miércoles, 26 de febrero de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA TORTURA EN EL CHAVISMO,

Se trata de uno de los delitos más perversos y crueles del catalogo de horrores en la historia de la humanidad, son actos particularmente insidiosos, cuyo propósito es infligir dolor y tratos inhumanos para conseguir información, como castigo, o por el puro placer de hacerle daño a alguien.

No voy hacer un catálogo de las torturas que los órganos de seguridad del gobierno socialista bolivariano ha ensayado en nuestra población, especialmente en nuestros jóvenes, por el simple hecho de protestar pacíficamente; ya se ha divulgado suficientemente los maltratos a los que fueron sometidos, los cuales tendrán que padecer el resto de sus vidas, como pesadillas recurrentes, porque uno de los resultados más indelebles de la tortura son las cicatrices que dejan en el alma.

Los chavistas se caracterizan por su hipocresía permanente y vocinglera, les gusta presumir de lo que carecen, desde conocimientos elementales a principios, especialmente de humanidad; al no tener sentido de pertenencia a una comunidad, a la sociedad, a un país, al carecer de sentimientos para el prójimo, al no poder conectarse empáticamente con el “otro”, a pesar de que pregonan amarlo y respetarlo, en el momento que se hace inconveniente y lo tienen bajo su poder, disfrutan haciéndole sufrir.  Como hemos visto y sufrido los venezolanos, los chavistas, con su culto a la muerte, funcionan como sádicos, no hay otra forma de decirlo, son seres con apariencia de humanos, pero profundamente “dañados”.

Algunos de los socialistas que conforman el chavismo tienen familiares y amigos – o, al menos, conocen casos - que sufrieron de torturas en el pasado por razones políticas, eran tiempos cuando los derechos humanos no habían evolucionado ni había permeado su conocimiento en las instituciones sociales. Esos actos del pasado reciente en nuestra historia, cuando los socialistas eran los perseguidos y los torturados, se fueron acumulando en estas nuevas generaciones de “revolucionarios”, junto con otros desagravios, en un montón de resentimientos que se cobrarían en cuando hubiera oportunidad. Los tiempos han cambiado, hoy es imposible que alguien no sepa que la tortura es un delito grave, perseguido mundialmente y penado con rigor.

Como el socialismo deviene en autoritarismo y porque, en el fondo, los chavistas no son sino unos fascistas disfrazados de marxistas, cuando llegaron al poder, de la mano de Hugo Rafael Chávez Frías, se abrió la caja de pandora y surgieron todos esos demonios de la venganza; a pesar del discurso demagógico de amor y humanitarismo, los chavistas se convirtieron en los torturadores y verdugos de sus propios hermanos.

Se trata abiertamente de un régimen violento. Los gobiernos chavistas se convirtieron en una maquinaria de matanza al por mayor, no en vano hemos contabilizado, que se conozca, cerca de 200.000 muertos en 14 años de mandato rojo rojito, una expresa connotación de las bajas fatales, que venezolanos y extranjeros sufrieron en Venezuela, y que equivalen a los de una guerra convencional, todas víctimas producidas por el hampa (protegida por el poder político socialista bolivariano).

La tortura es un delito de lesa humanidad, ataca a esa garantía que protege la dignidad y la integridad de la persona humana, es el Estado el que se constituye en garante de esos derechos de la persona humana y, por esa misma razón, en la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, en su artículo quinto, reza lo siguiente: “No se invocará ni admitirá como justificación del delito de tortura la existencia de circunstancias tales como estado de guerra, amenaza de guerra, estado de sitio o de emergencia, conmoción o conflicto interior, suspensión de garantías constitucionales, la inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades públicas; ni la peligrosidad del detenido o penado, ni la inseguridad del establecimiento carcelario o penitenciario pueden justificar la tortura.”

Los tribunales internacionales ya incluyen, dentro del concepto de tortura, las técnicas de tortura mental, “particularmente de desorientación sensorial; no reduce la tortura a una típica agresión física, ya que afecta dimensiones, menos perceptibles del acto, pero igual de impactantes y de alta importancia.

La legislación sobre los tratamientos inhumanos y degradantes a las personas detenidas por el Estado es regularmente revisada, con la finalidad de incluir distintos tipos de torturas, como las que este gobierno le ha aplicado a presos tan famosos y notorios como el preso político venezolano Iván Simonovis y otros, a quienes se les confina en lugares encerrados y sin luz natural por largos periodos de tiempo, aislados y, una vez enfermos, se les niega la asistencia médica requerida. De acuerdo con la legislación internacional sobre la materia, todos los funcionarios de Fiscalía, Defensoría del Pueblo, jueces, personal carcelario y ministros, todos los que han tenido que ver con esos maltratos, son sujetos de penas por torturas.

Pero son las torturas a las que han sometido a los estudiantes venezolanos, por protestar pacíficamente contra el gobierno de Maduro, las que más preocupan, no sólo por el ensañamiento y la particular crueldad de los funcionarios de seguridad del estado involucrados, sino porque las víctimas eran todos jóvenes estudiantes, la mayoría de ellos detenidos ilegalmente y sin un justo proceso.

El ciudadano Nicolás Maduro Moros , supuesto Presidente de la República, y sus más cercanos colaboradores en materia de seguridad ciudadana, así como todos los participantes y ejecutores de las órdenes nefastas que propiciaron estos actos, son sujetos de demandas por delitos de tortura, al ser responsables de las acciones, que violaron de manera masiva y continuada los derechos humanos fundamentales de los estudiantes torturados en el país, a partir de los eventos del 12 de Febrero del 2014, jóvenes a quienes se les negó, incluso, la asistencia judicial y forense para poder hacer sus denuncias en los términos que exige la ley en estos casos, en una clara violación de sus derechos ciudadanos. Y estos delitos son imprescriptibles.

saulgodoy@gmail.com

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