miércoles, 14 de mayo de 2014

JOSÉ RAFAEL AVENDAÑO TIMAURY, EL TIEMPO SE AGOTA

Estamos inmersos en aguas pantanosas que dan la sensación de una inmovilidad casi total con elementos reiterativos y una sensación de desorientación que recrean los espejismos desérticos.

El régimen ha diseñado un plan estratégico con rigurosidad de reloj suizo. Mantiene el proceso de diálogo, cansón y desgastador, con la MUD casi en el limbo. 

Suceden suspensiones de encuentros y un manto de silenciosa complicidad cubre las expectativas de media Venezuela. 

Ejerce actos de gobierno en áreas sensibles para muchos a "paso de vencedores", verborrea fatigosa de anuncios de nuevos planes económicos – sin que se le pueda ver el queso a la tostada – manteniendo en agónica espera las resultas de los mismos. 

Aplicando la represión generalizada a los distintos frentes de protesta pacífica, entre gallos y media noche y algunos a pleno sol, tratando de desarticular el movimiento liderizado por los estudiantes. Con la complacencia de los facilitadores de Unasur – no del Vaticano – potencian la versión de que ha sido un éxito el diálogo porque ha impedido más muertes. 

Continua el proceso cuasi clandestino en la Asamblea Nacional para elegir a algunas autoridades cuyo mandato está vencido. En fin, una operación tenaza perfectamente planificada para asfixiar la protesta de calle con la  tácita aprobación silenciosa del dialogante opositor.

Estos hechos en pleno desarrollo parece no importarle a la MUD porque continúa entendiendo que su rol es el de seguir siendo un mínimo común denominador para concertar voluntades en torno a un proceso electoral y sus ingredientes fundamentales: Plan de Gobierno y acuerdos unitarios para elegir los candidatos a Presidente, parlamentarios, gobernadores, alcaldes y concejales. Este rol, válido para el momento en que se constituyó y en los procesos siguientes ha llegado a un punto de quiebre. 

Lo que está en juego ahora no es la selección de un nuevo candidato opositor para unas elecciones presidenciales porque para 2019 falta mucho tiempo. Tampoco para gobernadores, alcaldes y concejales porque fueron recién electos. 

La confrontación electoral más cercana corresponde a las elecciones parlamentarias pautadas para finales de 2015. Un eventual proceso revocatorio tendría ocasión en 2016. Pudiéramos concluir entonces con dos premisas. La primera se refiere a que no se trata de un problema de forma sino de fondo. Lo segundo, es justicia hacerlo, es reconocerle a la MUD su valiosa actuación no exenta de errores pero, a grosso modo, catalogarla como positiva por ahora.

La MUD debe entonces replantear su rol en las actuales circunstancias. No se trata ya de armonizar esas voluntades de nuevo para ir a un proceso electoral y obtener la victoria. Este objetivo es diáfano, sólido y aplicable en cualquier país del mundo que garantice a los contendores una lid democrática. El caso es que los venezolanos no lo tenemos en la actualidad, como no lo tuvimos en los últimos años, ni lo tendremos en el futuro, las garantías suficientes para que la participación en las contiendas electorales futuras y el desenvolvimiento del régimen en la vida republicana diaria sea hecha de acuerdo a la reestructuración plena de los poderes públicos venezolanos -algunos vencidos, otros próximos a vencer- pero todos envilecidos por una conducta no acorde a los términos constitucionales que nos rigen. 

Ya hemos escrito sobre lo que debería ser la conformación interna del CNE y TSJ, como debe ser y funcionar la justicia penal en particular y la aplicación del derecho en general. Quien debe encabezar la Fiscalía General de la República, Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo. Si esto no lo aclaramos ahora, a través del diálogo como factor de Negociación Política cuyas consecuencias deben ser tangibles de inmediato. No habría necesidad de promulgar ley de amnistía porque se viviría en estado de derecho. En los casos dudosos jurídicamente, el Presidente podría aplicar la discrecionalidad del indulto.

Si el gobierno no conviene en la reestructuración de estos poderes públicos –que no lo pondría en desventaja alguna – y de esta manera garantizarles a los venezolanos la confianza plena de que sus derechos no serán conculcados nuevamente, nos encontraríamos con una cruda realidad que debemos afrontar con todos los riesgos que ello implica.

Con la MUD o sin ella, de producirse la reiteración conductual del régimen, debemos hacer un llamado a la constitución de un Frente Nacional amplio, con los partidos políticos, los estudiantes, los obreros, las ONG y en general a la sociedad civil para aplicar a todo evento el artículo 350 constitucional: "El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contrarié los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".

José Rafael Avendaño Timaury
cheye36@hotmail.com
@cheyejr

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