Después del derrumbe electoral del 16D,
muestra del proceso de descomposición política por el vaciamiento ideológico de
los partidos, inclusive aquellos con otrora sólida implantación en la clase
obrera y las luchas democráticas, donde la
reflexión colectiva no existe, o por lo menos no lo han hecho en
consonancia con el reclamo social, con las demandas populares; así llegamosal
2013, sin una base política sólida para luchar frente a un chavismo que
naufraga en las formas más penosas del cretinismo legalista ante la
incertidumbre presidencial y una infraestructura de poder diseñada para matar
la democracia, por ello se hace imprescindible la formulación de un pacto
político emergente, donde la ciudadanía tenga participación activa para
realizar un análisis exhaustivo sobre nuestra realidad actual, tomando en
cuenta que los ciudadanos somos agentes necesarios para la creación de un nuevo
paradigma político que llene las expectativas de la sociedad del futuro.
O nos
avocamos a una nueva cultura política o vamos hacia el abismo y el caos de la
dictadura eterna.
En Venezuela se ha consolidado una clase
política inescrupulosa, amoral, con una
vocación autoritaria, que amenaza seriamente a la república por estar
desprovista de contrapesos, formas de fiscalización y control, que desconoce de
modo constante y grosero a la institucionalidad del estado de derecho y a la sociedad civil que
le adversa.Estas prácticas autoritarias han creado un ambiente donde predomina
la incultura de la imposición, la discriminación por encima del diálogo y el
atropello a la ciudadanía, razón por la cual hoy más que nunca se impone una
voluntad política activa y decidida a detener el retroceso democrático y la
aniquilación de la dignidad ciudadana.
Para lograr un pacto efectivo y no efectista,
es necesario deponer las actitudes divisionistas y de fragmentación, causa del
desinterés en amplios sectores populares.
Las fuerzas políticas, sociales y
económicas, sin perder ninguna su independencia, su identidad ideológica ni sus
principios, serían mucho más fuertes e influyentes si fueran capaces de unirse,
si se pusieran de acuerdo sobre las cosas importantes que hay que hacer ahora
para defender al país y dejar las discrepancias sobre otros temas para más
adelante.
“...y la verdad es que nosotros no podemos pensar, en estos momentos precisos, en organizar una acción violenta que venga de los cuarteles a la calle, porque la inmensa mayoría de los oficiales afectos a las ideas democráticas han sido dados de baja, o no tienen mando de tropas, o están en la cárcel o el destierro, o traicionados por el tirano. Si no es posible organizar una acción de este tipo, no nos queda como posible sino la acción popular de masas, constante, valiente, perseverante. Esa acción debe ser conducida hacia una encrucijada en que ya no sea tolerable por el país la existencia de un régimen de usurpación, y la cólera popular se exprese en forma tan avasallante que ya no puedan detenerla las bayonetas”. Rómulo Betancourt. 1954.
Feliz año 2013.
ffacchinb@gmail.com
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