jueves, 19 de junio de 2014

JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, LA REPÚBLICA BOLIVARIANA Y LAS MONARQUÍAS EUROPEAS

La reciente abdicación del Rey Juan Carlos I, ha abierto nuevamente la polémica sobre la monarquía, un asunto que tiene dividida a la opinión pública española.

ROSA DIEZ
Aunque la vigente Constitución de España regula el tema de la sucesión  y que en caso de renuncia, muerte o abdicación, la continuidad real está garantizada, hay quienes han visto en esta dimisión de Juan Carlos I la coyuntura ideal para poner en el tapete la necesidad de un referéndum que permita a los españoles escoger entre monarquía o república.
Lo cierto del caso es que la coyuntura se presta, pues la imagen de la monarquía se ha visto afectada  debido a una serie de escándalos protagonizados por los  miembros de la familia real;  especialmente el caso de corrupción en el que está involucrado el yerno del Rey y que salpica a su hija la infanta Cristina. También le hicieron daño a la institución, las fotografías del ´propio Juan Carlos I en una cacería de elefantes en Botsuana en  el 2012. No obstante, la monarquía era  hasta no hace mucho, según las encuestas publicadas por el oficial Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la institución mejor valorada por los españoles.
Las críticas  a la monarquía son tan rancias como la institución misma, y los argumentos de los españoles de hoy, así como de los dirigentes políticos que la rechazan, básicamente la denominada izquierda plural y los partidos nacionalistas, son  los mismos de hace un siglo; oponiendo siempre a la Monarquía, una forma hereditaria de gobierno, la República, como la mejor expresión de la democracia,
Pero en la España actual, con unas instituciones políticas en crisis, un gobierno debilitado y una oposición  política  encabezada por un  PSOE comprometido y desgastado, en plena reconstrucción de su dirigencia,  no debemos esperar un debate entre monárquicos y republicanos, al menos no en los términos de antaño, sino más bien una rebatiña  entre los otros partidos de izquierda, incluidos los nacionalistas catalanes y vascos, por tomar iniciativas, aprovechando la coyuntura  del momento,  para crecer en popularidad y llevarse el liderazgo del republicanismo en las encuestas.

El término monarquía no puede ser entendido hoy en día como el gobierno de reyes absolutistas  y personalistas, ungidos por la gracia de Dios, tal cual sucedía  en el pasado. En los últimos siete siglos algunas cosas ocurrieron, y mientras que en la Francia del XVII alcanzaba su expresión más absoluta en aquella célebre frase  de Luis XIV “el Estado soy yo”, del otro lado del Canal, los ingleses le encontraban un sitio perfecto al monarca como Jefe de Estado. “El Rey reina pero no gobierna”,  principio político que define al parlamentarismo británico, en el que, no obstante, la figura de la Reina cumple un papel fundamental  en el mantenimiento de la unidad del Reino Unido. En la vieja Europa,  las monarquías han dejado de serlo hace tiempo, para convertirse en símbolos e instituciones  decorativas que representan la tradición.

Y fue eso lo que trató de dejar en claro con su intervención en el Congreso de los Diputados,  la líder del partido Unión Progreso y Democracia, cuando se votó la Ley de Abdicación hace unos días, al tachar el referendo propuesto por algunas toldas políticas  de ilegal y calificarlo de fraude, pues no se puede elegir entre República como epíteto de la democracia y Monarquía como sinónimo de lo contrario, cuando la verdad es que una república, por el simple hecho de serlo, no es más democrática que una monarquía parlamentaria como la española o la inglesa.

La parlamentaria lanzo al aire la pregunta de si a aquellos que defienden dicha consulta “les parecen sistemas democráticos y justos los de “la República de Corea del Norte, o la República de Irán, o Cuba, o la Bolivariana de Venezuela”; para después comparar “Les parece que esos sistemas son más progresistas y más justos que las monarquías que funcionan en Suecia, Noruega, Dinamarca  o el Reino Unido”.

La intervención de la diputada Diez fue criticada por varios parlamentarios de izquierda, quienes la tildaron de ignorante por haber calificado de “republicas” a Corea del Norte e Irán, cuando en realidad son  sistemas políticos con un partido único y gobiernos dictatoriales, que por la forma de transmitirse el poder, varias generaciones de padre a hijo en el caso de Corea, y yo añadiría que también entre  hermanos en el de  Cuba, son monarquías de facto. No obstante la crítica, la comparación de las monarquías parlamentarias europeas con Cuba y Venezuela fue más que acertada y nadie, hasta ahora, ha intentado desmentirla.

Jose Luis Mendez
Xlmlf1@gmail.com
@Xlmlf1

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