miércoles, 5 de marzo de 2014

ZENAIR BRITO C., PUTREFACCIÓN, ABUSO Y PROBIDAD

La corrupción y la ilegalidad, están convertidas en instrumento de sostenibilidad del régimen venezolano y medio de acumulación de riqueza, para los aprovechados del poder.


Por eso, cada día se conocen más y más casos. Por cada hecho destapado, el gobierno de turno socialista-comunista, hace simulacros de indignación, pero nunca han tomado medidas, capaces de erradicar el flagelo. El gobierno conoce los gravísimos hechos canallescos, que ocurren en todas las instituciones gubernamentales y ministerios. Son muchos los responsables materiales e intelectuales, por acción, omisión y complicidad. ¿Y cuántos condenados hay? Todo lo contrario.

Todo país debe disponer de unas Fuerzas Armadas, dignas de respeto y reconocimiento, por parte de todos los ciudadanos, como afirmación al ejercicio rigurosamente honesto de sus funciones y defensa de los valores y el derecho a la vida, de todos los nacionales. Pero en la práctica la de Venezuela más parece una republiquita independiente.

Por su tamaño y sus requerimientos, la institución militar venezolana se ha convertido en un lastre económico para el presupuesto nacional. Es el mayor gasto latinoamericano en defensa, con los índices de criminalidad e inseguridad que padecen los ciudadanos, en toda la geografía nacional. Todo, consecuencia de la irresponsabilidad del poder político socialista-comunista que gobierna al pueblo venezolano.

Durante los 15 años, del régimen chavista y ahora el del Sr Maduro, crecieron y siguen creciendo cuantiosos, la corrupción y la impunidad. De los pocos hechos y que investigados, la mayoría están amparados por la arbitrariedad, la modorra e ineficacia calculadas de los órganos de control, la justicia y la Fiscalía que todos son brazos ejecutores del Ejecutivo. El daño moral y social, están ahí. Convertidos en huella cultural, de la Nación. Se magnifica el daño, por ser imperceptible para muchos.

La sociedad se acostumbró a convivir con la descomposición y el caos de la administración pública. Las organizaciones económicas, sociales y políticas partidistas, generalmente evitan ocuparse del desastre moral, político y social, coadyuvado por la corrupción y la impunidad y por los dividendos que arrojan para la politiquería y usufructuarios del régimen.

El gobierno socialista-comunista, no toma las medidas necesarias, para derrotar la corrupción y por eso, unos pocos facinerosos, pueden apoderarse de los recursos públicos, en vez de solucionar las necesidades colectivas. La sociedad venezolana se adaptó a la perversidad del poder y a la complicidad e impunidad social y judicial. Es la gran fatalidad social, irremediable con la clase política desvergonzada que nos gobierna.

Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito

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