Las
posibilidades económicas de Venezuela para 2014 siguen siendo buenas dada su
extraordinaria riqueza petrolera y otros recursos, significando todo ello un
acervo muy grande para generar las inversiones y las divisas suficientes para
posibilitar un elevado bienestar material para los venezolanos, y una
importante oportunidad de labrarse el bienestar familiar con su propio esfuerzo
productivo para un elevado número de venezolanos que son pobres. Esto
posibilitó un desempeño por parte de la economía venezolana durante más de la
mitad del siglo XX que fue reconocido como uno de los más intensos en todo el
mundo.
Pero
para que la posibilidad se traduzca en realidad positiva es imprescindible que
la economía venezolana cuente con estabilidad, la cual solo es alcanzable con unas reglas de
juego que signifiquen la seguridad de la propiedad y de la inversión, el
equilibrio fiscal no inflacionario, el equilibrio cambiario en el movimiento de
divisas, y, en fin, una política económica como la que ha posibilitado el
crecimiento sin inflación de la economía en el mundo.
Obviamente,
esto significa un cambio muy importante en la política económica gubernamental,
casi increíble, en el sentido de fijar reglas, pero respetar el intercambio
entre empresas, trabajadores y consumidores, sin lo cual Venezuela seguiría
imposibilitada para superar la escasez, la inflación y el insuficiente empleo
real.
Recientemente
el gobierno ha dado algunos indicios en esta dirección, como el aumento el
precio de la gasolina y la devaluación que significa la disminución de la venta
de divisas a través de CADIVI y el aumento a través de la subasta a un precio
creciente.
El
aumento en la gasolina va en la dirección correcta, pero tiene que
complementarse con un aumento más importante en el ingreso procedente de las
ventas a Cuba y los otros países que hasta ahora ha favorecido el gobierno por
razones injustificadamente políticas.
La
venta de divisas a través de la subasta debe evolucionar progresivamente para
posibilitar todo el movimiento comercial y de capitales que sea necesario.
La
regulación de precios y de salarios por parte del gobierno debe incluir la
justa y necesaria participación de los empresarios y los trabajadores.
En
otras palabras, en materia económica se plantea “más economía de empresa y
menos economía de Estado”.
En
estas condiciones, el impacto del incalificable asesinato de Mónica Spear y
Thomas Berry, tan grave como muchos de los ocurridos durante ya muchos años, el
cual afecta de manera especial al gobierno dada su responsabilidad incumplida
de salvaguardar la vida y los bienes de los venezolanos, ha hecho que el
Ejecutivo Nacional y todos los sectores se muestren dispuestos al diálogo y la
cooperación en procura de una solución a esta tragedia que nos aplasta
impotentes ante ella.
Se
debe aceptar que ese remedio sólo se puede alcanzar dentro de la salida global
y correcta que demanda la situación de Venezuela, incluyendo el ámbito
económico. Se tiene que apostar y presionar por ella tanto como sea posible,
pero se debe tener claro que exige “menos estatismo y más sociedad”.
Douglas Jatem
djatem@gmail.com
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