Dentro
de pocos meses, el 8 de diciembre, se elegirán los alcaldes y concejales de los
335 municipios que conforman el país llamado Venezuela. Cada candidato
intentará convencer a sus electores de la bondad de sus proyectos.
Por lo que
hemos visto y oido, todos, sin excepción han ofrecido (desde hace 22 años) más
o menos lo mismo: mejorar la recogida de basura, las vías de comunicación, el
ornato, la seguridad, el transporte y un largo etc. Pero ninguno, que sepamos,
ha ofrecido lo que creemos es la salida a la actual crisis institucional: la
autonomía y la autarquía de los municipios, en especial lo atinente a la
recaudación de impuestos.
Una
de las fallas del sistema político-territorial venezolano consiste en que los
concejales municipales, (que en teoría representan a los ciudadanos), no tienen
un “territorio” por el cual son responsables, salvo algunas excepciones. Es decir,
elegimos a los concejales, pero estos no representan un espacio geográfico
determinado. Por ejemplo, en el municipio Naguanagua, donde habito, se elegirán
siete concejales. ¿Cuál de ellos representa a mi urbanización? Todos y ninguno.
Es decir, no hay un concejal determinado que represente mi barrio o que atienda
los problemas de mi particular dirección. Se supone que en un sistema
democrático, yo, el ciudadano, elijo a quien me representa. Pero ese, como
vemos, no es el caso de los concejales. Pues si ningún concejal es responsable
–y todos son responsables– se diluye la relación ciudadano-gobierno y al final
el vínculo es muy débil, por no decir que inexistente, entre elector y elegido.
Al parecer, los concejales buscan un cargo pero no pueden, honestamente, servir
a una parte del municipio. Probablemente esto ocurre porque aunque estén
dispuestos a servir el “sistema” no está construido para facilitar esa
obligación. Hasta que las leyes no sean modificadas, la democracia municipal
es, por decir lo menos, incompleta e ineficaz. Debemos hacer un esfuerzo por
mejorarla.
En
cambio el alcalde si que representa a todo el municipio y es el máximo
responsable de lo que allí sucede –o deja de suceder. Lo que nadie menciona,
que sepamos nosotros, son los temas relativos a la autonomía y en especial a
los impuestos locales que le darían, a cada municipio la autarquía, definida
ésta como “autosuficiencia en lo económico”. Pero lo que es peor aún, nadie
explica cómo hacerle frente a los retos del siglo XXI, referidos a vivienda,
transporte, recreación, cultura y vida ciudadana.
En
un interesante vídeo, el artista y ex alcalde de Tirana, (capital de Albania),
Edi Rama, refiere como logró, por medio de la pintura creativa de edificios y
espacios públicos, reducir la inseguridad, darle nueva vida a la ciudad y
convertirla en un lugar poético y hermoso. Otros alcaldes han logrado, con su
audacia y energía, convertir a sus ciudades en puntos de visita obligada. Un
buen ejemplo es la ciudad de Bilbao, donde se construyó el museo Gugenheim, en
una de las zonas mas desasistidas de la ciudad, transformando así esos espacios
y sus alrededores en lugares de gran interés turístico.
Varios
conferencistas, visionarios del futuro, explican que las favelas brasileñas,
lejos de ser un problema se han convertido en lugares seguros y de buen vivir.
Y en ciudades como Bogotá, el transporte colectivo (y en Curitiva, Brasil,
igualmente) de excelente calidad han transformado la ciudad en un lugar de
fácil tránsito. Pero sobre todo, los alcaldes innovadores de las grandes
ciudades han logrado transformar el entorno para convertir la ciudad en un
lugar de buen vivir.
¿Qué
planes ofrecen nuestros candidatos a alcaldes? ¿Hay alguno que hable de la
revolución verde, de la ecología, del medio sustentable, del reciclaje de la
basura? ¿Dónde están los planes para las ciclovías donde el ciudadano pueda
circular son seguridad en su bicicleta, y no sólo los domingos? ¿Dónde están
los planes para construir “rincones de encuentro” (cafés al aire libre,
pizzerías y otros negocios) que atraigan al público joven? En especial, ¿no
deberían planificarse lugares como el Sambil (un gran centro comercial en
Caracas y otras ciudades de Venezuela) precisamente en las partes de la ciudad
con mayor población y de menores recursos? Pues los centros comerciales son los
nuevos puntos de encuentro, las nuevas plazas donde el ciudadano tiene a su
disposición entretenimiento, tiendas, restaurantes, cines, etc. Se dice que en
el futuro cercano la ciudad se transformará para combinar trabajo, vivienda,
esparcimiento y que en cada “núcleo” del nuevo mundo debe localizarse, en un
radio de 2 Km o de 20 minutos caminando, todo lo necesario para el buen vivir.
