El
presidente Nicolás Maduro, en su discurso de Memoria y Cuenta, atribuyó a las
telenovelas parte de la responsabilidad sobre la violencia, al consideraralas
como potenciadoras de antivalores. Posteriormente, la ministra para la
Comunicación e Información, Delcy Rodríguez invitó por Twitter a creadores,
actores y actrices a hacer “telenovelas formadoras de valores humanos y
hacedoras de paz”, tras crear el Comité Promotor de la Nueva Televisión. En
este contexto, Prodavinci ha consultado a profesionales y especialistas
vinculado con el área en torno a esta propuesta.
Acá
compartimos las respuestas de Alberto Barrera Tyszka, poeta, columnista
dominical, novelista ganador del Premio Herralde en 2006 por La enfermedad y,
también, reconocido autor de telenovelas.
1.
¿Cuál ha sido la función de las telenovelas dentro de la estructura cultural
venezolana y latinoamericana? ¿Hasta dónde puede considerarse una potenciadora
de la violencia?
La
telenovela ha sido, en gran medida, responsable de la educación sentimental de
los latinoamericanos. Durante años, fue casi el único espacio público donde se
proponía una narración sobre la intimidad, las relaciones amorosas y filiales,
la condición femenina… todo esto, por supuesto, lleno de estereotipos,
prejuicios, reproduciendo en general los valores y las concepciones de la
cultura dominante. Por suerte, con el tiempo, la telenovela se ha complejizado
y diversificado. Ahora es un producto mucho más heterogéneo, plural y por lo
tanto irregular. Hoy, la telenovela es más un formato que una definición
ideológica. No se puede analizar con la simpleza infantil que propone el
gobierno. Se promueven muchos más anti valores en CADIVI que en las
telenovelas. La impunidad tiene mucho más rating.
2.
¿Qué consideraciones le merece la propuesta de la Ministra de Comunicación e
Información, Delcy Rodríguez, y la noción de “telenovelas formadoras de valores
humanos y hacedoras de paz”? ¿En qué se diferencia esa noción de la telenovela
tradicional?
Ya
el gobierno ha intentado antes convertir la ficción televisiva en un vehículo
editorial. Es una pretensión religiosa que suele terminar en un estupendo
fracaso. Quien escribe un relato pensando hacer el bien, por lo general se
queda sin lectores. A nadie le gusta que lo estafen. No puedes prometer un
cuento y salir luego a recitar un catecismo. El gobierno venezolano pretende
inventar un nuevo género: la telenovela sin conflicto. Con criterios de ese
tipo, en el siglo XIX, hubieran prohibido las obras de Dickens, Víctor Hugo o
Dostoyevski.
3.
¿Qué puede significar la instauración de un Comité Promotor de la Nueva
Televisión?
No
significa nada. O sí: una ridiculez. Un nuevo síntoma del delirio en el que
andamos. Podrían incluso crear otro nuevo Viceministerio. Es sorprendente que
quienes se auto proclaman “revolucionarios” insistan con ese método. Las cosas
nuevas no las decretan los burócratas.
http://prodavinci.com/2014/01/17/actualidad/son-las-telenovelas-las-culpables-de-la-violencia-en-venezuela-alberto-barrera-tyszka-responde/
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