martes, 11 de marzo de 2014

LUIS ALFREDO RAPOZO, DISCURSO DE GUERRA

La salud del presidente Maduro comienza a preocupar intensamente. Nosotros, que nos la hemos pasado preocupados por todo, durante estos últimos tiempos de una manera cotidiana, pues ahora vivimos preocupadísimos por las acciones que acomete “el hijo de Chávez” y por supuesto las cosas que dice y que afectan las relaciones internas y externas.

Maduro ha ordenado apresar a cualquier cristiano que participe en las manifestaciones y naturalmente, muchas personas que transitan por los sitios de conflicto son confundidos y sus huesos van a parar a un calabozo. Ya los calabozos tienen tanta gente que los generales de la guardia nacional van a tener que llevarse a algunos para su casa y meterlos en un cuarto, a menos que creen campos de concentración o colonias de exterminio: más de mil detenidos hasta el 5 de marzo, sin contar las personas que sueltan sin proceso alguno.

También “el fulano hijo de aquel” ha mandado a incrementar la represión y ello ocasiona inmediatamente un abuso y atropello generalizado de los derechos humanos por parte de la guardia nacional, que ha agredido estudiantes, periodistas y vecinos: Una agresión que no solo lleva consigo maltratos verbales; sino golpes, culatazos , violaciones con la punta de un fusil, uso exagerado de bombas lacrimógenas y otras nuevas modalidades como chocar vehículos estacionados con sus tanquetas, camiones, etc. Mi mamá dice que los hombres de verde son unos “bichitos” de lo último y no los puede ver ni en pintura, porque les dice de todo en donde se los encuentre y hasta le provoca caerle a sombrillazos, o pegarles con lo que tenga en la mano para cobrarse -según ella-, la cantidad de gas que se ha tragado.

Entonces, el nieto de la señora de Barinas, por un lado llama a una extraña Conferencia por la paz y por otro lado se vuelve esquizofrénico y ordena a los colectivos a salir a la calle para echarle plomo a los estudiantes y a todo cristiano que ande por allí y quede en medio de una “cuerdita” de motorizados que se creen Rambo: “Es como si el sobrino de Fidel, mandara a una guerra civil”-dice mi anciana madrecita-,  “Me parece que no sabe salir de los conflictos, porque se hunde cada vez más en los problemas y siente que se la está comiendo”-añade mi jefa con voz de angustia-.

Obviamente, uno se preocupa por las consecuencias que trae ese discurso de guerra, porque el hermano de Diosdado rompe relaciones con el hermano país de Panamá con quien tenemos una deuda millonaria; expulsa los diplomáticos que quedaban en Venezuela de nuestro principal y buen comprador de petróleo, insulta al ex presidente Uribe y le regala improperios al Presidente Santos como si estuviera entrándose a golpes con un borrachito de su cuadra.

Mi mamita linda también se preocupa mucho por la conducta de Maduro, porque el hombre ha mandado a sobrevolar la ciudad de San Cristóbal con los aviones de guerra de fabricación rusa-ustedes saben, los que compró su papá Chávez para defender la patria- y teme que un día, mande a lanzar bombas contra la población civil. Realmente, a uno le preocupa este discurso de guerra. Espero, que un día de estos, no amanezca la primera combatiente con un ojo morado.

Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo

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