Tirana
bajo Edi Rama
El
alcalde Edi Rama logró, gracias al embellecimiento del los viejos edificios de
su ciudad, mejorar los ingresos de impuestos provenientes tanto de ciudadanos
como de los negocios establecidos: todos pudieron palpar el notable cambio del
ambiente y, cada quien a su modo, lo apoyó. Después de Edi, la ciudad de Tirana
se ha convertido en punto de convergencia de estudiosos del tema de la
convivencia en las ciudades.
Favelas
de Rio de Janeiro, Brasil
Eduardo
Paes, alcalde de Rio, nos ofrece una visión de cómo fue posible el cambio de la
ciudad que albergará en 2014 al mundial de fútbol Y lo difícil que fue lograrlo, teniendo como
competidores a España y sus tradiciones, a Japón y su tecnología y sobre todo a
USA (Chicago), la ciudad de Obama, el presidente del país más poderoso de la
tierra. Paes insiste en estas cuatro reglas: una ciudad moderna debe ser
amistosa en cuanto a su ambiente (think green); una ciudad moderna debe tener
la capacidad de movilizar e integrar a sus ciudadanos y en vez de construir un
metro, que era muy costoso, fue sustituido por un sistema de autobuses
articulados de gran capacidad, que tienen estaciones y paradas similares a los
de los metros; el tercer punto: la ciudad debe estar integrada. Los ranchos
(favelas) no tienen porque ser un problema sino parte de la solución (1.4 de
los 6 millones de habitantes de Rio de Janeiro viven en favelas) al transformar
muchos de los ambientes en los barrios en lugares de alta calidad y abrir
espacios para parques modernos y bien dotados, al alcance de los ciudadanos más
pobres; y el cuarto punto es la utilización de medios modernos para la
gobernabilidad de la ciudad. Mediante tecnología, y desde un centro
informático, es posible visualizar y controlar el tráfico en toda la ciudad,
aún estando lejano. Paes nos ofrece una conferencia desde Los Ángeles, muestra
a sus directores en el control del sistema de vigilancia del tránsito en Rio,
donde todos los autobuses están equipados con GPS lo que permite posicionarlos
las 24 horas del día.
Curitiba,
Brasil, la ciudad verde de América.
Por
último, tenemos el ejemplo de Jaime Lerner, arquitecto y ex alcalde que
“reinventó” a Curitiba (Brasil), con su motto “la ciudad no es un problema, es
una solución”. Curitiba cuenta con 52 m2 de áreas verdes por habitante, una de
las más altas del mundo (las Naciones Unidas recomiendan 16 m2 por persona) y
dispone de un transporte público eficiente y moderno, que integra buses y
metro. Y acuñó el término “acupuntura urbana” para expresar como deben ser
hechos los desarrollos. Una de las lecciones que se aprende de esa experiencia
es que si se pasa demasiado tiempo en la planificación, los cambios siempre
están a destiempo, pues las ciudades pueden mutar muy rápidamente. Lerner
asegura que en tres años se puede cambiar completamente una urbe agotada por otra
moderna, verde, sustentable y con buena vida para sus ciudadanos. En especial,
los planes deben dejar de ser políticos, debe haber continuidad cuando hay un
cambio de gobierno y deben respetarse los planes y proyectos anteriores si han
demostrado ser útiles y eficaces.
Vale la pena ser tomar en cuenta estas
experiencias que nos presentan numerosos alcaldes de grandes y pequeñas
ciudades.
Autobús
típico de Valencia, Venezuela
En
Valencia (Venezuela), sería preciso integrar el sur descuidado, pobre y mal
atendido con el norte bien equipado, relativa eficiencia en los servicios,
buenas vías, lugares de esparcimiento, algunos parques (grandes y pequeños) y
donde habita en edificios, quintas y casas una buena parte de la ciudad. Se
debe dotar a la ciudad de un sistema de tránsito moderno y eficaz, con rutas
estables, unidades de transporte modernas y unificadas; de espacios para el
esparcimiento, parques, museos y lugares de recreación en especial en las zonas
más depauperadas. Todo ello para acabar con la dicotomía norte-sur. Y desde
luego, mejorar la seguridad para que desaparezca el temor a salir de noche bien
sea a una sala de cine, a tomar unas copas o una taza de café o un helado.
Autobús
típico, Valencia (España)
Desde
luego, la contraparte a estas aspiraciones está en la recaudación fiscal.
Muchos de los objetivos planteados pudieran ser solucionados si existiera un
sistema de impuestos federalizados que permitiera a las comunidades hacer uso
autónomo de los tributos de todo tipo (IVA, ISLR, sucesiones, inmobiliarios,
etc.). Vale la pena señalar que en los ejemplos arriba mencionados, las
ciudades contaban con sistemas federales que les facilitó la puesta en marcha
de los mismos. A eso hay que agregarle audacia, inteligencia y visión de
futuro; pero sobre todo, voluntad política.
La
mesa está servida: ¿Quienes serán los alcaldes que lleven a cabo la
modernización de nuestras ciudades?
@mmegias
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