La indiferencia preña de vicios y de grandes males a una sociedad.
Que el pueblo cubano después de
cincuenta y cuatro años viva en la miseria, hincados y humillados por un grupo
de ancianos sanguinarios, para quienes
lo único que tiene valor es el poder que les brinda la oportunidad de hacer con
ese pueblo lo que les conviene, podría “entenderse” porque no tuvieron un
espejo donde mirar la desgracia que les impondrían.
En la Cuba de los años sesenta, Fidel
se convirtió en el padre de todos los hijos de la isla, decidió su futuro con
la aprobación del servicio militar obligatorio
convirtiéndolos en milicianos de una revolución sanguinaria y mentirosa,
los cubanos empezaron a sentir que solo eran dueños de cinco mudas de ropa
cuando quisieron salir de la isla, porque lo demás le pertenecía a la
revolución.
Fidel, fue cercenando derechos y
aniquilando sueños, ante la mirada indiferente de la sociedad y la clase política que prefirieron vivir en
pánico, fantaseando con una solución
mágica en la que no fueron protagonistas en la lucha por sus derechos, y decidieron ignorar la realidad que ante sus
hojas les marcaba la ruta hacia el cadalso.
Fidel convirtió a Cuba, en el país donde las hijas de la isla, tienen
como sueño dorado convertirse en jineteras que les permitirá conocer algún
extranjero arruinado de afectos que les hará realidad el sueño de poder salir de una isla en la que sus
dueños prohibieron a sus ciudadanos
soñar en ser libres y tener derecho a elegir el futuro que merecen.
Los arquitectos de la desgracia cubana
están en Venezuela, ya ancianos sin que
se haya reducido en ellos la ambición por el poder, se encontraron con la sorpresa que la aliada
con la que no contaban en los años sesenta, y que los ayudo arruinarles la vida a los cubanos, es de
nuevo una fuerza amiga con la que cuentan, la indiferencia de la sociedad
venezolana y la complicidad de una clase política ávida de sobrevivencia a
cualquier precio.
No tenemos escusa los venezolanos, frente a nosotros está Cuba, como doloroso espejo en el que los únicos que se han mirado han sido los valientes estudiantes, que esperan que la sociedad por la que también luchan, no le haga el juego a un régimen que quiere hacer de Venezuela una copia al carbón de la isla en la que Fidel, labró el futuro a su pueblo y a sus hijas.
Coronel
Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@antoniosemprun
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