miércoles, 26 de febrero de 2014

OSCAR HERNÁNDEZ BERNALETTE, MÁS UNIDAD EN LA CRISIS

Pensemos en la historia del vaso medio lleno y medio vacío. Para algunos el vaso sin la mitad del agua es una tragedia, para otros es satisfactorio. Sin embargo, ambos coinciden en que el vaso aún tiene espacio para más agua. La oposición venezolana está ante una disyuntiva similar. Hay quienes piensan que perdemos porque las expectativas no se llenan, llámese sacar a Venezuela del atolladero en que está o por el contrario reconocer que la lucha opositora está bien encaminada aunque  falta un buen trecho.

La realidad nos indica que cualquiera sea la visión de estas dos opciones hay una sola realidad y es que no sacamos a Venezuela de la actual crisis sin el concurso de ambas perspectivas. Esto significa que la única manera de llenar el vaso es con más unidad opositora y manejando con prudencia la existencia obvia y pertinente de una oposición de geometría variable.

Un gran parte del país quiere un cambio de rumbo y también de Gobierno, toda vez la tozudez del actual mandatario que se ha empeñado en no escuchar a la otra mitad del país y persiste en permitir que la nación se desintegre por los graves errores en el manejo de la política económica y social. No es cualquier cosa que Venezuela esté sumergida en la inflación más alta del mundo, en gravísimos índices de inseguridad, de corrupción y en un evidente fracaso de las políticas publicas fundamentales como lo son la salud. Estamos ante un país que cada vez produce menos y ante un futuro cada vez más incierto bajo la conducción del actual régimen que muy poco esfuerzo hace por escuchar y corregir las demandas sociales que se le hacen de varios sectores del país incluyendo algunos que los apoyan.

Por ello, el país opositor que ha demostrado en las urnas electorales y a pesar de todas las artimañas del gobierno y su poder, ser la mitad del país, con voz y rostro, tiene el derecho de jugar un rol protagónico en la superación del actual estado de cosas. Esa fuerza se logró con un proceso de unidad que se decantó y que demostró dar sus frutos. La disyuntiva actual no es diferente. Cada paso que se dé tiene que ser consensuado. Las formas democráticas de lucha son muchas  y las decisiones de  cómo confrontarlas no deben ser individuales ni el resultado de vanidades. Por el contrario se espera más inclusión de sectores organizados que adversan la conducción actual del país.  Cada sector opositor es importante y solo dentro de un esquema unitario aunque existan diferentes visiones pueden lograr la contundencia que se requiere. En esta coyuntura que se inicia a partir del 12F y luego de ver la cara represiva del estado, el liderazgo político opositor no puede caer en la trampa de quienes desde el Gobierno y desde adentro intenta dividirnos. Hay voceros que juegan al camino del medio para buscar acercarse al Gobierno. Es su derecho. Pero las fuerzas democráticas que tanto han luchado por la unidad no pueden debilitarse en la lucha por liderazgos personales o locales. Eso es jugar la carta del Gobierno.

Es lamentable que el gobierno no busque consensos de gobernabilidad que son necesarios y prudentes en toda democracia. La tarea de la dirigencia opositora  es garantizar que el llamado y los reclamos de la población se escuchen. El país no necesita atajos, ni salvadores, ni intervenciones, lo que requiere es una oposición unida y clara en objetivos que presionen a quienes Gobiernan para que  lo hagan bien, rindan cuentas  y respeten la Constitución.

@bernalette1

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