Los personajes de la novela de Robert Louis
Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, representan una
exploración de la idea de que el bien y el mal existen dentro de una persona,
constantemente en guerra. Edward Hyde literalmente representa el otro yo del
Doctor Henry Jekyll, siendo Hyde un psicópatamisántropo que es desenfrenado por
las convenciones de la sociedad civilizada, y que comparte un cuerpo con
Jekyll. Los nombres Jekyll y Hyde se han convertido en sinónimo de una doble
personalidad o un álter ego que se vuelve capaz de vencer el yo original.
En psicología, el “álter ego” es otro mismo,
una segunda personalidad en la que el individuo ha generado su propia fantasía
ilusoria de quien quiere o le gustaría ser. “Soy el hijo de Chávez” suele decir
Maduro con frecuencia en sus monsergas discusivas, y por eso el deseo frustrado
de imitar a su padre putativo con sus movimientos gestuales y hasta en la manera de hablar.
Su comportamiento, desde que ocupó la silla
presidencial muestra rasgos en los que el “álter ego” hace mella en su
personalidad.
Maduro, en su pretensión de ocultar todos los
males que padece la República desde hace quince años, y en su manifiesta
intención de acallar las informaciones periodísticas de hechos y sucesos, que
día a día ocurren a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, y dan
cuenta del desafuero, negligencia e ineptitud del manejo de los asuntos
públicos, ha recurrido al más oscuro y nefasto procedimiento de reprimir
brutalmente a los estudiantes y procurar por todos los medios, asfixiar a la
prensa independiente que recoge en sus páginas el libertinaje de quienes
detentan el poder.
Quiere evitar
que trasciendan los grandes escándalos que ocurren en la administración
pública a todos los niveles, bajo el manto protector de instituciones, que se
hacen de la vista gorda sin importarles el gravoso daño que están ocasionado
con su indiferencia, lo cual da pie para que el humilde policía se convierta en
corrupto por recibir diez mil bolívares para no proceder de acuerdo con la ley,
o que un amanuense judicial obtenga
quince mil bolívares para agilizar un trámite; un aforador aduanero reciba
treinta mil bolívares para ayudar a pasar un container; un empleado público obtenga
veinte mil bolívares para agilizar cualquier trámite dentro de su dependencia,
o que la autoridad superior obtenga beneficios porcentuales de los contratos.
La corrupción está nadando en aguas pútridas porque se le ha otorgado una patente de corzo y ha permitido en consecuencia que quienes se lucran o benefician de esta prebenda mal habida, lleguen incluso a pensar que su acción es producto de su vivacidad y destreza, cuando en el fondo lo que están es corroyendo su propio espíritu y el cuerpo moral de una nación que como la nuestra, siempre se ha vanagloriado de sus ciudadanos hombres impolutos moralmente. Cuentan que un niño de diez años contestó a la maestra de una escuela cuando le pregunto ¿qué quieres ser cuando seas grande? Y el pequeño respondió: “quiero ser corrupto”
Maduro anuncia en sus populistas y
demagógicos discursos (¿) que combatirá hasta las últimas consecuencias la
corrupción “caiga quien caiga”, mientras que muchos de sus compatriotas
chavistas que hicieron negocios con dineros del estado y se convirtieron de la
noche a la mañana en millonarios de nuevo cuño, disfrutan de los dineros mal habidos con fortunas
invertidas en mansiones, aviones, yates y de lujos y riquezas en abierta
contradicción al mensaje del difunto
Chávez, quien solía decir que “ser rico es malo”. Pero, y es la pregunta que el
venezolano de a pie se formula: ¿Y por qué no han metido presos a estos
prevaricadores del erario público?. La respuesta es sencilla, porque
simplemente es la retórica del doble discurso, para mantener engañados a
quienes creen ciegamente en las bondades de la mal llamada revolución
socialista, cuya etiqueta pomposamente luce el slogan de bolivariana, de la cual por cierto,
reniega Dieterich autor de la frase “Revolución socialista del siglo XXI”, mentor político y asesor de Chávez, de quien
por cierto se alejó en los últimos años, antes de su fallecimiento.
Situaciones como las anteriormente indicadas,
han permitido que en las propias filas del PSUV, se haya creado una corriente
que lo adversa internamente, con la discrecionalidad e intención de mantenerse
al acecho para el momento oportuno. La procesión anda por dentro y llega hasta
las filas castrenses, en las que las murmuraciones por debajo de cuerda son
comentario obligado, generando evidente disgusto en sus filas por la presencia
de militares cubanos con “voz de mando”
y toma de decisiones, amén de la descarada injerencia extranjera que
vulnera la soberanía de la nación.
Estos detalles y hechos no saldrían a la luz
pública, ni se publicarían en los medios de comunicación, sino no fuera por las
redes sociales que trascienden los límites y espacios del ámbito nacional, lo
que hace posible que los periodistas y particulares estemos enterados de todo
cuanto ocurre y podamos trasmitir, muchas veces hasta con fotografías que le dan
más credibilidad.
Nacen en consecuencia las manifestaciones
estudiantiles que se vienen produciendo desde hace poco más de dos meses, con
el sacrificado aporte de valientes muchach@s que temen perder su futuro y el de
sus hijos, y que no están dispuestos a
claudicar. Los responsables de la represión, torturas y humillaciones de que
han sido víctimas, deberán pagar con todo el peso de la ley su infinita
crueldad, cuando la verdadera justicia se imponga, amén de la justicia divina.
Como antaño, cuando todas las voces se
levantaron contra la esclavitud, la injusticia y la opresión, ahora se está
combatiendo la corrupción, inseguridad, nepotismo, desempleo, escasez de
alimentos y medicinas, represión, torturas, respeto de los derechos humanos,
libertad de expresión, y un sin fin de
males que aquejan al ciudadano común, que cada día ve con angustia, dolor e
impotencia, un país lleno de rencores, odios, venganzas, presos políticos y
exiliados, como consecuencia del verbo incendiario de quienes se creen dueños del
país.
La sujeción al estado de derecho y el respeto
a la Constitución y las leyes le habría evitado al gobierno las tensiones que
hoy día confronta con el pueblo venezolano. Ningún debate puede solucionar tan
crítica situación, y mucho menos cuando existe un doble discurso, con el que se
pinta a “Alicia en el país de las maravillas”.
Carlos
E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
(CNP-122)
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