Avianca
ha estado penando por el cobro de los dólares que se le adeudan desde este lado
de la frontera desde hacen varios meses. Si la aerolínea continúa surcando los
cielos para llevar y traer pasajeros y carga por encima de la frontera
binacional, a su deuda vieja se le irá sumando deuda fresca .Y si no consigue
cobrar sus facturas vencidas nada hace pensar que los dólares que se siguen
acumulando, cada vez más caros para ser obtenidos por las vías innombrables,
vayan a ser cancelados en el futuro inmediato. 190 millones de dólares no son
concha de ajo ni para Avianca ni para nadie, y los 310 millones que la empresa
lleva acumulados a la fecha no son tampoco un monto deleznable.
La prensa
asegura que después de hacer acordado en diciembre un pago de sus deudas en
combustible, tampoco esa fórmula de pago fue honrada. Terrible precedente para
las otras aerolíneas que están forzadas a negociar con la revolución lo que en
justicia se les debe.
Pero
Avianca no es la única maltratada en el caso de Colombia. Otro numeroso grupo
de empresas colombianas se quedaron de nuevo con acreencias atrapadas en esta
nueva devaluación de 6,3 a 11,3 que estaba más que cantada. En el caso del
comercio con nuestros vecinos hay empresas de los sectores farmacéutico,
repuestos automotores y alimentos en variado tipo de circunstancias: hay nuevos
exportadores colombianos a Venezuela que, atraídos por este mercado, creyeron
de buena fe en los cantos de sirena de un gobierno tramposo sin ningún apego
por el empresariado del país vecino. También hay antiguos exportadores
inclinados a creer en las vanas promesas de Maduro a Santos sobre un futuro
promisorio y estable para las ventas a Venezuela.
De
todo este juego mentiroso y perverso que ha sido la política cambiaria y
comercial venezolana saldrán mal paradas las empresas de los dos lados. Los
primeros penalizados serán los importadores venezolanos ya que de un tiempo a
esta parte las exportaciones de Colombia hacia Venezuela no se suben al lomo de
una tractomula a menos que la compra esté respaldada por garantías colaterales.
Tales garantías reales si se ejecutan involucran dólares de los duros, de los
que no se consiguen en Cadivi o Sicad. Si las exportaciones no fueron
respaldadas por garantías saldrá mal parado el exportador colombiano porque el
pago de su mercancía corre el riesgo de no llegarle nunca o de llegarle solo
una fracción.
En
última instancia sale muy mal parado es el país porque su comercio exterior
sigue estigmatizado por los incumplimientos y la falta de compromiso en la
política comercial externa, la ausencia de seriedad en el manejo cambiario y la
imposibilidad de anticipar de los proveedores el rumbo que la divisa venezolana
llevará en los tiempos que vienen.
No
es solo Avianca. No es solo Colombia. No hay duda de que venderle a Venezuela
se ha vuelto una empinada cuesta.
bdemajo@gmail.com
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