Una investigación sobre la duración de los mandatos presidenciales en Bolivia, incluidas las dictaduras militares que ha padecido, reflejan serios problemas de gobernabilidad que aparentemente el desestabilizador de oficio, Evo Morales, ha podido superar como consecuencia de la dictadura institucional que rige el país.
El líder cocalero ha sido el mandatario boliviano que por más años ha dirigido los destinos de la nación de forma consecutiva, no solo en el siglo XXI sino también en el pasado siglo XX.
El gobernante que más se le aproxima en el Palacio Quemado es el general Hugo Banzer Suarez, cuya dictadura más veterana llegó a los siete años.
Banzer controlaba los cuarteles y Morales manipula a su antojo las instituciones del estado, por lo que su dictadura tiene una platina de legitimidad que favorece la propaganda y la manipulación de la realidad nacional.
Evo Morales después de haber sido el artífice de un proceso de caos que desestabilizó el país, fue electo presidente en el 2005, para el período 2006-2011, pero interrumpió su mandato, una práctica común entre los gobernantes de la Alianza Bolivariana de las Américas, que después de convocar y promulgar una nueva constitución, hecha a la medida y que interpretan a su conveniencia, citan a comicios generales en los que otra vez son candidatos.
El primer gobierno de Morales debía concluir en el 2010, pero la maniobra constitucional le permitió postularse en el 2009, había gobernado tres años, por lo que al ser reelecto, extendió su periodo constitucional hasta el 2015, por lo que según lo pautado por la constitución gobernara el país por nueve años.
Antes de las elecciones del 2009, el presidente Morales aseguró que no buscaría una segunda reelección en el 2014.
Pero los años pasan y a la ambición de poder se suma el espíritu de sobrevivencia. Bajo los gobiernos de Morales y Alvaro García Lineras se han producido numerosos crímenes, abuso de poder, incrementado el cultivo de la hoja de coca y aumentado la corrupción, delitos para los que tiene inmunidad mientras gobiernen, razón para buscar mantenerse en el poder al menos hasta el 2020.
El actual ministro de gobierno, Carlos Romero, uno de los protagonistas de los acuerdos a los que arribó la dirigencia política boliviana en el 2008, publicó un documento en que se afirma que el Movimiento Al Socialismo (MAS), renunciaba a una tercera candidatura de Morales de forma consecutiva.
Un informe de la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos fechado el 20 de octubre de 2009 sobre el referéndum y de aprobación de la nueva Constitución del 25 de enero de ese mismo año, apunta que el gubernamental Movimiento Al Socialismo llegó a un acuerdo con la oposición de entonces, para que Evo Morales fuera reelecto sólo una vez.
Por su parte el Secretario de Asuntos Políticos de la OEA, Kevin Casas Zamora, remitió el pasado 6 de junio al expresidente Jorge Quiroga una carta en la que indica que “en lo que toca a la reelección presidencial, la decisión del Tribunal ofrece una interpretación del texto constitucional vigente que se aparta de aquella prevaleciente durante la negociación política que precedió a la aprobación de dicha Nueva Constitución”.
Esta misiva fue desautorizada por el secretario general de la entidad hemisférica, Jose Miguel Insulza quien escribió al gobierno de Morales pidiendo disculpas y señalando que “Las expresiones del Secretario de Asuntos Políticos no expresan una valoración de la Secretaría General sobre las mismas. Cualquier otra interpretación o juicio de valor sobre el tema a que se refiere la nota emitida no condice con las normas y principios de la OEA”.
Insulza constante en una conducta que favorece las dictaduras del ALBA, reafirmó que la OEA respeta la decisión que adoptó el Tribunal Constitucional Plurinacional sobre una nueva postulación de Morales y el vicepresidente Álvaro García.
La Constitución permite la reelección por dos mandatos consecutivos, pero el Tribunal Constitucional, parte del entramado institucional que controla Morales, sancionó que no debe tomarse en cuenta el primer mandato del presidente, lo que ha generado una ola de controversias en el país.
La diputada oficialista y ex presidenta de la Cámara de Diputados, Rebeca Delgado, rechazó la resolución y expresó, “el respeto por la Constitución pasa en aplicar exactamente lo que dice la disposición transitoria primera, en el párrafo II, pasa por respetar eso. La constitución está absolutamente clara, donde dice que los mandatos anteriores serán computados para las próximas elecciones".
Los autócratas del ALBA montados a horcajadas en una ola de populismo extremo, aderezado de un fuerte nacionalismo que sitúa en su mira a los Estados Unidos, pretenden perpetuarse en el poder por medio de elecciones y con discursos de justicia social que solo se concretan en el enriquecimiento personal de los caudillos, la nomenclatura y su familia.
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