sábado, 8 de febrero de 2014

EDISON CHIRINOS, INSEGURIDAD PÚBLICA LOMBROSIANA EN EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.

Permítanme con todo respeto comenzar este artículo con una reseña del término “LOMBROSIANO”, el cual tiene su origen en los estudios y teorías del padre de la criminología CESARE LOMBROSO, letrado en leyes de nacionalidad italiana, estudioso de la conducta criminal, quien le legó a la humanidad sus estudios y teorías  que hasta el presente nadie  ha podido  desvirtuar. 

En este orden de ideas el término  “LOMBROSIANO” es un adjetivo que deriva del  apellido de este ilustre doctrinario, que ordinariamente es utilizado en el mundo policial  como jerga  para etiquetar una tipología criminal basada en los rasgos físicos del anti social, que permiten determinar la potencialidad y el  nivel criminal de las  personas en estudio y los  factores exógenos que  activan esas potencialidades criminales.

         Estudios como este y la ocurrencia de los casos que están sucediendo en la Sociedad Venezolana demuestran que la Violencia al no ser controlada como fenómeno Social va escalando y minando progresivamente el estamento social de un País. Surge la pregunta ¿Por qué esta pandemia  debe ser controlada? Tiene que ser controlada por que la violencia está conformada por una serie de factores que requieren ser desactivados, tratadas y controladas con Políticas Públicas de Estado, adecuadas y con fortaleza para dar al traste con esa pandemia que azota a las  Sociedades, como ocurre en  la Sociedad Venezolana, la cual  ha venido siendo sometida a un proceso de degradación y de secuestro de las Instituciones Republicanas del ESTADO, las que tienen como misión garantizar la concreción de los fines del Estado y por consiguiente la Seguridad Pública y Ciudadana.

La intensidad de la violencia y las reacciones improvisadas de los que gobiernan, de los funcionarios públicos que investigan e instruye y los que administran justicia,  responsables de mantener el Orden Público y la Seguridad Ciudadana, que para ello se les paga sus elevadísimos sueldos para  el ejercicio de sus atribuciones  las cuales no cumplen y han puesto en evidencia una atorrante incapacidad y se han convertido un fraude de la Fe Pública “JURISDICTIO”, de la que están investido, que lo facultan para dictar normas, acciones  para mantener el orden público, esta es la principal misión del funcionarios públicos, si su incapacidad no le permite cumplir con la “JURISDICTIO”, simple y llanamente ese ciudadano designado funcionario Público no es tal y en su defecto es  un “ESBIRRO PÚBLICO”,  en la legislación de otros países  son llamado “MERCENARIOS PÚBLICOS”, sus incapacidades y omisiones para dictar políticas es de tal magnitud que convierte el orden público en delitos públicos  perpetrados por funcionarios públicos, estos señores que gobiernan  han claudicado ante el avance de una delincuencia organizada que ha transformado el Territorio Nacional  en un teatro de operación de la violencia social. 

En el ámbito social venezolano han aparecido nuevos delincuentes denominado por el gobierno como PRAN, conocido en la legislación Venezolana e Internacional como “DELINCUENTE LOMBROSIANO”,  lo más grave que ocurre cuando la violencia no es controlada, es  que el funcionario público para solapar su incapacidad  convierte los correccionales o establecimientos carcelarios en aéreas sociales tales como discotecas, lugares de negocio, de todo tipo de bienes tales como chuzos, granada, fusiles, droga y hasta muerte por encargo.         

         La inseguridad  pública en el territorio Venezolano es dramática, los entes públicos encargados de velar por esta garantía constitucional han permanecido apacibles e inmutables ante la ocurrencia de esta barbarie, durmiendo como un oso en invierno, por un término superior a (15) años, sin reaccionar, será que están muertos  ante el auge vertiginoso de crecimiento del flagelo criminógeno de la sociedad  y el actuar de  la delincuencia organizada.

El aumento de la violencia en el territorio venezolano es abierto, este se constata a partir de una serie de eventos que han conmocionado al País, el primero de ellos fue protagonizado por los habitantes de las principales Ciudades del País que se lanzaron a las calles a fin de obtener por sus propios medios los bienes y servicios que le negaban los Funcionarios Públicos que administraban la Cosa Pública en esos momentos, desencadenándose en esos días revueltas y desordenes sociales que culminaron con el saldo rojo de más de trescientos (300) muertos y la militarización de País, quedando registrado para la historia como los sucesos nefastos del 27 de febrero de 1989.

         En este orden de ideas a  lo planteado se le sumaria otra nefasta crisis la de febrero del año  1992, la cual tuvo como ejecutores un grupo de oficiales de jerarquía media del  Glorioso Ejército  Venezolano forjador de libertades, quienes violando  su juramento  el (4) de febrero de ese año utilizaron las armas que se les había confiado para defender la Patria, en contra de la Constitución y las Leyes y las Instituciones Republicanas perpetran un golpe de Estado fallido para derrocar al  Presidente Constitucional de la República, presidente que había sido elegido democráticamente  por la Sociedad Venezolana. En este orden de prelación y de manera sucesiva los  hechos citados en lugar de haber sido sancionado con todo el peso de la ley fueron reconocidos por las autoridades de turno y premiados, los perpetradores de estos hechos criminales con indultos y los medios de comunicación terminaron de maximizarlos al promocionarlos a sus verdugos  como  salvadores de la patria,  como auténticos  MESIAS. 

Los hechos y los premios in comento sirvieron para modelar un tipo de cultura violenta con la cual se ha conformado un prototipo de delincuente con el síndrome de fobia de rabia de odio, que los funcionario Públicos actuales han calificado de PRANES, para enaltecerlo como el líder de las organizaciones mafiosas surgidas e instauradas y que ha impuesto su agenda criminal a la Sociedad Venezolana.   
        
Finalmente  es importante recordar “ que la guerra es un conflicto social , si esto es asi, el conflicto social es la guerra”, repetia el lider de los infantes de marina en el desembarco de normandia , máxima que concordada con la máxima  de Vong Clausewits doctrinario y estudioso de la guerra que afirma:  “en la guerra una parte de la información es cotradictoria ,otra es  falsa  y la mayor parte dudosa, de la incertidumbre y del azar  depende el curso de los acontecimientos “

Edison Chirinos Chirinos
edison2015@hotmail.com

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