SUSANA MORFFE, LA LENGUA DISPARA EN SILENCIO (ENTRE CIELO Y TIERRA)

*Estudiantes y periodistas son jóvenes desprovistos de armas letales

¿En qué áreas de la vida hemos avanzado? En lo que más hemos avanzado es en lanzar misiles por la boca sin dominio de la lengua, siendo el mecanismo mortal que posee el hombre; con ello, se han destruidos naciones como en el caso de Venezuela. La prueba la tenemos hace 15 años cuando el veneno se esparcía por el territorio nacional a través de los medios de comunicación en la “voz cantante” que finalmente quedó encadenada al silencio absoluto.

El avance del país actual se traduce en la incorporación de  palabras altisonantes para calificar al adversario y  crear falsas expectativas, con cargas de amenazas y, ¿por qué no?, miedo a un resbalón y en consecuencia terminar de caer estrepitosamente. Algunas palabras altisonantes como estas:

Los apátridas, clase inventada por un antipatriota gobernante que ha vendido la nación a países extranjeros.

Los escuálidos, clase que dejó de comer decente para ingerir alimentos putrefactos emanados de una clase gobernante.

Los mentirosos, clase que se excusa de no haber completado obras de relevancia porque le ha faltado tiempo, dinero, o fácilmente remitir la excusa a una “Memoria y Cuenta” para llenar los espacios, cuando no se ha hecho nada.

Las amenazas, son utilizadas por gente pobre con ideas preconcebidas para hacer ver que detrás de cualquier intento para mejorar hay una “mano peluda”,  con planes macabros o fraudulentos,  sin dar nombres y pruebas de lo que se está hablando.

Las anteriores, digamos son las mayormente utilizadas, hay otras tan precarias que no merece alguna línea más en la escritura. Sin embargo, se observa ahora como un buen avance lo que han llamado “el silenciazo”, que no es otra cosa que cerrar tiendas, (las que quedan en Margarita) hacer un paro de las pocas actividades del país improductivo y así “levantar la voz de protesta”. Esa ha sido la mejor estrategia pensada hasta ahora, domar la lengua. 

Si por varios días se hiciera esa práctica, sin duda la vibra negativa en el país disminuiría y comenzaríamos a respirar aires limpios, desintoxicados de las promesas falsas y excusas que justifican lo que no se ha hecho. Es una carga energética como la bomba de Hiroshima, devastadora. Las fabulas, historias siniestras y cuentos de camino, son fiel testimonio de lo que ahora ocurre en el país. Se trata de un  total desconocimiento de no saber hacia dónde va la nación, ni cómo hacerlo y enderezarlo, después que se alteraron las variables de la ruta concebida por mentes expertas.

Desde la madurez podríamos intentar apagar la confrontación estéril, la misma que no conduce a nada, esa que ha dejado en relevo a la estupidez, insensatez y además  las falsas creencias que han minado la mente de los seres más frágiles de la sociedad, como son la clase pobre, creada a imagen y semejanza de otras mentes pobres. Dos puntos importantes hay que establecer, la pobreza no fue creada por Dios, porque Dios no se anota a perdedores y la madurez no llega con la edad, sino con las experiencias vividas. De modo que fuera de eso, hacer intentos para cambiar y hacer ver que se ha inventado una grandiosa idea, es tan perverso como acabar con el país en un soplido, al estilo de la casa de los cerditos.

Intentar debilitar a la clase emergente, esa que se ha movilizado para abrirle paso a un futuro mejor, es la guinda colocada en la torta. Los estudiantes, como ya se ha reconocido, son los héroes de Venezuela, al igual que los periodistas que deben “saltar barricadas” para cumplir con su misión y que cada vez son maltratados por ciudadanos inconscientes. Todos ellos son jóvenes desprovistos de armas letales, solo tienen instrumentos de trabajo y consignas de reclamos por la patria perdida, la cual debe ser rescatada.

Por analogía, hemos de concluir que más vale un “silenciazo” sostenido que mil palabras repetidas sin resonancia. La mejor protesta es que el país se paralice definitiva y totalmente, a ver si pueden detener la lengua silenciosa con las balas y de esa manera la clase gobernante intentaría, si puede, replicar algo sensato en el país.

Susana Morffe

@susana morffe

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