sepultada en mi país y lo que queda es una enorme resistencia; el pueblo de Venezuela desea el retorno de las libertades y la dignidad, lucha por ello, a pesar de la enorme y costosísima campaña que despliega  el gobierno alrededor del mundo, enviando a sus emisarios a llorar en los foros internacionales y a proyectar en el imperialismo – no el de Cuba, por supuesto  - y el capitalismo- no en el que ellos ocultan sus riquezas mal habidas- todas las tropelías que han cometido y siguen cometiendo.
Nuestra sangre más joven, el futuro de la patria, se sacrifica en nuestras calles, bajo el oscuro designio de unos pocos monstruos sin alma. No queremos la lástima ni la consideración del mundo, necesitamos su apoyo y comprensión, se trata de una lucha desesperada por la libertad y la independencia. 
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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