miércoles, 14 de mayo de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., LAS REDES SOCIALES Y EL “ÁLTER EGO” DE MADURO

Los personajes de la novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, representan una exploración de la idea de que el bien y el mal existen dentro de una persona, constantemente en guerra. Edward Hyde literalmente representa el otro yo del Doctor Henry Jekyll, siendo Hyde un psicópatamisántropo que es desenfrenado por las convenciones de la sociedad civilizada, y que comparte un cuerpo con Jekyll. Los nombres Jekyll y Hyde se han convertido en sinónimo de una doble personalidad o un álter ego que se vuelve capaz de vencer el yo original.

En psicología, el “álter ego” es otro mismo, una segunda personalidad en la que el individuo ha generado su propia fantasía ilusoria de quien quiere o le gustaría ser. “Soy el hijo de Chávez” suele decir Maduro con frecuencia en sus monsergas discusivas, y por eso el deseo frustrado de imitar a su padre putativo con sus movimientos gestuales y hasta en  la manera de hablar.
Su comportamiento, desde que ocupó la silla presidencial muestra rasgos en los que el “álter ego” hace mella en su personalidad.
Maduro, en su pretensión de ocultar todos los males que padece la República desde hace quince años, y en su manifiesta intención de acallar las informaciones periodísticas de hechos y sucesos, que día a día ocurren a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, y dan cuenta del desafuero, negligencia e ineptitud del manejo de los asuntos públicos, ha recurrido al más oscuro y nefasto procedimiento de reprimir brutalmente a los estudiantes y procurar por todos los medios, asfixiar a la prensa independiente que recoge en sus páginas el libertinaje de quienes detentan el poder.
Quiere evitar  que trasciendan los grandes escándalos que ocurren en la administración pública a todos los niveles, bajo el manto protector de instituciones, que se hacen de la vista gorda sin importarles el gravoso daño que están ocasionado con su indiferencia, lo cual da pie para que el humilde policía se convierta en corrupto por recibir diez mil bolívares para no proceder de acuerdo con la ley, o que un  amanuense judicial obtenga quince mil bolívares para agilizar un trámite; un aforador aduanero reciba treinta mil bolívares para ayudar a pasar un container; un empleado público obtenga veinte mil bolívares para agilizar cualquier trámite dentro de su dependencia, o que la autoridad superior obtenga beneficios porcentuales de los contratos.
La corrupción está nadando en aguas pútridas porque se le ha otorgado una patente de corzo y ha permitido en consecuencia que quienes se lucran o benefician de esta prebenda mal habida, lleguen incluso a pensar que su acción es producto de su vivacidad y destreza, cuando en el fondo lo que están es corroyendo su propio espíritu y el cuerpo moral de una nación que como la nuestra, siempre se ha vanagloriado de sus ciudadanos hombres impolutos moralmente. Cuentan que un niño de diez años contestó a la maestra de una escuela cuando le pregunto ¿qué quieres ser cuando seas grande? Y el pequeño respondió: “quiero ser corrupto”
Maduro anuncia en sus populistas y demagógicos discursos (¿) que combatirá hasta las últimas consecuencias la corrupción “caiga quien caiga”, mientras que muchos de sus compatriotas chavistas que hicieron negocios con dineros del estado y se convirtieron de la noche a la mañana en millonarios de nuevo cuño, disfrutan  de los dineros mal habidos con fortunas invertidas en mansiones, aviones, yates y de lujos y riquezas en abierta contradicción al mensaje del  difunto Chávez, quien solía decir que “ser rico es malo”. Pero, y es la pregunta que el venezolano de a pie se formula: ¿Y por qué no han metido presos a estos prevaricadores del erario público?. La respuesta es sencilla, porque simplemente es la retórica del doble discurso, para mantener engañados a quienes creen ciegamente en las bondades de la mal llamada revolución socialista, cuya etiqueta pomposamente luce el slogan  de bolivariana, de la cual por cierto, reniega Dieterich autor de la frase “Revolución socialista del siglo XXI”,  mentor político y asesor de Chávez, de quien por cierto se alejó en los últimos años, antes de su fallecimiento.
Situaciones como las anteriormente indicadas, han permitido que en las propias filas del PSUV, se haya creado una corriente que lo adversa internamente, con la discrecionalidad e intención de mantenerse al acecho para el momento oportuno. La procesión anda por dentro y llega hasta las filas castrenses, en las que las murmuraciones por debajo de cuerda son comentario obligado, generando evidente disgusto en sus filas por la presencia de militares cubanos con “voz de mando”  y toma de decisiones, amén de la descarada injerencia extranjera que vulnera la soberanía de la nación.
Estos detalles y hechos no saldrían a la luz pública, ni se publicarían en los medios de comunicación, sino no fuera por las redes sociales que trascienden los límites y espacios del ámbito nacional, lo que hace posible que los periodistas y particulares estemos enterados de todo cuanto ocurre y podamos trasmitir, muchas veces hasta con fotografías que le dan más credibilidad.
Nacen en consecuencia las manifestaciones estudiantiles que se vienen produciendo desde hace poco más de dos meses, con el sacrificado aporte de valientes muchach@s que temen perder su futuro y el de sus hijos, y que no están  dispuestos a claudicar. Los responsables de la represión, torturas y humillaciones de que han sido víctimas, deberán pagar con todo el peso de la ley su infinita crueldad, cuando la verdadera justicia se imponga, amén de la justicia divina.
Como antaño, cuando todas las voces se levantaron contra la esclavitud, la injusticia y la opresión, ahora se está combatiendo la corrupción, inseguridad, nepotismo, desempleo, escasez de alimentos y medicinas, represión, torturas, respeto de los derechos humanos, libertad de expresión,  y un sin fin de males que aquejan al ciudadano común, que cada día ve con angustia, dolor e impotencia, un país lleno de rencores, odios, venganzas, presos políticos y exiliados, como consecuencia del verbo incendiario de quienes se creen dueños del país.
La sujeción al estado de derecho y el respeto a la Constitución y las leyes le habría evitado al gobierno las tensiones que hoy día confronta con el pueblo venezolano. Ningún debate puede solucionar tan crítica situación, y mucho menos cuando existe un doble discurso, con el que se pinta a “Alicia en el país de las maravillas”.
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
 (CNP-122)

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