domingo, 5 de enero de 2014

SIMON GARCIA, RECREAR BUENOS PROPOSITOS. EL LUGAR COMÚN

La astucia de las costumbres nos ha educado en el hábito de tomar los primeros días de cada año como un momento para reformular objetivos y metas. No siempre se cumplen, porque no todos y en todo, logramos templar la voluntad necesaria para alcanzarlos. Pero  el solo hecho de pensarnos hacie el futuro y de proponernos nuevos empeños es  recomendable hasta para la propia salud.
No hay carcel más infernal que dejarse encerrar por la desesperanza. No hay peor exilio espiritual que perder la fé en los demás, en primer lugar porque revela una quiebra de la confianza en si mismo. Afortunadamente son millones los venezolanos que han decidido persistir en sus luchas por una sociedad mejor. Ellos están abriendo caminos hacia un país de todos. Son los indoblegables.
            Pero esta disposición hacia la responsabilidad cívica en el terreno de los cambios institucionales, no es la misma cuando se mira hacia otros ámbitos, como el social. Allí aparecen demasiadas razones para la incertidumbre, para la preocupación y para la angustia. Incluso la gente que recibió dinero y beneficios del gobierno en los meses finales del 2013, intuye que no volverán a tener ese chance. En la expectativa colectiva se configura un tiempo de nubarrones, dificultades y graves riesgos. 
            Las crisis comprueban las enormes dificultades para adaptarse a situaciones que cotidianamente deterioran el futuro. Y esta acumulación de involuciones es lo que todos, al margen de su inclinación política,  estamos presenciando con el temor de que su aceleración nos conduzaca a quien sabe donde. Pero extrañamente esta desazón, coexiste con una energía subterránea que sostiene el buen humor de la gente y la disposición a resistir el temporal con buena cara
            Hay un tono de estoicismo, no de resignación o sumisión, en una mayoría golpeada por la crisis y sobrepasada por la creciente agresividad. La paciencia no siempre es conformidad. La calma puede ser apenas la costra de un hervidero de exigencias, de afirmación de reivindicaciones y de protestas frente a quienes ejercer el poder no para materializar soluciones sino para imponer sus esquemas ideológicos o resolverse por medios mal habidos.
            El esclavo Epicteto, cuyo poder de comprensión lo convirtió en un sabio filosofo de Roma, afirmaba que “siempre y en todo momento debemos hacer lo que de nosotros depende, permaneciendo firmes y tranquilos respecto a lo demás”. Una guía para examinar qué, dénde y cómo podemos actuar para fortalecer el encuentro entre los venezolanos y para crear una nueva zona de coincidencia que nos permita defender juntos los intereses que nos sean comunes.
            Hay algunos temas en cuyo desenlace podemos influír, opinando y actuando. Entre ellos: 
1. Acompañar pertinentemente toda inconformidad social. El centro de una política pacífica y democrática no puede reducirse a su expresión electoral, especialmente en un año no electoral. 
2. Ser protagonistas activos de la convivencia y el entendimiento que permita estudiar, trabajar y vivir mejor.
3. Acercarnos a los sectores populares para construir una relación de confianza, especialmente con quienes apoyan el proyecto oficialista. 
4. Presionar por una amplia discusión sobre el contenido, la estrategia, el discurso y el liderazgo para proponernos un nuevo modo de hacer política. 
@garciasim

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